Fernando de Herrera
Es muy posible que a algún purista le parezca una blasfemia lo que pretendo hacer durante unas semanas: unir en la misma entrada algunos de los más bellos sonetos de amor y a mis viñetistas cotidianos preferidos. Bien, pues lo siento por los puristas, pero un servidor piensa que hay pocas cosas en la vida más serias que el amor y el humor, así pues, ¿por qué no juntarlos? Todo ello sin mayores pretensiones, aun reconociendo que meter en el mismo envoltorio un soneto de amor y unas viñetas humorísticas, por muy preñadas que estén de crítica social y realidad cotidiana, puede no resultar una fórmula afortunada. En cualquier caso, espero que sean de su agrado.
El soneto es una composición poética compuesta por catorce versos de arte mayor, endecasílabos en su forma clásica, que se organizan en cuatro estrofas: dos cuartetos y dos tercetos. En el primer cuarteto suele presentarse el tema de la composición, tema que el segundo cuarteto amplifica. El primer terceto reflexiona sobre la idea central expresada en los cuartetos. El terceto final, el más emotivo, remata con una reflexión grave o con un sentimiento profundo desatado por los versos anteriores. De Sicilia, el soneto pasó a la Italia central, donde fue también cultivado por los poetas del "dolce stil nuovo" (siglo XIII). A través de la influencia de Petrarca, el soneto se extiende al resto de literaturas europeas.
Continúo hoy la serie de sonetos de amor con el titulado "Yo vi unos ojos bellos que hirieron", de Fernando de Herrera (1534-1597). Escritor español del Siglo de Oro, conocido especialmente por su obra poética. Fue apodado "El Divino". Su poesía parte de la herencia petrarquista, en la que pretende introducir novedades, y él mismo plantea su producción como una profundización con respecto de Garcilaso de la Vega, poniendo de relieve el carácter de imitador de los clásicos en lengua romance de Garcilaso e historiando los distintos géneros poéticos usados por él. Su obra literaria variada. Entre sus obras conservadas destacan unas en prosa, como la "Relación de la guerra de Chipre y suceso de la batalla naval de Lepanto" y el "Elogio de la vida y muerte de Tomás Moro", semblanza de su vida con valoraciones de su pensamiento político. Entre las no conservadas figuran varios poemas de carácter épico y mitológico como "La gigantomaquia", sobre los titanes; "El rapto de Proserpina" y "Gestas españolas de valerosos". La poesía de Fernando de Herrera se considera un hito ineludible en la superación del petrarquismo en las letras españolas y, por ahí, un eslabón importantísimo en la evolución de la poesía cultista castellana desde Garcilaso de la Vega a Luis de Góngora. Fue un gran perfeccionista del verso; ingenió una ortografía más ajustada al sonido de las palabras y una puntuación especial para señalar las pausas de la elocución, los hiatos, las sinéresis y las dialefas. Como poeta petrarquista, sus logros empalidecen algo ante la fuerza de su vena épica, mucho más inspirada, y depurada de los excesos retóricos gracias a una contención y esencialidad que le viene de los modelos bíblicos de la misma, que sigue con preferencia a los italianos. Puede considerarse, en conjunto, por su poesía atormentada y prebarroquista, dentro del Manierismo.
Las viñetas que traigo hoy hasta la entrada son todas del dibujante canario Padylla, que publica en el diario La Provincia, de Las Palmas. Sus viñetas hacen referencia habitual a la situación política española y de Canarias, donde en estos momentos gobierna Coalición Canaria (nacionalistas) junto con el Partido Socialista. La situación de esta coalición siempre es conflictiva, de ahí, que Padylla le saque punta a la misma un día sí y otro también, denunciando los tejemanejes políticos en que CC enreda a su socio de gobierno con la descarada intención de desestabilizarlo.
Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt
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YO VI UNOS OJOS BELLOS QUE HIRIERON
Yo vi unos ojos bellos que hirieron
con dulce flecha un corazón cuitado,
y que, para encender nuevo cuidado,
su fuerza toda contra mí pusieron.
Yo vi que muchas veces prometieron
remedio al mal que sufro, no cansado,
y que, cuando esperé vello acabado,
poco mis esperanzas me valieron.
Yo veo que se esconden ya mis ojos,
y crece mi dolor, y llevo ausente
en el rendido pecho el golpe fiero.
Yo veo ya perderse los despojos
y la membranza de mi bien presente;
y en ciego engaño de esperanza muero.
Fernando de Herrera
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VIÑETAS DE PADYLLA
Entrada núm. 2464
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)