ABRIR LA TIERRA
Porque el aire y la luz conocen
el don y la fértil sembradura de la tierra,
purifican y propician
lo crucial de la vida,
la sazón de la espera.
El topo humano nunca olvida
la condición raigal del humus,
su liquen necesario,
ni descarta el prodigio de los olores únicos,
la prevalencia de la sombra.
Ansía, sin más,
renacer en su respiro.
Darse de alta del silencio.
Vivir.
Habilitar sin más su letanía.
LUIS RAMOS DE LA TORRE (1956)
poeta español


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