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viernes, 10 de noviembre de 2017

[Poesía y pintura] Hoy, con Antonio Machado y Gustavo Doré





Retomo la publicación, con un formato diferente, de la serie de entradas del blog dedicadas al "Tema de España" en la poesía española contemporánea, que tuvieron tan buena acogida de los lectores hace años. Grandes poetas contemporáneos españoles, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, que cantaron a su patria común, España, desde el corazón y la añoranza. 

En estos aciagos días en que hijos espurios e indeseables reniegan de España, la insultan, la mancillan, y pretenden acallar las voces de aquellos otros que nos alzamos orgullosos de pronunciar su nombre, nada mejor que la poesía para reivindicarla como se merece. Si como dijo Walt Whitman la poesía es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz, también es, en palabras de ese gran poeta y gran español que fue Gabriel Celaya, un arma cargada de futuro. Empuñemosla, entonces, en su defensa.

Hoy traigo al blog al poeta Antonio Machado y su poema El  dios ibero, y al pintor Gustave Doré John Everett Millais y su cuadro Andrómeda

Antonio Machado Ruiz (1875-1939) fue un poeta español, el más joven representante de la Generación del 98. Su obra inicial, de corte modernista evolucionó hacia un intimismo simbolista con rasgos románticos, que maduró en una poesía de compromiso humano, de una parte, y de contemplación casi taoísta de la existencia, por otra; una síntesis que en la voz de Machado se hace eco de la sabiduría popular más ancestral. Dicho en palabras de Gerardo Diego, «hablaba en verso y vivía en poesía». Fue uno de los alumnos distinguidos de la Institución Libre de Enseñanza, con cuyos idearios estuvo siempre comprometido. Murió en el exilio, en Francia, poco tiempo después de finalizada la guerra civil española.



EL DIOS IBERO
por 
Antonio Machado

Igual que el ballestero
tahúr de la cantiga,
tuviera una saeta el hombre ibero
para el Señor que apedreó la espiga
y malogró los frutos otoñales,
y un "gloria a ti" para el Señor que grana
centenos y trigales
que el pan bendito le darán mañana.

«Señor de la ruïna,
adoro porque aguardo y porque temo:
con mi oración se inclina
hacia la tierra un corazón blasfemo.

»¡Señor, por quien arranco el pan con pena,
sé tu poder, conozco mi cadena!

»¡Oh dueño de la nube del estío
que la campiña arrasa,
del seco otoño, del helar tardío,
y del bochorno que la mies abrasa!

»¡Señor del iris, sobre el campo verde
donde la oveja pace,
Señor del fruto que el gusano muerde
y de la choza que el turbión deshace,

»tu soplo el fuego del hogar aviva,
tu lumbre da sazón al rubio grano,
y cuaja el hueso de la verde oliva,
la noche de San Juan, tu santa mano!

»¡Oh dueño de fortuna y de pobreza,
ventura y malandanza,
que al rico das favores y pereza
y al pobre su fatiga y su esperanza!

»¡Señor, Señor: en la voltaria rueda
del año he visto mi simiente echada,
corriendo igual albur que la moneda
del jugador en el azar sembrada!

»¡Señor, hoy paternal, ayer cruento,
con doble faz de amor y de venganza,
a ti, en un dado de tahúr al viento
va mi oración, blasfemia y alabanza!»

Este que insulta a Dios en los altares,
no más atento al ceño del destino,
también soñó caminos en los mares
y dijo: es Dios sobre la mar camino.

¿No es él quien puso a Dios sobre la guerra
más allá de la suerte,
más allá de la tierra,
más allá de la mar y de la muerte?

¿No dio la encina ibera
para el fuego de Dios la buena rama,
que fue en la santa hoguera
de amor una con Dios en pura llama?

Mas hoy... ¡Qué importa un día!
Para los nuevos lares
estepas hay en la floresta umbría,
leña verde en los viejos encinares.

Aún larga patria espera
abrir al corvo arado sus besanas;
para el grano de Dios hay sementera
bajo cardos y abrojos y bardanas.

¡Qué importa un día! Está el ayer alerto
al mañana, mañana al infinito,
hombres de España, ni el pasado ha muerto,
no está el mañana ?ni el ayer? escrito.

¿Quién ha visto la faz al Dios hispano?

Mi corazón aguarda
al hombre ibero de la recia mano,
que tallará en el roble castellano
el Dios adusto de la tierra parda.


***


Paul Gustave Doré (1832-1883) fue un artista francés, pintor, escultor e ilustrador, considerado en su país el último de los grandes ilustradores.​ Entre sus trabajos más notables pueden citarse las ilustraciones para El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, la Biblia (1865) y La Divina Comedia.



Andrómeda (1869), de Gustavo Doré 
Chi Mei Museum, Tainan (Taiwan)



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: vámonos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



HArendt






Entrada núm. 3998
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

viernes, 3 de marzo de 2017

[Poesía y pintura] Hoy, con Juan Rufo y Gustave Doré





Durante las próxima semanas voy a intentar unir en una misma entrada algunos de los más bellos sonetos en lengua española y de mis pinturas clásicas favoritas. Espero que sean de su agrado. Hoy dedico la entrada al poeta Juan Rufo y su soneto Di, Ana, ¿eres Diana? No es posibleal pintor Gustave Doré y su cuadro Andrómeda. Disfruten de ambos. 





Juan Rufo


Juan Rufo (1547-1620) fue un militar, poeta y escritor español. Fue jurado de su ciudad, Córdoba, y cronista de Don Juan de Austria, al que acompañó en la campaña de Granada contra los moriscos. En la batalla de Lepanto estuvo en la misma galera de este famoso general, y sobre dicha experiencia compuso su poema épico la Austríada (1584), reimpreso rápidamente dos veces más y elogiado por Cervantes en el escrutinio de la biblioteca de Don Quijote como uno de los tres mejores libros castellanos en verso heroico y una de las más ricas prendas de poesía de España. Les dejo con su poema Di, Ana, ¿eres Diana? No es posible.



DI, ANA, ¿ERES DIANA? NO ES POSIBLE 

Di, Ana, ¿eres Dïana? No es posible,
que eres fecunda y eres más hermosa.
¿Eres, por dicha, el Sol? Tampoco es cosa,
aunque sola, a tu sexo compatible.

¿Eres Belona bella? Fue terrible;
ni Venus, que era fácil, aunque diosa.
¿Pues qué serás, oh imagen milagrosa,
si el ser humana y tal es increíble?

Serás Dïana, Ana, en la pureza,
Febo en el resplandor y en la alegría;
en valor Palas, Venus en belleza;

y mujer a quien dio más que podía
la atenta y liberal Naturaleza
que, en hacerte, más hizo que sabía.




Gustave Doré


Paul Gustave Doré (1832-1883) fue un artista francés, pintor, escultor e ilustrador. Entre sus trabajos más notables pueden citarse las ilustraciones para El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, la Biblia (1865) y La Divina ComediaPor las características de su obra se ha considerado a Doré un visionario recreador del periodo medieval. En sus grabados sobre madera, muestra una Edad Media sobrecogedora y delirante, poblada de sombríos bosques, de ruinas, de masas caóticas; visiones de un tardorromanticismo al uso en el campo de la ilustración, pero más acusado en Doré que en otros dibujantes. Su visión de una Naturaleza provista de vastos espacios, revela una gran atracción por lo sublime. Les dejo con su Andrómeda.



Andrómeda (1869). Chi Mei Museum, Tainan (Taiwan)



Para salvar a su país, Andrómeda fue encadenada a una roca y entregada a un monstruo marino. El héroe Perseo, que volvía a su patria volando tras haber decapitado a la Gorgona, la divisó desde el aire y se enamoró en el acto, mató al monstruo y la rescató. Andrómeda es el equivalente femenino de san Sebastián en un erotismo de la dominación y la sumisión.

Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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Entrada núm. 3353
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