Quienes se quieren adueñar de un sentimiento y no pueden acaban yendo a por las palabras, para quedárselas, escribe en El País [El pueblo, 16/07/2025] el periodista José Luis Sastre. A veces los datos no cuadran, o no cuadran con lo que uno quiere, y entonces hay que restarles valor a los datos y hacer ver que tampoco importan tanto y que son menos que las emociones, maleables y efectivas,comienza diciendo Sastre. La emoción suele estar peor vista porque parece que vaya directa a la entraña, pero qué va: con la emoción se llega sin atajos a la cabeza, que es donde se instalan el raciocinio y el miedo y la rabia y el odio. La emoción es clave, porque precede al estado de ánimo y condiciona la acción y la voluntad, y a menudo pasa que lo que pasa en un país puede explicarse en un desasosiego que no se va de la boca del estómago, aunque en realidad esté en la cabeza.
Pasa también que todo el lenguaje, o casi todo, ya es emocional, en especial el político, y el efecto de la emoción se diluye porque hay más ruido que otra cosa, y quienes se quieren adueñar de un sentimiento y no pueden acaban yendo a por las palabras, para quedárselas. Por ejemplo: la palabra pueblo.
El pueblo es la identidad y es la infancia, más aún en verano, cuando el pueblo se vuelve un ideal. El pueblo son las tardes en bicicleta y el bocadillo y las noches a la fresca. El pueblo es nostalgia y raíz. Es una idea muy amplia que remite a un sitio muy pequeño y muy concreto: el lugar de donde somos. O sea, el origen. Quizá es casualidad que sea una de las palabras tan pretendidas estos días, pero las casualidades ya no existen. Las mataron los relatos.
En nombre del pueblo se ha oído decir que salen algunos a cazar personas o a justificar que otros lo hagan, porque dicen que el pueblo se ha hartado y dicen también que al pueblo lo representan ellos, como si el pueblo no supiera expresarse. Es una idea excluyente y cerrada, que niega su condición al que es distinto y al que piensa distinto y al que siente distinto. Es lo contrario al pueblo, tan diverso, donde este verano, y como siempre, se reencontrarán bajo el calor de agosto las familias que un día emigraron a otros lugares en busca de una vida mejor. José Luis Sastre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario