Del interminable contencioso jurídico-político sobre el Sahara Occidental he escrito varias veces en Desde el trópico de Cáncer, la última en agosto de 2013. El conflicto del Sahara Occidental se vive y se ha vivido siempre en Canarias con una especial intensidad emocional. No en vano, el Sahara Occidental fue durante cinco siglos el "hinterland" natural de las islas Canarias, y sus aguas y costas caladero y refugio de sus pescadores, por citar solo una de las múltiples actividades que histórica, cultural y económicamente vincularon a Canarias con el Sahara Occidental. Una mejor y más inteligente administración del territorio por España podría haberlo convertido en una única entidad jurídico-política, junto con Canarias, dentro del Estado español, pero eso es ya ciencia-ficción política y no vale la pena entretenerse en ello. Sólo lo dejo expuesto como algo que pudo ser y no fue y que curiosamente, al menos a mí me llama mucho la atención, es algo reivindicado aun por algún grupúsculo independentista canario que promueve la africanidad "política" (la geográfica no es discutible, pues basta con mirar un mapa) del archipiélago.
El fracaso del mediador y enviado especial del Secretario General de Naciones Unidas para el Sahara Occidental, el diplomático holandés Peter Van Walsum, por estas mismas fechas de 2008, estaba cantado desde hacía tiempo. El periodista Ignacio Cembrero lo explicitó en su día en El País en un artículo titulado "La ONU prescinde del enviado para el Sáhara Occidental", en el que hablaba del desencuentro cada vez más acentuado entre Ban Ki-Moon, Secretario General de Naciones Unidas, y el señor Van Walsum, que llevaron al primero a no renovarle en el cargo de enviado especial. En el mismo número del diario se publicaba también el documento que el hasta aquel momento enviado especial de Naciones Unidas para el Sahara Occidental, Peter Van Walsum: "El largo y complejo problema del Sáhara", había hecho público exponiendo las razones de su fracaso mediador y las responsabilidades que en ese fracaso habían tenido los actores del contencioso sobre el Sahara Occidental: Marruecos, el Frente Polisario, Naciones Unidas y España, a la que acusaba, en su entrevista a El País del día 8 de agosto, de mentir a su "sociedad civil" sobre la realidad del problema del Sahara Occidental y de que un "Sahara independiente era inalcanzable" por culpa única y exclusiva de Marruecos.
Este comentario no es un ensayo jurídico-político. Son, exclusivamente, mis reflexiones como ciudadano español sobre un asunto que me preocupa sobremanera. Dicho ésto, y aunque se que voy contracorriente entre la opinión pública canaria y española, pienso que el señor Peter Van Walsum tiene toda la razón en lo que dice: que el conflicto es insoluble porque ninguna de las partes interesadas tiene el "menor interés" en que se resuelva.
Para mí, y en relación con el reparto de responsabilidades a las que aludía el informe del señor Van Walsum, el primer responsable del actual conflicto fue España, o para ser más concreto, el gobierno de Carlos Arias Navarro, que delegó la administración del territorio en 1976 en manos de Marruecos y de Mauritania sin base jurídica alguna para ello. Como en Guinea Ecuatorial, en 1968, el gobierno engañó a españoles y saharauis haciéndoles creer a ambos que eran ciudadanos iguales de un mismo Estado. Estaba claro que no era así, que el Sahara, como antes Guinea Ecuatorial e Ifni, no eran provincias españolas. Eran meras colonias, y sus ciudadanos, ciudadanos españoles de segunda categoría, meramente nominales, aunque a decir verdad, ciudadanos de segunda éramos todos los españoles en esa época.
Respecto al pueblo saharaui, por el que siento un profundo respeto, pienso que el monopolio de su representación política por parte del Frente Polisario no es precisamente garantía de un futuro democrático. El Frente Polisario se ha hecho con la representación única y exclusiva del pueblo saharaui cuando en realidad no es más que un movimiento político, no "el pueblo saharaui".
Respecto de Marruecos, una monarquía semifeudal donde las libertades reales brillan por su ausencia, pienso que se equivoca no admitiendo la posibilidad del referéndum auspiciado por Naciones Unidas. Y lo pienso, precisamente, por las mismas razones que critico al Frente Polisario, por confundir un grupo político con un pueblo entero. Es posible que los primeros sorprendidos por el resultado de un hipotético referéndum de autodeterminación fueran los que lo promueven.
Mi crítica a Naciones Unidas es un reflejo fiel de las reflexiones mismas del señor Van Walsum, así que les ahorro la exposición de las mismas. Las sinrazones de unos y otros hacen que se eternice un conflicto que debería estar resuelto hace mucho tiempo. En todo caso, quiero dejar clara mi apuesta de futuro por un Sahara libre, pacífico y democrático. Sobre todo, por la cuenta que nos trae a los canarios, pero siete años después todo sigue igual.
Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt
Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt
Peter Van Walsum
Entrada 2409
elblogdeharendt@gmail.com
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)
Todo poder corrompe y el poder absoluto, de forma absoluta (Lord Acton)
1 comentario:
Muy coherente....
Saludos
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