martes, 6 de octubre de 2015

[Humor & Poesía] Hoy, "Tan extraviado está el loco deseo mío", de Francesco Petrarca. Con viñetas de Peridis




Francesco Petrarca



Es muy posible que a algún purista le parezca una blasfemia lo que pretendo hacer durante unas semanas: unir en la misma entrada algunos de los más bellos sonetos de amor y a mis viñetistas cotidianos preferidos. Bien, pues lo siento por los puristas, pero un servidor piensa que hay pocas cosas en la vida más serias que el amor y el humor, así pues, ¿por qué no juntarlos?  Todo ello sin mayores pretensiones, aun reconociendo que meter en el mismo envoltorio un soneto de amor y unas viñetas humorísticas, por muy preñadas que estén de crítica social y realidad cotidiana, puede no resultar una fórmula afortunada. En cualquier caso, espero que sean de su agrado. 

El soneto es una composición poética compuesta por catorce versos de arte mayor, endecasílabos en su forma clásica, que se organizan en cuatro estrofas: dos cuartetos y dos tercetos. En el primer cuarteto suele presentarse el tema de la composición, tema que el segundo cuarteto amplifica. El primer terceto reflexiona sobre la idea central expresada en los cuartetos. El terceto final, el más emotivo, remata con una reflexión grave o con un sentimiento profundo desatado por los versos anteriores. De Sicilia, el soneto pasó a la Italia central, donde fue también cultivado por los poetas del "dolce stil nuovo" (siglo XIII). A través de la influencia de Petrarca, el soneto se extiende al resto de literaturas europeas.

Continúo hoy la serie de sonetos de amor con el titulado "Tan extraviado está el loco deseo mío", precisamente de Francesco Petrarca (1304-1374). Lírico y humanista italiano, cuya poesía dio lugar a una corriente literaria que influyó en autores como Garcilaso de la Vega, William Shakespeare y Edmund Spenser, bajo el sobrenombre genérico de "petrarquismo". Tan influyente como las nuevas formas y temas que trajo a la poesía, fue su concepción humanista, con la que intentó armonizar el legado grecolatino con las ideas del cristianismo. Por otro lado, Petrarca predicó la unión de toda Italia para recuperar la grandeza que había tenido en la época del Imperio romano. Su vida transcurrió al servicio de la Iglesia y de la poderosa familia Colonna. Poseído por una pasión de bibliófilo, de la que da cuenta el capítulo consagrado a la bibliomanía de su "De remediis", viajó constantemente por Europa (Francia, Italia, Países Bajos, España, Inglaterra) buscando códices de autores clásicos, y se convirtió en poeta laureado por el Senado de Roma por su poema latino en hexámetros "África". El encuentro con Giovanni Boccaccio en Florencia fue decisivo para sus ideas humanistas. Se presenta como una especie de Jano que mira a la vez hacia el pasado y el porvenir, la antigüedad y la cristiandad, la frivolidad y el recogimiento, el lirismo y la erudición, el interior y el exterior. Ocupa en la historia de la poesía y de la cultura de la Europa cristiana y moderna un lugar excepcional: jamás, quizá, un escritor haya tenido una influencia tan decisiva ni tan prolongada. Como filólogo en el curso de sus viajes pudo rescatar del olvido a algunos autores clásicos. En Lieja descubrió varios famosos discursos de Cicerón, y una estancia en París le permitió encontrar las elegías de Propercio y la "Revelación" de Quintiliano que marcó, al decir del poeta, su renuncia definitiva a los placeres de los sentidos. Petrarca fue el gran redescubridor de Vitruvio y tras la difusión por el florentino de la obra de este autor clásico, podemos afirmar que decir Vitruvio es decir las bases de la arquitectura renacentista.

Las viñetas de hoy son reflejo de la peculiar obsesión del dibujante Peridis con las figuras de Artur Mas y Mariano Rajoy y han sido publicadas estos últimos días en el diario El País.

Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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TAN EXTRAVIADO ESTÁ EL LOCO DESEO MÍO

Tan extraviado está el loco deseo mío
por perseguir a aquella que se da la fuga
y de lazos de Amor ligera y suelta
vuela delante del lento correr mío,

que, cuanto más llamándolo lo envío
por la segura calle, menos me escucha;
ni me sirve espolearlo o hacerlo girar,
que Amor por su naturaleza le hace reacio.

Y dado que con fuerza el freno tasca,
yo quedo a merced de él,
que a pesar mío hacia el morir me lleva;

solo por ir hacia
el laurel donde se coge
áspero fruto que la llaga ajena,
al gustar, duele más que conforta.

Francesco Petrarca



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VIÑETAS DE PERIDIS




















Entrada núm. 2462
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)