domingo, 12 de noviembre de 2017

[Humor en cápsulas] Para hoy domingo, 12 de noviembre





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Pero también como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Yo no soy humorista, así que me quedo con la primera acepción, y en la medida de lo posible iré subiendo al blog cada día las viñetas de mis dibujantes favoritos. Las de hoy con Morgan en Canarias7, Idígoras y Pachi en El Mundo; El Roto, Forges, Peridis, y Ros en El País; y Montecruz y Padylla en La Provincia. Disfruten de ellas. 




Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: vámonos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

sábado, 11 de noviembre de 2017

[A vuelapluma] De capa caída





Puigdemont, aunque intenta aparentar lo contrario, está enfurecido y de capa caída. Lo suyo no es un gobierno en el exilio, ni siquiera es medio gobierno, sino un grupo de políticos derrotados, convertidos en agitadores de medio pelo.

Una hora de entrevista, cuenta el periodista Lluís Bassets en su blog, extraña, y un punto alucinante, a cargo de la entrevistadora estrella de la radio pública catalana. Pregrabada, en un lugar indeterminado y sombrío de Bruselas, en la noche del lunes. Con el presidente destituido y con la compañía coral de los cuatro consejeros que le han seguido en su periplo belga, exilio le llaman.

La distancia es el olvido. La física y la temporal. Están lejos y les falta el detalle, señala uno de los consejeros. Han pasado ya más de una semana fuera de casa, sin escoltas y sin coche oficial, sin sueldo y sin despacho. Todo se ve distinto en la lejanía, se deforma, se magnifican los males ajenos y se disculpan los propios, se buscan y aparecen nuevas e inverosímiles excusas, en algunos casos más bien ocurrencias.

La primera impresión es bien clara. Si querían ofrecer la imagen de un gobierno en el exilio, que intenta mantener encendida la llama institucional como en su día hizo Tarradellas, esto que vemos ahí, sentados alrededor de una mesa con micrófonos de Catalunya Ràdio no lo es. Es un grupo de políticos derrotados, que se sienten humillados y ofendidos, acorralados casi, tras comprobar que su promesa de tocar el cielo les llevaba al infierno.

No gobiernan. No intenta ni siquiera aparentarlo. La república que proclamaron no existe ni ha existido. Se limitan a hacer agitación. A dar entrevistas y conferencias de prensa. Hablar, hablar, hablar. Metidos en el bucle de siempre, pero ahora lejos de casa, bajo el síndrome de la sobrexcitación y de la búsqueda de cualquier signo que pueda interpretarse como de buen augurio. Nunca habíamos tenido ruedas de prensa tan numerosas, dice Puigdemont. Nunca nos habían hecho tanto caso y habíamos internacionalizado tanto el conflicto, corrobora. Quien no se consuela…

No es un gobierno en el exilio. Ni siquiera es un gobierno, ni medio gobierno. Como mucho, es un gobierno derrotado, que proclamó una república, pero a continuación no supo darle vida, convertir en verdad efectiva lo que hasta entonces solo eran solo palabras. A los gobiernos que les sucede esto, luego también les suele suceder lo que le ha sucedido al gobierno de Puigdemont: la cárcel o el exilio, que en este caso se han repartido de forma indescifrable por una decisión inexplicada o inexplicable, nadie lo ha aclarado hasta el momento, y el que menos Puigdemont.

Son ellos los que han fracasado, aunque endosen ahora el fracaso a España, a su democracia e incluso a una Europa a la que ya califican de insensible y vergonzosa. Uno de los derrotados quiere endosarla a los catalanes, que tendrán que poner sacrificios de su parte en respuesta a los sacrificios de sus entregados y generosos dirigentes exiliados y encarcelados.

El principal argumento que esgrimen como una bandera inverosímil es que España no es una democracia. No fueron ellos quienes engañaron con su promesa de una independencia fácil y gratuita, sino esa España que se decía democrática y no lo era. Ellos no contaban con eso. Y la prueba de que España no era una democracia es precisamente que no se les dejó hacer lo que ellos querían, descontando que se les permitió hacerlo todo, vulnerando la Constitución, hasta el momento mismo en que proclamaron la república, prueba bien precisa de que era una democracia que tenía un solo límite, como era la destrucción de la propia Constitución democrática, punto en el que el artículo 155 podía habilitar al Gobierno de Rajoy para disolver el Gobierno y el Parlamento catalanes.

En la diatriba, el lenguaje suele actuar como un espejo. La furia que atribuimos a otros suele ser la propia. Así Puigdemont este martes en la radio. Si alguien está plenamente inhabilitado para dialogar algún día con esa otra parte a la que él llama España, aunque en buena parte es Cataluña misma, y a la que califica de autoritaria e incluso totalitaria, ese es Puigdemont, envuelto en el bucle de la pureza y del pacifismo propios y de la maldad y la violencia de quienes ha designado como adversarios.





Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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[Píldoras literarias] Hoy, con "Huida", de Ricardo Reques





La noción de brevedad ronda siempre las consideraciones sobre la minificción en los minirrelatos. Aunque la brevedad no sea, ni con mucho, el único rasgo que es necesario observar en estas brillantes construcciones verbales, resulta lógico que para el lector común, e inclusive en cierta medida para el escritor, resalte de manera especial. 

Fue, en efecto, la primera característica que llamó la atención de lectores y críticos de esta forma literaria: la que primero produjo desconcierto y, a partir de allí, admiración. Ocurre, sin embargo, que tal noción es eminentemente subjetiva. Se puede considerar breve un relato de ocho o diez páginas, pero también lo será uno de un par de páginas, e igualmente, y con mayor razón, algún texto de extensión aún menor, que podremos describir en función de un determinado número máximo de líneas o de palabras, y no de páginas ni de párrafos. 

Pesan en este sentido la tradición de una literatura, y también la implícita comparación -casi instintiva, casi subconsciente- que formulamos con otros textos que conocemos, o bien con lo que se considera cuento o relato en nuestra propia literatura o en una distinta de ella. ¿Habremos de aceptar una categoría nueva, la del microrrelato brevísimo o hiperbreve, aunque el nombre resulte redundante? ¿O bien entenderemos que hay casos en que el escritor extrema alguna de las características que también tienen otros textos de este tipo, y ese hecho es percibido por el lector como un factor de diferenciación? 

Continúo la serie de Píldoras literarias con el relato titulado Huida, de Ricardo Reques, científico y escritor español. Desde niño sus dos pasiones, la ciencia y la literatura, han ido en paralelo y eso se refleja en muchos de sus escritos. Ha publicado numerosos artículos científicos y técnicos en revistas internacionales y es autor de varios libros y otras publicaciones de carácter técnico y divulgativo. 
En el ámbito literario, tiene microcuentos publicados en 2001 en el libro Galería de Hiperbreves (editorial Tusquets), un cuento infantil y varios relatos en distintas antologías. Huida, ha sido publicado en Galería de hiperbreves (2001). Tiene dieciséis palabras y dice así:



HUIDA
por
Ricardo Reques

Antes de caer pude ver 
cómo mis sueños se 
escapaban rápidamente 
por los pasillos del metro.






Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: vámonos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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[Humor en cápsulas] Para hoy sábado, 11 de noviembre





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Pero también como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Yo no soy humorista, así que me quedo con la primera acepción, y en la medida de lo posible iré subiendo al blog cada día las viñetas de mis dibujantes favoritos. Las de hoy con Morgan en Canarias7, Idígoras y Pachi en El Mundo; El Roto, Forges, Peridis, y Ros en El País; y Montecruz y Padylla en La Provincia. Disfruten de ellas. 





Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: vámonos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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viernes, 10 de noviembre de 2017

[A vuelapluma] El daño ya está hecho





No hay nada que celebrar. El daño ya está hecho, comenta la escritora catalana Nuria Amat. Cataluña vive una guerra de chantajes, falsedades, listas negras, adoctrinamiento escolar y propaganda totalitaria. A los ciudadanos de a pie nos queda una alternativa: resistir, recuperar la voz e ir a votar en masa contra la dictadura blanca. 

Esto es una guerra quieta, comienza diciendo. Guerra con un solo objetivo: cambiar un país. Separarse de España. Desertar de Europa. Sin armas. Sin sangre. Sin violencia física (aseguran). Con golpe de Estado incluido, chantajes, falsedades, listas negras, adoctrinamiento escolar, propaganda totalitaria establecida, hasta conseguir una declaración ilegal de una república de Cataluña independiente en la que los únicos y grandes perjudicados es la población civil. Una guerra de catalanes contra catalanes, de catalanes contra españoles, de antidemócratas europeos contra europeos. Fugado el dirigente Puigdemont, su fanatismo imparable se ocupa ahora de intoxicar medios españoles e internacionales. Una guerra de 37 años de duración orquestada por Pujol, conducida por Mas y amañada por el Creonte Puigdemont. Trinidad de presidentes de un partido, Convergencia Democrática, procesado por corrupción y a los que se han ido sumando insistentes comparsas de militantes teledirigidos desde las grandes alturas publicitarias.

Una guerra virtual más parecida a serie televisiva de baja estofa, cuyos actores rebeldes y combatientes son políticos de cariz trilero y autoritario, medios de comunicación en retaguardia, redes sociales perversas, deporte de masas movilizadas y un gran teatro de operaciones eufórico, demente y crispado. Discursos y cantos dedicados a amedrentar y ridiculizar con rabia y cinismo al adversario por ellos fabricado: una sociedad catalana hoy en ruinas. Partida en pedazos. Solos y en silencio los catalanes nos whatsappeamos destellos de inquietud, disparos de socorro que caen finalmente al agujero negro emocional reconociendo cada uno de nosotros la soledad y tristeza que sentimos y cuánto más positivo sería recibir bocanadas de ilusión, un regreso al mundo de ayer y abrazos de solidaridad y ternura que tanto necesitamos.

En las guerras reales la violencia es trágica y mortífera. En esta guerra quieta la hostilidad es existencial, imposición de una falsa identidad, de unas lenguas catalana y castellana desvirtuadas, familias rotas, perdidos los amigos. Los catalanes, víctimas de esta violencia psicológica, estamos exhaustos, ofendidos, humillados. Encerrados en nuestras casas permanecemos sumidos en una esperanza inútil. España nos abandona, decíamos. Llevo muchos años escribiendo contra esta tiranía administrada por violadores de conciencias. Avisando de sus delirios por imponernos esa isla prometida que otros llaman la segunda Andorra. Pocos creían que llegarían a tanto. Pero fue un hecho la invención de una República Catalana Exprés. Podría haberse evitado, es cierto. He soportado insultos, amenazas, boicots, censuras por decir y escribir lo que pocos querían oír. Hoy la Cataluña silenciada decide hablar, comunicarse, manifestarse. España ordena intervenir la rebelión. Europa y el mundo nos apoyan. Hoy, cuando la cuerda nacionalista se ha roto, la convivencia catalana reclama auxilio. ¡Ya no estamos solos! ¡No nos abandonen!

El Gobierno español, los tres grandes partidos políticos acuerdan restaurar la democracia maltratada. ¡Todos somos catalanes!, dicen con nosotros. El Estado de derecho asegura que restituirá la legalidad en Cataluña. Convocará elecciones. Intervendrá actuando en contra de aquellos políticos que se sirven del separatismo para sus intereses mezquinos e infectos. Ese nacionalismo étnico que destruye un país y nos clasifica como a insectos (Orwell) ha dado con su primera derrota. Habrá que curar heridas. Visualizar verdades. Encausar engaños. Hay catalanes, no independentistas, que siguen sintiéndose nacionalistas de bandera. Equidistantes de causas buscan decidir dónde colocar su sentimiento dividido por la patria. Vivimos un momento grave. La democracia está en peligro. Unidos todos y sin fisuras, seremos mejores. Sin muros ni fronteras interesadas o románticas. “El separatismo”, escribe Ignatieff, “es un secuestro, un pecado, porque impone una elección política a personas que no quieren tomar esta decisión”. Extranjeros de nosotros mismos reclamamos el derecho de ser como somos, plurales, generosos, abiertos, diversos, demócratas, catalanes, españoles, europeos. De tan dañados y despersonalizados ni nos permitimos sentir furia hacia nuestros ejecutores.

Europa sabe que cualquier nacionalismo, moderado o no, puede convertirse en un bumerán capaz de llevarnos a la misma situación peligrosa de Cataluña. Deberá actuar en consecuencia. Quienes se sienten defraudados es más probable que puedan liberarse del separatismo si España tiene en cuenta la situación de los ciudadanos catalanes y colabora en estímulos para favorecer a los jóvenes y a los más perjudicados dada la evidencia de una seguridad económica que también nos han arrebatado. Los dos grandes bancos catalanes se han exiliado de Cataluña. La vivienda sigue paralizada en Barcelona. Más de 2.000 empresas catalanas e internacionales exiliadas en un tiempo récord. Hasta las fuerzas vivas separatistas, los mismos políticos causantes del delirio de imponer una Cataluña independiente, mientras hoy dicen ocuparse de repartir el pastel de un banco catalán particular y una hacienda propia, tienen preparado un exilio dudoso belga o, quién sabe, si estoniano. Estos líderes garantes directos de nuestra muerte en vida, tocados por el terrible narcisismo de personalidad histriónica (Owen), se creen dioses o sus mensajeros en la tierra y actúan como tales. Se suponen facultados para decidir sobre todas las cosas e instaurar una falsa república catalana contra la voluntad de la mayoría de los ciudadanos. Maestros en trastocar el lenguaje, a esa tiranía ellos la llaman democracia (Schneider).

Cataluña se empobrece económica, social y culturalmente. Entre tanto, nosotros, ciudadanos de a pie, desde taxistas, conductores de autobús, profesores, a comerciantes, hoteleros, turistas asustados, camareros…, gente con la que hablo a diario en Barcelona, al tiempo que imaginamos lo necesario de vivir en un tren, en un avión, en otro lugar, en otro país en el que siempre nos estemos yendo, nos queda una alternativa, acaso mejor, de resistencia. Es verdad que la herida abierta y no cicatrizada nos produce una especie de parálisis mental vagando en la celda de nuestra propia memoria. Pero seguramente el mejor modo de sanarla sea seguir aquí. “Resistir”, escribía Cortázar, “es la mejor forma de no aceptar la derrota”. La negativa a abandonar ese lugar dañado también es un acto de resistencia. Si no el único, el más esperanzado. Recuperar la voz, reconquistar la ilusión, obtener estímulos de todo tipo para salir adelante y en las próximas elecciones muy cercanas ir a votar en masa contra la dictadura blanca.



Dibujo de Enrique Flores para El País



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[Poesía y pintura] Hoy, con Antonio Machado y Gustavo Doré





Retomo la publicación, con un formato diferente, de la serie de entradas del blog dedicadas al "Tema de España" en la poesía española contemporánea, que tuvieron tan buena acogida de los lectores hace años. Grandes poetas contemporáneos españoles, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, que cantaron a su patria común, España, desde el corazón y la añoranza. 

En estos aciagos días en que hijos espurios e indeseables reniegan de España, la insultan, la mancillan, y pretenden acallar las voces de aquellos otros que nos alzamos orgullosos de pronunciar su nombre, nada mejor que la poesía para reivindicarla como se merece. Si como dijo Walt Whitman la poesía es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz, también es, en palabras de ese gran poeta y gran español que fue Gabriel Celaya, un arma cargada de futuro. Empuñemosla, entonces, en su defensa.

Hoy traigo al blog al poeta Antonio Machado y su poema El  dios ibero, y al pintor Gustave Doré John Everett Millais y su cuadro Andrómeda

Antonio Machado Ruiz (1875-1939) fue un poeta español, el más joven representante de la Generación del 98. Su obra inicial, de corte modernista evolucionó hacia un intimismo simbolista con rasgos románticos, que maduró en una poesía de compromiso humano, de una parte, y de contemplación casi taoísta de la existencia, por otra; una síntesis que en la voz de Machado se hace eco de la sabiduría popular más ancestral. Dicho en palabras de Gerardo Diego, «hablaba en verso y vivía en poesía». Fue uno de los alumnos distinguidos de la Institución Libre de Enseñanza, con cuyos idearios estuvo siempre comprometido. Murió en el exilio, en Francia, poco tiempo después de finalizada la guerra civil española.



EL DIOS IBERO
por 
Antonio Machado

Igual que el ballestero
tahúr de la cantiga,
tuviera una saeta el hombre ibero
para el Señor que apedreó la espiga
y malogró los frutos otoñales,
y un "gloria a ti" para el Señor que grana
centenos y trigales
que el pan bendito le darán mañana.

«Señor de la ruïna,
adoro porque aguardo y porque temo:
con mi oración se inclina
hacia la tierra un corazón blasfemo.

»¡Señor, por quien arranco el pan con pena,
sé tu poder, conozco mi cadena!

»¡Oh dueño de la nube del estío
que la campiña arrasa,
del seco otoño, del helar tardío,
y del bochorno que la mies abrasa!

»¡Señor del iris, sobre el campo verde
donde la oveja pace,
Señor del fruto que el gusano muerde
y de la choza que el turbión deshace,

»tu soplo el fuego del hogar aviva,
tu lumbre da sazón al rubio grano,
y cuaja el hueso de la verde oliva,
la noche de San Juan, tu santa mano!

»¡Oh dueño de fortuna y de pobreza,
ventura y malandanza,
que al rico das favores y pereza
y al pobre su fatiga y su esperanza!

»¡Señor, Señor: en la voltaria rueda
del año he visto mi simiente echada,
corriendo igual albur que la moneda
del jugador en el azar sembrada!

»¡Señor, hoy paternal, ayer cruento,
con doble faz de amor y de venganza,
a ti, en un dado de tahúr al viento
va mi oración, blasfemia y alabanza!»

Este que insulta a Dios en los altares,
no más atento al ceño del destino,
también soñó caminos en los mares
y dijo: es Dios sobre la mar camino.

¿No es él quien puso a Dios sobre la guerra
más allá de la suerte,
más allá de la tierra,
más allá de la mar y de la muerte?

¿No dio la encina ibera
para el fuego de Dios la buena rama,
que fue en la santa hoguera
de amor una con Dios en pura llama?

Mas hoy... ¡Qué importa un día!
Para los nuevos lares
estepas hay en la floresta umbría,
leña verde en los viejos encinares.

Aún larga patria espera
abrir al corvo arado sus besanas;
para el grano de Dios hay sementera
bajo cardos y abrojos y bardanas.

¡Qué importa un día! Está el ayer alerto
al mañana, mañana al infinito,
hombres de España, ni el pasado ha muerto,
no está el mañana ?ni el ayer? escrito.

¿Quién ha visto la faz al Dios hispano?

Mi corazón aguarda
al hombre ibero de la recia mano,
que tallará en el roble castellano
el Dios adusto de la tierra parda.


***


Paul Gustave Doré (1832-1883) fue un artista francés, pintor, escultor e ilustrador, considerado en su país el último de los grandes ilustradores.​ Entre sus trabajos más notables pueden citarse las ilustraciones para El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, la Biblia (1865) y La Divina Comedia.



Andrómeda (1869), de Gustavo Doré 
Chi Mei Museum, Tainan (Taiwan)



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[Humor en cápsulas] Para hoy viernes, 10 de noviembre





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Pero también como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Yo no soy humorista, así que me quedo con la primera acepción, y en la medida de lo posible iré subiendo al blog cada día las viñetas de mis dibujantes favoritos. Las de hoy con Morgan en Canarias7, Gallego y Rey y Ricardo en El Mundo; El Roto, Forges, Peridis, Ros y Sciammarella en El País; y Montecruz y Padylla en La Provincia. Disfruten de ellas. 





Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: vámonos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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