viernes, 2 de octubre de 2015

[Reedición] Memoria histórica: Justicia, no revancha



Descubrimiento de fosas comunes de la guerra civil


Hace mucho tiempo, por los inicios de este blog que dentro de nada cumplirá diez años, me reprochaba cariñosamente un excompañero de trabajo, precisamente en la comida de despedida a otros "ex" que se jubilaban por esas fechas, el reiterado uso de los latines en mis digresiones y comentarios en el blog. Desde luego, si los uso no es por pedantería, pues mis conocimientos de latín son absolutamente rudimentarios y básicos: de bachillerato de ciencias y carrera de letras. Pero sí presumo de interés por el mundo del Derecho, y este es creación original y genial de Roma, por lo que, a veces, en ocasiones en las que se hace preciso citar el origen de una máxima jurídica se recurre al idioma en que fue escrita. 

Por cierto, que desatino más grande considerar al latín como "lengua muerta"... Y haberlo relegado al olvido cuando no al ostracismo más absoluto en los estudios universitarios... ¿Sabían ustedes que hasta el siglo XVIII cualquier obra científica se escribía en latín? ¿O que en latín transcurren y se realizan hoy en día los actos académicos más solemnes de las universidades más prestigiosas del mundo como Oxford, Cambridge, Princeton, Harvard, Yale..? Me estoy yendo por los "cerros de Úbeda", mil perdones...

"Justitia est constant et perpetua voluntas ius suum cuique tribuens". Lo dice el "Digesto", promulgado en Bizancio por el emperador Justiniano en el siglo VI d.C., (Libro I, título I, ley 10), y casi se traduce solo: Justicia es la perpetua y constante voluntad de dar a cada uno su derecho.

¿Tienen derecho a que se haga justicia los miles de muertos y desaparecidos -de ambos bandos, pero no seamos ingenuos, infinitamente más de uno que de otro, aunque el "número" no sea siempre ni necesariamente lo más relevante- de la guerra civil? La ley, expresión de la voluntad popular, emanada de las Cortes Generales, y sancionada por el rey, dice que sí. ¿Entonces, a qué tantas reticencias ante la decisión de muchos descendientes de desaparecidos durante la guerra civil, enterrados en las cunetas, de conocer donde están sus restos y darles sepultura digna?

Resultan esclarecedores los argumentos estrictamente jurídicos que el magistrado emérito del Tribunal Supremo, José Antonio Martín Pallín, exponía hace unos años El País. "No se puede enterrar el olvido", decía, defendiendo la correcta actuación del, por aquel entonces, juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón. En todo caso, afirmaba con rotundidad al final de su artículo, "La verdad puede resultar incómoda pero el olvido mata y es un obstáculo insalvable para la salud y la dignidad de una sociedad". No parece que hayamos avanzado mucho en ese aspecto de nuestra ley de la memoria histórica. Ni siquiera cuando los que solicitan el amparo de los jueces carecen manifiestamente de afanes de revancha y solo piden el reconocimiento de su dignidad de personas y de españoles.

Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt 




Valle de los Caídos (Madrid)





Entrada núm. 2458
elblogdeharendt@gmail.com
La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

2 comentarios:

galanygarciah dijo...

Bien traído , pero posiblemente solo el hecho de desenterrar para volver a enterrar en un lugar diferente lo poco que queda de aquellas personas no se le pueda llamar JUSTICIA o al menos justicia completa , La Ley de la Memoria Histórica , como pasa con muchas cosas que han hecho los gobiernos socialista y en este caso el gobierno de Zapatero y que es una de las características del socialismo español o sea las cosas a medias , el si pero no , el ni frio ni caliente . Posiblemente hubiera sido mas JUSTICIA aclarar como paso , si hubo un juicio con garantías procesales , de que se les acusaba y si eran ciertas las acusaciones o no y en caso de que no hubiese juicio , aclara si eran inocentes y en este caso RESTITUIR su nombre públicamente , ademas seria mejor aun en los casos de probada inocencia " restituir " a los familiares con " algo " como recompensa de tanto sufrimiento y en algunos casos incluso de marginaciones y humillaciones durante muchos años . Un cordial saludo

Mark de Zabaleta dijo...

Buen artículo....