miércoles, 2 de julio de 2025

DE LAS ENTRADAS DEL BLOG DE HOY MIÉRCOLES, 2 DE JULIO DE 2025

 






Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz miércoles, 2 de julio de 2025. Si en el futuro no llegan a perderse el interés por la historia ni el pensamiento crítico, quizás será un motivo de asombro la facilidad con que las generaciones que ahora viven se rindieron al despotismo y a la irracionalidad porque los autócratas ejercen una seducción infalible, y aunque Trump no es Hitler ni Mussolini, no creo que sea mucho menos peligroso para el mundo, afirma en la primera de las entradas del blog de hoy el escritor Antonio Muñoz Molina. En la segunda, un archivo del blog de julio de 2020, el periodista Alfonso Armada afirmaba que el periodismo no puede renunciar a la precisión, exactitud y brevedad que le enseña la poesía. El poema de cada día, en la tercera, es hoy del poeta español Leopoldo Panero, se titula España hasta los huesos, y comienza con estos versos: Tu dulce maestría sin origen /enseñas, Federico García Lorca;/la luz, la fresca luz de tus palabras,/tan heridas de sombra. Y la cuarta y última, como siempre, son las viñetas de humor, pero ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν" (toca marchar); volveremos a vernos mañana si las Euménides y la diosa Fortuna lo permiten. Sean  felices, por favor. Tamaragua, amigos míos. HArendt















DE UN MATÓN BARRIOBAJERO

 






Los autócratas ejercen una seducción infalible. Trump no es Hitler ni Mussolini, aunque no creo que sea mucho menos peligroso para el mundo, afirma en El País [Nada más fácil, 28/06/2025] el escritor Antonio Muñoz Molina. Si en el futuro no llegan a perderse el interés por la historia ni el pensamiento crítico, quizás será un motivo de asombro la facilidad con que las generaciones que ahora viven se rindieron al despotismo y a la irracionalidad, comienza diciendo Muñoz Molina. Será un desconcierto parecido al que nos viene provocando a muchos de nosotros la capitulación de los ciudadanos y las instituciones alemanas en los pocos meses que siguieron al nombramiento de Hitler como canciller en la república de Weimar, en un Gobierno en el que los nazis ni siquiera eran mayoría. Menos recordada fuera de Italia, aunque no menos chocante, fue la pasividad con que el Parlamento, la clase política burguesa, la monarquía y la Santa Sede, se rindieron ante la Marcha sobre Roma de Mussolini y sus camisas negras, un despliegue como de coro de ópera que carecía de la marcialidad y el empuje sugeridos por su título. Gracias a las tecnologías de la mentira de masas, que estaban viviendo su primera edad de oro gracias al cine y a la publicidad, a Mussolini y los suyos se les vio caminar hacia Roma con una determinación de legionarios del Imperio, con botas militares y pantalones inflados de caballería, con pechos fortalecidos por la gimnasia y el canto de los himnos. En realidad, Mussolini hizo gran parte del viaje en coche cama, mientras sus esbirros se dedicaban a asaltar casas del pueblo y redacciones de periódicos y a asesinar sindicalistas y militantes de izquierda. Incluso en la Rusia de 1917, la épica de la toma revolucionaria del poder, el asalto a los cielos que todavía invoca entre nosotros algún desnortado con vanidades leninistas, fue sobre todo un invento retrospectivo de las películas de Eisenstein. Lo único que derribaron por las armas los bolcheviques fue una débil tentativa de democracia parlamentaria en la que los resultados de las primeras —y las últimas— elecciones libres les otorgaban una representación muy limitada.

Salvo que haya una invasión militar abrumadora, un Estado no lo derriba nadie: se rinde, se disuelve, se debilita y corrompe a sí mismo. En París, en la primavera de 1940, a Manuel Chaves Nogales lo desconcertaba día tras día el modo en que un país en apariencia tan solvente como la Francia de la Tercera República se precipitaba en el derrotismo y se desgarraba en enconos políticos incluso antes de que empezara la invasión alemana. Cuatro veranos antes, en Madrid, Chaves Nogales había sido testigo de cómo el heroísmo popular y el arrojo de los voluntarios de las Brigadas Internacionales habían contenido a las puertas mismas de la ciudad el asalto de las tropas de Franco. Cuando los alemanes entraron en París, en junio de 1940, nadie les ofreció la menor resistencia, y los guardias de tráfico ayudaron a facilitar el paso de los Panzers. Un Estado imponente se derrumbó en la confusión y en la huida. Uno de los ejércitos mejor equipados del mundo se disolvió en una sucesión de batallas perdidas sin lucha, en grandes masas de soldados desorientados y cautivos.

En enero de 1933, en Alemania, había partidos de centro y de izquierda muy arraigados, con millones de militantes y de votantes, y combativos sindicatos de clase, y hasta milicias armadas, comunistas y socialdemócratas. Y había también cuerpos administrativos y jurídicos que protegían el imperio de la ley, universidades de gran tradición humanista y científica, instituciones culturales que preservaban y difundían un patrimonio incomparable en la literatura, las artes y la música. Bastó una represión mínima y muy selectiva para que la judicatura, la Administración pública, los medios, las instituciones culturales, la ciudadanía, se sometieran primero con mansedumbre y luego con entusiasmo a un poder bestial que jamás disimuló la crueldad con que expulsaba o aniquilaba a sus víctimas: izquierdistas, judíos, artistas “degenerados”, homosexuales, gitanos. Durante años se dio por sentado que la maquinaria represora de la Gestapo era tan poderosa que hacía invisible cualquier disidencia. Cuando por fin se abrieron sus archivos, se descubrió que en realidad no tenía muchos agentes, y que sus fuentes principales de información eran las denuncias de ciudadanos con afán colaboracionista. Tampoco la cultura fue un antídoto contra la barbarie. Uno tiene la imagen del nazi bruto y callejero, el gamberro lumpen que tira al suelo de una patada a un judío viejo. Lo cierto es que en las SS había un número muy considerable de doctorados universitarios.

Hay un triste impulso de bajeza en la condición humana que muchas veces le hace admirar la brutalidad y ponerse de su parte en vez de resistirla o enfrentarse a ella. Donald Trump lleva meses saltándose las leyes de su país y toda normativa internacional que se le ponga por delante, pero cuando ataca a los jueces que no se someten a su capricho no hay una protesta masiva de la judicatura, y cuando ordena que los agentes de inmigración con la cara tapada detengan a la gente por la calle y la arrastren a coches sin identificar, para llevarlos a lugares de detención en los que desaparecen sin rastro, no hay policías que se nieguen a cumplir esa tarea infame y fuera de la ley. Tampoco hay congresistas ni senadores republicanos que protesten cuando este fantoche beodo de sí mismo usurpa el derecho exclusivo del Congreso a declarar la guerra; y ni siquiera los congresistas y senadores demócratas levantan un escándalo que estuviera a la altura de esta usurpación.

Los autócratas ejercen una seducción infalible. Hitler y Mussolini tuvieron mucho prestigio en la clase dirigente británica y en el Partido Conservador, que para congraciarse con ellos le entregaron Checoslovaquia y sabotearon cualquier ayuda a la República española. Trump no es Hitler ni Mussolini, aunque no creo que en este momento sea mucho menos peligroso para el mundo: pero la bajeza de lacayo con que el secretario general de la OTAN le ríe las gracias y le halaga su monstruosa vanidad es un espectáculo denigrante para cualquier europeo, y también una prueba de esa facilidad con que es posible acomodarse a la sumisión. Ver a Pedro Sánchez solo, en una esquina de la foto, con esos pómulos huesudos que tiene ahora, y el cuello enflaquecido y tenso emergiendo del cuello de una camisa que le está cada vez más ancho, es toda una advertencia sobre el peligro de quedarse apartado en momentos de unanimidades y adhesiones con el líder supremo, al que se obedece no por miedo, ni por cobardía, sino por el gusto de obedecer, y de no quedarse atrás en la sumisión colectiva, en el ritual de los selfis jubilosos, la risa exagerada ante las bromas del gran caudillo del imperio, el líder del mundo libre, que puede igual ensalzarlos que humillarlos: que hiciera público el bochornoso mensaje privado que le envió el secretario Rutte es una de esas bromas que los autócratas y los capos mafiosos se complacen en gastarles a sus subordinados más incondicionales.

En 1941, ya en el exilio, Bertolt Brecht escribió una farsa, La resistible ascensión de Arturo Ui, en la que los dirigentes nazis eran representados como gánsteres de los mercados y los mataderos de Chicago. Ahora la historia se da la vuelta, y la parodia se exagera más allá de la imaginación de Brecht, porque en trono del mundo se sienta un aspirante a autócrata que en sí mismo es una parodia de los mobsters de los barrios exteriores de Nueva York de los años ochenta, un imitador, en los abrigos enormes, la extravagancia capilar, la obsesión mediática, del difunto John Gotti, que salía en las portadas de los tabloides sensacionalistas con tanta frecuencia como Trump. El acento, el tono, con que Trump dice “They don’t know what the fuck they’re doing” son idénticos a los de aquellos mafiosos. Pero sus amenazas son bastante más letales, y sus comparsas en Estados Unidos y en Europa, todavía más serviles. Antonio Muñoz Molina es escritor y miembro de la Real Academia Española.



















[ARCHIVO DEL BLOG] PERIODISTAS. PUBLICADO EL 11/07/2020











El periodismo no puede renunciar a la precisión, exactitud y brevedad que le enseña la poesía, afirma en el A vuelapluma de hoy [Contar el mundo. El País, 3/7/2020] el periodista y presidente de la sección española de Reporteros Sin Fronteras, Alfonso Armada. La poesía, como epígrafe, -comienza diciendo Armada- podría servir para un suplemento cultural (vitaminas añadidas al cuerpo cordial y a menudo tan poco cabal de las noticias) y para una lápida. Y, sin embargo, para que los periódicos no se nos caigan literalmente de las manos deberían acertar a mezclar la preciosa sintaxis de la poesía, su exactitud helada, con la banda sonora de los hechos. ¿Otro gallo nos cantaría?
Homero. Maite Larrauri se ha pasado la vida enseñando filosofía a bachilleres, por eso escribe con una claridad que no deslumbra. Hablando de Simone Weil y de la guerra, Larrauri se remonta a Homero. De la Ilíada escribió Weil que es un documento de excepción porque no emana de los vencedores. He aquí la exégesis de Larrauri con Weil en el retrovisor: “La equidad con la que son tratados los griegos y troyanos hace imposible deducir la nacionalidad de Homero. En el poema no se admira, ni se desprecia, ni se odia a ninguno de los bandos. Todo lo que la guerra destruye le parece al poeta digno de ser lamentado”. ¿Eso aprendieron Walter Cronkite (de quien nunca se supo a quién votaba en los comicios estadounidenses) o John Hersey (cuya Hiroshima sigue siendo una crónica en la estela de Homero)?
Orwell. Los libros duran más que los periódicos. Y que las páginas web. Aunque aseguran que la memoria digital nos sobrevivirá. ¿Para uso de robots? Me reencuentro con un artículo que el reportero estadounidense George Packer escribió en Letras libres en abril de 2017. Hablaba de las lecciones que aprendió de George Orwell. Recuerda que la neutral suele ser mala escritura y que “la neutralidad no es necesariamente el objetivo que tendría que tener el periodismo”, porque neutralidad “no es lo mismo que la independencia, la imparcialidad, la honestidad”. El chivato rojo que tengo al lado del teclado se ha encendido al tratar de periodismo. Vale. Dos acotaciones para avanzar en medio de la maleza textual. Dice Packer: “Todo periodista que no es simplemente un escritorzuelo profesional, o un funcionario, o un francotirador, no solo debería leer literatura, sino que debería aspirar a escribirla”. (Recordemos que Albert Camus no recibió el Nobel por sus escritos periodísticos, pero sí Svetlana Alexiévich y empezó así a quebrar el abusivo canon de la novela. Ojalá). Y una cita más del retorno de Parker a Orwell: “La desaparición de los hechos en el periodismo y en la política es un desastre, porque ya no tenemos un marco común con el que todos estemos de acuerdo antes de empezar nuestras feas discusiones”. Esto serviría para esta hora fatigosa de España, un país extremadamente fatigoso, entre otras cosas por la retórica del bosque que impide ver los árboles de los hechos, y la imposibilidad (que tanto ha lamentado Aurelio Arteta) de convencer a alguien con datos y argumentos impecables.
Celan. En octubre de 1960 el poeta Paul Celan agradeció la concesión del premio Georg Büchner y dijo algo que se sigue oyendo: “Es cosa habitual reprocharle a la poesía su oscuridad”. Él, que no es un poeta fácil, que exige mucha atención por parte del lector, se refiere a “la oscuridad adherida a la poesía en función de que se produzca un encuentro, una oscuridad desde una lejanía o extrañeza”. Habla de que esa oscuridad, como el silencio, es una forma de enmudecer ante el dolor, la ininteligibilidad del sufrimiento, del exterminio, de la violencia inusitada. La oscuridad, en ese sentido, trata precisamente de leer, de pronunciar ese mundo. En el caso de Celan hasta el punto de cortarse la lengua, de suicidarse. A la poesía no le podemos pedir lo mismo que al periodismo. Pero tampoco le pidamos al periodismo que se olvide de la belleza y de la precisión, de la exactitud, de la brevedad, de la intensidad que puede proporcionarle la poesía. Porque ante el dolor de los demás, y a la espera de la justicia que ponga fin a la impunidad, que muchas veces tarda una vida en llegar, o no llega nunca, que la dignidad de las víctimas alcance al menos un gramo de eternidad y de consuelo en la belleza de la sintaxis, en esa duración. Poesía, tal vez.
Forché. La poeta estadounidense Carolyn Forché recibió en Encinitas, California, la inesperada visita de un hombre que venía conduciendo desde El Salvador con sus dos hijas. Leonel Gómez Vides sabía de ella porque la mujer había traducido a su compatriota Claribel Alegría. Consiguió persuadirla para que le acompañara a El Salvador, donde se tejía una guerra civil, pese a que ella le dijo que no era periodista. Pero él le respondió que no necesitaba un periodista, sino un poeta. “Hay que ser capaz de ver el mundo tal como es, de ver cómo está compuesto, y hay que ser capaz de contar lo que uno ve”. Con frases de esa estirpe se la ganó. Ahora lean, por favor, Lo que han oído es cierto. Testimonio y resistencia, que acaba de publicar Capitán Swing, y verán cómo para contar mejor el mundo es bueno que las botas del periodista lleven un poeta dentro de los ojos. En El Salvador ella aprendió, entre otras cosas, cuánto pesa una cabeza humana".
A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de los autores cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt

















DEL POEMA DE CADA DÍA. HOY, ESPAÑA HASTA LOS HUESOS, DE LEOPOLDO PANERO

 








ESPAÑA HASTA LOS HUESOS


La canción
que nunca diré,
se ha dormido en mis labios.
La canción,
que nunca diré.

F.G.L.

Tu dulce maestría sin origen 
enseñas, Federico García Lorca;
la luz, la fresca luz de tus palabras,
tan heridas de sombra.

Tu empezado granar, tu voz intacta
tu sed desparramada hacia las cosas,
tu oración hacia España, transparente
de verdad, como loca.

Tu intimidad de sangre como un toro;
tu desvelada esencia misteriosa
como un dios; tu abundancia de rocío;
la ebriedad de tu copa.

Por la anchura de España, piedra y sueño,
secano de olivar, rumor de fronda,
cruzó la muerte y te arrimó a su entraña
de fuente generosa.

... De valle en valle su cansancio tienden
viejos puentes que el cielo desmorona,
sosiego denso del azul manando,
resol de loma en loma.

Las bravas sierras; los sedientos cauces;
el alear de España a la redonda;
granito gris entre encinares pardos,
bajo la luna absorta.

Ligeros jaramagos amarillos,
movidos por el aire, la coronan
de paz, mientras sacude sus entrañas
seco aullido de loba.

... Noticias han venido de las torres
del Genil y del Darro y una ignota
dulzura se apodera de mi pecho
como en viviente forma.

Así desde la Alhambra caen las aguas,
el sonido de un árbol que se corta,
el rumor de los pájaros ocultos,
al empezar la aurora.

Hacia dentro la música deslumbra, 
como un abrazo, mi tristeza, en ondas
de amor que por el alma se dilatan, 
y mis palabras rozan.

Temblor de ti mi pensamiento tiene
mientras fluye en mi verso gota a gota,
la sorpresa, el dolor de recordarte
trágicamente ahora.

Noticias han venido de los árboles
cortados por el hacha sigilosa,
y han venido rumores de la hierba,
y del bordón, la nota.

Cantaste lo dormido de tu raza;
la nieve insomne de tu infancia toda:
la historia que es amor, y hasta los huesos
España, España sola.

El dolor español de haber nacido;
la pena convencida y española
de abrir los ojos a la seca brisa
que cruje en la memoria.

Cantaste la ribera apasionada,
la santa piel de fiera que se agosta,
el yermo de ansiedad, la tribu íbera
que hace del pan limosna.

Tú eras como una mano con rocío
llena de amor, de plenitud, de sobra;
de simiente de España; de hermosura
que en el surco se arroja.

Tú eras la lengua alada del espíritu
y el gozo vegetal; la fe que ahonda
su primera raíz en la mañana
adánica, en la obra

tierna de Dios, reciente todavía,
acabada en pecado, en carne fosca
de pecado, en tristeza que se oculta,
desamparada, en otra.

En tu rincón de sed y de preguntas
hacia Dios te levantas en persona
desde la noble mansedumbre lenta
que la tierra atesora.

Te levantas; te pones en Sus manos;
te acuerdas en Sus ojos; te perdonas
en Su mirada para siempre, tiemblas
en Su amor; muerto, lloras.

Del beso abandonado, de la risa,
solo conservas la tristeza atónita,
el impulso de amor que te llevaba
como el viento a las hojas.

Cantaste la locura genesíaca,
el brio del dolor, la gente honda
donde suena la muerte y bebe el hombre
quietud de la amapola.

Tu verso es chorro puro de agua virgen,
sagrada juventud que no se agota;
frescor de un dios perenne en la ceniza,
tu afán mortal reposa.

Buscaste en las palabras lo imposible:
su hueso de fantasma, su sonora
cuerda interior de agua, su silencio:
la verdad que no nombran.

De ramos que se olvidan; de sonrisas
con humedad antigua en la corola;
de nombres en insomnio para siempre,
la realidad se colma.

Huele tu verso a madreselva fresca, 
a ruiseñor en vuelo, a luz remota,
a musgo de guitarra, a sufrimiento
de azogue que se borra.

Canta tu verso en el sonar del trigo,
como al reír el corazón se agolpa;
y su aroma desprenden las violetas
si tú las interrogas.

Hablas tras un temblor, como los niños,
como la piel delagua, como doblan
su cansancio los juncos por la tarde,
de la corriente en contra.

Hablas, hablas, relumbras en tu dicha,
como el astro desnudo que se moja
de pura inmensidad en las regiones
de azul ternura cósmica.

Hablas de la vejez que hay en el agua;
en las flores y el hombre; en lo que importa
más de verdad al pensamiento vivo
beber, puesta la boca

en el profundo manantial del alma,
en la bullente claridad incógnita
de lo que está en nosotros olvidado
de su origen y gloria.

Allí, temblando hacia el amor caído,
hacia la gran raigambre silenciosa
del instinto, hacia el árbol de la ciencia,
remejido en zozobra

de humana sed, el hálito bebiste
de Dios, el orden puro, la armoniosa
delicia, la unidad sin la materia,
dulce también otrora.

Asú cuando en la gracia del verano
florece ensimismada la magnolia,
voluptuosamente su fragancia
los sentidos transporta.

Y así en tu corazón está sonando, 
sonando está la soledad hermosa
de España: el agua, las tendidas mieses
que el sol eterno dora.

Voluntad dionisíaca, amor continuo,
montana de dolor, edad de roca;
de olivo prieto el corazón juntando
su reciedumbre añosa.

Como el humo cruel del sacrificio
arde en Dios tu recuerdo, y cuanto toca
ensombrece de angustia sobre España,
y en tu rescoldo sopla.

... Tú eras nieve en el viento, nieve negra,
nieve dormidamente poderosa,
nieve que cae en remolino triste,
como sobre una fosa.

Cantaste la tristeza inexorable,
la muerte que cornea a todas horas,
la vasta estepa donde el hombre ibero
desdén y fuerza toma.

Un poco de rocío entre las manos
queda solo de ti, como en la órbita
de la estrella el deleite, mientras suena
muerta la tierra sorda.

Del tiempo, al despertar, no recordabas
más que un vago perfume sin escoria;
un tremendo latido de esqueleto
que se seca en la horca.

Viviste hundido en la hermandad del mundo,
en el fluir del agua que no torna, 
en la terrible primavera viva,
como una amarga esponja.

Tu abundancia vital esconde dentro
zumo apretado de granado roja,
y sabor en los labios de una fiebre
secreta y melancólica.

Viviste en la alegría de ti mismo
y la espina sentiste de tu propia
soledad, la más íntima ternura,
la ausencia más recóndita.

Golpeado de penumbra, golpeado
levemente por alas de paloma,
contaste la nostalgia de Granada
cuando el sol la abandona.

Cantaste de ignorancia estremecido,
trémulo el corazón de mariposas, 
salobre el pensamiento, y la palabra
como un inmenso aroma.

En la humedad celeste de tus huesos
la pasión de la tierra cruje rota,
y la vejez de tu hermosura viva
desde Dios se incorpora.

Secreto en la ebriedad de tu deseo,
hundido en el azul como la alondra,
cantastes en el amor que perpetúa
lo que la edad deshoja.

Tu canción se levanta de la muerte;
tu voz está en el agua y en rosa;
tu sustancia en el son de la madera,
y en el viento de tu historia.

Eternamente de la España ida,
que el alma sabe cuanto más la ignora,
de la España mejor nos trae tu canto
sal de Dios en la ola.

Tu dulce maestría sin origen
enseñas, Federico García Lorca;
la luz, la fresca luz de tus palabras,
tan heridas de sombra...




LEOPOLDO PANERO (1909-1962)
poeta español





















DE LAS VIÑETAS DE HUMOR DE HOY MIÉRCOLES, 2 DE JULIO DE 2025

 









































martes, 1 de julio de 2025

DE LAS ENTRADAS DEL BLOG DE HOY MARTES, 1 DE JULIO DE 2025

 





Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz martes, 1 de julio de 2025. ¿Por qué formamos parte de una entidad que parece estar al servicio de la industria militar de EE UU más que del resto de Estados?, se pregunta con toda la razón del mundo en la primera de las entradas del blog de hoy la escritora Nayat El Hachmi. La segunda es un archivo del blog de junio de 2015 en el HArendt opinaba sobre la Transición española a la democracia. Para unos, la Transición, abarca desde la caída de Arias Navarro como presidente del gobierno, el 1 de julio de 1976, hasta la investidura para el mismo cargo de Felipe González, el 2 de diciembre de 1982. Para otros, entre los que él se encuentra, es el periodo que va del 22 de noviembre de 1975, con la subida al trono del rey Juan Carlos I, a la aprobación por referéndum de la Constitución, el 6 de diciembre de 1978. El poema del día, en la tercera, se titula España, es del poeta Enrique Azcoaga, y comienza con estos versos: Cuando el viajero ciego te recorre/negándote por torpe o por malsana/manía de no ver claro, descubro/lo que hay en ti de alba. Y la cuarta y última, como siempre, son las viñetas de humor, pero ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν" (toca marchar); volveremos a vernos mañana si las Euménides y la diosa Fortuna lo permiten. Sean  felices, por favor. Tamaragua, amigos míos. HArendt





















DE LA OTAN DE TRUMP

 






¿Por qué formamos parte de una entidad que parece estar al servicio de la industria militar de EE UU más que del resto de Estados?, se pregunta con toda la razón en El País [La OTAN de Trump, 27/06/2025] la escritora Nayat El Hachmi. Quienes nos convertimos en ciudadanos después de 1986 ni siquiera tenemos el amargo consuelo de haber dicho que ‘no a la OTAN’, comienza diciendo El Hachmi. No hemos sido nunca preguntados sobre nuestra opinión acerca de la pertenencia de España a esta organización internacional. En estos días en los que vemos a Rutte hacerle la pelota de un modo descarado y vergonzoso a Donald Trump nos preguntamos qué hacemos ahí. ¿Por qué formamos parte de una entidad que parece estar al servicio de los intereses de Estados Unidos más que del resto de Estados?

Me dirán los entendidos en la materia que qué barbaridad estoy pronunciando, que si no me doy cuenta de la importancia estratégica que tiene pertenecer a una alianza clave desde el punto de vista de la seguridad. La lógica militarista lleva tiempo imponiéndose, ridiculizando cualquier visión crítica con el belicismo tachándola de naíf. Quienes no creemos que las armas puedan ser en ningún caso la solución a los conflictos, somos a menudo caricaturizados y presentados como ingenuos que no entienden el funcionamiento del mundo.

Lo cierto es que analizado fríamente la lógica de la fuerza, la violencia y la destrucción es de todo menos lógica. No tiene ningún sentido pretender solucionar las disputas mediante el uso de las armas. No hay más que mirar a Gaza, a Irán, a Ucrania, a los escombros de guerras pasadas. Pero es que además, en lo que se refiere a la exigencia de Donald Trump de subir el gasto en defensa hasta 5 %, el objetivo, lo vemos hasta los que somos de letras, no es precisamente la seguridad y la defensa, sino aumentar los ingresos del complejo industrial-militar, algunos de cuyos jefes son cercanos al presidente de EE UU. ¿Por qué el 5 % y no el 4 o el 7 o el 20? Es una cifra que se saca de la manga y que no tiene nada que ver con ninguna estrategia clara. El objetivo no es que gastemos más, sino que le compremos más armamento.

Ante esta actitud colonialista, imperialista, como europea me pregunto ¿dónde están nuestras instituciones? ¿Por qué no hay una oposición más clara y contundente desde las organizaciones supranacionales en las que estamos en base a unos valores comunes que incluyen el de la paz? Hoy más que nunca, Europa debería erigirse como una entidad política defensora de los derechos humanos y la diplomacia. En vez de eso se traiciona a sí misma no cortando relaciones con Israel, siendo tibia con el genocidio, y doblegándose al narcisista nihilista que siembra el caos en el mundo a base de pataletas y embustes. Y que yo sepa ningún español le ha votado. Nayat El Hachmi es escritora.
















[ARCHIVO DEL BLOG] RECUERDOS DE LA TRANSICIÓN. PUBLICADO EL 08/06/2015











Periodizar la Historia para su estudio y mejor comprensión no es tarea en la que todos los historiadores coincidan, al menos en determinar las fechas de  inicio y final de los respectivos periodos. Por poner un ejemplo, la Historia Universal suele dividirse en "Edades" y es mayoritariamente aceptada la que establece la duración de la Antigua, entre la aparición de las primeras sociedades urbanas hasta la caída del Imperio Romano de Occidente ante los bárbaros en el año 476 d.C.; la Media, desde esa fecha a la caída de Constantinopla en poder de los turcos en el 1453 de nuestra era; la Moderna, desde 1453 hasta la Revolución Francesa, en 1789; y la Contemporánea, desde 1789 a 1945, con el final de la II Guerra Mundial. El periodo que abarca de 1945 hasta la fecha comienza a denominarse, sin acuerdo unánime entre los historiadores, como "Época actual". 
En la Historia de España esas fechas varían en función de acontecimientos locales: la edad Antigua termina en el año 711 d.C., con la invasión musulmana de la Península Ibérica; la Media en 1492, con la conquista de Granada y el descubrimiento de América; la Moderna, con el inicio de la Guerra de Independencia en 1808; y la Contemporánea, con el final de la dictadura franquista en 1975.
Esas divergencias se extienden, lógicamente, también a hechos concretos o periodos de la historia mucho más cortos temporalmente. Otro ejemplo es el de la Transición a la democracia en España después de la muerte de Franco. Para unos, la Transición, o lo que se ha dado en llamar así, abarca desde la caída de Arias Navarro como presidente del gobierno, el 1 de julio de 1976, hasta la investidura para el mismo cargo de Felipe González, el 2 de diciembre de 1982. Para otros, entre los que me encuentro, la Transición a la democracia en España es el periodo que va del 22 de noviembre de 1975, con la subida al trono del rey Juan Carlos I, a la aprobación por referéndum de la Constitución, el 6 de diciembre de 1978.
En ese periodo que va de finales de 1975 a finales de 1978, hubo figuras políticas que asumieron un papel protagonista de primer orden. Sí, ya sé que la Historia la hacen en definitiva los pueblos, "haciendo" o "dejando" hacer, pero yo no tengo una especial predilección por los métodos marxistas de interpretación de la historia, así que, con todas las reservas, sigo creyendo que la Historia la personifican, simbolizan y la impulsan personas y nombres concretos, y por supuesto el Azar (o la diosa Fortuna) que también echa una mano de vez en cuando.
Entre las personalidades que ponen nombre y simbolizan el periodo conocido como la Transición española a la democracia, yo destacaría cuatro principalmente. Es una elección subjetiva, por supuesto, y pueden ustedes añadir a quienes estimen conveniente. Los tres primeros son de sobra conocidos por todos. Se trata del rey Juan Carlos I; el secretario general del Partido Comunista de España en aquel momento, Santiago Carrillo; el presidente del gobierno Adolfo Suárez; y un cuarto, que casi nadie recuerda ya y que jugó un papel fundamentalísimo en el tránsito de la dictadura a la democracia: Torcuato Fernández-Miranda, en aquellos momentos presidente de las Cortes y del Consejo del Reino. Solo el rey Juan Carlos permanece vivo. Pero los cuatro han entrado ya por derecho propio en la Historia de España.
Si quisiera destacar en algún hecho relevante el papel jugado por cada uno de los citados en la Transición, señalaría el impulso del rey forzando la dimisión como presidente del gobierno de Carlos Arias y designando como su sucesor a Adolfo Suárez, en aquel instante un absoluto desconocido políticamente, y que, para más "inri", ocupaba el cargo de secretario general del Movimiento. De este último, ya está todo -o casi todo- dicho, aunque si hubo un gesto que vale más que mil palabras sobre su valentía sería el del reconocimiento legal del partido comunista en unos momentos en que aquello suponía echarse encima a la práctica totalidad de la cúpula militar y  a todo lo que quedaba del "establishment" del antiguo régimen y sus valedores. De Santiago Carrillo no puedo menos que reconocerle la valentía, contra la incomprensión de la mayoría de los militantes del PCE, de reconocer y aceptar la monarquía y la bandera bicolor (la bandera secular de España) en momentos en que buena parte de los españoles dudaban -con razón- de la voluntad democrática del gobierno de Suárez y del propio Rey.
Del cuarto de los citados, Torcuato Fernández-Miranda (1915-1980), que fue vicepresidente del gobierno y ministro secretario general del Movimiento con Carrero Blanco, presidente de las Cortes y del Consejo del Reino entre diciembre de 1975 y junio de 1977, catedrático de Derecho Político, y profesor y preceptor del entonces príncipe Juan Carlos, se ocupa el escritor Arcadi Espada con motivo del próximo centenario de su nacimiento en un interesante artículo titulado "La gran política", que decía así: “Querido J: Este noviembre se cumplirá el centenario del nacimiento de Torcuato Fernández-Miranda. Me temo que para la mayor parte del pueblo ya debe de ser líquida carne de Wikipedia. La otra noche fui al Vips a por tabaco y vi que habían organizado un mural con libros sobre los dos reyes, padre e hijo. Tres expositores más allá, y a ras de suelo, entre uno de autoayuda y otro de humor chocarrero, estaba la biografía de Tfm, El guionista de la Transición, que acaba de publicar su sobrino-nieto Juan. Me empecé a subir por las paredes, porque mi vida actual se basa en el escalo, pero luego pensé: "Bueno, siempre fue así".

Siempre fue así, porque Tfm ejerció la gran política, y la gran política no tiene un relato fácil. Parte de las razones las explicaba Jorge Bustos el viernes, en el mejor artículo que ha escrito para este periódico donde te echo las cartas: "Yo ya sé que la discreción -como la responsabilidad- no es un concepto de moda, pero el pactismo la necesita como el metabolismo exige pausa, y como a ciertas urgencias fisiológicas les conviene la soledad". La cuestión es que Tfm vivió en una urgencia fisiológica permanente que fue la del paso de la dictadura a la libertad.

La gran política. La biografía del sobrino-nieto completa, tras Lo que el Rey me ha pedido, obra de su hija Pilar y de su sobrino Alfonso, el retrato del hombre que encarna la transición: es Tfm el que nos lleva de la ley a la ley. Dado que se trataba de pasar de la dictadura a la democracia el camino fue un prodigio. El prodigio de la transición española, remendones. La sorpresa es, sin falacia retrospectiva, que el camino ya lo trazara en 1947, y esta es una de las aportaciones del nuevo libro. Este párrafo sobre uno de sus importantes artículos en La Nueva España: "Según explica Torcuato, lo único común a la Historia de España es que los pasos de un régimen a otro siempre han sido por imposición y no por evolución, lo que ha supuesto constantes rupturas en la legalidad vigente: nunca se ha respetado la ley".

El gran momento de su fértil tautología política fue la inclusión de Adolfo Suárez en la terna que el Consejo del Reino entregó al Rey para que escogiera presidente, el 3 de julio de 1976. Creo que he leído todo lo relevante que se ha publicado en torno al laborioso procedimiento que Tfm puso en marcha para que Suárez pasara el filtro institucional del antiguo régimen. A los relatos aportados, primero por Gregorio Morán, y por Pilar y por Alfonso, se suma ahora el de la nueva biografía. Sigue habiendo algo al fondo que se me escapa. No quedó acta de la reunión y todo ha tenido que ser reconstruido mediante notas de algún asistente y testimonios orales. Sigo sin saber, por ejemplo, si el voto por parejas de familias ideológicas (tecnócratas, Movimiento, democristianos) fue una obligación explícita que puso Tfm al Consejo del Reino o un condicionante tácito. Llamé al biógrafo por si se me había escapado algún detalle:

-Es cierto que en los diversos relatos conocidos hay contradicciones. Y coincido en que todos los planteamientos que fue haciendo antes de las sucesivas votaciones no se conocen con detalle.

De la biografía, y de los otros buenos libros que tratan total o parcialmente sobre él, se deriva una conclusión interesante: Tfm trató el aparato legislativo del franquismo como si fuera el de una democracia. Hay una conversación con el Príncipe de 1969, cuando acababa de ser nombrado sucesor de Franco.

-Al jurar los Principios y Leyes Fundamentales, ¿no estoy adoptando una actitud falsa o al menos dando esa imagen?

-Al jurar las Leyes Fundamentales, las juráis en su totalidad. Por lo tanto, también juráis el artículo diez de la Ley de Sucesión, que dice que las leyes pueden ser derogadas y reformadas.

-Pero los Principios se declaran permanentes e inalterables.

-Es un artículo de esa Ley y ese artículo también es reformable, pues la cláusula de reforma no establece excepciones.

-¿Estás seguro de eso?

-Lo estoy.

La elección de Adolfo Suárez como presidente es, pues, la culminación de una obra política antigua y de gran calado. Suárez es el nombre que permite el viaje. Con Silva se daba el riesgo de que la ley no se moviese; con Areilza el de salirse de la ley. No digo, obviamente, que los hechos se hubiesen producido así. Los hechos hacen lo que les da la gana, siempre. Digo que este era el diseño de las cosas que trazó Tfm. Y que los hechos se ahormaron milagrosamente, como el sombrero con la cabeza. Hasta tal punto que los hechos consintieron en apartarle a él mismo del foco de la escena. Es improbable que Tfm no considerase la posibilidad de ser él mismo la cabeza de la operación y no solo su mecanismo. Pero supo entender que por diversas razones, entre ellas la edad y también la condición, de gran impacto psicológico, de haber sido el preceptor del Rey, su ambición era dificilísima.

La gran política tiene una insoslayable zona de sombra. La razón es que la política, como el dinero, del que es su gestor, se basa en la confianza y en su par, la traición. Pocos de sus contemporáneos entendieron a Tfm y supieron lo que estaba haciendo. Esto dio origen a incomprensiones tenebrosas. Destacó el diario El País, que lo trató siempre con un desprecio cuya injusticia e incompetencia aumentan día a día. Hay un editorial del 1 de junio de 1977, que lleva la marca de Javier Pradera, donde la desinformación y el resentimiento bailan una danza fascinante. Pero es comprensible. El primer número del diario El País mostraba a Areilza, el fuera de la ley, en su portada, aprovechando el curso del Pisuerga. Pronto habrá que ponerse a demostrar, querido amigo, cómo la transición se hizo a pesar del diario El País.

Al día siguiente de que se aprobara la ley de Reforma Política Suárez sacó a Tfm del presente y lo devolvió a su ensimismamiento intelectual, del que solo le sacaría la muerte. Normal. Un guión dura lo que tarda en decirse.Sigue con salud”.

Las maniobras de que se valió para forzar la inclusión del nombre de Adolfo Suárez en la terna de candidatos que el Consejo del Reino debía elevar al rey para designar de entre ellos al sucesor de Arias Navarro, narradas ya por extenso, y que Espada recrea de nuevo en su artículo, parecen más propias de un tahúr de la política que de un gran hombre de Estado. Pero la verdad es que, en algunas ocasiones, el fin justifica los medios, y hay que saber estar a la altura de estos. Y él supo estarlo.
De los cuatro personajes citados tuve el honor, hace ya cuarenta años de ello, de conocer y saludar personalmente a dos de esos cualificados protagonistas de la Transición española a la democracia: al presidente Adolfo Suárez y al rey Juan Carlos. Lamento no haber podido hacer lo mismo con Santiago Carrillo y Torcuato Fernández-Miranda. Mi agradecimiento, como ciudadano a todos ellos, y a todos los demás españoles anónimos que hicieron posible la transición española a la democracia en paz y sin derramamiento de sangre. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt