Ahora que parece que una buena parte de los españoles que se declaran de izquierdas parecen confundidos con conceptos tales como pueblo, país, patria, gobierno, nación y Estado, conceptos que sin duda inducen a confusión pero que en ningún caso son sinónimos, quizá convendría reivindicar el nombre común de España que a todos nos acoge y ampara. Sin vergüenza alguna. Sin remordimientos de ninguna especie.
De ahí, mi atrevimiento de traer durante unas cuantas semanas, o mientras el cuerpo aguante, lo que algunos de los grandes poetas españoles contemporáneos han dicho sobre su patria común, sobre la nuestra, sobre España.
Hoy, con Antonio Machado (1875-1939). Nacido en Sevilla fue el poeta más joven de la denominada Generación del 98. Evolucionó del simbolismo romántico a la poesía comprometida con el hombre como ser humano universal. Alumno de la Institución Libre de Enseñanza, comom tantos otros poetas, escritores, profesores y artistas de su generación, se posicinó sin ambages del lado republicano durante la guerra civil. Murió en Colliure (Francia), en el exilio, meses antes del final del guerra. Les dejo con su poema "El mañana efímero".
Hoy, con Antonio Machado (1875-1939). Nacido en Sevilla fue el poeta más joven de la denominada Generación del 98. Evolucionó del simbolismo romántico a la poesía comprometida con el hombre como ser humano universal. Alumno de la Institución Libre de Enseñanza, comom tantos otros poetas, escritores, profesores y artistas de su generación, se posicinó sin ambages del lado republicano durante la guerra civil. Murió en Colliure (Francia), en el exilio, meses antes del final del guerra. Les dejo con su poema "El mañana efímero".
La España de charanga y pandereta,
cerrado y sacristía,
devota de Frascuelo y de María,
de espíritu burlón y del alma inquieta,
ha de tener su mármol y su día,
su infalible mañana y su poeta.
El vano ayer engendrará una mañana
vacío y ¡por ventura! pasajero.
Será un joven lechuzo y tarambana,
un sayón con hechuras de bolero;
a la moda de Francia realista,
un poco al uso de París pagano,
y al estilo de España especialista
en el vicio al alcance de la mano.
Esa España inferior que ora y bosteza,
vieja y tahur, zaragatera y triste;
esa España inferior que ora y embiste,
cuando se digna usar de la cabeza,
aun tendrá luengo parto de varones
amantes de sagradas tradiciones
y de sagradas formas y maneras;
florecerán las barbas apostólicas,
y otras barbas en otras calaveras
brillarán, venerables y católicas.
El vano ayer engrendrará un mañana
vacío y ¡por ventura! pasajero,
la sombra de un lechuzo tarambana,
de un sayón con hechuras de bolero,
el vacuo ayer dará un mañana huero.
Como la náusea de un borracho ahíto
de vino malo, un rojo sol corona
de heces turbias las cumbres de granito;
hay un mañana estomagante escrito
en la tarde pragmática y dulzona.
Mas otra España nace,
la Españadel cincel y de la maza,
con esa eterna juventud que se hace
del pasado macizo de la raza.
Una España implacable y redentora,
España que alborea
con un hacha en la mano vengadora,
España de la rabia y de la idea.
"El mañana efímero", de Antonio Machado.
Y mañana, con Gabriel Celaya. Y ahora, por favor, sean felices. Y como decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt
Entrada núm. 2086
El poeta Antonio Machado
Entrada núm. 2086
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Pues tanto como saber me agrada dudar (Dante Alighieri)