Dedicado a todos los niños del mundo
y muy especialmente a mis nietos
Gabriel, Guillermo y Saúl.
El camello se pinchó
con un cardo del camino
y el mecánico Melchor
Baltasar fue a repostar
más allá del quinto pino...
e intranquilo el gran Melchor
-¡No llegamos, no llegamos,
y el Santo Parto ha venido!
-son las doce y tres minutos
El camello cojeando
más medio muerto que vivo
va espeluchando su felpa
entre los troncos de olivos.
Acercándose a Gaspar
Acercándose a Gaspar
Melchor le dijo al oído
-Vaya birria de camello
que en Oriente te han vendido.
A la entrada de Belén
A la entrada de Belén
al camello le dio hipo.
¡Ay, que tristeza tan grande
Se iba cayendo la mirra
a lo largo del camino,
Baltasar lleva los cofres,
Y a las tantas ya del alba
- ya cantaban pajarillos-
los tres reyes se quedaron
boquiabiertos e indecisos,
oyendo hablar como a un Hombre
-No quiero oro ni incienso
ni esos tesoros tan fríos,
quiero al camello, le quiero.
¡Le quiero! -repitió el Niño.
A pie vuelven los tres reyes
cabizbajos y afligidos.
Mientras, el camello echado
FIN
Esta entrada no hubiera sido posible sin la sugerencia, la colaboración y el empujón final de mi hija Ruth. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. ¡Y Feliz Día de Reyes! HArendt