sábado, 19 de septiembre de 2015

[Humor & Poesía] Hoy, "La durmiente", de José Somoza




Palacio de los Duques de Alba (Piedrahita, Ávila, Castilla y León)



Es muy posible que a algún purista le parezca una blasfemia lo que pretendo hacer durante unas semanas: unir en la misma entrada algunos de los más bellos sonetos de amor y a mis viñetistas cotidianos preferidos. Bien, pues lo siento por los puristas, pero un servidor piensa que hay pocas cosas en la vida más serias que el amor y el humor, así pues, ¿por qué no juntarlos?  Todo ello sin mayores pretensiones, aun reconociendo que meter en el mismo envoltorio un soneto de amor y unas viñetas humorísticas, por muy preñadas que estén de crítica social y realidad cotidiana, puede no resultar una fórmula afortunada. En cualquier caso, espero que sean de su agrado. 

El soneto es una composición poética compuesta por catorce versos de arte mayor, endecasílabos en su forma clásica, que se organizan en cuatro estrofas: dos cuartetos y dos tercetos. En el primer cuarteto suele presentarse el tema de la composición, tema que el segundo cuarteto amplifica. El primer terceto reflexiona sobre la idea central expresada en los cuartetos. El terceto final, el más emotivo, remata con una reflexión grave o con un sentimiento profundo desatado por los versos anteriores. De Sicilia, el soneto pasó a la Italia central, donde fue también cultivado por los poetas del "dolce stil nuovo" (siglo XIII). A través de la influencia de Petrarca, el soneto se extiende al resto de literaturas europeas.

Continúo hoy la serie de sonetos de amor con el titulado "La durmiente", de José Somoza y Muñoz (1781-1852). Poeta, escritor y político liberal español. De familia burguesa acomodada, estudió en Ávila y Salamanca. Soltero, vivió casi siempre aislado, en la localidad castellano-leonesa de Piedrahita, con esporádicos viajes a Madrid, donde se relacionó con amigos de su padre como Juan Meléndez Valdés, Manuel José Quintana, Melchor Gaspar de Jovellanos, y Francisco de Goya. Volteriano, aunque virtuoso, y liberal, tomó las armas en 1808 contra los franceses, pero se quedó en su pueblo para no abandonar a su hermano enfermo cuando estos lo invadieron. No fue afrancesado ni acepto el cargo de prefecto que por influencia de Meléndez Valdés y de Cabarrús le fue nombrado ofrecido, pero tampoco se marchó a Cádiz ante el avance francés, sino que siguió en Piedrahita cuidando de su hermano enfermo. Finalizada la Guerra de la Independencia fue detenido y llevado a Madrid aunque se sobreseyó la causa. Fue jefe político de Ávila (gobernador de la provincia) durante el Trienio Liberal (1820-1823), cargo al que renunció. Al final del trienio liberal fue encarcelado junto a su hermano en Ávila. En la Década Ominosa (1823-1833) fue de nuevo perseguido por sus ideas liberales y encarcelado durante siete años. Fue procurador en Cortes por Ávila (1834-1836) y diputado a las Constituyentes de 1836-1837 y 1839, y presidente de la diputación provincial de Ávila entre 1834 y 1836.  En 1850 sostuvo una polémica con el arcipreste de Piedrahíta y el obispo de Ávila sobre sus escritos, por lo que, a su muerte, dos años después, no recibió los sacramentos y se le quiso negar la sepultura eclesiástica. Sus Poesías pueden considerarse pertenecientes a la escuela neoclásica salmantina. Destacan sus cuadros costumbristas, que preceden cronológicamente incluso a los de Ramón Mesonero Romanos; pero solo se publicaron con posterioridad a instancias de éste en el Semanario Pintoresco Español. Fue un hábil narrador de anécdotas y un gran evocador de costumbres pasadas, en los que revela un agudo sentido social. Dejó también dos importantes novelas históricas, "El bautismo de Mudarra y El capón (1842), y compuso una serie de libros de contenido vario, interesantes para reconstruir la vida de un librepensador aislado y perseguido.

En cuanto a las viñetas, hoy traigo de nuevo hasta el blog el humor suave del dibujante Ros. Todas ellas han sido publicadas recientemente en el diario El País.

Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt 




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LA DURMIENTE

La luna mientras duermes te acompaña,
tiende su luz por tu cabello y frente,
va del semblante al cuello, y lentamente
cumbres y valles de tu seno baña.

Yo, Lesbia, que al umbral de tu cabaña
hoy velo, lloro, y ruego inútilmente,
el curso de la luna refulgente,
dichoso he de seguir o amor me engaña.

He de entrar cual la luna en tu aposento,
cual ella al lienzo que en tu faz reposa,
y cual ella a tus labios acercarme;

cual ella respirar tu dulce aliento,
y cual el disco de la casta diosa,
puro, trémulo, mudo, retirarme.

José Somoza



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VIÑETAS DE ROS





















Entrada núm. 2445
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

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