martes, 9 de julio de 2024

[ARCHIVO DEL BLOG] Y última vez y nunca más y olvido. [Publicada el 28/07/2019]











Aquel otro 19 de julio, el día del triunfo de la revolución sandinista, cayó un jueves de hace 40 años, comenta e escritor nicaragüense y Premio Cervantes 2017 Sergio Ramírez. 
Viernes 19 de julio estoy volando desde Medellín, comienza diciendo Ramírez, donde he presidido un jurado literario, hacia Lima, donde voy a la Feria Internacional del Libro. Oficios de la vida de escritor que dejan en suspenso la novela en el que está trabajando allá en Managua, para comparecer en los obligados escenarios literarios. De otros, me he alejado para siempre.
En mi memoria tengo el poema Límites de Jorge Luis Borges, que habla de lo irrecuperable y de lo perdido, de la disolución del pasado, de última vez y nunca más y olvido, de las sombras, los sueños y las formas que destejen y tejen esta vida. De lo que pudo una vez ser, fue de alguna manera, y ya no lo será nunca más. Aquella revolución.
Aquel otro 19 de julio, el de 1979, el día del triunfo, hace 40 años, tocó en jueves, y entonces, lejos del desencanto y de la nostalgia, me hallaba en la ciudad de León, liberada por las columnas guerrilleras al mando de la comandante Dora María Téllez, una estudiante de medicina de 24 años de edad.
Doña Violeta de Chamorro, Alfonso Robelo, y yo, miembros de la Junta de Gobierno constituida en el exilio, habíamos llegado cerca de la medianoche del martes 17, repartidos en dos avionetas desde San José, Costa Rica, en compañía de otros futuros funcionarios, entre ellos Ernesto Cardenal, el ministro de Cultura. Aterrizamos en una pista de tierra para aparatos de fumigación de algodonales, alumbrada por dos ristras de candiles de kerosín.
Ernesto recuerda en un poema aquel momento: El avión bajando. Un olor a insecticida / Y me dice Sergio: “¡El olor de Nicaragua!”. Era el lejano y persistente olor de los campos sembrados de algodón que se esparcía en la medianoche llevado por los soplos de aire que eran siempre de lluvia en el invierno de Nicaragua. Invierno cuando llueve, verano cuando no llueve.
Y la mañana del 19 de julio en la casa donde acampábamos, antes del desayuno de arroz y frijoles. El general Sandino estaba en la pantalla del televisor, la estación propiedad de la familia Somoza ahora en manos de los guerrilleros.
De la imagen de Sandino sólo existían unos pocos metros de película en un viejo noticiero Movietone, una filmación hecha seguramente en la ciudad de México en 1930: es un close up. Se quita y se pone el sombrero. Eso era todo. No tenía voces, ni sonido, o quizás tuvo detrás las marchas militares o festivas que solían poner a los noticieros de cine. Pero ahora, esa imagen silente que se repetía, como si se fuera a quedar para siempre en la pantalla, tenía de fondo La tumba del guerrillero, la canción de Carlos Mejía Godoy, el inagotable compositor que le puso música a la revolución.
Las columnas de combatientes estaban entrando a Managua por todas las carreteras, arracimados en camiones de carga, a bordo de autobuses, las avanzadas habían tomado el aeropuerto internacional, también la loma de Tiscapa, asiento del poder de la familia Somoza, los soldados de la Guardia Nacional habían huido dejando un reguero de uniformes, salbeques, cananas, botas, fusiles; unos muchachos barbados se jabonaban en la tina del baño de la residencia del dictador y su amante, las oficinas del búnker donde dirigía las operaciones de guerra también habían sido ocupadas. El hotel Intercontinental, al lado del búnker, hervía de corresponsales de guerra.
Y el 20 de julio, que fue viernes, viajamos en una caravana de vehículos desde León a Managua, y abordamos un camión de bomberos para entrar en la Plaza de la República, en adelante la Plaza de la Revolución, frente a la Catedral Metropolitana descalabrada por el terremoto de 1972, la plaza colmada de pueblo, la gente apretujada en las cornisas de la catedral, encaramada en las torres, un mar de banderas, un solo clamor.
Repaso mi libro de memorias sobre aquellos años, Adiós Muchachos, publicado hace 20 años, y leo los epígrafes: la canción de gesta fue un periódico que se llevó el viento, dice Ernesto Cardenal. Todo se quedó en el tiempo, todo se quemó allá lejos, dice la voz de Joaquín Pasos, perdida en la distancia. La plaza en fiesta se vacía de gente y Borges vuelve a mi memoria para recordarme ese atareado rumor de multitudes que se alejan.
Y también me susurra: para siempre cerraste alguna puerta. Y hay un fulgor que se filtra por las rendijas de esa puerta. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt












El poema de cada día. Hoy, El lugar que tú ocupas, de Elvira Sastre (1992)

 







EL LUGAR QUE TÚ OCUPAS 


Por suerte,

existes.

Y por suerte, también,

no solo existes,

sino que te colocas aquí,

justo al lado de todo lo que está lejos,

para estar cerca.

Y por suerte, aún más,

no solo existes

y te colocas aquí,

sino que es en ese exacto lugar

en el que me haces creer

que merezco habitarlo,

conocer los rincones que lo atajan

y saber mirarte también

cuando cierro los ojos.

Como un sueño.

Como el sueño que aparece

en el momento preciso

en el lugar que tú ocupas.


Elvira Sastre, 1992

Poetisa española













Las viñetas de hoy

 


















lunes, 8 de julio de 2024

Sobre las hostias electorales. Especial 1 de hoy lunes, 8 de juli

 






Hostia electoral
JUAN TALLÓN
08 JUL 2024 - El Periódico - harendt.blogspot.com

Pasa una cosa un poco curiosa con las elecciones: es fácil perderlas. Cuando estás a punto de ganarlas, también es posible que se las lleve otro. La derrota es un acontecimiento que llega por sorpresa y sin sorpresa. En política no existe una sola trayectoria que no esté decorada con algunas victorias clarísimas, que, en cambio, no se alcanzaron, como le ha ocurrido a la ultraderecha en Francia. Esas inesperadas, sonoras catástrofes, tan morrocotudas, deberían poder incluirse en un currículo y lucir con toda su espectacularidad. Por ejemplo: fulanito de tal, graduado en no sé qué; máster en una cosa; experiencia laboral en esto, en lo otro; dominio de cuatro idiomas; y treinta y siete victorias que iban a ser clarísimas y que al final no lo fueron. Nunca se sabe a ciencia cierta cuál es la aportación más relevante a un currículum, la que habla sin género de dudas de tu valía. «Lo mejor de mi currículo es la grapa», decía José Luis Alvite.
Las altas expectativas, que al cabo se desinflan estrepitosamente, sin darte tiempo a estar un poco triste, pasando de la euforia directamente a la ruina absoluta, forman parte de la vida. Cómo existir sin albergar grandes ilusiones, aunque solo sea una vez. Pero qué vez. Personalmente, entiendo bastante bien a la gente que prefiere ganar a perder. De hecho, yo me incluyo también en ese grupo. De entrada, la derrota es siempre una malísima noticia, y de una fealdad notable, que no se caracteriza por ponerte contento.
Pero ganar, ay, ganar. Ganar es otra cosa. Ganar, reconozcámoslo, es maravilloso. Puestos a elegir, quisiéramos ganar a lo que sea, y todo el tiempo. Pero contar con ello, creer que resulta un plan realizable, es de idiotas. Por eso entrenamos la frustración a diario, para aprender a perder, a levantarnos al día siguiente como si tal cosa, y no tener que cortar carreteras, o asaltar edificios, cuando la realidad no se comporta como tú desearías. Ciertamente, es una putada no ser dios para salirte siempre con la tuya. Hay pocas cosas tan seguras, sin embargo, como que sufrirás un chasco, recibirás una hostia; y al día siguiente, más. Con un poco de fatalismo por tu parte, casi puedes adivinar los reveses diarios sin margen para el error, como aquella conocida de Iñaki Uriarte que se puso a llamar a sus amigos a principios de semana para decirles: «Me muero el jueves», y el viernes, en efecto, se vieron todos en el funeral.
Se necesita mucha sangre fría para pensar que una terrible e inopinada derrota solo será una anécdota al cabo del tiempo. Pero es la verdad. Quizá al cabo de mucho tiempo. Para cuando eso ocurre, y queda atrás la fecha y su abatimiento, la derrota ya se convirtió en algo que contar. Tener algo que contar es en muchas circunstancias a lo que aspiramos. No menos cierto es que tu derrota equivale a la victoria de otros. Se trata de una dialéctica un poco perversa. Pero no es hoy el día de lamentarla, porque justamente algunos estamos muy contentos, inmersos en la ficción de que también nosotros ganamos, aunque no seamos franceses. Juan Tallón es escritor.












De la Francia resentida

 






Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz lunes. El lepenismo lleva 30 años dirigiendo el odio hacia las élites políticas, sociales y culturales del país, dice en la primera de las entradas de hoy del blog el escritor Sergio del Molino, porque el resentimiento es una fuerza tan poderosa que se impone a las razones y a los datos. Uno solo tiene lo que da, escribía el cantautor gallego Amancio Prada en el archivo del blog de agosto de 2019, todavía impresionado por haber cantado con  Joan Baez en su concierto de despedida en el Teatro Real de Madrid. En la tercera, reproduzco el poema Campos invernales, del poeta albanés Ismail Kadare, recientemente fallecido. Y para terminar, como siempre, las viñetas de humor de hoy. Espero que les resulten de interés. Y sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico, al menos inténtenlo. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos. harendt.blogspot.com










La tragedia de la Francia resentida
SERGIO DEL MOLINO
03 JUL 2024 - El País - harendt.blogspot.com

Merece mucho la pena perder un rato estudiando los mapas electorales del domingo en Francia: la izquierda ha ganado en París y su Pequeña Corona (los distritos colindantes), pero Reagrupamiento Nacional reina en la Gran Corona, esto es, la periferia urbana y periurbana. Los ultras dominan también las ciudades mediterráneas (Marsella, Montpellier y Niza), mientras la izquierda destaca en Lyon, Toulouse, Estrasburgo y Burdeos, esto es, las ciudades prósperas de bicicleta y café latte para llevar. Las antiguas regiones industriales del norte, el centro rural y la costa sur se han entregado a un partido que merece llamarse Resentimiento Nacional.
El resentimiento es una fuerza tan poderosa que se impone a las razones y a los datos. El lepenismo lleva 30 años dirigiendo el odio hacia las élites políticas, sociales y culturales del país, que el domingo se vieron atrincheradas en sus restaurantes cuquis, que la mayoría de los vecinos de la Francia resentida no puede pagar.
Contra la parodia que muchas veces las retrata, esas élites no viven en la inopia. Quien siga un poco los debates franceses sabe que no se habla de otra cosa en el periodismo, en la literatura, en el cine y en el pensamiento. A nadie le ha cogido por sorpresa una tragedia que lleva anunciándose décadas sin que ninguna lumbrera acierte a prevenirla. Es lo propio de las tragedias: sus protagonistas conocen el destino desde el principio, pero no pueden evitarlo. Las brujas le cuentan a Macbeth en el primer acto todo lo que le va a pasar en los siguientes, y ese conocimiento no le salva.
Es fácil ver lo que se ha hecho mal. Lo difícil era hacerlo bien. El fracaso de la política y de un sistema de élites percibidas como soberbias e insensibles a los dramas cotidianos del tantas veces invocado pueblo francés es palmario. Han fracasado, entre otras muchas cosas, en desmentir la propaganda del Resentimiento Nacional, a la que han dado la razón demasiadas veces, olvidando subrayar que la Francia europeísta, laica y republicana es, con todos sus males y defectos, el mejor de los mundos posibles, y que cualquier paraíso soñado es un infierno en potencia. Han fracasado en convencer a los resentidos de que podían vivir mejor en una república abierta y compleja. Perdieron la batalla hace tiempo. La pregunta es si alguna vez tuvieron opción de ganarla. A lo mejor, lo único que podían hacer era sentarse en la terraza de un café, encender un Gaulois y esperar con dignidad coqueta que el incendio les prenda. Como hacen los héroes de las tragedias. Sergio del Molino es escritor.














[ARCHIVO DEL BLOG] Uno solo tiene lo que da. [Publicada el 01/08/2019]








Uno solo tiene lo que da, escribe el cantautor gallego Amancio Prada: "Todavía estoy impresionado. El domingo canté con Joan Baez en su concierto de despedida, en el Teatro Real de Madrid. Aunque su voz manda en mi corazón desde que tengo uso de canción, no la conocía personalmente. Me impresionó por su naturalidad, por su dulzura y delicadeza, por su profesionalidad. Hace apenas veinte días, me invitó a cantar con ella en «mi último concierto de mi última gira»: «It will be wonderful to see you and sing with you. Adios Rios is the most beautiful song!». El día anterior ella había dado un concierto en San Feliu de Guíxols, que empezó tarde por la lluvia... y que acabó a las tantas. Viajaron en autobús durante toda la noche para llegar a Madrid por la mañana. Me citó a las cinco de la tarde para ensayar la canción, primero en su camerino, después en el escenario, mientras probábamos sonido, y aún antes de salir a escena. Cuando salí a cantar le dije que me sentía feliz por estar allí con ella y le di las gracias por cantar en gallego a Rosalía de Castro, por hacer suya mi canción y por compartir conmigo escenario y amigos en un momento tan especial. Al terminar el concierto me pidió que me quedara para celebrar el éxito y la despedida con todo su equipo técnico y artístico. Toda la gente que le rodea me pareció de una gran profesionalidad y muy cercana. Fue un acto íntimo en que se mezclaba la alegría por el éxito de la gira europea, la celebración por todo lo vivido en tantos y tantos escenarios, con un punto de nostalgia también y de tristeza en los músicos y técnicos que llevan años acompañándola.
Al ir a despedirme, me dijo: «Espera, tengo un presente para ti». Volvió con una de las dos guitarras que había usado durante todo el concierto y me dijo: «Tómala, es mi regalo». Yo, la verdad, desconcertado, me resistía a aceptarla, no podía imaginar que me ofreciera algo tan valioso y personal como su guitarra, una de las guitarras Martin cuyo sonido, por cierto, me había impresionado tanto. Pero ella insistió: «La guitarra es tuya, yo ahora ya no necesito dos guitarras». Me acordé de aquel verso de Agustín Garcia Calvo, «Uno solo tiene aquello que da», y me di cuenta, una vez más, de que todo lo valioso que tengo en la vida ha llegado a mí como un don, se me ha ofrecido como regalo. «Gracias, Joan, gracias a la vida, a tu vida». Y nos despedimos con un fuerte abrazo. Todo esto ocurrió el 28 de julio. Ayer regresaban a San Francisco. «Non sei cando nos veremos», pero su voz y sus ojos se quedan «en mis entrañas dibujados», así como la alegría de saber que mi canción de Rosalía va con ella. Gracias, Joan. Ha sido un placer haberte conocido y un honor estar y cantar contigo". Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt













El poema de cada día. Hoy, Campos invernales, de Ismail Kadare (1936-2024)

 






CAMPOS INVERNALES


Campos sembrados

con cabezas de visires y bajaes,

condes y coroneles:

silba el viento sobre ellos.

Una hoja que vuela,

una crin de caballo

y las plumas de un ave

se convierten de repente

en símbolos, enseñas y grados.

El llano desolado invoca viejos fantasmas

(cuántas veces en verano

dictaron que aquí era invierno).

Pero el trigo brotará dentro de poco,

se esfumarán esos espectros por ahora,

hasta que, tras la cosecha y las primeras lluvias,

otra vez se presenten.


Ismail Kadare (1936-2024)

Poeta albanés











Las viñetas de hoy

 




















domingo, 7 de julio de 2024

De la doble moral

 







Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz domingo. Cuando decimos que alguien tiene doble moral, afirma en la primera de las entradas del blog de hoy el antropólogo Iñaki Domínguez, en realidad decimos que afirma explícitamente ser moral, cuando en realidad no actúa en su vida cotidiana de acuerdo con los valores de los que se proclama defensor. En la segunda, un archivo del blog de julio de 2015, varias personalidades de ámbitos sociales diversos reflexionaban sobre las lecciones posibles de extraer de la crisis griega. En cuanto al poema de cada día, hoy subo al blog el titulado Cuando ella pasa, del poeta portugués Fernando Pessoa. Y para terminar, como siempre, las viñetas de humor. Espero que resulten de su agrado. Y sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico, o al menos inténtenlo. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos. harendt.blogspot.com







Los mecanismos de la doble moral
IÑAKI DOMÍNGUEZ
17 JUN 2024 - Revista Ethic - harendt.blogspot.com

La doble moral es aquella que se desdobla en dos: una proclamada, otra practicada. La doble moral, hay que decir, es una falsa moral o, quizás, una moral degradada, una falta de moral verdadera. Cuando decimos que alguien tiene doble moral, en realidad decimos que afirma explícitamente ser moral, cuando en realidad no actúa en su vida cotidiana de acuerdo con los valores de los que se proclama defensor. La moral proclamada serviría, entonces, para adornar la imagen propia ante otros, nada más. El agente de la doble moral sería, en realidad, agente de la inmoralidad. La moralidad de la que habla no la practica.
Esta es una forma de lo que hoy viene a llamarse virtue signalling (o «alardeo moral»), remarcar ante otros lo virtuosos que somos. Un ejemplo de esto sería el llevar mascarilla una vez la pandemia de covid-19 ha terminado o ha dejado de matar. El portador de la mascarilla quisiera dar a entender lo buena persona que es, puesto que trata de evitar el contagio de los más débiles. En el mundo cristiano podría ser aquel que da limosnas para ser reconocido por sus semejantes como bondadoso. De hecho, esta es una de las razones por las que Lutero quiso en el siglo XVI deshacerse de este tipo de prácticas caritativas. Según él, solo servían para engordar el ego y vanagloriarse.
Como reza una definición del Fundéu (Fundación del Español Urgente) al respecto: «Con la denominación virtue signalling se alude a la actitud de las personas que muestran un ostentoso compromiso social en público y en las redes sociales con alguna causa, pero que después no hacen nada más para cambiar la situación que denuncian».
La doble moral se utiliza de cara a la galería para quedar bien con otros. Naturalmente, como la propia definición señala, la doble moral en la era de internet se hace aún más extrema, pues las redes sociales nos exponen más abiertamente a la mirada ajena, algo que nos lleva a exhibir este «postureo ético» para mejorar nuestra imagen social o prestigio. Con respecto a la definición de Fundéu, hay que decir que esta habla de ostentar compromiso social «sin cambiar la situación denunciada». En el caso de la doble moral, tan estrechamente vinculada al virtue signalling, no es solo que el supuesto defensor de una determinada moral no haga nada por materializar los ideales éticos que proclama, sino que en muchos casos, hace exactamente lo contrario de lo que afirma defender. «Haz lo que digo, no lo que hago» es una frase hecha que ejemplifica esta actitud. Cuando a un filósofo moral se le preguntó si cumplía a rajatabla con los preceptos que proclamaba, este contestó que, en su caso, ocurría lo mismo que puede ocurrir con quien idea y establece las normas de tráfico: una cosa es señalar las normas a seguir y otra cumplir con la referida normativa. Se trataría de dos cosas diferentes.
Hallamos en el mundo anglosajón una frase que podría encajar también a la hora de tratar esta temática. Este refrán habla de quienes «talk the talk… but don’t walk the walk», es decir, quienes hablan, pero no actúan de acuerdo con los principios que dicen defender. Así pues, la doble moral es una moral de escaparate utilizada de cara a la galería para quedar bien con otros. Estas personas serían, en última instancia, meros hipócritas, palabra de origen griego que refiere al actor, a aquel que simula y disimula ante otros para obtener recompensas sociales.
Hay que entender la importancia que lo social tiene para los seres humanos, que somos animales gregarios, necesitados de la aprobación del grupo, de su apoyo moral, material y emocional. No obstante, a pesar de la importancia que tiene lo social, esto no implica que debamos ser hipócritas. Hay muchas formas de obtener ese favor y apoyo, y no todas exigen ser un falsario moral.
También es necesario señalar que, a pesar de los beneficios obtenidos por este tipo de sujetos, la persona sometida a una doble moral también padece por ello. Por ejemplo, tal individuo es indudablemente un ser alienado, alguien que vive una existencia doble, que se ha descoyuntado de sí mismo. Se trata, pues, de alguien dividido que, en el fondo de su ser, se desagrada a sí mismo, pues sabe que su identidad social es una farsa, que su proceder es malévolo e indigno. El agente de la doble moral es aquel que no tiene la conciencia tranquila y sabe que recurre a este tipo de estratagemas por debilidad, por incapacidad para lidiar con la vida de frente.
Finalmente, diremos que hay generalmente en la vida social dos morales: una que remite a las convenciones y otra asociada al verdadero bien. Los moralistas suelen acogerse a la convención y defienden los valores que la sociedad venera en un momento concreto de la historia. Las personas verdaderamente morales, por su parte, defienden una moral más profunda, su sentido íntimo de lo que es el bien, y lo hacen por inclinación personal, no por el afán de adornarse ante otros. De nuevo, pues, nos encontramos aquí una distinción entre morales: el plano convencional (superficial) y el plano verdaderamente ético (más profundo). Iñaki Domínguez es antropólogo.









[ARCHIVO DEL BLOG] Lecciones de la crisis griega. [Publicada el 10/07/2015]









Me ha venido muy bien esta semana pasada de descanso forzoso por circunstancias familiares. No solo en lo personal, reanudando lazos entrañables que la distancia y el tiempo habían aflojado, sino en lo más íntimo, dándole importancia a lo que de verdad lo tiene y haciéndome ver que el mundo es como es, con toda su complejidad maravillosa, y no como a nosotros nos gustaría que fuera: simple, sencillo, directo, claro...
Esta digresión a vuela pluma de hoy, basada como todas las demás en opiniones de otros sobre las que reflexiono en el blog cada día con mayor o peor fortuna, va sobre la crisis griega que acaba de azotar los poco pétreos muros de la zona euro y de la propia Unión Europea, y sobre el papel que en ella han jugado algunos actores individuales. 
Vaya por delante, y para ahorrar tiempo e ilusiones a sus fans, que los tiene y muchos, que no me gusta el señor Tsipras; no como persona, que no juzgo, sino como político. Creo, sinceramente, que nos ha tomado el pelo a todos, pero sobre todo, a los griegos. Nada de una gran tragedia clásica a lo Sófocles, Esquilo o Eurípides. Más bien una comedia ligera a lo Aristófanes, que afortunadamente ha sido encarrilada, como no podía ser de otra manera, porque la crisis griega, a pesar del señor Tsipras, era la crisis de todos.
Atenas acepta finalmente la propuesta que sus ciudadanos rechazaron en referéndum. Con apenas ligeros retoques. El Gobierno de Grecia envió la noche del jueves el plan con las medidas prioritarias para pactar el tercer y ansiado rescate con los acreedores, que está llamado a evitar la bancarrota y la salida del euro. Atenas acata prácticamente al 100% la última oferta europea —la rechazada en voto del pasado domingo—, y se compromete a hacer concesiones simbólicas, y circunscritas a las subidas de impuestos. Este es el comienzo de la noticia que hoy, viernes, reproducen todos los periódicos y cadenas de televisión del mundo mundial, como diría Manolito Gafotas. Y que nuestro viejo refranero carpetovetónico enfatizaría diciendo eso de "para ese viaje no hacían falta alforjas", señor Tsipras.
La primera andanada extrapolítica contra las maniobras del señor Tsipras vino hace escasos días de un controvertido, por lo audaz de sus diatribas, filósofo francés de origen sefardí, Bernard-Henry Lévy (1948): "No, amigos griegos, pese a lo que se oye por todas partes y a lo que pregonan en Francia esos que aconsejan pero nunca pagan, como los Le Pen y los Mélenchon, la votación del domingo [se refiere al referéndum celebrado en Grecia] no es unavictoria de la democracia. Primero porque la democracia, y vosotros lo sabéis mejor que nadie, es mediación, representación, delegación regulada de las voluntades y los intereses. No necesariamente un referéndum. O, si lo es, es solo excepcionalmente, cuando los representantes electos están contra las cuerdas, cuando han perdido la confianza de sus mandantes y los procedimientos normales han dejado de funcionar. ¿Acaso era este el caso? ¿El señor Tsipras estaba tan debilitado que no tuvo más remedio que descargar su responsabilidad sobre su pueblo y caer en esta democracia de excepción que es la democracia plebiscitaria? ¿Y qué ocurriría, dicho sea de paso, si cada vez que se enfrentan a una decisión que no tienen el valor de asumir, los socios de Grecia suspendieran las conversaciones y pidieran ocho días para que el pueblo zanjase la cuestión? A menudo se oye —y es cierto— que Europa es demasiado burocrática, demasiado lenta en sus decisiones, demasiado aparatosa. Lo menos que se puede decir es que si el método Tsipras, Dios no lo quiera, llegase a inspirar a un Gobierno estilo Podemos o similar, no remediaría esa deficiencia". Ni que decir tiene que apoyo todo el argumentario anterior sin fisuras, asumiendo las con buen talante las consecuencias personales que se me puedan derivar de ello por parte de mis buenos amigos, que los tengo, cercanos a las tesis y modos de Tsipras, versión hispánica.
La segunda en la boca, que dirían los creyentes, le ha venido al señor Tsipras de manos del ministro francés de Economía, Emmanuel Macron (1977), que aunque juega a toro pasado, le ha recordado al primer ministro griego que no todo vale en política. Macron es el ministro más joven del Gobierno francés y probablemente el más brillante, pero también el más controvertido. Los críticos de su partido, el socialista, le tachan de “liberal” por su ley para modernizar la economía, aprobada definitivamente este jueves por decreto. En esta entrevista, hecha en su despacho horas antes de partir de visita a España, afirma que él está para reformar, para influir en la “transformación ideológica” de la izquierda, modernizando la economía, dándole importancia a la justicia social. Como se vislumbra en la entrevista de más arriba, una recuperación de los ideales socialdemócratas: "El liberalismo político es un elemento de la izquierda. La izquierda es el partido de la emancipación y la libertad, en coordinación con la solidaridad. Si no, la izquierda se convierte en un partido conservador", dice en ella. 
Por último, las reflexiones siempre ajustadas del periodista de El País, Xavier Vidal Foch, que en el diario de ayer jueves, lo hacía sobre las diez lecciones de futuro que cabe sacar de esta crisis:
1. En la Europa del euro reforzado, toda gran cuestión de política económica interna de un socio es de facto competencia común. Y política interior de todos.
2. En paralelo a la economía y a la política, hay una opinión pública europea en formación, polarizada, con vaivenes y dientes de sierra. Empezó con la oposición a la guerra de Irak y ahora se multiplica.
3. El discurso moralista empeora la tensión. Para unos la deuda es “injusta” (Syriza); para otros “lo moral es pagar las deudas” (Donald Tusk). Más que el qué, importa el cómo: cómo hacer que la deuda sea sostenible y no asfixiante. Política, números.
4. Nunca la unión monetaria fue más política. Con las del domingo la habrán abordado media docena larga de sesiones de “cumbre”: la cúpula política de la Unión, el Consejo Europeo.
5. El FMI vive una extrema polaridad zigzagueante. Hoy va de keynesiano (herencia de DSK), mañana de neoliberal, como era costumbre. Resulta imprevisible.
6. Han irrumpido en la Unión los nuevos socios bálticos y otros “pecos” (países de la Europa central/oriental) con perfil propio. En las instituciones (Tusk, Dombrovskis) y los Gobiernos. Ya les interesa la UE tanto como la OTAN.
7. Las políticas de la Unión se cambian con influencia, pedagogía, tenacidad. La reorientación de la austeridad hacia el estímulo a la demanda, la inversión y el crecimiento debe más a la insistencia socialdemócrata (SPD, Hollande, Schulz) y socialcristiana (Juncker) que a los golpes de mano radicales de un país sufriente, pero que se aísla.
8. España ha existido poco. Frases hechas, obviedades, consumo interno cruzado, barato. ¿Por qué siestea el Congreso?
9. Los casandras, heraldos del apocalipsis, reverdecen a la primera recaída, a ver si esta vez hay suerte y el desastre confirma sus pronósticos antes fallidos y su religión de cuanto-peor-mejor, siempre y cuando el hambre afecte a otros: los Hans-Werner Sinn, los Paul Krugman, qué mensaje de ética.
10. Los dramas de Grecia se arrastran dos siglos. No se evaporarán en un día. Mientras se trabaja, conllevancia. Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt











El poema de cada día. Hoy, Cuando ella pasa, de Fernando Pessoa

 






CUANDO ELLA PASA


Sentado junto a la ventana,

A través de los cristales, empañados por la nieve,

Veo su adorable imagen, la de ella, mientras

Pasa… pasa… pasa de largo…

Sobre mí, la aflicción ha arrojado su velo:-

Una criatura menos en este mundo

Y un ángel más en el cielo.

Sentado junto a la Ventana,

A través de los cristales, empañados por la nieve,

Pienso que Veo su imagen, la de ella,

Que no pasa ahora que no pasa de largo.


Fernando Pessoa (1888-1935)

Poeta portugués