jueves, 1 de octubre de 2015

[Humor & Poesía] Hoy, "Amor constante más allá de la muerte", de Francisco de Quevedo. Con viñetas de Ros




Francisco de Quevedo




Es muy posible que a algún purista le parezca una blasfemia lo que pretendo hacer durante unas semanas: unir en la misma entrada algunos de los más bellos sonetos de amor y a mis viñetistas cotidianos preferidos. Bien, pues lo siento por los puristas, pero un servidor piensa que hay pocas cosas en la vida más serias que el amor y el humor, así pues, ¿por qué no juntarlos?  Todo ello sin mayores pretensiones, aun reconociendo que meter en el mismo envoltorio un soneto de amor y unas viñetas humorísticas, por muy preñadas que estén de crítica social y realidad cotidiana, puede no resultar una fórmula afortunada. En cualquier caso, espero que sean de su agrado. 

El soneto es una composición poética compuesta por catorce versos de arte mayor, endecasílabos en su forma clásica, que se organizan en cuatro estrofas: dos cuartetos y dos tercetos. En el primer cuarteto suele presentarse el tema de la composición, tema que el segundo cuarteto amplifica. El primer terceto reflexiona sobre la idea central expresada en los cuartetos. El terceto final, el más emotivo, remata con una reflexión grave o con un sentimiento profundo desatado por los versos anteriores. De Sicilia, el soneto pasó a la Italia central, donde fue también cultivado por los poetas del "dolce stil nuovo" (siglo XIII). A través de la influencia de Petrarca, el soneto se extiende al resto de literaturas europeas.

Continúo hoy la serie de sonetos de amor con el titulado "Amor constante más allá de la muerte", posiblemente el más bello soneto de amor escrito nunca en lengua castellana, de Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos (1580-1645), escritor español del Siglo de Oro, conocido como Francisco de Quevedo, y uno de los autores más destacados de la historia de la literatura española. Fue conocido especialmente conocido por su obra poética, aunque también escribió obras narrativas y obras dramáticas. Señor de La Torre de Juan Abad y caballero de la Orden de Santiago, su infancia transcurrió en la Villa y Corte, rodeado de nobles y potentados, ya que sus padres desempeñaban altos cargos en Palacio. Estudió en el Colegio Imperial de la Compañía de Jesús, en lo que hoy es el Instituto de San Isidro de Madrid, y Teología en Alcalá sin llegar a ordenarse, así como lenguas antiguas y modernas. Lo más original de la obra literaria de Quevedo radica en el estilo, vinculado al Conceptismo barroco, de léxico muy abundante con el que creó muchos neologismos que los escritores barrocos posteriores imitaron de él. La mayor parte de la producción poética de Quevedo es satírica, pero cultivó también una fina lírica cortesana prácticamente perfecta en técnica y fondo. Su visión filosófica es profundamente pesimista y de rasgos preexistencialistas. Abominó de la estética del Culteranismo a cuyo principal exponente, Luis de Góngora, atacaó violentamente en sátiras personales. Su poesía amorosa es considerada la más importante del siglo XVII. Paradójicamente, misántropo y misógino, fue, sin embargo, el gran cantor del amor y de la mujer. Escribió numerosos poemas amorosos (se conservan más de doscientos), dedicados a varios nombres de mujer: Flora, Lisi, Jacinta, Filis, Aminta, Dora. Consideró el amor como un ideal inalcanzable, una lucha de contrarios, una paradoja dolorida y dolorosa, en donde el placer queda descartado. Su obra cumbre en este género es, sin duda, su «Amor constante más allá de la muerte», que hoy traigo hasta el blog.

En cuanto a las viñetas que acompañan la entrada, las de hoy son todas del dibujante Ros, y han sido publicadas estos últimos días en el diario El País.

Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt 




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AMOR CONSTANTE MÁS ALLÁ DE LA MUERTE

Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra, que me llevare el blanco día;
i podrá desatar esta alma mía
hora, a su afán ansioso lisongera:

mas no de essotra parte en la rivera
dejará la memoria, en donde ardía;
nadar sabe mi llama la agua fría,
i perder el respeto a lei severa.

Alma, a quien todo un dios prissión ha sido,
venas, que humor a tanto fuego han dado,
medulas, que han gloriosamente ardido;

su cuerpo dejarán, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.

Francisco de Quevedo



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VIÑETAS DE ROS




















Entrada núm. 2457
elblogdeharendt@gmail.com
La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

2 comentarios:

Mark de Zabaleta dijo...

Excelente !

Unknown dijo...

Carlos: un soneto muy triste éste de Quevedo. Nos habla del más allá de la muerte. Yo no sé si el amor es más fuerte que la muerte, pues tengo mis dudas. Supongo que Quevedo, uno de los grandes del siglo XVII, tenía una forma propia de su época (El Barroco). Imagino que creerían que el cuerpo era una especie de cárcel para el alma.


Tengo entendido que las guerras literarias eran “casi normales” desde la Antigua Grecia, Siglo de Oro…hasta nuestros días. Se han lanzado dardos envenenados desde Platón-Homero, Aristófanes- Eurípides…Góngora-Quevedo, Cervantes-Lope de Vega…...García Márquez- Vagas Llosa o mi paisano Pérez-Reverte con el fallecido chileno Roberto Bolaño…y éste último con su paisana Isabel Allende……. Las confrontaciones de caracteres y mentalidades, la rivalidad, los celos están y estarán siempre. UN beso