Basílica de Santa María del Mar (Barcelona, Cataluña)
¿Por qué buena parte de los españoles que nos declaramos de izquierdas damos la impresión de estar un tanto perdidos en el uso y comprensión de conceptos tales como pueblo, país, patria, gobierno, nación, Estado?... Parecen similares pero no lo son. Para la derecha, sí; todo es lo mismo y va en el mismo saco. Los españoles que nos declaramos de izquierdas deberíamos reivindicar el nombre de España, la patria común que a todos nos acoge y ampara sin vergüenza alguna, sin remordimiento, sin amargura ni complejo de ninguna especie. Y para eso puede servirnos la poesía.
Hoy traigo hasta el blog al poeta Jaime Gil de Biedma (1929-1990). Considerado como uno de los autores más importantes de la Generación del 50, nace en Barcelona (Cataluña) en el seno de una familia de la alta burguesía castellana dedicada al comercio de tabacos. Estudió Derecho en las universidades de Barcelona y Salamanca. Su poesía evoluciona del intimismo a la racionalidad y de allí al nihilismo más absoluto. Su condición homosexual y su profundo pesimismo le llevan al límite de una serie de experiencias autodestructivas. En 1974 abandona toda producción literaria. Murió de sida en Barcelona, pero sus cenizas reposan en el panteón familiar de Nava de la Asunción (Segovia, Castilla y León). Les dejo con su poema: "Y era el demonio de mi sueño el ángel":
¡Alúmbrame, fuego último,
hermosura verdadera
en el recuerdo, principio
nuestro y fundación!
¡Oh tierra!
Solamente era un murmullo
y un temblor, algo que inquieta
igual que un claro en un bosque,
una profunda exigencia
de raíz, una palabra
que quisiera ser expresa
y duele..., pero ya subes
por el alma que recuerda
iluminándola, dándote
en esa luz tan serena,
tan hermosa y tan benigna
que hasta ilumina tu ausencia.
¡Qué bien por el firmamento!
¡Qué celestemente llena
toda la noche reluces
alumbrándonos la pena!
Remota, pacificada,
igual a la luna vuelas
con tu dominio de ruinas
mientras abajo golpean
sin sueño, furiosamente,
muerte, asolamiento, guerra,
civil injustica, toda
la historia terrible, fresca
todavía en la memoria
como una fiera que acecha.
¡Ay España, tu hermosura
qué de llantos acarrea!
hermosura verdadera
en el recuerdo, principio
nuestro y fundación!
¡Oh tierra!
Solamente era un murmullo
y un temblor, algo que inquieta
igual que un claro en un bosque,
una profunda exigencia
de raíz, una palabra
que quisiera ser expresa
y duele..., pero ya subes
por el alma que recuerda
iluminándola, dándote
en esa luz tan serena,
tan hermosa y tan benigna
que hasta ilumina tu ausencia.
¡Qué bien por el firmamento!
¡Qué celestemente llena
toda la noche reluces
alumbrándonos la pena!
Remota, pacificada,
igual a la luna vuelas
con tu dominio de ruinas
mientras abajo golpean
sin sueño, furiosamente,
muerte, asolamiento, guerra,
civil injustica, toda
la historia terrible, fresca
todavía en la memoria
como una fiera que acecha.
¡Ay España, tu hermosura
qué de llantos acarrea!
"Y era el demonio de mi sueño el ángel"
Jaime Gil de Biedma
Y mañana nos vemos con el poeta Leopoldo de Luis. Sean felices, por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt