viernes, 20 de junio de 2025

DEL POEMA DE CADA DÍA. HOY, ROSA DE FUEGO, DEL POETA ESPAÑOL ANTONIO MACHADO

 







ROSA DE FUEGO



Tejidos sois de primavera, amantes,
de tierra y agua y viento y sol tejidos.
La sierra en vuestros pechos jadeantes,
en los ojos los campos florecidos,

pasead vuestra mutua primavera,
y aun bebed sin temor la dulce leche
que os brinda hoy la lúbrica pantera
antes que, torva, en el camino aceche.

Caminad, cuando el eje del planeta
se vence hacia el solsticio de verano,
verde el almendro y mustia la violeta,

cerca la sed y el hontanar cercano,
hacia la tarde del amor, completa,
con la rosa de fuego en vuestra mano.



ANTONIO MACHADO (1871-1939)
poeta español





















DE LAS VIÑETAS DE HUMOR DE HOY VIERNES, 20 DE JUNIO

 



































































jueves, 19 de junio de 2025

DE LAS ENTRADAS DEL BLOG DE HOY JUEVES, 19 DE JUNIO DE 2025

 






Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz jueves, 19 de junio de 2025. El carisma de Donald Trump solo funciona dentro de su país; fuera es irrelevante porque no puede hacer que China, Rusia, Canadá o México se sometan a su voluntad, afirma en la primera de las entradas del blog de hoy el historiador estadounidense Timothy Snider. En la segunda, un archivo del blog de junio de 2020, el filósofo Nuccio Ordine se preguntaba si estamos realmente seguros de que los lazos de parentesco son más importantes que los lazos de amistad, porque las fuerzas impenetrables que unen a dos seres humanos son una forma de solidaridad absoluta. El poema del día, en la tercera, es del poeta Blas de Otro, se titula Un relámpago apenas, y comienza con estos versos: Besas como si fueses a comerme./Besas besos de mar, a dentelladas./Las manos en mis sienes y abismadas/nuestras miradas. Yo, sin lucha, inerme. Y la cuarta y última, como siempre, son las viñetas de humor, pero ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν" (toca marchar); volveremos a vernos mañana si las Euménides y la diosa Fortuna lo permiten. Sean  felices, por favor. Tamaragua, amigos míos. HArendt














DEL FALSO CARISMA DE TRUMP

 







El carisma de Donald Trump solo funciona dentro de su país. Fuera es irrelevante porque no puede hacer que China, Rusia, Canadá o México se sometan a su voluntad, afirma el El País [El débil ‘hombre fuerte’ de Estados Unidos, 09/06/2025] el historiador estadounidense Timothy Snider. En los últimos dos meses, comienza diciendo, los inversores han encontrado una nueva estrategia bursátil, basada en una regla sencilla: TACO, o “Trump siempre se acobarda” (en inglés, Trump Always Chickens Out). El presidente estadounidense amenaza con imponer enormes aranceles a amigos o enemigos por igual, o con destituir al presidente de la Reserva Federal, y luego termina echándose atrás cuando el látigo del mercado impone su disciplina implacable. A continuación insiste con los aranceles, solo para echarse atrás otra vez.

La pauta trasciende la economía. De hecho, es el rasgo saliente de la presidencia de Donald Trump. Pero Trump no es un simple cobarde. Es un “hombre fuerte” débil; y tal vez los adversarios de Estados Unidos lo entiendan mejor que la mayoría de los estadounidenses.

Muchos estadounidenses temen a Trump, y por consiguiente imaginan que otros también deberían hacerlo. Pero fuera de los Estados Unidos, nadie teme a Trump en sí. Los amigos de Estados Unidos temen a un pirómano que destruye lo que otros han creado. Y los enemigos de Estados Unidos celebran la destrucción generada por Trump y por el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) de Elon Musk. Tras la reciente renuncia de Musk, Alexander Dugin (principal ideólogo del Kremlin) lamentó su partida: “el DOGE hizo un gran favor al mundo entero liquidando la USAID [la agencia de cooperación internacional de EE UU] y los departamentos de Salud y Educación”.

Trump es fuerte en un sentido relativo; después de destruir instituciones, lo que queda es su presencia. Pero es débil porque tras la destrucción de los departamentos del Gobierno responsables del dinero, de las armas y de la inteligencia, Estados Unidos se queda sin herramientas reales para lidiar con el resto del mundo. En televisión hace el papel de un hombre fuerte (y es un actor de talento). Pero su única fortaleza es la actitud sumisa de sus espectadores. Su actuación alienta un sueño de pasividad: Trump se encargará de corregir lo que haya que corregir.

Es verdad que el carisma de Trump es una especie de fuerza. Pero no es aplicable a ningún problema, y fuera de los Estados Unidos es irrelevante. Los partidarios de Trump podrán pensar que Estados Unidos no necesita amigos, porque puede intimidar a sus enemigos sin ayuda. Pero ya hemos aprendido que Trump no puede hacer que Canadá o México (mucho menos China, Irán o Rusia) se sometan a su voluntad.

Eso solo funciona en casa. Trump lleva años usando los actos políticos y las redes sociales para inspirar violencia errática contra sus adversarios internos. El resultado ha sido una purga espontánea del Partido Republicano y la creación de una cohorte de congresistas dóciles. Quienes se someten a Trump lo perciben como un hombre fuerte, pero solo están experimentando su propia debilidad. Y esta no puede convertirse por arte de magia en fortaleza en el resto del mundo.

Con todas sus mayúsculas y signos de exclamación, los mensajes que Trump ha dirigido en las redes sociales al presidente ruso Vladímir Putin en los últimos meses para exigirle que ponga fin a la guerra en Ucrania no han tenido ningún efecto en el estado emocional de Putin, mucho menos en las políticas rusas. Y la incitación estocástica a la violencia no incidirá en los líderes extranjeros. Nadie en Irkutsk va a amenazar a Putin o hacerle daño porque Trump haya publicado algo en Internet.

En un acto de generosidad, se podría interpretar una publicación de Trump con amenazas de sanciones como una medida política. Pero las palabras solo importan cuando detrás realmente hay una política, o al menos la posibilidad de que se la formule. Para eso se necesitan instituciones con personal capacitado. Y la primera política de Trump fue despedir a quienes tendrían la capacidad para diseñar y poner en práctica una política. Por ejemplo, muchas de las personas que sabían algo sobre Ucrania y Rusia ya no forman parte de su gobierno.

Su lugar lo ocuparon los torpes intentos de Trump de hacer concesiones a Rusia respecto de la soberanía ucrania por su cuenta, sin Ucrania y sin ningún aliado. Y no funcionó. Su posición era tan débil que obviamente, Putin dio por sentado que podía conseguir más y acto seguido intensificó la agresión rusa a Ucrania. Trump es una oveja con piel de lobo, y los lobos perciben la diferencia.

Es una verdad evidente, pero hay que decirla bien claro: nadie en Moscú cree que Trump sea fuerte. Incluso queriendo, Trump no podría lanzar una amenaza creíble a Rusia sin instituciones operativas y funcionarios competentes. Por ejemplo, para que las sanciones funcionen necesitaría más (no menos) gente dedicada a la tarea. Además, las potencias extranjeras tendrían que creer que el Departamento del Tesoro no es el mero juguete de un multimillonario estadounidense. Por desgracia, los servicios de inteligencia extranjeros leen los diarios.

Tal vez los estadounidenses se contenten con ignorar el hecho de que la capacidad estatal necesaria para hacer frente a los adversarios se ha eliminado o entregado a personas cuya única calificación es la lealtad absoluta a Trump. Pero la destrucción de las instituciones del poder estadounidense crea una estructura de incentivos muy simple para los enemigos de Estados Unidos. Los rusos anhelaban el regreso de Trump a la Casa Blanca, porque consideran que Trump debilita a Estados Unidos. Ahora lo ven desmantelar la CIA y el FBI y poner a gente como Tulsi Gabbard, Kash Patel y Pam Bondi a cargo de la inteligencia y de fiscalizar la legislación federal, y naturalmente concluyen que el tiempo está a su favor.

Por eso Putin ignoró las demandas de Trump de un alto el fuego en Ucrania; y si lo hubiera, Rusia lo aprovecharía para preparar la próxima invasión. Putin confía, con razón, en que Estados Unidos, neutralizado por Trump, será incapaz de responder, que los europeos estarán distraídos y que tras años de guerra, a los ucranios les será más difícil volver a movilizarse.

Lo que vale para Rusia también vale para China. El débil hombre fuerte está colaborando con la República Popular. Antes de Trump no corrían buenos tiempos para China. Aunque una generación de estadounidenses ha temido que China superara a Estados Unidos como potencia económica y militar, los últimos años las líneas de tendencia ya no eran tan claras, o incluso se habían invertido. Pero ahora que Trump se ha lanzado a destruir la capacidad estatal estadounidense, China tiene al alcance de la mano lo que antes le hubiera costado conseguir.

Tal vez la estrategia TACO beneficie a Wall Street en lo inmediato, pero un débil hombre fuerte solo traerá pérdidas. Los seguidores de Trump tal vez crean que ha convertido a Estados Unidos en un gigante entre las naciones, pero la verdad es todo lo contrario. Como hombre fuerte destruye las normas, las leyes y las alianzas que han evitado la guerra; como hombre débil, invita a que esta ocurra. Timothy Snyder es profesor de Historia en la Universidad de Toronto. Su último libro es Sobre la libertad (Galaxia Gutenberg).





















[ARCHIVO DEL BLOG] AMISTAD. PUBLICADO EL 29/06/2020










Las fuerzas impenetrables que unen a dos seres humanos son una forma de solidaridad absoluta, afirma en el A vuelapluma de hoy lunes [Las costuras de amistad. El País, 19/6/20] el filósofo y profesor de la Universidad de Calabria, Nuccio Ordine. ¿Estamos realmente seguros de que los lazos de parentesco son más importantes que los lazos de amistad? ¿Tenemos la certeza de que, en tiempos de pandemia, es legítimo establecer por decreto que solo los vínculos de sangre pueden justificar los encuentros y la frecuentación de otras personas? -comienza preguntándose el profesor Ordine-. Una vez más, la literatura sale al rescate de aquellos que, con toda razón, reivindican la libertad de decidir las prioridades de su mundo afectivo. Los clásicos están repletos de ejemplos en los cuales la amistad, la verdadera, constituye una forma de solidaridad absoluta y esencial, hasta poner incluso la propia vida al servicio del otro. En la épica, solo para recordar algunos casos célebres, las parejas representadas por Aquiles y Patroclo (Ilíada), Euríalo y Niso (Eneida), Cloridano y Medoro (Orlando furioso), además de expresar el coraje del guerrero, exaltan la generosidad de quien no teme desafiar a la muerte para defender al amigo o vengar su muerte.
También en el mundo femenino es posible encontrar una profunda intensidad, de naturaleza distinta. Basta con releer la tierna y dramática historia de Elena (Lenú) y Lila, contada por Elena Ferrante, para comprender que la amistad entre mujeres puede convertirse en una relación simbiótica basada en la unidad del “nosotras” (“Nadie nos entendía, pensaba yo, solamente nosotras dos nos entendíamos. Nosotras, juntas, solo nosotras, sabíamos”). Una relación —entre la solidaridad y la rivalidad, entre el perderse y el reencontrarse— que se revela esencial en la vida de las dos heroínas (“Probaba sobre todo lo fructífero que había sido estudiar y conversar con Lila, tenerla como estímulo y sostén para salir a ese mundo que había fuera del barrio, entre las cosas, las personas, los paisajes y las ideas de los libros”).
Las páginas que Antoine de Saint-Exupéry dedicó a la amistad en el famoso diálogo entre el principito y el zorro del desierto son memorables. Contra las trivializaciones del presente (muchos usuarios de Facebook piensan que la amistad consiste en un simple clic), el sabio animal nos enseña que “crear lazos” significa dedicar tiempo al otro, aprender a “ver con el corazón”, descubrir “el precio de la felicidad”. Solo de esta forma puede suceder aquel milagro que transforma a dos interlocutores, inicialmente extraños entre sí, en dos seres “únicos”: el principito, en efecto, de “muchachito semejante a 100.000 muchachitos” pasa a ser “único en el mundo” para el zorro, de la misma manera que este último, de “zorro semejante a 100.000 zorros”, pasará a ser percibido por el principito como “su” zorro (“Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo”).
Pero el registro puede ser aún más íntimo y conmovedor cuando se pasa de la ficción a experiencia de vida. Michel de Montaigne nos recuerda en Los ensayos que a veces la amistad, en cuanto elección libre del otro, crea lazos incluso más fuertes que aquellos que nos unen a un hermano o a la persona de la que nos hemos enamorado (“en la medida en que son amistades impuestas por la ley y la obligación natural, tienen mucho menos de elección y de libertad voluntaria”). Lejos de los lazos biológicos (no elegimos a los padres o a una hermana) o amorosos (en los que está presente el egoísmo del deseo erótico), la “comunión” de la que se nutre la amistad, escapando a cualquier tipo de ventaja utilitaria, es la máxima expresión de la gratuidad. Las fuerzas impenetrables que unen indisolublemente a dos seres humanos terminan por constituir un “misterio”. Un enigma que Montaigne encierra en una fórmula que explica su profunda amistad con Étienne de La Boétie: “Se mezclan y se combinan entre sí con una fusión tan completa que borran y pierden el rastro de la costura que las unió. Si me preguntan por qué lo amaba, siento que solo puede expresar como respuesta: ‘Porque era él; porque era yo”. Hay, más allá de todo mi discurso, y de todo lo que pueda decir en particular, no sé qué fuerza inexplicable y fatal, mediadora de esta “unión”. La amistad, en definitiva, es como un “vínculo sagrado”, que encuentra su “sustento” en el “diálogo” y en la “comunicación” entre dos personas.
Lo había explicado ya, con palabras conmovedoras, Francisco Petrarca en una carta dirigida en 1363 al humanista Barbato de Sulmona. Al recordar al destinatario su amistad y la distancia que los separa (“unidos por el alma, alejados por el cuerpo”), el poeta se apoya en la fuerza de la imaginación (“nada puede impedir que nos abracemos con la imaginación”) y del corazón para asegurarse de que “ninguno de los dos pasará sin el otro sus días y sus noches, sus fatigas de estudio”. La separación física no separa del todo; hace posible seguir compartiendo incluso los gestos más humildes de la vida cotidiana. Una presencia invisible, en definitiva, te acompaña en la lectura de un libro (“el libro que uno de nosotros tome, el otro lo abrirá; allí donde uno fije la mirada, el otro leerá”), mientras descansas en un prado (“en cualquier parte que uno escoja para sentarse, tendrá al otro como compañero”) o en el acto de conversar (“cada vez que empiece a hablar consigo mismo o con otros, verá a su amigo escuchando atentamente”) o en las más diversas actividades («hagas lo que hagas, estés donde estés, vayas donde vayas, tendrás siempre al amigo a tu lado»). Aunque la amistad haga posible lo imposible, Petrarca sabe bien que ninguna relación virtual puede sustituir al encuentro físico, in praesentia: el amigo, de hecho, espera siempre poder “vencer la dificultad del camino” para “ver tu rostro y oír tu voz. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt





















EL POEMA DE CADA DÍA. HOY, UN RELÁMPAGO APENAS, DEL POETA ESPAÑOL BLAS DE OTERO

 






UN RELÁMPAGO APENAS




Besas como si fueses a comerme.

Besas besos de mar, a dentelladas.

Las manos en mis sienes y abismadas

nuestras miradas. Yo, sin lucha, inerme,


me declaro vencido, si vencerme

es ver en ti mis manos maniatadas.

Besas besos de Dios. A bocanadas

bebes mi vida. Sorbes. Sin dolerme,


tiras de mi raíz, subes mi muerte

a flor de labio. Y luego, mimadora,

la brizas y la rozas con tu beso.


Oh Dios, oh Dios, oh Dios, si para verte

bastara un beso, un beso que se llora

después, porque, ¡oh, por qué!, no basta eso.




BLAS DE OTERO (1916-1979)

poeta español