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miércoles, 19 de febrero de 2020

[A VUELAPLUMA] Los responsables intelectuales



Fotografía de Wolfgang Schäuble en un cartel griego en contra de la austeridad


"Las ideas equivocadas -escribe en el A vuelapluma de hoy miércoles el periodista Joaquín Estefanía- también son responsables de que los ciudadanos hayan vivido casi una década de profunda crisis económica, mientras creían estar seguros y que no se repetirían los excesos del pasado. Es imprescindible corregirlas para que las dificultades no vuelvan. Una de esas ideas fue la llamada “austeridad expansiva”, que decía que todo ajuste basado en un recorte del gasto público tendrá finalmente carácter expansivo, olvidando a los que se quedan por el camino. Sus teóricos han sido los responsables intelectuales de la Gran Recesión, a los que se han de unir los protagonistas prácticos de la mayor operación de engaño de la historia moderna (una redistribución de la renta y la riqueza a la inversa) y los supervisores que no supervisaron.

Uno de los personajes que aplicaron con más rigor esa austeridad expansiva fue el alemán Wolfgang Schäuble, hoy presidente del Bundestag y antiguo ministro de Finanzas, que acaba de declarar que no cree que el populismo sea consecuencia de las políticas de austeridad por las que una parte importante de los europeos se sintió abandonada: “Los hechos hablan en contra de esas suposiciones no académicas (…). Yo creo que las causas son otras”.

La austeridad expansiva tiene varios padres. Ahora, uno de ellos, el profesor de la Universidad de Harvard Alberto Alesina, publica un libro (Austeridad; Deusto) en el que reivindica lo que él mismo y su colega Silvia Ardagna llevan diciendo desde finales de los años noventa: que no hay una sino dos austeridades: la basada en la subida de los impuestos (austeridad recesiva) y la que se centra en el recorte de gastos, que es la buena porque la austeridad y el crecimiento se hacen compatibles (austeridad expansiva). Nuestras investigaciones, dice Alesina, certifican que hay una diferencia importante en cuanto al efecto de los planes de la austeridad basado en el aumento de los impuestos y los paquetes de medidas de consolidación centradas principalmente en las reducciones del gasto. A favor de estos últimos.

Los autores (Alesina y dos profesores de Milán) acusan a los que han hecho balance de las políticas seguidas durante la Gran Recesión en Europa y las han calificado de estrepitoso fracaso, porque el crecimiento ha sido menor que antes y la deuda no ha disminuido, de llevar a una discusión tóxica o cuando menos áspera e ideologizada, lo que termina produciendo una conversación inútil e improductiva. Sin embargo, a lo largo de las 335 páginas de su texto no hay ni una sola reflexión central sobre los perdedores de las políticas de recortes de gasto y devaluación salarial que se han aplicado al menos entre los años 2008 y 2014.

Alesina contesta directamente a los que afirman que la austeridad, tal como ha sido concebida (una forma de deflación voluntaria por la cual la economía entra en un proceso de ajuste basado en más paro, reducción de salarios y un menor gasto social con el objeto de disminuir la deuda y el déficit), es una idea peligrosa que ha sido refutada por la realidad, sin que sus teóricos hayan hecho la menor autocrítica académica o profesional. Mark Blyth, un profesor de la Universidad de Brown, escribió en 2014: “No obstante, y a pesar de que [incluso] el Fondo Monetario Internacional ha perdido la fe en la austeridad, esto no significa que sus defensores no estén tratando de encontrar nuevos ejemplos de su (presunto) funcionamiento positivo. Hay demasiadas reputaciones en juego, y demasiado es también el capital político invertido, como para permitir que unos simples e inoportunos hechos vengan a interponerse en el camino de esta ideología”.

Alesina et altri escriben que no es cierto que la austeridad sea un “beso de la muerte” para los Gobiernos que adoptan este tipo de políticas. Desmienten con ello aquellas declaraciones del expresidente de la Comisión Europea Jean-Claude ­Juncker cuando dijo sobre los programas de ajuste: “Todos sabemos qué políticas debemos aplicar, lo que no sabemos es cómo salir reelegidos si las aplicamos”.

A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de los autores cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo. 





La reproducción de artículos firmados en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt





HArendt





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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

miércoles, 21 de agosto de 2013

Jürgen Habermas "versus" Angela Merkel





La canciller alemana, Angela Merkel



Entre los más de 4000 artículos publicados y 15000 títulos reseñados en Revista de Libros solo tres de ellos hacen referencia a libros publicados por Jürgen Habermas (1929), sin duda alguna, el más prestigioso de los filósofos europeos vivos, premio Príncipe de Asturias de las Ciencia Sociales en 2003. Algunos entenderán que es muy poco, y otros que es bastante. No quiero entrar en la discusión. A mí, personalmente, me parecen suficientes, y mi descubrimiento de Habermas y la lectura apasionada de algunas de sus obras me ha venido propiciada precisamente por las referencias a él en Revista de Libros. Ese interés me ha llevado a dedicarle al menos una decena de entradas en el blog, sobre todo por su acendrado europeísmo y su enfrentamiento claro y frontal con la política neoconservadora de su compatriota Angela Merkel. El último, en un artículo titulado "Cuando las élites fracasan", publicado por "Der Spiegel" y reproducido por el diario El País en su edición de ayer.´

El artículo de Habermas es respuesta directa a otro del ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, a quien por otra parte Habermas considera un europeísta convencido, publicado en el "Süddeutsche Zeitung" el pasado julio. En él, Schäuble negaba que Alemania aspirara a asumir el liderazo político en la Unión Europea. Y de él, de Schäuble, dice Habermas que es quien impone a la fuerza el testarudo rumbo de Merkel en Bruselas y quien palpa la grieta que podría resquebrajar el núcleo de Europa. Europa se encuentra en situación de emergencia, dice más adelante, y el poder político está únicamente en manos de los que deciden qué asuntos puedan llegar o no a la opinión pública. La política europea ha caído en una trampa, continúa, y si no queremos abandonar la unión monetaria, resulta imprescindible una reforma institucional para la que se necesita tiempo. Un tiempo que se acaba... Del gobierno alemán dice que saca ventaja, incluso desproporcionada, siempre y cuando sus socios no duden de la lealtad de los alemanes hacia Europa. De ahí, concluye, que el gobierno de Merkel pueda cometer un error histórico, si sigue defendiendo políticas cortoplacistas que lo favorecen en casa en vez de enfrentarse a los problemas que han puesto a Europa en situación de emergencia.

Sean felices, por favor. Y como decía Sócrates: "Ιωμεν", vámonos. Tamaragua, amigos. HArendt





El filósofo Jürgen Habermas




Entrada núm. 1943
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Pues tanto como saber me agrada dudar (Dante Alighieri)