miércoles, 6 de mayo de 2009

Mayo (Post scríptum)

¡Otro al que mayo le ha puesto sentimental!... Me refiero al profesor de Ciencia Política de la UNED, José Ignacio Torreblanca, que comenzaba su artículo "Agridulce aniversario" (El País, 04/05/09) sobre el inicio de la caída del Telón de Acero un 2 de mayo de hace 20 años, con estas palabras: "Soy de una generación que todavía pudo cruzar Checkpoint Charlie, pasear por un Berlín oriental lleno de Trabants, sobrecogerse ante las miradas inquisitoriales y las botas de caña alta de la temible Volkpolizei y contemplar una desolada y vacía Puerta de Brandenburgo". Es cierto; se me pasó por completo ese aniversario en mi comentario, "Mayo", de hace unos días, pero el artículo del profesor Torreblanca me ha hecho recordar con nitidez la historia que él recrea y que todos vimos, atónitos, por televisión: la fuga masiva de alemanes orientales hacia Austria, en los primeros días de mayo de 1989, aprovechando el desmantelamiento de los controles fronterizos entre Hungría y Austria que el gobierno magiar llevó a cabo de manera unilateral. Por ese "inmenso pequeño hueco" de sólo ocho kilómetros de longitud, comenzó a deshilacharse el universo soviético. Seis meses después caía el Muro de Berlín, y apenas año y medio más tarde desaparecía la propia Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. ¡Todo a una velocidad de vértigo!... No es extraño que los que lo vivieron (y los que lo recordamos) nos pongamos sentimentales ante aquel convulso y acelerado proceso de transformación histórico.

Aprovecho también este "post scríptum" para decir, a un nivel mucho más personal e intimista, que mayo es también el cumpleaños de mis amigas Marisa, Fabiola, Vicky, Noelia, Inés y Maite, y de mi amigo Frederic; y el de mis queridas cuñadas Carmen y María Auxiliadora; el Día del Abuelo en el colegio de mi nieto Gabriel (en el que voy a contar a sus compañeros de clase un cuento); el de la Primera Comunión de mi sobrina-nieta chicharrera, Diana; el aniversario de la fundación del Estado de Israel; y, eso espero, el mes en el que el F.C. Barcelona ganó la Champions, la Liga española y la Copa del Rey... Un mes completito, sí señor. Para recordarlo... Sean felices. Tamaragua, amigos. (HArendt)




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Noviembre de 1989: El Muro de Berlín se viene abajo




Imágenes:
(1) El Muro de Berlín se viene abajo, en:
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"AGRIDULCE ANIVERSARIO", por José Ignacio Torreblanca
El País, 04/05/09

Soy de una generación que todavía pudo cruzar Checkpoint Charlie, pasear por un Berlín oriental lleno de Trabants, sobrecogerse ante las miradas inquisitoriales y las botas de caña alta de la temible Volkpolizei y contemplar una desolada y vacía Puerta de Brandenburgo. Afortunadamente, el siglo XX es ya hoy una fotografía en sepia, el muro de Berlín una reliquia para curiosos y la estrella roja un souvenir que se compra en los mercadillos de los domingos. La vieja sede del Partido Comunista alemán (el SED) a orillas de un canal del Spree, que antes fuera el Reichsbank de Hitler, alberga hoy al Ministerio de Exteriores así que un académico como yo puede guardar entre su colección de anécdotas el haberse dirigido a sus colegas de la asociación de estudios transeuropeos exactamente desde el mismo podio en el que Erich Honecker y Egon Bahr arengaban a los cuadros del partido. Nuestra vieja Europa es tan fantástica que en la vieja sede del Reichsbank y el SED te puedes tomar un café en una terraza acristalada y comprarte los últimos libros de política internacional mientras el diplomático con el que te has citado sale a buscarte. Tanta normalidad en una ciudad que es el epicentro del siglo XX resulta incluso surrealista.

Cuando este año celebremos el 20º aniversario de la caída del muro de Berlín, es decir, del comienzo del siglo XXI, conviene recordar que en la práctica todo comenzó en los astilleros polacos de Gdansk cuando unos pocos sindicalistas perdieron el miedo. Y, a todos los efectos, terminó cuando las autoridades húngaras decidieron, el 2 de mayo de 1989 (hace 20 años), desmantelar las alambradas en ocho kilómetros de su frontera con Austria, lo que permitió a miles de alemanes orientales huir en masa. En sólo tres meses, por ese pequeño agujero, el bloque soviético se disolvió como un azucarillo.

Aunque la ampliación al Este de la Unión Europea tardaría todavía quince años en materializarse, puede decirse sin miedo a equivocarse que la reunificación de Europa arrancó en aquel momento, cuando el entonces ministro de Exteriores alemán, Hans-Dietrich Genscher, se dirigió al pueblo húngaro y solemnemente prometió, "jamás olvidaremos este acto de humanidad". El resto lo puso el portavoz de Gorbachov, Guennadi Gerasimov, que preguntado acerca de si seguía vigente la Doctrina Bréznev, que obligaba a la URSS a intervenir en cualquier país de su órbita que se desviara de la ortodoxia comunista, despreocupadamente respondió que en adelante Moscú seguiría la Doctrina Sinatra (en referencia a la canción A mi manera, I did it my way). Un divertido final para un siniestro Pacto de Varsovia que había aplastado las revoluciones húngara y checa en 1956 y 1968.

Todo ello nos ha llevado a algunos a celebrar con especial orgullo el 1 de mayo pasado, quinto aniversario de la mal llamada "ampliación al Este" de la UE. Mal llamada "al Este" dado que, en realidad, Praga está más al Oeste que Viena. Pero como sabemos los españoles (que sufrimos durante mucho tiempo las consecuencias del "África comienza en los Pirineos"), la geografía es una ciencia política, así que desde que Stalin y Churchill se repartieran Europa en la servilleta que acompañaba a su café en Yalta, la noción de Europa Central desapareció en el sumidero de la historia, quedando sólo como una referencia cultural para minorías ilustradas.

Hay quienes dicen hoy que la ampliación del 2004 se hizo demasiado rápido, como si quince años de peregrinaje para volver a Europa fueran pocos. Tampoco faltan los que achacan a la ampliación todos los males que aquejan a la UE, olvidando que fueron franceses y holandeses los que nos privaron de una Constitución Europea. Sin olvidar la brecha atlántica que en tiempos de Bush dividió a Europa, que recorrió Este y Oeste de Europa a partes iguales. Y también están los que dicen que no hemos digerido esta ampliación, ¡Como si hubiésemos digerido la de 1973 al Reino Unido, Irlanda y Dinamarca! Europa ya era inevitable y exasperantemente diversa antes de 2004.

Por eso, este 1 de mayo ha sido un aniversario agridulce: dulce porque Europa está unida y en paz después de un terrible siglo XX, pero agrio, porque son pocos los que saben lo que tienen que celebrar, muchos los que consideran a los nuevos miembros como una rémora y demasiados los que están dispuestos a aceptar que siga habiendo europeos de primera (miembros privilegiados del euro y otras políticas) y de segunda (cuya integración sigue incompleta). Terminados los actos conmemorativos, muchos albergamos la misma secreta esperanza: la de que dentro de cinco años no sea necesario celebrar nada, lo que ofrecerá la prueba definitiva de que "Europa del Este" ha dejado de existir definitivamente en nuestra geografía política.



(Entrada 1143) .../...

2 comentarios:

Mai dijo...

Barca: 2 de 3 y va que chuta (y gol)

HArendt dijo...

Bueno, de momento le va saliendo todo bien... Un saludo muy cordial.