Ayer, 26 de julio, se cumplieron 100 años justos del inicio de los trágicos sucesos que, con motivo de las levas de reclutas llevadas a cabo por el gobierno de España para sostener las guerras en Marruecos, sacudieron la ciudad de Barcelona conmovieron a España y Europa y pasaron a la historia con el sobrenombre de la "Semana Trágica".
Un interesante artículo del controvertido historiador, sacerdote y monje benedictino de Montserrat, Hilari Raguer, daba cuenta del aniversario en "El País" de hace dos días, centrando su comentario no tanto en los hechos en sí, que expone sucintamente, sino en los sentimientos que esos acontecimientos suscitaron en el gran poeta catalán Joan Maragall, contemporáneo de los hechos. Y sobre todos ellos, el proceso, condena y ejecución del pedagogo Francisco Ferrer i Guardia, fundador de la "Escuela Moderna", al que el gobierno de Maura hizo responsable de los disturbios que dieron origen a la "Semana Trágica".
El artículo de Raguer se centra en los infructuosos esfuerzos que Joan Maragall realizó a través de tres famosos artículos de prensa para obtener el indulto de los condenados por los Consejos de Guerra sumarísimos organizados por el gobierno, artículos que motivaron una espectacular campaña en toda Europa a favor del indulto, y que recuerda la acaecida en 1976 con motivo de las ejecuciones llevadas a cabo en las postrimerías del franquismo, las últimas habidas en España.
En el tercero y último de los artículos de Joan Maragall, publicado el 18 de diciembre de 1909 en "La Veu de Catalunya", y titulado "La iglèsia cremada", cuenta el gran poeta catalán el fuerte impacto que, días después de la "Semana Trágica", le produjo una misa celebrada en una iglesia quemada: "Yo nunca había oído una misa como aquélla". Tres veces lo repite, dice Raguer, encabezando otros tantos párrafos, y a la cuarta añade: "... y, en comparación, puedo decir que nunca había oído misa". Aquel día entendió qué es la misa, y lo que la misa le exige a cada cristiano y a toda la Iglesia, añade Raguer.
Las conmovedoras reflexiones de Maragall sobre el mensaje cristiano que traslucen sus palabras me han hecho recordar un artículo leído hace unos días en el último número de Revista de Libros escrito por la catedrática de Filosofía Moral y Política de la Universidad Autónoma de Barcelona Victoria Camps, en el que hablando del también filósofo italiano Gianni Vattimo, dice de él que practica un cristianismo muy "sui generis", al que "no le interesa la existencia de Dios ni la resurrección de los muertos, dice no a la teodicea, al paraíso, al infierno y al purgatorio, pero que no renuncia a proclamarse cristiano, no por inercia, sino porque le parece que algo interesante tiene que decir aún la religión y que no es legítimo eliminarla del todo".
¿Se puede ser cristiano sólo con Cristo, sin necesidad de Dios ni de la iglesia? Yo diría que sí. Y si nos guiamos por el ejemplo que muchos de los pastores de la iglesia dan, sobre todo en cuanto a caridad y amor al prójimo se refiere, tengo la impresión de que sus acciones no están a la altura de aquél al que dicen seguir... Espero que les resulte interesante el artículo. Sean felices. Tamaragua, amigos. HArendt
En el tercero y último de los artículos de Joan Maragall, publicado el 18 de diciembre de 1909 en "La Veu de Catalunya", y titulado "La iglèsia cremada", cuenta el gran poeta catalán el fuerte impacto que, días después de la "Semana Trágica", le produjo una misa celebrada en una iglesia quemada: "Yo nunca había oído una misa como aquélla". Tres veces lo repite, dice Raguer, encabezando otros tantos párrafos, y a la cuarta añade: "... y, en comparación, puedo decir que nunca había oído misa". Aquel día entendió qué es la misa, y lo que la misa le exige a cada cristiano y a toda la Iglesia, añade Raguer.
Las conmovedoras reflexiones de Maragall sobre el mensaje cristiano que traslucen sus palabras me han hecho recordar un artículo leído hace unos días en el último número de Revista de Libros escrito por la catedrática de Filosofía Moral y Política de la Universidad Autónoma de Barcelona Victoria Camps, en el que hablando del también filósofo italiano Gianni Vattimo, dice de él que practica un cristianismo muy "sui generis", al que "no le interesa la existencia de Dios ni la resurrección de los muertos, dice no a la teodicea, al paraíso, al infierno y al purgatorio, pero que no renuncia a proclamarse cristiano, no por inercia, sino porque le parece que algo interesante tiene que decir aún la religión y que no es legítimo eliminarla del todo".
¿Se puede ser cristiano sólo con Cristo, sin necesidad de Dios ni de la iglesia? Yo diría que sí. Y si nos guiamos por el ejemplo que muchos de los pastores de la iglesia dan, sobre todo en cuanto a caridad y amor al prójimo se refiere, tengo la impresión de que sus acciones no están a la altura de aquél al que dicen seguir... Espero que les resulte interesante el artículo. Sean felices. Tamaragua, amigos. HArendt
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