El blog de HArendt - Pensar para comprender, comprender para actuar - Primera etapa: 2006-2008 # Segunda etapa: 2008-2020 # Tercera etapa: 2022-2025
viernes, 25 de abril de 2025
jueves, 24 de abril de 2025
De las entradas del blog de hoy jueves, 24 de abril de 2025
Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz jueves, 24 de abril de 2025. Un movimiento que predica la vuelta a una supuesta grandeza estadounidense anterior, se dice en la primera de las entradas del blog de hoy, va y arremete contra aquello que la hizo posible: su increíble dinamismo científico-tecnológico. La segunda es un archivo del blog del 25 de abril de 2018 en el que se comentaba el vídeo captado en un supermercado que degenera la trama del máster a un escándalo no político sino social, de tal forma que Cifuentes no ha podido contener el ridículo ni el escarnio. El poema del día, en la tercera, del poeta neerlandés Rutger Kopland, se titula Jonás, y comienza con estos versos: La tierra bebe lentamente/el agua que cae./No se mueve, no se queja. Y la cuarta y última, como siempre, son las viñetas de humor, pero ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν" (toca marchar); volveremos a vernos mañana si las Euménides y la diosa Fortuna lo permiten. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos míos. HArendt
Harvard contra Trump
Un movimiento que predica la vuelta a una supuesta grandeza estadounidense anterior va y arremete contra aquello que la hizo posible, escribe en El País [Trump contra Harvard: sectarismo frente a inteligencia, 20/04/2925]: su increíble dinamismo científico-tecnológico. Hasta ahora, comienza diciendo Vallespín, las medidas de Trump podían considerarse crueles (véase la supresión de la agencia de ayuda internacional USAID o su tratamiento de los inmigrantes irregulares) y lesivas para la democracia; hay dos de ellas que entran ya, además, en otra categoría, la de la estupidez. Me refiero a su política arancelaria y a su avieso afán por controlar los centros de producción y transmisión del saber, por interferir en la autonomía de las universidades. Fuera del duelo que mantiene con el poder judicial, este otro representa mejor que cualquier otro la naturaleza intrínseca del movimiento MAGA: fanático, conservador en cuestión de valores y, sobre todo, paleto. Y no lo digo porque una amplísima mayoría de titulados universitarios no votaran por el actual presidente; lo afirmo por la imbecilidad que supone el amenazar con cortar las subvenciones federales a instituciones que estimulan la inteligencia, la creatividad y la innovación, las capacitaciones fundamentales requeridas en la actual “sociedad del conocimiento”. Un movimiento que predica la vuelta a una supuesta grandeza estadounidense anterior va y arremete contra aquello que la hizo posible: su increíble dinamismo científico-tecnológico, apoyado sobre la inmensa capacidad investigadora de sus grandes universidades.
El que sea precisamente Harvard, la más antigua universidad del país (1636) quien se ha resistido al amedrentamiento de la Casa Blanca dota a este choque de una singular fuerza simbólica, lo convierte en un duelo de titanes. El Gobierno más poderoso del mundo contra la mejor universidad (ha producido la friolera de 162 premios Nobel). El chantaje es el mismo que ya ensayó con éxito con Columbia: o te ajustas a nuestras condiciones o te retiramos los más de 2.000 millones de dólares en fondos federales, aparte de la posibilidad de eliminar las exenciones de impuestos a los donantes privados, una de sus más importantes fuentes de ingresos (más de 500 millones el último año). Dichas condiciones se concretan en el control sobre su funcionamiento en política de admisiones, contratación, actividades estudiantiles o libertad de expresión, todas ellas áreas donde la autonomía universitaria, más aún dado su carácter de instituciones privadas, era pleno. La bestia negra de Trump, como sabemos, es todo lo que huela a woke y a lo que denominan “antisemitismo”, aunque en realidad equivale a cualquier crítica a la política de Netanyahu. Manifestarse a favor de Putin es libertad de expresión, hacerlo contra la política israelí en Gaza estaría prohibido. Desde luego, las universidades de la Ivy League no están libres de crítica y algunas han caído en los excesos del hiperwokismo o en políticas de admisión cuestionables, como el favorecer a los hijos de antiguos alumnos o de donantes, pero son decisiones que adoptan libremente en ejercicio de su autonomía.
Con todo, intentar interpretar estas coacciones de Trump únicamente como parte de su obsesión por todo lo woke es un error. Hay que leerlas en el contexto general de su abominación del pluralismo ―solo deben prevalecer nuestros valores―, así como de su fobia por instituciones cuya autoridad ve como una amenaza cierta a su liderazgo. Son expresión del resentimiento MAGA frente a la arrogancia de la élite de la inteligencia ―que no del dinero―, cuya desproporcionada influencia sobre la vida pública estadounidense ha sido siempre evidente. O sea, que en esta nueva caza de brujas priman más las emociones primarias y el ansia de acumular poder ―tratando de debilitar ahora a los titulares de un poder blando indudable―, que no las razones que se alegan desde la Casa Blanca. Que con ello puedan poner en peligro la mayor contribución estadounidense a la ciencia y cultura universal es ya algo que les trae al pairo. Fernando Vallespín es politólogo.
[ARCHIVO DEL BLOG] El final de Cifuentes. Publicado el 25/04/2018
El vídeo captado en el supermercado degenera la trama del máster a un escándalo no político sino social, de tal forma que Cifuentes no ha podido contener el ridículo ni el escarnio, escribe en El País [Un verso suelto en caída libre, 25/04/2018] el periodista y escritor Rubén Amón. Cristina Cifuentes ha dimitido, comienza diciendo Amón. Es lo que pretendía Mariano Rajoy como salvaguarda del Gobierno de Madrid, pero ni la presidenta ni el presidente hubieran sospechado un desenlace tan abrupto ni acaso grotesco.
El vídeo captado en el supermercado degenera la trama del máster a un escándalo no político sino social, de tal forma que Cifuentes, expuesta a las sombras de su pasado, no ha podido contener el ridículo ni el escarnio.
En realidad, Cifuentes (Madrid, 1964) venía descarriada de serie hasta el extremo de haber perfilado una idiosincrasia propia en el Partido Popular. Militaba en él desde los 16 años, pero la precocidad no ha implicado sustraerse a la incomodidad y la rebeldía, bien porque se declaraba agnóstica o discutía el énfasis democristiano del PP, bien porque se definía republicana o bien porque contradecía el dogmatismo antiabortista de sus compañeros. Tanto se definía ella como el nuevo PP, tanto el viejo conspiraba contra su insolencia y recreaba escenas de vudú.
Podían consentírsele sus opiniones porque Cifuentes, con dos coletas y verso libre, aportaba garantías electorales a la fortaleza de Madrid —accedió a la presidencia de la Comunidad en junio de 2015— pero el escándalo del máster fantasma le ha sorprendido sin apenas aliados en el erial de la casa madre. María Dolores de Cospedal, la secretaria general, es una excepción. Y un motivo de controversia para la propia “Cifu”, pues la división del PP en familias y clanes mal avenidos convierte a los protectores de unos en enemigos de los otros, mirando de reojo el camino que señala el líder supremo con su dedo de César pontevedrés: arriba o abajo.
Mariano Rajoy ha antepuesto el Gobierno de Madrid a la ambiciosa carrera de su presidenta. Supone la operación ceder, transigir a las presiones de Ciudadanos, pero Cifuentes no valía una misa ni un ejercicio extremo de solidaridad, menos aún cuando ella misma había colocado tan alto el umbral de la ejemplaridad: “Corrupción cero. Levantar alfombras. Regenerar la vida política caiga quien caiga”, proclamó en un discurso premonitorio. Y contradictorio con las imágenes del vídeo viral que la sorprende robando unos productos de belleza en un súper de Vallecas (2011).
Asumía Cifuentes los términos de su propia ejecución para regocijo de los camaradas que la consideraban insolidaria con el partido. No ya porque ella misma oponía el modelo de Madrid a la falta de transparencia de Génova, sino porque desafiaba el tabú marianista de las primarias. Que fueron su manera de llegar al cargo de presidenta del PP madrileño en 2017, el camino de asumir todo el poder y el modo de limpiar los vestigios del aguirrismo. Se entiende así que se atribuyera a la batería del fuego amigo la filtración corrosiva del máster. Cifuentes tenía más enemigos dentro del PP que fuera.
Y de muy diferentes orígenes, pues la aversión cenital de Soraya Sáenz de Santamaría, munición en la pugna contra Cospedal, cohabitaba con los recelos de Esperanza y con la venganza que le habían prometido Ignacio González, predecesor en el puesto de Cifuentes, y Francisco Granados, consejero plenipotenciario en el apogeo nauseabundo de la Púnica.
Ha implicado Granados a Cifuentes en la trama de la corrupción con más palabras que pruebas. Y ha recordado en sede parlamentaria y judicial que la ya expresidenta de la Comunidad no podía ser ajena a las cañerías desde sus responsabilidades, implicaciones y antigüedad en el partido.
Cifuentes, licenciada en Derecho, madre de dos hijos, había sido once años diputada regional —1991-2012— y había desempeñado el cargo de secretaria de asuntos internos del PP, aunque la travesía del anonimato a la popularidad se lo proporcionaron sus años de carisma y beligerancia en el puesto de delegada del Gobierno y en la coyuntura de las grandes movilizaciones. Y no sólo por el hito callejero del 15M. También por la elocuencia del balance con que se resolvió la Marcha de la Dignidad de 2014: 20 detenidos, 100 heridos, 67 de ellos policías.
Trataron de caricaturizarla sus adversarios como la sheriff del Partido Popular a cuenta de sus veleidades policiales, pero es posible que su sentido castrense del orden —es hija de un general de artillería— contribuyera a perfilar la propia heterogeneidad del personaje. Cifuentes se multiplicaba en las tertulias. Se exponía a los medios. Convertía la oscuridad del puesto en un trampolín a la alta política, sobrepasando incluso el contratiempo de un gravísimo accidente de moto que pudo acabar con ella en 2013.
La redimieron su constancia, su perseverancia. Una mujer de instinto. Más superficial que profunda. Implacable, exigente. Y más mandona que autoritaria. Había encontrado en el presidencialismo el propio camino de ejercitación política, de forma que Madrid se le antojaba la meta volante a la Moncloa. Liberal y progre a la vez. Una candidata “moderna” cuya notoriedad en la vida pública no se explica sin las manos de arcilla de su Pigmalión, Marisa González. Había sido la aliada de Gallardón en la construcción de una reputación de político moderno, transversal. Y se apreciaba un trabajo similar en la fama mediática de Cifuentes, pero ni Marisa ni Cristina han sido capaces de gestionar la proyección incendiaria de una anécdota —el hurto del súper— ni el laberinto argumental del máster. Los episodios no representan en sí mismos una catástrofe política, mucho menos en proporción a los escándalos de corrupción al uso en el partido, pero lo han terminado siendo el encubrimiento, la mentira y la intoxicación, de tal forma que el verso suelto ha sido víctima de la arrogancia, de la unanimidad de los medios, del calendario político, de un desenlace esperpéntico y de no haber construido un clan, una familia, que pudiera defenderla en el trance de la extremaunción. Rubén Amón es periodista y escritor.
El poema de cada día. Hoy, Jonás, de Rurtger Kopland
JONA
Het land drinkt langzaam
het vallende water.
Het beweegt niet, het klaagt niet.
Zo moet God zijn:
zonder uitdrukking kijken
naar wat er gebeurt.
En wij zijn de aarde,
die drinkt en zwijgt
en het zo verdraagt.
***
JONÁS
La tierra bebe lentamente
el agua que cae.
No se mueve, no se queja.
Así debe ser Dios:
mirar sin expresión
lo que sucede.
Y nosotros somos la tierra,
que bebe y calla
y así lo soporta.
***
RUTGER KOPLAND (1934-2012)
poeta neerlandés
miércoles, 23 de abril de 2025
De las entradas del blog de hoy miércoles, 23 de abril de 2025
Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz miércoles, 23 de abril de 2025, Día de las Letras Españolas. La esperanza de vida se ha alargado casi una década, dedicamos tres años más de nuestra existencia a educarnos, ganamos veintisiete mil euros más al año y disfrutamos de ocho horas semanales más de ocio que hace 50 años, se dicen en la primera de las entradas del blog de hoy; parece que nos va mejor, pero la pregunta es otra: ¿de verdad somos más felices? La segunda es un archivo del blog de tal día como hoy de hace once años, aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes, el gran día de la literatura en español, popularmente conocido como el "Día del Libro", en el que los Reyes de España entregan en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, el premio Cervantes, el Nobel de la literatura en español. El poema del día, en la tercera, es de la poetisa luxemburguesa Anise Koltz, se titula Una nueva estación se anuncia, está reproducido en francés y en español, y comienza con estos versos: En los árboles la savia baja/en todo lo que vive/y respira/el latido de mi corazón rebelde. Y la cuarta y última, como siempre, son las viñetas de humor, pero ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν" (toca marchar); volveremos a vernos mañana si las Euménides y la diosa Fortuna lo permiten. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos míos. HArendt