martes, 29 de septiembre de 2015

[Política] Ciudadanos: ¿Una marca blanca del PP?




Albert Rivera, líder de Ciudadanos



No tengo vocación de Casandra, la princesa troyana a la que los dioses maldijeron con el castigo de que nadie creyera sus certeras profecías, así que me importa más bien poco que me hagan caso o pasen de mí, pero presumo de tener buen olfato para algunas cosas, y tengo la impresión de que señalar a Ciudadanos como la "marca blanca" del PP comienza a resultar pueril, aparte de equivocado y peligroso. Al paso que van, pueden acabar fagocitando a más de uno a ambos lados de esa línea imaginaria que señala el centro político... De momento, le disputan, con acierto como acaba de verse en las elecciones catalanas, ese centro político al PSOE más que al PP, que más que a la derecha parece encontrarse al borde del abismo. Quizá habría que ir aceptando que uno, PSOE, es la izquierda del centro y, Ciudadanos, la derecha del centro, pero ambos centristas, y guste o no guste, las elecciones se ganan en el centro. Si tienen visión de futuro y generosidad mutua, pueden ser el primer gobierno de coalición de la historia reciente de España.

Dos semanas después de publicada esta entrada, un editorial de El País, analizando la última encuesta de Metroscopia, lo dejaba meridianamente claro, en el centro está la clave.

Hace unos días la prestigiosa Revista de Libros publicó un interesante artículo, firmado por el profesor de sociología de la Universidad de Zaragoza Pau Marí-Klose titulado "Génesis de un movimiento ciudadano", en el que este profesor aragonés reseñaba tres recientes libros que hablan del nacimiento, desarrollo y primeros triunfos del partido político Ciudadanos, escritos respectivamente por Antonio Robles: "La creación de Ciudadanos: un largo camino"Jordi Bernal: "Viajando con Ciutadans"; y José Lázaro y Jordi Bernal (eds.): "Ciudadanos. Sed realistas: decid lo indecible", los tres publicados por la editorial madrileña Triacastela entre 2007 y 2015.

A tan solo unos días de las elecciones autonómicas catalanas, dice al comienzo de su artículo el profesor Marí-Klose, los sondeos preelectorales pronostican, con un buen margen de confianza, que Ciudadanos está a punto de convertirse en la segunda fuerza política de Cataluña, sólo por detrás de una amplia coalición de partidos y entidades sociales que abogan por la independencia (Junts pel Sí). A tres meses de las elecciones generales, todo parece indicar que Ciudadanos será también una pieza imprescindible para formar nuevo gobierno en la próxima legislatura. Y todo ello, añade, en algo menos de diez años desde el congreso fundacional del partido, y poco más desde que sus promotores cobraran conciencia de la necesidad de gestar un nuevo proyecto político en un entorno que era absolutamente hostil a la emergencia de un partido de esa naturaleza.

Los tres libros que reseñamos, sigue diciendo, ofrecen un relato de primera mano de la forja de un partido político a partir de un movimiento social, que recogen testimonios directos, declaraciones y documentos fundacionales. El lector encontrará muchas claves sociológicas para entender los primeros pasos de un movimiento social y su transformación en un actor político. En este sentido, como pone de manifiesto la literatura académica sobre movimientos sociales, en el relato aparecen tres elementos cruciales para entender su gestación: 1) unas visiones intelectuales que proporcionan un «encuadre» (framing) para entender la realidad y empujan a la «insurgencia»; 2) una cierta capacidad organizativa y de movilización de recursos preexistentes; y 3) una estructura de oportunidades políticas propicia.

En el nacimiento de Ciudadanos, continúa diciendo, desempeña un papel de primer orden una visión intelectual singular sobre la realidad catalana, que entra en contradicción con la que se predica desde espacios hegemónicos. Su principal reivindicación es la llamada a construir una sociedad posnacionalista, en la que los elementos de adscripción étnica puedan seguir siendo constitutivos de las identidades personales de los ciudadanos, pero, en acertada expresión de Fernando Savater, «no salpiquen» y «no provoquen un lío con eso», aspirando a una nueva política en la que las principales cuestiones que entren en el debate y en la agenda gubernamental no conciernan a dimensiones de la identidad nacional que, a juicio de estos intelectuales, estarían eclipsando y postergando la atención a otros problemas más urgentes.

Al igual que sucede en la gestación de muchos movimientos sociales y partidos, los intelectuales desempeñan un papel crucial de vanguardia ilustrada. El éxito inicial de Ciudadanos es inconcebible sin el impulso de un grupo de escritores, dramaturgos, periodistas y profesores universitarios que aportan, en un momento propicio, elementos motivadores al discurso con el fin de arrastrar a colectivos más amplios a la acción política. Ciudadanos es, en buena medida, producto de artículos periodísticos, pequeños opúsculos, charlas públicas y manifiestos de una indudable calidad argumental y eficacia instigadora. Los quince intelectuales que intervienen en la gestación de Ciudadanos se reúnen periódicamente, mantienen correspondencia electrónica, contemplan diversas opciones de movilización y, en algún caso, se comprometen directamente en la articulación de las estructuras del partido (incluso, a tenor del testimonio de Antonio Robles, intervienen activamente en la elección de los primeros líderes). Muchos de ellos participan en los primeros actos de agitación y las actividades de campaña electoral tras la constitución del partido.

Son un grupo indudablemente eficaz, añade, que atesora grandes dosis de talento y carisma. Pero no están solos. Gracias al testimonio de Antonio Robles, sabemos que Ciudadanos es producto de la confluencia de estas energías intelectuales con otras de carácter más prosaico, pero absolutamente necesarias para articular el proyecto. El libro de Antonio Robles es un extraordinario recordatorio del papel de pequeños agitadores sociales, casi anónimos, integrados en estructuras organizativas precarias, que permanecen semilatentes durante largos períodos, pero que pueden cobrar un protagonismo inusitado cuando entran en contacto con esas energías intelectuales catalizadoras y, en el espacio político, aparecen «ventanas de oportunidad». En esas células se gestan ideas, pero, sobre todo, se reclutan y coordinan activistas, se captan recursos, se desarrollan actividades de divulgación y propaganda, y se diseñan estrategias de acción política.

La gestación de Ciudadanos, sigue diciendo, no es un proceso lineal ni exento de tensiones. No todos los promotores comparten el mismo proyecto ideológico y estratégico. El libro de Robles, añade el profesor Marí-Klose, nos ofrece interesantes estampas de enfrentamientos y refriegas derivados del choque de proyectos personales, talantes y visiones programáticas. Especialmente destacable es el dualismo ideológico, que a veces desemboca en conflicto abierto, entre promotores de corte «liberal» (con Arcadi Espada a la cabeza) y socialdemócratas (capitaneados por Francesc de Carreras). En palabras de Robles, los primeros querían diseñar una plataforma política fuera de las coordenadas izquierda/derecha, donde encontraran acogida ciudadanos que se sintieran abandonados o traicionados por las opciones políticas en el mercado, ya fueran de izquierda o de derecha; los segundos ponían el acento en construir un alternativa progresista al Tripartito, pero sin renunciar a sus valores sociales y su estética. La verdadera ambición de estos últimos, de acuerdo con Robles, era ofrecer una alternativa en el espacio político desocupado por el Partido Socialista de Catalunya una vez comprobado –fehacientemente– que los socialistas habían traicionado los valores ilustrados que se le presuponían.

Ciudadanos no podía haber aparecido en el panorama político en cualquier momento. Como nos relata Robles, antes de la gestación de Ciudadanos se habían producido diversos intentos de articular instrumentos políticos para hacer frente al nacionalismo, pero ninguno se había materializado en una opción electoral con posibilidades de alcanzar representación parlamentaria. Robles los califica como «años perdidos» y relata cómo muchos de los promotores posteriores de Ciudadanos (comenzando por Francesc de Carreras) tenían depositadas sus esperanzas en la llegada del Partido Socialista de Catalunya a la Generalitat. En este sentido, dice, el triunfo electoral de Pasqual Maragall en las elecciones autonómicas de 2003 provocó el entusiasmo de muchos militantes de la causa antinacionalista. Un entusiasmo que no tardó en tornarse en frustración y toma de conciencia sobre la necesidad de abandonar cualquier expectativa de que el Gobierno del PSC (junto a sus socios ecosocialistas e independentistas) iba a representar un cambio de rumbo drástico respecto al nacionalismo pujolista.

Los movimientos sociales son algo más que ideas y promotores que tienen la capacidad de propagarlas. Los movimientos cristalizan cuando aparecen espacios de oportunidad política. Sin esas ventanas que se abren de manera muchas veces inesperada, el embrión de cualquier movimiento social está abocado a una vida generalmente corta. El principal hito que precipita el cambio de estrategias políticas dice, es el resultado electoral del PSC en 1999: victoria en votos, derrota en escaños. En ese contexto, señala, el PSC lanza la propuesta de reforma del Estatuto de Autonomía para favorecer el acuerdo con ERC y dificultar la relación entre independentistas y nacionalistas de CiU, sin que existiera realmente una demanda social transversal a favor de esta iniciativa.

La formación del Tripartito en 2003, continúa diciendo, consolida este cambio de la dinámica de competición partidista, que otorga un protagonismo creciente al eje centro-periferia y provoca la radicalización de programas y estrategias. En este proceso, todos los partidos van a verse empujados a catapultar al primer plano el eje identitario. Las tensiones en torno al intento de reforma del Estatut terminan provocando la salida de ERC del gobierno tras una rebelión interna contra la postura de la dirección. 

En este marco de radicalización nacionalista de la oferta partidista y exacerbación de las tensiones territoriales, Ciudadanos encuentra rápidamente un nicho electoral que no existía. Se trata de un espacio vacío, desalojado por el PSC, donde se atrinchera una bolsa importante de votantes, activistas anónimos e incluso militantes y cuadros políticos frustrados y dispuestos a pasar página. Los promotores de Ciudadanos, sin duda, se atreven a «decir lo indecible», y los pequeños héroes casi anónimos que colaboran en la logística realizan un esfuerzo ímprobo por dar a conocer y suscitar simpatías por el nuevo partido, pero sin esa «ventana de oportunidad política» que aparece, Ciudadanos no se habría convertido en la maquinaria política que alcanza representación parlamentaria en Cataluña en 2006 y hoy aspira a convertirse en opción de gobierno en el conjunto del Estado.

Ciudadanos vuelve a reclutar fundamentalmente segmentos que se sienten traicionados por las políticas del Gobierno, concluye diciendo. Pero, esta vez, el relato es mucho más prosaico. No abanderan causas marginalizadas, ni pretenden cultivar retóricas de resistencia y asedio. Los destinatarios de sus mensajes regeneracionistas son, a tenor de lo que nos dicen los sondeos, votantes centrados, de predisposición crítica y lealtades hasta hace poco volátiles a los dos partidos mayoritarios. Ciudadanos es una nueva criatura política. A diferencia de lo que sucedía en Cataluña en 2005, sus discursos y propuestas no provocan rechazo. Hasta donde podrán llegar lo dirán los electores y el tiempo. De momento, por lo que parece, llevan buen rumbo.

Pocos días después de publicada esta entrada, Albert Rivera hacía unas declaraciones al diario El País que merece la pena leer con interés. A la vista de ellas reconozco que me parece imposible que alguien pueda seguir considerando a Ciudadanos una marca blanca del PP. Y si es así, tengo claro que estoy sordo y ciego, sin remisión.

Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt 




Congreso de los Diputados (Madrid)




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viernes, 25 de septiembre de 2015

[Humor & Poesía] Hoy, "Soneto XLII", de William Shakespeare.




William Shakespeare



A Cataluña y España

Es muy posible que a algún purista le parezca una blasfemia lo que pretendo hacer durante unas semanas: unir en la misma entrada algunos de los más bellos sonetos de amor y a mis viñetistas cotidianos preferidos. Bien, pues lo siento por los puristas, pero un servidor piensa que hay pocas cosas en la vida más serias que el amor y el humor, así pues, ¿por qué no juntarlos?  Todo ello sin mayores pretensiones, aun reconociendo que meter en el mismo envoltorio un soneto de amor y unas viñetas humorísticas, por muy preñadas que estén de crítica social y realidad cotidiana, puede no resultar una fórmula afortunada. En cualquier caso, espero que sean de su agrado. 

El soneto es una composición poética compuesta por catorce versos de arte mayor, endecasílabos en su forma clásica, que se organizan en cuatro estrofas: dos cuartetos y dos tercetos. En el primer cuarteto suele presentarse el tema de la composición, tema que el segundo cuarteto amplifica. El primer terceto reflexiona sobre la idea central expresada en los cuartetos. El terceto final, el más emotivo, remata con una reflexión grave o con un sentimiento profundo desatado por los versos anteriores. De Sicilia, el soneto pasó a la Italia central, donde fue también cultivado por los poetas del "dolce stil nuovo" (siglo XIII). A través de la influencia de Petrarca, el soneto se extiende al resto de literaturas europeas.

Continúo hoy la serie de sonetos de amor con el titulado "Soneto XLII", de William Shakespeare William Shakespeare (1564-1616greg.), dramaturgo, poeta y actor inglés. Conocido en ocasiones como El Bardo de Avon (o simplemente El Bardo), Shakespeare es considerado el escritor más importante en lengua inglesa y uno de los más célebres de la literatura universal. Según la Encyclopædia Britannica, «Shakespeare es generalmente reconocido como el más grande escritor de todos los tiempos, figura única en la historia de la literatura. La fama de otros poetas, tales como Homero y Dante Alighieri, o de novelistas como Miguel de Cervantes, León Tolstoy o Charles Dickens, ha trascendido las barreras nacionales, pero ninguno de ellos ha llegado a alcanzar la reputación de Shakespeare, cuyas obras […] hoy se leen y representan con mayor frecuencia y en más países que nunca. La profecía de uno de sus grandes contemporáneos, Ben Jonson, se ha cumplido por tanto: "Shakespeare no pertenece a una sola época sino a la eternidad"». El crítico estadounidense Harold Bloom sitúa a Shakespeare, junto a Dante Alighieri, en la cúspide de su "canon occidental": «Ningún otro escritor ha tenido nunca tantos recursos lingüísticos como Shakespeare, tan profusos en "Trabajos de amor perdidos" que tenemos la impresión de que, de una vez por todas, se han alcanzado muchos de los límites del lenguaje. Sin embargo, la mayor originalidad de Shakespeare reside en la representación de personajes: Bottom es un melancólico triunfo; Shylock, un problema permanentemente equívoco para todos nosotros; pero sir John Falstaff es tan original y tan arrollador que con él Shakespeare da un giro de ciento ochenta grados a lo que es crear a un hombre por medio de palabras». Jorge Luis Borges escribió sobre él: «Shakespeare es el menos inglés de los poetas de Inglaterra. Comparado con Robert Frost (de New England), con William Wordsworth, con Samuel Johnson, con Chaucer y con los desconocidos que escribieron, o cantaron, las elegías, es casi un extranjero. Inglaterra es la patria del understatement, de la reticencia bien educada; la hipérbole, el exceso y el esplendor son típicos de Shakespeare». Shakespeare fue poeta y dramaturgo venerado ya en su tiempo, pero su reputación no alcanzó las altísimas cotas actuales hasta el siglo XIX. Los románticos, particularmente, aclamaron su genio, y los victorianos adoraban a Shakespeare con una devoción que George Bernard Shaw denominó "bardolatría". En el siglo XX, sus obras fueron adaptadas y redescubiertas en multitud de ocasiones por todo tipo de movimientos artísticos, intelectuales y de arte dramático. Las comedias y tragedias shakespearianas han sido traducidos a las principales lenguas, y constantemente son objeto de estudios y se representan en diversos contextos culturales y políticos de todo el mundo. Por otra parte, muchas de las citas y aforismos que salpican sus obras han pasado a formar parte del uso cotidiano, tanto en inglés como en otros idiomas. Y en lo personal, con el paso del tiempo, se ha especulado mucho sobre su vida, cuestionando su sexualidad, su filiación religiosa, e incluso la autoría de sus obras.

Las viñetas de algunos de mis dibujantes favoritos que traigo hoy hasta el blog, todas ellas dedicadas monográficamente a las elecciones al parlamento de Cataluña que se celebran pasado mañana, han sido publicadas en estos últimos días. 

Si alguien ve alguna relación intencionada entre esas elecciones y el poema de Shakespeare que reproduzco, por forzada parezca, quizá no se equivoque.

Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt 




***



Sonnet LXII

That thou hast her it is not all my grief,
And yet it may be said I loved her dearly;
That she hath thee is of my wailing chief,
A loss in love that touches me more nearly.

Loving offenders, thus I will excuse ye:
Thou dost love her because thou knowst I love her;
And for my sake even so doth she abuse me,
Suff'ring my friend for my sake to approve her.

If I lose thee, my loss is my love’s gain,
And losing her, my friend hath found that loss;
Both find each other, and I lose both twain,

And both for my sake lay on me this cross.
  But here’s the joy; my friend and I are one;
  Sweet flatt'ry! Then she loves but me alone.




***


Soneto LXII

No duele tanto que la hicieras tuya,
si bien es cierto que la quise mucho;
la pérdida es más íntima y aguda
sabiendo que además tú fuiste suyo.

Así os excusaré, falsos amantes:
la amaste solo porque yo la amaba
y ella porque me amaba dio su parte,
buscando que, al tenerte, la aprobara.

Si yo te pierdo a ti, te gana ella,
y si la pierdo a ella, ganas tú;
y cuando os encontréis, seré el que pierda

y cargue, por mi bien, con vuestra cruz.
Mas yo y mi amigo somos uno; así
aunque ella lo ame, me está amando a mí.

William Shakespeare



***






VIÑETAS








































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jueves, 24 de septiembre de 2015

[Literatura] Cuentos para la edad adulta. Hoy, "Vecinos", de Raymond Carver







El cuento, como género literario, se define por ser una narración breve, oral o escrita, en la que se narra una historia de ficción con un reducido número de personajes, una intriga poco desarrollada y un clímax y desenlace final rápidos.

Durante los próximo meses voy a traer hasta el blog algunos de los relatos cortos más famosos de la historia de la literatura universal. Obras de autores como Philip K. Dick, Franz Kafka, Herman Melville, Guy de Maupassant, Julio Cortázar, Alberto Moravia, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges, Edgar Allan Poe, Oscar Wilde, Lovecraft, Jack London, Anton Chejov, y otros... Espero que los disfruten.

Hoy continúo la serie con "Vecinos", de Raymond Clevie Carver, Jr. (1938-1988), escritor estadounidense adscrito al llamado realismo sucio. Estudió bajo la tutela del escritor John Gardner, en el Chico State College, en Chico, California. Publicó numerosos relatos en revistas y periódicos, incluyendo el New Yorker y Esquire, que en su mayoría narran la vida de obreros y gente de las clases desfavorecidas de la sociedad estadounidense, que han sido incluidas en algunas de las más prestigiosas compilaciones estadounidenses. Los críticos asocian los escritos de Carver al minimalismo y le consideran el padre de la citada corriente del realismo sucio. En la época de su muerte Carver era considerado un escritor de moda, un icono que América "no podría darse el lujo de perder", según Richar Gottlieb, entonces editor de New Yorker. Sin duda era su mejor cuentista, quizá el mejor del siglo junto a Chéjov, en palabras del escritor chileno Roberto Bolaño. Al hilo de esta idea cabe destacar un soberbio cuento dedicado a los últimos días del referido escritor ruso de nombre "Tres rosas amarillas". Su editor en Esquire, Gordon Lish, desempeñó un papel decisivo en el estilo de la prosa de Carver. Por ejemplo, donde Gardner recomendaba a Carver usar quince palabras en lugar de veinticinco, Lish le instaba a usar cinco en lugar de quince. En 1998, diez años después de la muerte de Carver, un artículo en la revista New York Times Magazine suscitó polémica al alegar que su editor Gordon Lish no sólo dio consejos a Carver, sino que reescribió párrafos enteros de sus cuentos, hasta el punto de cambiar el final innumerables veces.


Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt 



Raymond Carver






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miércoles, 23 de septiembre de 2015

[A vuela pluma] Fernando Trueba o el seudoprogresismo de salón y papel cuché



Fernando Trueba


"Ni cinco minutos de mi vida me he sentido español", ha dicho nuestro afamado cineasta, Fernando Trueba, justo en el momento de recibir el Premio Nacional de Cinematografía de manos del ministro de Educación, Cultura y Deportes del gobierno de España. Nada que objetar, por supuesto, a sus declaraciones. Está claro que nadie puede obligar a una persona a sentirse cómoda con su nacionalidad ni con su vida. Sean cuales sean sus razones. Quizá podrían calificarse, en el mejor de los casos, como inoportunas por el momento y lugar elegidos para pronunciarlas. En el peor, como cínicas, por recoger un premio, y su compensación económica, que le otorgan los ciudadanos de un país que él, presume de ello, desprecia.

No tengo más remedio que reconocer que me resulto concernido por la respuesta que su actitud y su discurso ha recibido de otro cineasta español, menos conocido, menos premiado, y como dice el propio autor de la "Carta abierta al director de cine Fernando Trueba", Fernando López-Mirones, menos bueno (cinematográficamente) que él. Me sumo a ella.

Con todo respeto hacia su persona, eso siempre por delante, sus declaraciones me parecen absolutamente desafortunadas; más propias de ese seudoprogresismo de salón y papel cuché tan al uso en ese mundillo artístico en el que el señor Trueba se mueve. Y hablando de artistas, me gustaría suponer que los huesos de Picasso y Buñuel se estarán revolviendo en sus tumbas ante tamaño dislate, ellos, que ni en las peores circunstancias personales, jamás se plantearon renunciar a su condición de españoles. Y eso que Francia les abría sus puertas y su corazón sin pensárselo un momento.

¡Con lo sencillo, honesto y pundonoroso que le hubiera resultado al señor Trueba renunciar al premio (y a su compensación económica), si tan incómoda le resulta su condición de español! Otros muchos españoles, tan significativos o más que el señor Trueba lo han hecho antes, como Javier Marías, al negarse a recibir el Premio Nacional de Literatura, disconforme este no con su nacionalidad, sino con el gobierno que se lo otorgaba.

Lo hecho por Fernando Trueba me lleva a recordar a tres insignes figuras de la cultura europea, sin desdoro alguno para Trueba, mucho más importantes y famosos que él, y presumiblemente en sus antípodas ideológicas: Louis-Ferdinand Céline, Martin Heidegger y Knut Hamsun, en los que cabría ejemplificar eso que se dice sobre el "que puedes ser un genio, un intelectual de prestigio, un gran artista, un escritor excelso, un cualificado puntal en tu profesión, y... un absoluto gilipollas como persona".

Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt 




P.Picasso, L.Buñuel, J.Marías, L.F.Céline, M.Heidegger y K.Hamsun





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lunes, 21 de septiembre de 2015

[Literatura] Un clásico de vez en cuando. Hoy, "Medea", de Eurípides




La historia de Medea en una antigua vasija griega



Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar de nuevo a los clásicos, de manera especial, a los griegos. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso de la Historia y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente.

Hoy traigo hasta el blog la obra "Medea", título de una tragedia de Eurípides representada en el año 431 a. C., considerada por muchos como su mejor obra. A pesar de ello solo consiguió el tercer puesto en el concurso de aquel año. El argumento de "Medea" es conocido sobradamente, pero me tomo el atrevimiento de exponerlo de nuevo.

La obra transcurre en la ciudad de Corinto, en la que reina Creonte,  a la que llegan Jasón con su esposa Medea y su hijos huyendo de Yolcos. La trama de la obra se inserta en el ciclo mítico de los Argonautas, quienes comandados por Jasón, parten hasta los confines del mar Negro en busca del vellocino de oro. Medea, hija del rey de la Cólquide, se enamora locamente de él y contribuye decisivamente al éxito de su empresa, actuando sin vacilar en favor de los intereses de Jasón, llegando a asesinar a su propio hermano. De vuelta con Jasón a Yolcos, asesina con artes mágicas al tío de Jasón, Pelias, que le había usurpado el trono en su ausencia, pero tienen que partir al exilio.

Ya en Corinto, Jasón, por razones estrictamente políticas, a pesar de estar casado con Medea, se promete en matrimonio a Glauce, hija del rey Creonte, ante el espanto de Medea, que ve su lecho deshonrado. Creonte, que había planeado el matrimonio, ante el temor de que Medea, sabia y hábil, se vengue, ordena su destierro inmediato. Medea, fingiéndose sumisa, pide un solo día de plazo para salir al destierro. Ese plazo lo aprovecha para realizar unos presentes a Glauce: una corona de oro y un peplo que causan la muerte por el simple contacto. Glauce muere de forma horrible. Tras perpetrar ese horrible crimen, Medea mata a sus propios hijos. Termina la obra con Medea subida en el carro del dios Helios, con quien ya tenía pactada su huida a Atenas, para evitar las iras de la familia de Creonte y de su propio marido Jasón. 

Merece la pena resaltar que a pesar de la terrible venganza de Medea, el personaje sale indemne. Y no solo eso, sino que conforme a la leyenda sobre ella, acaba casada con Egeo, rey de Atenas. Los personajes tratados por Eurípides en Medea ya se mencionan en Homero y Hesíodo, para plasmar el conflicto entre el impulso irracional y el compromiso social, que en ocasiones impone la renuncia a los deseos individuales para adecuarse a las exigencias políticas. Medea, sin embargo, se aferra al amor y los viejos valores de fidelidad sin fisuras. La ciega pasión de Medea le impide asumir la traición de su amado y la empuja a privar a este de su descendencia, fundamento de la integración social en el mundo griego, aun a cambio de perder a sus seres más queridos. La tortura de la duda, previa a la venganza, y el desgarro ante el dolor inminente quedan expresados magistralmente en los monólgos de Medea que salpican la obra. Claro preludio de lo que será el monólogo interior en la literatura del siglo XX. 

El autor de "Medea", Eurípides (480-406 a. C.) fue uno de los tres grandes poetas trágicos griegos de la antigüedad, junto con Esquilo y Sófocles. Fue amigo de Sócrates, el cual, según la tradición, sólo asistía al teatro cuando se representaban obras de Eurípides. En 408 a. C., decepcionado por los acontecimientos de su patria, implicada en la interminable Guerra del Peloponeso, se retiró a la corte de Arquelao I de Macedonia, en Pela, donde murió dos años después. Se cree que escribió 92 tragedias, conocidas por los títulos o por fragmentos, pero se conservan sólo 19 de ellas. Su concepción trágica está muy alejada de la de Esquilo y Sófocles. Sus obras tratan de leyendas y eventos de la mitología de un tiempo lejano, muy anterior al siglo V a. C. de Atenas, pero aplicables al tiempo en que escribió, sobre todo a las crueldades de la guerra. Sus obras parecen modernas en comparación con los de sus contemporáneos, centrándose en la vida interna y las motivaciones de sus personajes de una forma antes desconocida para el público griego. 

Su Medea es, junto a su Ifigenia y a la Antígona de Sófocles, una de mis heroínas trágicas favoritas. Cada una por una razón distinta. Ifigenia, por su inocencia y su valor a la hora de afrontar el sacrificio de su propia vida ante la superior causa de los griegos frente a la "bárbara" Troya. La de Medea por su amor apasionado y su sed de venganza ante la traición del amado. Y la de Antígona la dejo para cuando traiga hasta el blog su historia. Espero que disfruten de la belleza de "Medea". Veinticinco siglos después de haber sido escrita aún sigue conmoviendo los espíritus y las almas. Pueden verla en este enlace de RTVE.

Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



"Medea furiosa" (Eugène Delacroix, 1862)




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domingo, 20 de septiembre de 2015

[Humor & Poesía] Hoy, "Soneto de la granada", de Xavier Villaurrutia




Xavier Villaurrutia



Es muy posible que a algún purista le parezca una blasfemia lo que pretendo hacer durante unas semanas: unir en la misma entrada algunos de los más bellos sonetos de amor y a mis viñetistas cotidianos preferidos. Bien, pues lo siento por los puristas, pero un servidor piensa que hay pocas cosas en la vida más serias que el amor y el humor, así pues, ¿por qué no juntarlos?  Todo ello sin mayores pretensiones, aun reconociendo que meter en el mismo envoltorio un soneto de amor y unas viñetas humorísticas, por muy preñadas que estén de crítica social y realidad cotidiana, puede no resultar una fórmula afortunada. En cualquier caso, espero que sean de su agrado. 

El soneto es una composición poética compuesta por catorce versos de arte mayor, endecasílabos en su forma clásica, que se organizan en cuatro estrofas: dos cuartetos y dos tercetos. En el primer cuarteto suele presentarse el tema de la composición, tema que el segundo cuarteto amplifica. El primer terceto reflexiona sobre la idea central expresada en los cuartetos. El terceto final, el más emotivo, remata con una reflexión grave o con un sentimiento profundo desatado por los versos anteriores. De Sicilia, el soneto pasó a la Italia central, donde fue también cultivado por los poetas del "dolce stil nuovo" (siglo XIII). A través de la influencia de Petrarca, el soneto se extiende al resto de literaturas europeas.

Continúo hoy la serie de sonetos de amor con el titulado "Soneto de la granada", de Xavier Villaurrutia González (1903-1950). Escritor mexicano que cultivó los géneros de poesía, crítica literaria y dramaturgia. Inició sus estudios en el Colegio Francés de la Ciudad de México y en la Escuela Nacional Preparatoria y más tarde en la Facultad de Derecho, que abandonó para dedicarse por completo a las letras. Hizo estudios de teatro en el Departamento de Bellas Artes. Becado en 1935 por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático durante un año en la Universidad de Yale de New Haven, Connecticut, Estados Unidos. Formó parte del grupo llamado Los contemporáneos, que se definían a sí mismos como "grupo sin grupo" y miembro fundador de la revista Contemporáneos. Dirigió, junto con Salvador Novo, la revista Ulises y junto con Rafael López Pérez, Barandal. Inspirado en la obra de López Velarde, pero influido definitivamente por el surrealismo, su obra poética se distinguió por su oscuridad y sus referencias a imágenes de abandono, de desolación, y de una presencia y relación constante con la muerte. En 1928 Villaurrutia publica Dama de Corazones su única novela conocida. Apareció en la revista Ulises dirigida por él mismo y por Salvador Novo. Esta obra es de una extraordinaria lírica, mediante ella Xavier logra transmitir sensiblemente la vida interna de sus personajes. Está influenciada por las lecturas que tenía tanto él cómo sus contemporáneos, siendo referentes entre ellos: Valery, Proust, Apollinaire, Cocteau, Baudelaire, Ramón Jiménez, Machado, Eliot y más destacado André Gide con Viaje Inmóvil y el Hijo Pródigo. Es un contrapunto de lo que se estaba escribiendo en ese entonces en el México sumido en la postrevolución mexicana. A Villaurrutia se le reconoce también por su amplia labor como crítico literario, lo que se refleja en la edición de dos revistas, fundadas junto con Salvador Novo: Ulises (1927-1928) y Contemporáneos (1928-1931). De igual forma, se desempeñó en la traducción de autores al español, entre los que encontramos la obra de Anton Chéjov, William Blake y André Gide.

En cuanto a las viñetas que acompañan al poema, traigo hoy hasta el blog las más recientes y ácidas del dibujante Montecruz, publicadas en el diario La Provincia, de Las Palmas de Gran Canaria. Ácidas viñetas  de acerada crítica política y social sobre la situación del archipiélago, y por ello, universales.

Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt 




***


SONETO DE LA GRANADA

A Alfonso Reyes

Es mi amor como es oscuro
panal de sombra encarnada,
que la hermética granada
labra en su cóncavo muro.

Silenciosamente apuro
mi sed, mi sed no saciada,
y la guardo congelada
para un alivio futuro.

Acaso una boca ajena
a mi secreto dolor
encuentre mi sangre, plena,

y mi carne, dura y fría,
y en mi acre y dulce sabor
sacie su sed con la mía.

Xavier Villaurrutia



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VIÑETAS





























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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

sábado, 19 de septiembre de 2015

[Reedición] Juan XXIII, mi último papa




El Papa Juan XIII



Mi relación relación afectiva con la Iglesia Católica permanece intacta; mi fe en ella, y en cualquier otra creencia religiosa, comenzó a debilitarse el 3 de junio de 1963 y se rompió abruptamente en una fecha indeterminada de 1969, por razones que no voy a revelar. Ese 3 de junio de 1963, el mismo día que moría en Roma Angelo Giuseppe Roncalli, el papa Juan XXIII, emprendía yo en tren, con 17 años, mi primer viaje en solitario rumbo a la Academia General Militar en Zaragoza (Aragón). No aprobé el examen de ingreso en la misma, y aquel hecho, bastante pueril en realidad, cambió el rumbo hacia el que yo había planteado mi vida. Creo que para bien.

Cinco años antes, justo el mes que viene hace cincuenta y siete, su elección como papa cambió el rumbo, también, de la Iglesia Católica. No sólo por la convocatoria del Concilio Vaticano II, cuya apertura llegó a presidir, sino por hechos tan significativos como el de ser el primer papa en salir de los muros de San Pedro desde 1870, donde sus antecesores se habían encerrado como protesta por la designación de Roma como capital del Reino de Italia. También fue el primer papa en visitar una por una las parroquias de su diócesis, como obispo de Roma. Y su primera visita fuera del Estado Vaticano fue a una cárcel, la famosa prisión romana "Regina Coeli"... También fue el primero, en 400 años, en reunirse con el arzobispo anglicano de Canterbury... Son solo gestos, pero significativos... Y luego, su inmensa sonrisa, siempre franca y abierta... Fue mi último papa...

En mis 69 años de vida he conocido siete papas en el trono del Estado de la Ciudad del Vaticano. Del antecesor de Juan XXIII, Pio XII, guardo la imagen de un hombre de perfil pétreo, siempre adusto y serio en sus fotos, del que más tarde se supieron hechos que ponían en entredicho su pontificado. De su sucesor, Pablo VI, tengo mejor recuerdo. Sobre todo de su trascendental discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York, que dijo en francés, y que seguí con gran interés por televisión; de su impulso al Concilio Vaticano II, que culminó; de su enfrentamiento público con el régimen franquista, que yo no entendí bien hasta más tarde. Le sucedió en el trono Juan Pablo I, de cuyo efímero reinado algunos han querido hacer una novela de misterio, y del que pienso que pudo ser, si la Fortuna le hubiera dejado vivir, un gran bien para la Iglesia y el mundo. Con Juan Pablo II, su sucesor, reconozco que nado contra corriente: todo su reinado me parece negativo para la Iglesia; derribó con alevosía y premeditación todo lo proyectado por el Concilio; cerró las puertas de la iglesia a cal y canto a cualquier posibilidad de reforma; se obsesionó con el sexo como si la virginidad fuera la virtud más excelsa del cristiano; pero fue también un gran comunicador y un excelente actor, que supo convertir su muerte en el mayor espectáculo de masas de la historia. De su sucesor, Benedicto XVI no tengo mucho que decir, y aunque esperaba poco de él dada su condición anterior de Inquisidor General durante el mandato de su antecesor, reconozco que tuvo gestos dignos de respeto; sobre todo el último, su abdicación y su silencio posterior, que le honran y enaltecen. Y del actual, el papa Francisco, no sé que decir. Me desconcertó su elección, aunque al parecer era uno de los candidatos predilectos del Espíritu Santo, y me alegré de la misma al ver sus primeros gestos, y los que le siguieron. Se sabe que la Curia romana (el gobierno de la Iglesia Católica) es un monstruo de mil cabezas difícil de controlar y menos aun de dominar, y que los tiempos en esta santa institución se miden por siglos y no por años. Pero quizá un poco más de decisión, a fin de cuentas el papado es el paradigma de la monarquía absoluta, en pasar de las palabras y los gestos a las normas legales concretas, no vendría mal. Por ejemplo, convocando un nuevo Concilio, que no solo democratizara a la Iglesia Católica definitivamente, sino que pusiera muchos de sus dogmas a la altura de los tiempos, y a sus agentes, al servicio indeclinable de los fieles y de todos los hombres, sobre todo de los más humildes y necesitados.

La reedición de esta entrada, publicada originariamente hace ya siete años, lo ha propiciado la relectura de un artículo publicado en su día en el diario El País, titulado "El día que Juan XXIII cenó aparte", escrito por Hilari Raguer, historiador y monje benedictino en Montserrat, con motivo del cincuentenario de la elección como papa de Juan XXIII. Espero que me perdonen la digresión de hoy, por lo personal de ella y de los juicios emitidos, y que la disfruten.

Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt 



Basílica de San Pedro (Ciudad del Vaticano)




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