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sábado, 3 de septiembre de 2016

[Política] Congreso de los Diputados. Segunda votación de investidura de Mariano Rajoy. ¿Y ahora, qué?





Continúo la entrada de ayer dedicada al debate en el Congreso de los Diputados sobre la investidura de Mariano Rajoy, líder del partido popular, como presidente del gobierno. Ya saben ustedes el resultado de esa segunda votación. Idéntico al de la primera: 170 síes frente a 180 noes. Comienza a correr el plazo de dos meses para formar gobierno o habrá nuevas elecciones.

¿Y ahora, qué?  El periodista, escritor y analista político Ignacio Escolar, director de "eldiario.es", exponía en su periódico, tras el fracaso de la primera votación de investidura en el Congreso, las cuatro posibilidades que evitarían otra repetición electoral. Me parece un análisis interesante y por eso lo traigo hasta el blog.

El primer intento de Mariano Rajoy, decía Escolar, ha fracasado y lo más grave para el candidato del PP es que no se ven muchas opciones para que la investidura vuelva a encarrilar. A ello ha contribuido, y mucho, el propio presidente en funciones y su penosa actuación. Con sus intervenciones en el debate, entre faltonas y chistosas, con su lamentable discurso del martes, el candidato ha llenado de argumentos a esa mayoría absoluta de 180 escaños que hoy le ha dicho que no; que la cámara donde reside la soberanía nacional no traga con esta supuesta regeneración encabezada por un  mentiroso con las manos manchadas de corrupción.

Ha fracasado el primer intento de investidura Rajoy, seguía diciendo, y también se ha complicado la 'operación responsable'; esas presiones de la derecha y el poder económico que pretenden rendir a los dirigentes del PSOE para que arruinen completamente la credibilidad de su partido y permitan gratis la investidura de Mariano Rajoy. Después de lo visto en el Parlamento, Pedro Sánchez lo tiene mucho más fácil para seguir diciendo que no, que no va a incumplir lo que prometió a sus votantes, que no va a dar La Moncloa al presidente indecente de los sobres y la caja B.

Las presiones a Pedro Sánchez, añadía, para que su partido se abstenga, por supuesto, seguirán. La mayor parte de la prensa continuará golpeando al líder del PSOE para que dé su brazo a torcer. Pero creo muy improbable que Sánchez vaya a ceder por muchos editoriales o encuestas que le aticen, no solo por coherencia con todo el discurso que ha defendido hasta hoy. También porque en ello le va su propia supervivencia política, y porque en la dirección del PSOE creen que una repetición electoral no tiene por qué irles mal.

¿Vamos inevitablemente a unas nuevas elecciones?, se preguntaba. Hoy es más probable que hace una semana pero hay también otras opciones que podrían suceder. Y estas son, a juicio del comentarista, las cuatro opciones posibles:

1. Un golpe interno en el PSOE, señala. Es la jugada con la que sueña el PP, la que ahora alentará desde la prensa y en la que ya están una parte de los dirigentes socialistas, con Felipe González a la cabeza de la manifestación: echar a Pedro Sánchez de la secretaría general. El éxito o fracaso de la operación dependerá en gran medida de lo que ocurra en las próximas elecciones gallegas y vascas del 25 de septiembre. Si a los socialistas les va muy mal, los rivales internos de Sánchez –que no son pocos– tendrán más argumentos para dar un golpe interno en un comité federal. Matar a Sánchez tampoco será tan fácil como creen en el PP porque después de esa batalla vendrá el congreso del PSOE y los líderes que defiendan la rendición ante Rajoy lo tendrán complicado después para ganarse a los militantes socialistas en las primarias del partido. Pero es bastante probable que al menos lo vayan a intentar.

2. Un pacto del PP con el PNV, añade. Esto también tendría que esperar a que pasen las elecciones vascas y ni siquiera así se garantiza el éxito. Seguirá faltando un diputado más, pero los argumentos para llevar al PSOE a la abstención aumentarían mucho con un empate a 175; lo mismo así  el famoso diputado canario pierde el avión. ¿Se puede meter en el mismo pacto al nacionalismo vasco y al español? No lo descarten. Si Ciudadanos ha tragado con Rajoy, tragar con el cupo vasco es un precio bastante inferior.

3. Un Gobierno sin el PP, dice. Tampoco es descartable, pero alguien tendría que ceder. Siguen presentes dos vetos cruzados que por ahora impiden cualquier gobierno alternativo al del PP. El primero, el veto que mantiene Ciudadanos con Podemos (y viceversa) para una investidura a tres como la que propone ese manifiesto que tanto ha circulado estos días. El segundo, el veto que mantiene el PSOE con los independentistas (y viceversa) con la cuestión del referéndum catalán, y que impide ese gobierno de izquierdas que plantea Unidos Podemos.¿Puede cambiar alguno de estos dos vetos cruzados y que haya un pacto de investidura sin el PP? Hoy parece imposible pero a medida que pasen las semanas los vetos pueden saltar. Dependerá de cuánto miedo tenga cada uno de los partidos a otra repetición electoral.

4. Un Gobierno del PP sin Rajoy, la última de las opciones posibles para Escolar. 
Ana Pastor, dice, logró la investidura como presidenta del Congreso con el actual reparto de escaños. Es algo que no habrían conseguido otros nombres que salieron en la negociación, como el ministro Jorge Fernández o María Dolores de Cospedal. Sin duda, otro candidato menos intragable en el PP permitiría al PSOE o a la mayoría conservadora que ya existe en el Parlamento justificar una abstención. Pero es prácticamente imposible que tal cosa ocurra por dos motivos: porque Mariano Rajoy en ningún caso se va a rendir y porque no hay nadie que le pueda echar en su partido. En el PP no hay cómo dar golpes internos: los estatutos que diseñaron Aznar y Fraga blindan el poder presidencial.

Lo que sí es probable que ocurra es, continúa diciendo, que el PSOE cambie de estrategia y ofrezca el siguiente pacto envenenado al PP: abstenerse a cambio de una serie de concesiones y que la primera de todas ellas sea que no siga Mariano Rajoy. Por supuesto, el PP no aceptará esta condición porque en el PP todas las decisiones las toma el propio Rajoy. Pero si el presidente en funciones antepone su supervivencia política al interés de su partido y de su país, ese que “tan urgentemente” necesita un Gobierno, ¿cómo justificar después que la culpa de la repetición electoral es  “de los demás, que son los malos” y no le quieren votar? Y en esas estamos.

Desde este enlace pueden acceder si lo desean al Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados que recoge los debates habidos en esta segunda sesión de investidura y los resultado de la votación.






Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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viernes, 2 de septiembre de 2016

[Política] Congreso de los Diputados. Debate de investidura de Mariano Rajoy como presidente del gobierno





Desde los enlaces de más abajo pueden acceder si lo desean a los Diarios de Sesiones del Congreso de los Diputados correspondientes a los días 30 y 31 de agosto de 2016 que recogen las intervenciones habidas en el debate de investidura de Mariano Rajoy como candidato propuesto por el Rey a la presidencia del gobierno de España.

La sesión del día 30 de agosto recoge exclusivamente la intervención del candidato popular exponiendo su programa de gobierno. La del 31 de agosto, las intervenciones de los diferentes portavoces parlamentarios y de los partidos representados en el Congreso en respuesta a la de Mariano Rajoy, así como las réplicas y contrarréplicas del candidato y de los portavoces de los partidos. El resultado de la votación de investidura, como ustedes saben ya, fue de 170 votos a favor del candidato y 180 votos en contra.

El artículo 99.3 de la Constitución establece que si el candidato propuesto por el Rey no obtuviese en esa primera votación la mayoría absoluta de los miembros del Congreso, es decir 176 votos, se realizará 48 horas después una segunda votación en la que será suficiente para obtener la investidura la mayoría simple, o lo que es lo mismo, más votos a favor que en contra del candidato. Pero esa es otra historia que sabremos como acaba dentro de unas horas. De no obtener el candidato esa mayoría simple se abriría un periodo de nuevas consultas de dos meses de duración con la posibilidad de que se presenten nuevos candidatos. Si pasados esos dos meses nadie hubiera obtenido la votación favorable del Congreso el Rey disolverá las Cortes Generales y se convocarán nuevas elecciones. Las terceras en el plazo de un año.







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lunes, 29 de agosto de 2016

[A vuelapluma] El paripé de la investidura





No tengo muy claro si me molesta más el que intenten tomarme el pelo o el que me quieran hacer comulgar con ruedas de molino... Lo digo por el paripé que se traen PP y Ciudadanos en torno a sus pactos sobre programas de gobierno que faciliten la investidura de Mariano Rajoy como presidente. 

Que ellos se lo crean (cosa que no me creo), me parece bien. La política es ante todo y sobre todo representación, espectáculo. Y me hace gracia ver lo serios que se ponen ambos, Rajoy y Rivera, escenificando sus encuentros. Hasta amagan con enfadarse y todo, y se hacen mohines sobre quién de ellos quiere más a España. Puro espectáculo.

Pero no cuela. Como dice el periodista Fernando Garea en su artículo Los Toros de GuisandoMariano Rajoy se arrepentirá de haber ridiculizado en marzo un pacto como el de PSOE y Ciudadanos que era insuficiente para sacar adelante una investidura. Igual que estos días se habrá, añade, arrepentido de las duras críticas al anterior presidente del Congreso por demorar la investidura de Pedro Sánchez o por convocar el debate con un formato diseñado a mayor gloria del candidato, es decir, por hacer lo mismo que ahora ha hecho su fiel Ana Pastor. 

No tengo empacho alguno en confesar que mi segunda opción de voto, a poca distancia de mi preferida, es la de Ciudadanos. Me cae mejor su partido que su líder. A pesar de ello me causa desazón la acerba crítica, creo que justificada, que de Albert Rivera hace el escritor Julio Llamazares en su artículo El pichón. En el argot ajedrecístico, dice Llamazares, se conoce como pichón al jugador falto de experiencia, presa fácil de sus competidores. La negociación que pretende llevar a cabo con ese buitre viejo que es el incombustible Rajoy confirma ese pensamiento y le hace merecedor del apodo, por inocente y falto de toda malicia. Las condiciones que ha puesto para apoyar a aquel en su investidura, añade, las hubiera aceptado cualquiera, hasta un Bárcenas que volviera al PP. ¿Quién no va a estar de acuerdo con que los imputados no ocupen cargos públicos, con que se termine con los aforamientos, con que se cree una comisión que investigue la financiación ilegal del PP, con que se terminen los indultos a condenados por corrupción, con limitar los mandatos de los presidentes del Gobierno a ocho años o dos legislaturas y hasta con la reforma de la ley electoral? Yo digo que sí ahora y ya veremos, le debió de decir Rajoy mirándolo con ternura, termina diciendo. 

Pero también me resulta bastante deprimente, a pesar del buen humor con que intento asistir al espectáculo, aunque solo sea para que los actores se ganen su sueldo, el papel que está jugando Pedro Sánchez en la representación. Evidentemente le doy toda la razón en negarse a dar los votos de su partido a un candidato al que detesta (como yo) por corrupto, cínico e incompetente, y algunos adjetivos más gruesos que me guardo por un elemental sentido de educación que no me gustaría perder definitivamente. Pero no me resulta de recibo la noticia de que aunque el PP cambiara de candidato en la investidura, el PSOE no se replantearía su "no". Me parece que eso es ponerse puertas a uno mismo, pero en fin, él sabrá lo que hace mejor que yo.

Con fina ironía gallega, tan distinta del sarcasmo de que hace gala su paisano, escribía también hace días un delicioso artículo el profesor Xosé Luis Barreiro. Lleva el título de Reciclando obviedades. El problema de Rivera, dice Barreiro, es que creyó que podía situarse en el centro de la política, y convertir al PP en variable dependiente. Y tales fueron su osadía e inexperiencia al ponerle condiciones a Rajoy, que acabó convertido en un sándwich listo para ser devorado. Cosa que está diciendo muchas más gente pero que Rivera y Ciudadanos no parecen querer ver. A estas alturas de la película, añade Barreiro, solo hay dos opciones: hacer cualquier cosa para que no haya elecciones, o hacer elecciones para que no haya cualquier cosa. Y yo -mayor de edad, con mucha experiencia y alguna ciencia, y con todos los sentidos conservados- elijo la segunda, añade.  Me apunto yo también a ella.

Me gustaría comentar en último lugar un reciente artículo firmado por el catedrático de Derecho Constitucional Jorge de Esteban titulado El ejemplo de Suárez. Y lo cito porque pienso que ilustra muy bien, a mi juicio, la razón por la que tantos españoles de mi quinta, esa que ronda ya la edad del paso a la eternidad, echamos de menos a pesar de sus innegables carencias a un político como Adolfo Suárez. Sería deseable, dice el profesor De Esteban, que no entrásemos en otro periodo electoral aceptando que la solución mejor para España fuera que Rajoy, siguiendo el ejemplo de Suárez, dimitiera. Pero si fracasa en la segunda votación de investidura, añade, debería presentar su renuncia, porque esa decisión sí que desbloquearía definitivamente el corsé que nos tiene agarrotados. Únicamente sería necesario entonces que con toda urgencia el PP eligiese, como sucedió en el caso de Calvo-Sotelo, un candidato para la Presidencia del Gobierno. Si esa persona fuera más abierta al cambio que Rajoy, podría volver a barajarse un Gobierno de coalición de los tres partidos constitucionalistas, única manera de llevar a cabo las reformas, incluidas las constitucionales, que necesita España, que mientras Rajoy siga en el cargo son prácticamente imposibles. ¿Se lo plantearía el PP llegado el caso? ¿Se repensaría su abstención el PSOE en esa circunstancia? ¿Tiene Rajoy sentido de Estado suficiente para entender que él es ya más obstáculo que solución? Me gustaría creer que sí pero tengo mis dudas. La representación comienza en unos horas. Disfrútenla, y ¡arriba el telón!


Adolfo Suárez (Caricatura de Jorge Arévalo)



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domingo, 5 de junio de 2016

[A vuelapluma] En campaña electoral: Prometiendo el oro y el moro





Aunque no oficialmente es evidente que vivimos inmersos en una ininterrumpida campaña electoral que dura ya siete meses y que tiene su segunda cita consecutiva con las urnas en apenas tres semanas. En campaña electoral, ya se sabe, casi todo vale, aunque no todo sirva... Sobre la diferencia sibilina entre los conceptos de valer y servir prefiero no entrar. 

Uno de los mantras de más recurso por los partidos políticos -por todos ellos- es el de prometer el oro y el moro a la ciudadanía sin explicar nunca de donde va a salir el dinero para cumplir esas promesas y satisfacer las más que justas reivindicaciones de sus votantes. Y la cuestión, claro está, es que esa es la madre del cordero de las promesas, y por supuesto, un trapo al que ninguno va a entrar voluntariamente...

Un periodista, Antonio Fernández, lo acaba de hacer, entrar al trapo de la cuestión, en un reciente artículo en Revista de Libros titulado "Pancartas del populismo leninista, chavista… o lo que sea. Comparto pocas cosas de lo que en el artículo se dice ni el tono en que lo hace, si acaso, con matices, lo de la inclusión de nuevos derechos sociales y económicos en la Constitución (pancarta 1) y sobre los sueldos de los políticos (pancarta 2), pero desde luego sí que creo que el artículo invita a reflexionar y ponerse en guardia ante muchas promesas electorales que todos intuimos, al menos eso, de difícil, por no decir de imposible cumplimiento. 

Esas "pancartas" a las que se alude en el título son: 1. Detallar en la Constitución los derechos sociales; 2. Endurecer al máximo las incompatibilidades de los políticos y bloquear las puertas giratorias; 3. Para pagar las pensiones, subir impuestos y cotizaciones; 4. Combatir la intolerable y creciente desigualdad que existe en España; y 5. Para crear empleo, subir salarios.

Les invito a leerlo con detenimiento, y luego, quien esté libre de pecado, que le lance el primer pedrusco. A lo peor cojo yo el siguiente...





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miércoles, 27 de abril de 2016

[A vuelapluma] Dimitir: verbo intransitivo



Felipe VI y el presidente del Congreso Patxi López


Tiene toda la razón Palinuro, piloto de la nave de Eneas a su salida de Troya, y seudónimo bajo el que no se esconde el catedrático de Ciencias Políticas de la UNED Ramón Cotarelo García, cuando escribe en su blog que "lo que más pereza, indignación, fastidio, desconfianza y aburrimiento produce es el hecho de ver que a ninguno de estos cuatro ineptos absolutamente pagados de sí mismos (Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera) se le pasa por la cabeza la idea de dimitir. No han sido capaces de conseguir un acuerdo en cuatro meses y piden que se les den otros cuatro porque sí. Cuando lo que el sentido común manda sería sustituirlos por otros menos vistos, menos oídos, menos soportados". Y es que como he dejado dicho en otros momentos y otros lugares, el verbo dimitir, en España, es intransitivo, y ni con agua caliente despegamos a nuestros políticos de su silla. Les dejo con su artículo. 



Ramón Cotarelo



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