Diego Hurtado de Mendoza
Es muy posible que a algún purista le parezca una blasfemia lo que pretendo hacer durante unas semanas: unir en la misma entrada algunos de los más bellos sonetos de amor y a mis viñetistas cotidianos preferidos. Bien, pues lo siento por los puristas, pero un servidor piensa que hay pocas cosas en la vida más serias que el amor y el humor, así pues, ¿por qué no juntarlos? Todo ello sin mayores pretensiones, aun reconociendo que meter en el mismo envoltorio un soneto de amor y unas viñetas humorísticas, por muy preñadas que estén de crítica social y realidad cotidiana, puede no resultar una fórmula afortunada. En cualquier caso, espero que sean de su agrado.
El soneto es una composición poética compuesta por catorce versos de arte mayor, endecasílabos en su forma clásica, que se organizan en cuatro estrofas: dos cuartetos y dos tercetos. En el primer cuarteto suele presentarse el tema de la composición, tema que el segundo cuarteto amplifica. El primer terceto reflexiona sobre la idea central expresada en los cuartetos. El terceto final, el más emotivo, remata con una reflexión grave o con un sentimiento profundo desatado por los versos anteriores. De Sicilia, el soneto pasó a la Italia central, donde fue también cultivado por los poetas del "dolce stil nuovo" (siglo XIII). A través de la influencia de Petrarca, el soneto se extiende al resto de literaturas europeas.
Continúo hoy la serie de sonetos de amor con el titulado Quien de tantos burdeles se ha escapado, de Diego Hurtado de Mendoza y Pacheco (1503-1575) fue un poeta y diplomático español, embajador de España en Italia. Desde el siglo XVII hay teorías que apuntan a que fue el autor del Lazarillo de Tormes. Hijo del conde de Tendilla, estudió en Granada y en la Universidad de Salamanca. Su padre, siguiendo la tradición familiar de los Mendoza de unir las armas con las letras, quiso dar a sus hijos una educación esmerada, contando con los mejores preceptores de la época y se trajo desde Italia a Granada a Pedro Mártir de Anglería. Así el entorno morisco, por un lado, y el espíritu cultivado y renacentista, por otro, marcaron de por vida al joven. Diego Hurtado de Mendoza representa al aristócrata militar y humanista del siglo XVI, compaginador de las armas y las letras a la misma altura. Conocía el latín, el griego, el hebreo y el árabe, además de varias lenguas europeas. Reunió una nutrida biblioteca a lo largo de sus múltiples viajes por toda Europa, que legó a Felipe II y fue a parar al Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Junto a Garcilaso de la Vega y Juan Boscán introdujo los nuevos temas, metros y estrofas de la lírica italiana, si bien, al contrario que estos autores, se inclinó más bien por la sátira maliciosa y picante.
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QUIEN DE TANTOS BURDELES SE HA ESCAPADO
¡Quien de tantos burdeles se ha escapado
y tantas puterías ha corrido,
que le traiga a las manos de Cupido,
al cabo y a la postre, su pecado!
Más quisiera un incordio en cada lado
y por atrás tener un escupido
que verme, viejo y loco, entretenido
del viento, y en el aire enamorado.
Comencé este camino muy temprano
sin estar libre una hora de contienda,
y todo lo recojo agora en suma:
rapaz tiñoso, ten queda la mano,
que te daré de azotes con la venda
y pelarte he las alas pluma a pluma.
Diego Hurtado de Mendoza
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Las viñetas que acompañan la entrada son todas del dibujante Ros y han sido publicadas estos últimos días en el diario El País.
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VIÑETAS DE ROS