Madrid, ayer
Sí, hay que forzar la dimisión del presidente. ¿Cómo? ¿Y luego?... No creo que nadie tenga una respuesta clara: ¿Reférendum, nuevas elecciones, un gobierno de unidad nacional? Todo menos quedarnos de brazos cruzados mientras los ciudadanos claman por soluciones y el gobierno, incapaz de articular la más mínima respuesta coherente, se lanza dando tumbos en una fuga hacia adelante que nos lleva, como dicen en Canarias, "proa al marisco"...
El profesor José Ignacio Torreblanca, escribía hace unos pocos días en su blog un inquietante artículo en el que desvelaba algunas claves de lo que está pasando en España y en el seno de la Unión Europea: estamos en guerra, dice, en una guerra sin bajas por fuego enemigo, sin edificios ni construcciones derruidas, sin el estruendo de las bombas ni el fragor de las batallas, pero sí con muertos, heridos, ruina y desolación. Una guerra distinta para la que los estados nacionales y la Unión no estaban preparados. Las previsiones constitucionales sobre estados de alarma, de sitio o de guerra no sirven para esta novísima y alarmante situación, para esta guerra tan posmoderna...
Por otro lado,un durísimo alegato del escritor Luis García Montero en El Huffington Post, nos muestra algunas otras claves más para entender el qué y el por qué está pasando lo que está pasando. Y quiénes son los culpables.
Y el editorial de hoy en El País, ecuánime y ponderado, llamando al diálogo; algo que parece imposible ante un presidente enrocado en posiciones maximalistas y cada vez más aislado de la realidad.
Pero eso es lo que hay, mientras nosotros lo permitamos... Sean felices, por favor, a pesar del gobierno. Cada vez les queda menos. Tamaragua, amigos. HArendt
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Entrada núm. 1712
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