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miércoles, 23 de septiembre de 2015

[A vuela pluma] Fernando Trueba o el seudoprogresismo de salón y papel cuché



Fernando Trueba


"Ni cinco minutos de mi vida me he sentido español", ha dicho nuestro afamado cineasta, Fernando Trueba, justo en el momento de recibir el Premio Nacional de Cinematografía de manos del ministro de Educación, Cultura y Deportes del gobierno de España. Nada que objetar, por supuesto, a sus declaraciones. Está claro que nadie puede obligar a una persona a sentirse cómoda con su nacionalidad ni con su vida. Sean cuales sean sus razones. Quizá podrían calificarse, en el mejor de los casos, como inoportunas por el momento y lugar elegidos para pronunciarlas. En el peor, como cínicas, por recoger un premio, y su compensación económica, que le otorgan los ciudadanos de un país que él, presume de ello, desprecia.

No tengo más remedio que reconocer que me resulto concernido por la respuesta que su actitud y su discurso ha recibido de otro cineasta español, menos conocido, menos premiado, y como dice el propio autor de la "Carta abierta al director de cine Fernando Trueba", Fernando López-Mirones, menos bueno (cinematográficamente) que él. Me sumo a ella.

Con todo respeto hacia su persona, eso siempre por delante, sus declaraciones me parecen absolutamente desafortunadas; más propias de ese seudoprogresismo de salón y papel cuché tan al uso en ese mundillo artístico en el que el señor Trueba se mueve. Y hablando de artistas, me gustaría suponer que los huesos de Picasso y Buñuel se estarán revolviendo en sus tumbas ante tamaño dislate, ellos, que ni en las peores circunstancias personales, jamás se plantearon renunciar a su condición de españoles. Y eso que Francia les abría sus puertas y su corazón sin pensárselo un momento.

¡Con lo sencillo, honesto y pundonoroso que le hubiera resultado al señor Trueba renunciar al premio (y a su compensación económica), si tan incómoda le resulta su condición de español! Otros muchos españoles, tan significativos o más que el señor Trueba lo han hecho antes, como Javier Marías, al negarse a recibir el Premio Nacional de Literatura, disconforme este no con su nacionalidad, sino con el gobierno que se lo otorgaba.

Lo hecho por Fernando Trueba me lleva a recordar a tres insignes figuras de la cultura europea, sin desdoro alguno para Trueba, mucho más importantes y famosos que él, y presumiblemente en sus antípodas ideológicas: Louis-Ferdinand Céline, Martin Heidegger y Knut Hamsun, en los que cabría ejemplificar eso que se dice sobre el "que puedes ser un genio, un intelectual de prestigio, un gran artista, un escritor excelso, un cualificado puntal en tu profesión, y... un absoluto gilipollas como persona".

Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt 




P.Picasso, L.Buñuel, J.Marías, L.F.Céline, M.Heidegger y K.Hamsun





Entrada núm. 2451
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

jueves, 21 de abril de 2011

Louis Ferdinand Celine. Un diamante negro como el Infierno