viernes, 25 de julio de 2014

El poeta Vicente Gaos y el tema de España en la poesía española contemporánea (XXVII)





La Albufera (Valencia)



¿Por qué buena parte de los españoles que nos declaramos de izquierdas damos la impresión de estar un tanto perdidos en el uso de términos tales como "pueblo, país, patria, gobierno, nación, España, estado"?... Al usarlos parecen similares pero no lo son. Para la derecha, sí; todo es lo mismo y va en el mismo saco. Los españoles que nos declaramos de izquierdas no deberíamos avergonzarnos de reivindicar el uso del nombre de España, la patria común que a todos nos acoge y ampara, No es solo de ellos, es también nuestra. Y deberíamos hacerlo sin vergüenza alguna, sin ningún tipo de remordimiento, sin amargura ni complejo de ninguna especie. Y para eso puede servirnos la poesía.

De ahí, mi atrevimiento de traer durante unas cuantas semanas, o mientras el cuerpo aguante, lo que algunos de los grandes poetas españoles contemporáneos, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, han dicho sobre su patria común, sobre la nuestra, sobre España y su añoranza. Y es que, en palabras de Walt Whitman, "el poeta es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz".  

Hoy traigo hasta el blog al poeta Vicente Gaos (1919-1980). Poeta, escritor y ensayista, nace en Valencia en el seno de una familia de artistas e intelectuales. Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Madrid, obtiene el doctorado en la UNAM de México y da clases de literatura en diversas universidades norteamericanas y europeas. Obtuvo el premio Adonais en 1943, el Ágora en 1963 y el nacional de Poesía el mismo año de su muerte en Valencia. Les dejo con su poema "Dos sonetos de España":

I

Magia de aquellas noches de verano.
-Estrellas y perfumes de mi España-.
Encendimiento azul de una montaña.
Amor, amor del corazón humano.

Ahora que media vida paso en vano
y que la noche contra mí se ensaña,
lejos del mar que, plateado, baña
mi edén nativo, aquel hermoso llano

-con luna grande, con profundo cielo-
que tanto amo y donde amé yo tanto;
ahora, cuando me anega el desconsuelo,

cuando mi corazón se anega en llanto,
hacia mi España va todo mi anhelo.
Tierra de mi tristeza y de mi encanto.


II

España eterna, madre de hermosura,
seno de noble cerrazón severa,
agreste valle de mi luz primera,
madre que me engendró en su viva hondura.

De piedra aunque celeste es tu ternura,
llena de humanidad tu primavera.
Déjame que, hijo tuyo yo, te quiera
con las razones de la sangre oscura.

Es mayo, mira, te corona el cielo
de ruiseñores.y en su luz te baña,
y con su brisa aspira a darte sueño.

¡Pájaros de la patria y brisa en vuelo,
besad la frente de mi triste España,
poned música y luz en su hosco ceño!

"Dos sonetos de España"
Vicente Gaos


Y mañana nos vemos con el poeta José Agustín Goytisolo. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt





El poeta Vicente Gaos





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Pues tanto como saber me agrada dudar (Dante Alighieri)

jueves, 24 de julio de 2014

El poeta Dionisio Ridruejo y el tema de España en la poesía española contemporánea (XXVI)




Catedral de la Asunción (El Burgo de Osma, Castilla y León)



¿Por qué buena parte de los españoles que nos declaramos de izquierdas damos la impresión de estar un tanto perdidos en el uso de términos tales como "pueblo, país, patria, gobierno, nación, España, estado"?... Al usarlos parecen similares pero no lo son. Para la derecha, sí; todo es lo mismo y va en el mismo saco. Los españoles que nos declaramos de izquierdas no deberíamos avergonzarnos de reivindicar el uso del nombre de España, la patria común que a todos nos acoge y ampara, No es solo de ellos, es también nuestra. Y deberíamos hacerlo sin vergüenza alguna, sin ningún tipo de remordimiento, sin amargura ni complejo de ninguna especie. Y para eso puede servirnos la poesía.

De ahí, mi atrevimiento de traer durante unas cuantas semanas, o mientras el cuerpo aguante, lo que algunos de los grandes poetas españoles contemporáneos, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, han dicho sobre su patria común, sobre la nuestra, sobre España y su añoranza. Y es que, en palabras de Walt Whitman, "el poeta es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz".  

Hoy traigo hasta el blog al poeta Dionisio Ridruejo (1912-1975). Poeta, escritor y político. Nace en El Burgo de Osma (Soria). De educación religiosa y tradicional con 21 años se afilia a Falange Española. Durante la guerra civil ocupa el puesto de director general de Propaganda del régimen franquista. En 1940 funda junto a Pedro Laín Entralgo la revista de poesía Escorial. En 1941 marcha como soldado raso voluntario a luchar contra la Unión Soviética en la famosa División Azul.  Un año después rompe totalmente con el régimen lo que le ocasiona destierro y encarcelamiento temporal. En 1962 es uno de los españoles asistentes al IV Congreso del Movimiento Europeo que se celebra en Munich. Se exilia primero en Francia y más tarde en Estados Unidos, donde imparte clases de literatura en varias universidades. En 1974 funda el partido Unión Social Demócrata Española que al año siguiente se integra junto a la Democracia Cristiana y el PSOE en la plataforma Convergencia Democrática. Como poeta cultivó el estrofismo clásico de lengua pura y clara. Escribió numerosas obras en prosa, entre ellas su autobiografía, y una obra de teatro. En 1952 recibió el Premio Nacional de Poesía. Muere en Madrid en junio de 1975. Les dejo con su poema "España toda aquí":

España toda aquí, lejana y mía,
habitando, soñada y verdadera,
la duda y fe del alma pasajera,
alba toda y también toda agonía.

Hermosa sí, bajo la luz sin día
que me le entrega al mar sola y entera:
campo de la serena primavera
que recata su flor dulce y tardía.

España grave, quieta en la esperanza,
hecha del tiempo y de mi tiempo, España,
tierra fiel de mi vida y de mi muerte.

Esta sangre eres tú y esta pujanza
de amor que se impacienta y acompaña
la fe y la duda de volver a verte.


"España toda aquí"
Dionisio Ridruejo


Y mañana nos vemos con el poeta Vicente Gaos. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt





El poeta Dionisio Ridruejo




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miércoles, 23 de julio de 2014

El poeta José Hierro y el tema de España en la poesía española contemporánea (XXV)




Puerta de Alcalá (Madrid)



¿Por qué buena parte de los españoles que nos declaramos de izquierdas damos la impresión de estar un tanto perdidos en el uso de términos tales como "pueblo, país, patria, gobierno, nación, España, estado"?... Al usarlos parecen similares pero no lo son. Para la derecha, sí; todo es lo mismo y va en el mismo saco. Los españoles que nos declaramos de izquierdas no deberíamos avergonzarnos de reivindicar el uso del nombre de España, la patria común que a todos nos acoge y ampara, No es solo de ellos, es también nuestra. Y deberíamos hacerlo sin vergüenza alguna, sin ningún tipo de remordimiento, sin amargura ni complejo de ninguna especie. Y para eso puede servirnos la poesía.

De ahí, mi atrevimiento de traer durante unas cuantas semanas, o mientras el cuerpo aguante, lo que algunos de los grandes poetas españoles contemporáneos, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, han dicho sobre su patria común, sobre la nuestra, sobre España y su añoranza. Y es que, en palabras de Walt Whitman, "el poeta es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz".  

Hoy traigo hasta el blog al poeta José Hierro (1922-2002). Nace en Madrid, pero muy niño se traslada a Cantabria donde va a transcurrir la mayor parte de su vida. Al finalizar la guerra civil, con tan solo 17 años, es encarcelado durante cinco años. Poeta de la llamada generación de la posguerra, fue exponente de la poesía desarraigada o existencial, siendo la suya una poesía evocativa e intimista influenciada por Gerardo Diego. Fundó la revista poética Proel y colaboró también con las de Espadaña y Garcilaso. Recibió el Premio Cervantes, el Nacional de Literatura y el Príncipes de Asturias de las Lertras. Murió en Madrid en 2002. Les dejo con su poema "Canto a España":

Oh España, que vieja y seca te veo.
Aun brilla tu entraña como una moneda plata cubierta
de polvo.
Clavel encendido de sueños de fuergo.
He visto brillar tus estrellas, quebrarse tu luna en las
aguas,
andar a tus hombres descalzos, hiriendo sus pies con
tus piedras ardientes.

¿En dónde buscar tu latido: en tus ríos
que se llevan al mar, en sus aguas, murallas y torres de
muertas ciudades?
¿En tus playas, con nieblas o sol, circundando de luz tu 
cintura?
¿En tus gentes errantes que pudren sus vidas por darles
dulzor a tus frutos?

Oh España, qué vieja y qué seca te veo.
Qusiera talar con mis manos tus bosques, sembrar de
ceniza tus tierras resecas,
arrojar a una hoguera tus viejas hazañas,
dormir con tu sueño y erguirme despues, con la aurora,
ya libre del peso que pone en mi espalda la sombra fatal
de tu ruina.

Oh España, que vieja y que seca te veo.
Quisiera asistir a tu sueño completo,
mirarte sin pena, lo mismo que a luna remota,
hachazo de luz que no hiende los troncos ni pone la llaga
en la piedra.

Qué tristes he visto a tus hombres.
Los veo pasar a mi lado, mamar en tu pecho la leche,
comer de tus manos el pan, y sentarse después a soñar
bajo un álamo,
dorar con el fuego que abrasa sus vidas, tu dura corteza.
Les pides que pongan sus almas de fiesta.
No sabes que visten de duelo, que llevan a cuestas el
peso de tu acabamiento,
que ven impasibles llegar a la muerte tocando sus graves
guitarras.

Oh España, qué triste pareces.
Quisiera asistir a tu muerte total, a tu sueño completo,
saber que te hundías de pronto en las aguas, igual que un
navío maldito.
Y sobre la noche marina, borrada tu estela,
España, ni en ti pensaría. Ni en mí. Ya extranjero de
tierras y días.
Ya libre y feliz, como viento que no halla ni rosa, ni mar,
ni molino.
Sin memoria, ni historia, ni edad, ni recuerdos, ni pena...

... en vez de mirarte, oh España, clavel encendido de
sueños de llama,
cofre de dura corteza que guarda en su entraña caliente
la vieja moneda de plata, cubierta de olvido, de polvo y
cansancio...

"Canto a España"
José Hierro


Y mañana nos vemos con el poeta Diniosio Ridruejo. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt





El poeta José Hierro




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martes, 22 de julio de 2014

La poetisa Concha Zardoya y el tema de España en la poesía española contemporánea (XXIV)




Valparaíso (Chile)



¿Por qué buena parte de los españoles que nos declaramos de izquierdas damos la impresión de estar un tanto perdidos en el uso de términos tales como "pueblo, país, patria, gobierno, nación, España, estado"?... Al usarlos parecen similares pero no lo son. Para la derecha, sí; todo es lo mismo y va en el mismo saco. Los españoles que nos declaramos de izquierdas no deberíamos avergonzarnos de reivindicar el uso del nombre de España, la patria común que a todos nos acoge y ampara, No es solo de ellos, es también nuestra. Y deberíamos hacerlo sin vergüenza alguna, sin ningún tipo de remordimiento, sin amargura ni complejo de ninguna especie. Y para eso puede servirnos la poesía.

De ahí, mi atrevimiento de traer durante unas cuantas semanas, o mientras el cuerpo aguante, lo que algunos de los grandes poetas españoles contemporáneos, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, han dicho sobre su patria común, sobre la nuestra, sobre España y su añoranza. Y es que, en palabras de Walt Whitman, "el poeta es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz".  

Hoy traigo hasta el blog a la poetisa Concha Zardoya (1914-2004). Nacida en Valparaíso (Chile) de padres españoles, regresa con su familia a España con 17 años. Estudia Filosofía y Letras y Biblioteconomía en la Universidad de Madrid. En plena guerra civil comienza a publicar sus primeros poemas. En 1947 emigra a Estados Unidos, doctorándose en Filología Moderna e impartendo clase en universidades como Yale y Boston. En 1977 regresa definitivamente a España. Entre otras actividades literarias tradujo a Walt Whitman al español y fue autora de una biografía del poeta Miguel Hernández. Muere en Madrid, donde residía, el año 2004. Les dejo con su poema "Como una gran ciudad, España mía":

Como una gran ciudad, España mía,
te elevas en mis sueños, tras los aires.
Me llamas con tu luz y tu hermosura,
con el dulce misterio de tus campos.

Como una isla, tú vas por mi sangre
y buscas ese puerto de mi alma
donde un faro -tú misma- brilla siempre.
¡Sobrenadas aun en ese océano!

Y todos tus jardines se unifican
para ser uno solo ante mis ojos.
Y todas tus aldeas se han erguido
hasta llegar aquí, junto a mis sienes.

¡Se desbordan tus ríos, abrazándome!
(¿Los acrece mi llanto cada día?)
Los olivos me tienden su ramaje.
(¿Esa mano de plata iluminada?).

Y las cuatro estaciones, fugazmente,
ya las veo girar en tus paisajes.
Inefables acordes me revelan
el perdido secreto de tu nombre.

¿Más cenizas que luz, en mi memoria?
¿Más tristeza que amor, en este pecho?
Solo sé que el recuerdo es esperanza
que sobrevive en mí para salvarme.

"Como una gran ciudad, España mía"
Concha Zardoya


Y mañana nos vemos con el poeta José Hierro. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt




La poetisa Concha Zardoya





Entrada núm. 2116
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lunes, 21 de julio de 2014

La Luna, 45 años después



http://www.javipas.com/wp-content/_amstrong.jpg
Neil Amstrong en la Luna (1969)



"Houston, aquí Base Tranquilidad. El Águila ha alunizado". Eran exactamente las 20:17:40 UTC (la hora de Canarias) del día 20 de julio de 1969. El módulo lunar del Apolo 11, tripulado por Neil Amstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins, se había posado en la Luna. A las 2:59 UTC del 21 de julio, Amstrong pisa la Luna. Poco después le sigue Aldrin. A la hora del regreso dejan sobre la superficie lunar una placa en inglés que dice: "Aquí, unos hombres procedentes del planeta Tierra, pisaron por vez primera la Luna en julio de 1969. Vinimos en son de paz en nombre de toda la humanidad".

Hoy hace 45 años. Lo vi por televisión, sentado en el suelo de la sala de estar de la casa de mis padres en Madrid. No dormí esa noche. Y a las 9 de la mañana de ese día entré de guardia en el Palacio de Buenavista, en Madrid, sede del Ministerio del Ejército, donde cumplía mi servicio militar en el Regimiento de Infantería "Inmemorial del Rey núm. 1", la más antigua unidad militar del mundo que aún persiste. Nunca olvidaré esa noche. No dejen de ver las fotos y vídeos que se reproducen en los enlaces externos de la página electrónica que reseño más arriba. Esa noche mágica de verano, emocionado y orgulloso, fui feliz hasta el llanto...

Y la Luna, cuarenta cinco años después de la visita pues sigue donde está desde hace unos cuantos miles de millones de años: en el firmamento... Igual de solitaria aunque con un poco más de basura terrestre... Igual de hermosa en su pleniluinio... Igual de enigmática para el común de los mortales, aunque haya perdido una cierta aura... 

La estación espacial de Maspalomas, en Gran Canaria, el lugar donde vivo y desde donde escribo, jugó un papel fundamental en esa hazaña. Y el diario "La Provincia" de Las Palmas de ayer, lo relataba en un interesante reportaje que pueden leer aquí.

Sean felices, por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt





Luna llena sobre el cielo de Canarias




Entrada núm. 2115
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El poeta Javier de Bengoechea y el tema de España en la poesía española contemporánea (XXIII)





El museo Guggenheim de Bilbao (Vizcaya)



¿Por qué buena parte de los españoles que nos declaramos de izquierdas damos la impresión de estar un tanto perdidos en el uso de términos tales como "pueblo, país, patria, gobierno, nación, España, estado"?... Al usarlos parecen similares pero no lo son. Para la derecha, sí; todo es lo mismo y va en el mismo saco. Los españoles que nos declaramos de izquierdas no deberíamos avergonzarnos de reivindicar el uso del nombre de España, la patria común que a todos nos acoge y ampara, No es solo de ellos, es también nuestra. Y deberíamos hacerlo sin vergüenza alguna, sin ningún tipo de remordimiento, sin amargura ni complejo de ninguna especie. Y para eso puede servirnos la poesía.

De ahí, mi atrevimiento de traer durante unas cuantas semanas, o mientras el cuerpo aguante, lo que algunos de los grandes poetas españoles contemporáneos, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, han dicho sobre su patria común, sobre la nuestra, sobre España y su añoranza. Y es que, en palabras de Walt Whitman, "el poeta es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz". Digo 

Hoy traigo hasta el blog al poeta Javier de Bengoechea (1919-2009). Nacido en Bilbao (Vizcaya) estudió Derecho en la Universidad de Deusto. Fue crítico de arte y de teatro y dirigió el museo de Bellas Artes de Bilbao. En 1955 obtuvo el premio Adonais de poesía. Les dejo con su poema "Suene tu nombre":

Digo tu nombre, España.
(Sílabas rumorosas
temblanco entre mis labios,
corazón en la boca.

Nombre en desuso, bello
como una caracola.
España, resonancia
terca, maravillosa).

España, te pronuncio
y me suenas a sombra,
a campana en la niebla
cerrada de la historia.

España, España, España,
y otra vez, y otra, y otra,
toquemos a rebato
para que Dios nos oiga.

"Suene tu nombre"
Javier de Bengoechea


Y mañana nos vemos con la poetisa Concha Zardoya. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt





El poeta Javier de Bengoechea





Entrada núm. 2114

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domingo, 20 de julio de 2014

Mi cita dominical con Elvira Lindo: ¿Quedamos para hablar del nuevo PSOE?




La escritora Elvira Lindo



Buenos días, Elvira. Feliz domingo. ¿Cómo estás? Hacía mucho tiempo que no charlábamos un ratito. Tú, con tus viajes o escribiendo; yo, con las vacaciones, ejerciendo de abuelo a tiempo completo casi más que en época escolar... 

Acabo de leer en El País, como hago siempre los domingos de madrugada, tu columna, que hoy dedicas al nuevo-próximo secretario general del PSOE Pedro Sánchez, que titulas "Qué grande es ser joven". Sí, tienes razón; yo no añoro la juventud, pero tiene ciertos privilegios, como el de equivocarse, que me da cierta envidia.

Pero hablábamos de tu artículo... Veo con gusto que seguimoslos los dos en la misma línea. Hace unos días le expresé al señor Pedro Sánchez en su página de Facebook casi palabra por palabra las mismas cosas que hoy le dices tú. Claro, tú se lo dices mucho más literaria, elegante e irónicamente: que por la izquierda-izquierda ya no va a ninguna parte; que ha dejado con el trasero al aire a los diputados europeos españoles socialistas; que "eso" que el dice defender no es la socialdemocracia que los europeos y españoles necesitamos; que si no pacta ni en Europa ni en España con el centro-derecha con quién va a pactar, ¿con el señor Pablo Iglesias?; que o "centra" el partido o no va a ganar; que pensara en los votantes y no solo en los "militantes": ¡qué palabra tan rancia: militantes; como si fueran un ejército en marcha!...

¿Te ha contestado? A mí tampoco. Y la verdad, lo de ser joven (yo voy ya para 69) es una enfermedad que se pasa con el tiempo, no un valor que de calidad al producto y menos en política. Y era, de los tres, el que más me gustaba. Mal empieza... ¡Toma ya claridad de ideas! Esto último lo digo por mí, no por él. Es un placer saludarte de nuevo. Nos vemos el domingo próximo a la misma hora y en el mismo sitio. Un beso. Tu amigo, HArendt.

Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt




El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez




Entrada núm. 2113
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Pues tanto como saber me agrada dudar (Dante Alighieri)

El poeta Enrique Azcoaga y el tema de España en la poesía española contemporánea (XXII)




Fuente de Cibeles. Al fondo la alcaldía de Madrid



¿Por qué buena parte de los españoles que nos declaramos de izquierdas damos la impresión de estar un tanto perdidos en el uso de términos tales como "pueblo, país, patria, gobierno, nación, España, estado"?... Al usarlos parecen similares pero no lo son. Para la derecha, sí; todo es lo mismo y va en el mismo saco. Los españoles que nos declaramos de izquierdas no deberíamos avergonzarnos de reivindicar el uso del nombre de España, la patria común que a todos nos acoge y ampara, No es solo de ellos, es también nuestra. Y deberíamos hacerlo sin vergüenza alguna, sin ningún tipo de remordimiento, sin amargura ni complejo de ninguna especie. Y para eso puede servirnos la poesía.

De ahí, mi atrevimiento de traer durante unas cuantas semanas, o mientras el cuerpo aguante, lo que algunos de los grandes poetas españoles contemporáneos, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, han dicho sobre su patria común, sobre la nuestra, sobre España y su añoranza. Y es que, en palabras de Walt Whitman, "el poeta es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz". 

Hoy traigo hasta el blog al poeta Enrique Azcoaga (1912-1985). Nacido en Madrid estudió en la Escuela de Artes y Oficios. Conoció al poeta Miguel Hernández, que influyó sobremanera en su creación literaria. Formó parte del patronato director de las Misiones Pedagógicas de la república. En 1933 obtiene el Premio Nacional de Literatura. En los años 40 emigra a Buenos Aires, donde permanece durante once años. A su vuelta España obtiene el premio Lázaro Galdiano. Colaboró con Eugenio D'Ors en diversas actividades literarias. Fue un notable poeta, escritor y crítico de arte. Francisco Calvo Serraller le dedicó una sentida necrológica en el diario El País. Les dejo con su poema "España":


Cuando el viajero ciego te recorre
negándote por torpe o por malsana
manía de no ver claro, descubro
lo que hay en ti de alba.

El español que vuelve a su terruño,
vacío, contrahecho de distancia,
no puede -descastado- darse cuenta
lo que hay en ti de casta.

El truhán que necesita verte hundida
para flotar en falso, es el que pasa
por tu milagro joven, despreciando
lo que hay en ti de ansia.

El desterrado innoble, ese que tiembla
pensando si mejoras, dio la espalda
por siempre a su verdad, y no comprende
lo que hay en ti de ala.

El estéril que vive de tu gloria;
los que al deificarte te degradan,
ignoran por cenizos y por rotos
lo que hay en ti de garza.

El emigrado ruin que por dinero
hijo se siente un día de otra patria,
reniega de tu estirpe cuando olvida
lo que hay en ti de raza.

Cuando a diario escucho al mal nacido
negarte inútilmente con su baba,
comprendo por encima de mi furia
lo que hay en ti de brasa.

 "España"
Enrique Azcoaga


Y mañana nos vemos con el poeta Javier de Bengoechea. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt



El poeta Enrique Azcoaga





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sábado, 19 de julio de 2014

El poeta Julián Ándugar y el tema de España en la poesía española contemporánea (XXI)




El río Segura a su paso por Murcia



¿Por qué buena parte de los españoles que nos declaramos de izquierdas damos la impresión de estar un tanto perdidos en el uso de términos tales como "pueblo, país, patria, gobierno, nación, España, estado"?... Al usarlos parecen similares pero no lo son. Para la derecha, sí; todo es lo mismo y va en el mismo saco. Los españoles que nos declaramos de izquierdas no deberíamos avergonzarnos de reivindicar el uso del nombre de España, la patria común que a todos nos acoge y ampara, No es solo de ellos, es también nuestra. Y deberíamos hacerlo sin vergüenza alguna, sin ningún tipo de remordimiento, sin amargura ni complejo de ninguna especie. Y para eso puede servirnos la poesía.

De ahí, mi atrevimiento de traer durante unas cuantas semanas, o mientras el cuerpo aguante, lo que algunos de los grandes poetas españoles contemporáneos, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, han dicho sobre su patria común, sobre la nuestra, sobre España y su añoranza. Y es que, en palabras de Walt Whitman, "el poeta es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz". 

Hoy traigo hasta el blog al poeta Julián Andúgar (1917-1977). Nacido en Santomera (Murcia) en el seno de una familia campesina, comienza sus estudios en un seminario menor. Sus convicciones políticas le llevan a afiliarse al PSOE en 1935. Durante la guerra civil llega a ostentar el grado de capitán en el ejército republicano. Al término de la misma, tras pasar unos meses encarcelado se exilia en Francia. A su vuelta a España se afinca en Alicante por cuya provincia es elegido senador en 1977 en las listas del PSOE. Muere en esa ciudad tres meses después. Seguidor de Miguel Hernández, su poesía, no muy extensa, se caracterizó por un alto contenido social. Les dejo con su poema "Con España me acuesto y me levanto":


Con España me acuesto y me levanto
(si alguien dice con Dios también lo digo);
busco un hombre formal para testigo,
que abone mi denuncia en todo y cuanto

cierto y preciso fuera, que no es tanto
dejar la piel, los ojos, si consigo
a España recobrar ganado amigo,
a más del gozo que vendrá de canto.

De aquí, de allá, de mares por en medio,
velad, gritad, pedid sumariamente,
cada uno es demandante y da la cara.

Que ya estoy hasta aquí de tanto tedio,
de que hombres como picas se contenten
con verla a media luz siendo tan clara.

"Con España me acuesto y me levanto"
Julián Andúgar


Y mañana nos vemos con el poeta Enrique Azcoaga. Sean felices, por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt






El poeta Julián Andúgar





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viernes, 18 de julio de 2014

El poeta José García Nieto y el tema de España en la poesía española contemporánea (XX)




Santa María del Naranco (Oviedo, Asturias)



¿Por qué buena parte de los españoles que nos declaramos de izquierdas damos la impresión de estar un tanto perdidos en el uso y comprensión de conceptos tales como pueblo, país, patria, gobierno, nación, Estado?... Parecen similares pero no lo son. Para la derecha, sí; todo es lo mismo y va en el mismo saco. Los españoles que nos declaramos de izquierdas deberíamos reivindicar el nombre de España, la patria común que a todos nos acoge y ampara sin vergüenza alguna, sin remordimiento, sin amargura ni complejo de ninguna especie. Y para eso puede servirnos la poesía.

De ahí, mi atrevimiento de traer durante unas cuantas semanas, o mientras el cuerpo aguante, lo que algunos de los grandes poetas españoles contemporáneos, los poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, han dicho sobre su patria común, sobre la nuestra, sobre España y su añoranza. Y es que, en palabras de Walt Whitman, "el poeta es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz". 

Hoy traigo hasta el blog al poeta José García Nieto (Oviedo, 1918 - Madrid, 2001). Nace en el seno de una familia dedicada al derecho y al periodismo. Huérfano de padre desde muy temprana edad vive sucesivamente en Zaragoza, Toledo y Madrid donde se afinca desde antes de la guerra civil, y ejerce como secretario del Ayuntamiento de Chamartín de la Rosa. Al final de la misma se dedica exclusivamente a la literatura, especialmente la poesía y el teatro. Forma junto a Gabriel Celaya, Blas de Otero y José Hieero la denominada generación de la postguerra. Obtiene en dos ocasiones el Premio Nacional de Literatura, y en 1996 el Premio Cervantes. Ingresa en la Real Academia Española en 1982. En el triste aniversario del inicio de la tragedia de la última guerra civil española, que parece nadie quiere recordar, les dejo con el bellísimo y entrañable poema de García Nieto titulado "España":



A mi hijo 

Esto que tienes ante ti, 
hijo mio, es España, 
No podría decirte -yo no puedo,
al menos, con palabras-
cómo es su cuerpo duro,
cómo es su cara trágica,
cómo su azul cintura, extensamente
humedecida y agitada.
Su pecho, recio y de varón, respira
por las altas montañas;
la suave corbatura del regazo,
femenina, se ensancha
hasta la soledad de las arenas
múltiples y doradas;
los brazos de sus ríos acumulan
venas que acercan las gargantas
oscuras o los verdes valles
arrancando la tierra, acariciándola.

Esto que tienes, que tenemos
ahora mismo, es España.
Es mía porque puedo
celosamente amarla,
tocar su piel y estremecerme,
mirarme en ella fijo, cara a cara,
sentirme antiguo, envejecer con ella,
o nuevo cada día y estrenarla.
Es tuya porque puedo
con pasión entregártela,
porque me la he ganado sin fronteras;
sin tener que acotarla,
la he traído a mi voz cuando he querido,
como a una oveja que paciente aguarda
el silbo del pastor.

No hay quien le ponga
puertas, y yo te invito a traspasarlas.
Mira; aprende a mirar con ella, aprende
a acompañarte de ella, acompañándola.
Tierra de andar y comprobar despacio
huidiza de tan delgada,
difícilmente bella de tan sobria,
fina y calladamente regalada;
tierra para escuchar como una música,
para no echársela a la espalda.
Cuando puedas, lo digo desde ahora,
lo escribo desde ahora, por si falta
un día en tus oídos
la fe de mi palabra,
cuando puedas, y tengas el pie firme,
y claro el corazón, y abierta el alma,
sal al camino, cíñete la ropa,
hijo mío, y ándala.

El sol se pone para todos. Mira;
ahora lo está ocultando Guadarrama;
el cielo es como un ópalo, como una
precipitación nacarada;
quedan azules, negras, las tranquilas
honduras de estas navas
que enciende sucesivamente
el racimo esperado de sus casas.
Arriba, las estrellas aparecen
"sin prisas y sin pausas";
se pierden, numerosos, los senderos
y en la penumbra se unen las montañas.
Gigantesca, se espuma "La Peñota":
suave "El Montón de Trigo" se destaca;
afila "Siete Picos" en la sombra
su aguda dentellada;
quiebra "La Maliciosa" bruscamente
su plomiza atalaya,
y allí, en su cascarón de ávida nieve,
se hunde Navacerrada.

Esto que ves, que tienes, que te entrego
hijo mío, es España.
Digo y escribo, y puede más su nombre
que la mano y la voz. Es como un agua
que desborda este vaso de mi verso
donde quiero encerrarla.
Bebe, hijo mío, bebe; el trago es tuyo,
tuya es la herencia, tuya la privanza.
Sobradamente te dará en los días
su variedad multiplicada.
Tú podrás elegir, como el que hunde
sus manos en el cofre que guardara
un tesoro con el tiempo acumulado,
la joya deseada.

Deja un día a tus ojos que se pierdan
en la redonda vega de Granada;
junto al silencio de sus torres rojas
oye las fuentes de la Alhambra;
mira Toledo enamorando el Tajo,
el fresco prado hacia la mar cantábrica,
el cielo por los arcos de Segovia,
Ávila en su quietud amurallada,
Sevilla entre jazmines una noche,
Burgos de piedra donde el Cid cabalga,
Cádiz como una nieve mar adentro,
balcón de Tarragona, luz de Málaga,
cúpulas de la nave aragonesa,
orillas de la Huelva aventurada,
minera Asturias con el verde cuello,
Córdoba entre arcangélica y romántica,
Alicante con palmas hacia oriente,
Valladolid con la oración tallada,
coronado León entre los puertos,
Zamora altiva, Huesca pirenaica,
Galicia que la mano de Dios hizo,
rosa sillar nacida en Salamanca,
campos para la flor de Extremadura
donde la encina sin cesar batalla,
Madrid desde el palacio a la pradera,
Barcelona de las Atarazanas,
Valencia de las puertas y los puentes,
Álava señorial, Cuenca encantada,
Bilbao de hierro, Soria junto al frío,
Jaén del olivar, Murcia hortelana,
lejanísima islas de fortuna,
islas de claridad mediterránea...

¿Ves, hijo mío? El vaso se desborda;
deja a tus labios apurar la gracia.
Esta es mi herencia; pudes hacer uso
de ella y proclamarla.
Lo que te doy en buena hora
que en buena hora lo repartas.

"España"
José García Nieto


Y mañana nos vemos con el poeta Julián Andúgar. Sean felices, por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt





El poeta José García Nieto



Entrada núm. 2110
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Pues tanto como saber me agrada dudar (Dante Alighieri)