martes, 23 de abril de 2024

Del tiempo para leer. Y Feliz Día del Libro

 






Hola, buenos días de nuevo a todos, feliz martes y feliz Día del Libro. Entre el 4 de febrero de 2016 y 23 de abril de ese mismo año, coincidiendo con el 500 aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes, fui subiendo al blog toda la obra cervantina, con enlaces a sus textos completos y resúmenes a modo de índice de lectura de cada una de ellas. Pueden acceder a las mismas accediendo a las fechas señaladas o poniendo en el buscador del blog el título de la obra en cuestión. En la entrada de hoy la escritora Llucia Ramis también reflexiona sobre el placer de la lectura, aunque nos advierte de la necesidad de "buscar" los tiempos para ello, porque si no lo hacemos los libros se amontonan en una pila de lecturas pendientes que crece con la tristeza y la culpa. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos. harendt.blogspot.com












Tiempo para leer
LLUCIA RAMIS
19 ABR 2024 - La Vanguardia - harendt.blogspot.com

Lo dicen con una mezcla de tristeza y culpa: “Ya no leo tanto como antes”. Les gustaría hacerlo. De hecho tienen la determinación de conseguirlo más adelante: cuando los hijos sean mayores, cuando no vayan tan a tope de trabajo, tal vez en verano. Pero es que al llegar a casa solo les apetece ver un capítulo de algo y desconectar, solo quieren engancharse a las tonterías que aparecen en el móvil para no pensar. Salvo por estas fechas (Sant Jordi es el 8-M de los libros), en los medios se habla más de cine y de series; bueno, sobre todo se habla de fútbol.
No creen que ese sea el problema. Compran libros habitualmente. Se van amontonando en la mesita de noche, en una pila de lecturas pendientes que crece con la tristeza y la culpa. Casi siempre se les cierran los ojos en el intento, al cabo de unas páginas, porque les vence el sueño. O consultan en internet algo referido a lo que están leyendo y se quedan enganchados a la pantalla. Eso me dicen. Amigos míos, familiares, personas a las que entrevisto, compañeros de profesión o que decidieron dedicarse a la edición precisamente para leer. Gente que leía mucho, apasionada por la literatura y el conocimiento, y que ahora siente cómo se les atrofia el hábito. No pueden concentrarse, les cuesta mantener la atención, tienen que esforzarse para acabar un artículo; por ejemplo este.
Además, cuando leen, les inquieta la sensación de que deberían de hacer otra cosa. Ya no se dejan llevar. Porque hay una lavadora por poner, unas facturas por hacer, una entrega inaplazable, el aviso de un nuevo mensaje, mails por contestar o comentarios en Twitter que no pueden quedar sin respuesta, mil cosas en las que ocuparse (o por las que preocuparse) y que impiden que el texto te arrastre a otra parte. En Después del trabajo, publicado por Caja Negra, la filósofa Helen Hester apunta que hemos interiorizado que, si no hacemos algo productivo, estamos perdiendo el tiempo; cuando, en realidad, deberíamos dedicar más tiempo a implicarnos en lo que tiene sentido para nosotros. Al fin y al cabo, el tiempo es vida. O dicho de otro modo: la vida está determinada por el tiempo.
Añadámosle el hecho de que formamos parte de la célebre “sociedad del cansancio”, acuñada por Byung-Chul Han (Herder), y que padecemos esa “enfermedad del espíritu” que investigó Johann Hari en El valor de la atención (Península). Él creía que el problema estaba en la tecnología, que no para de distraernos e interrumpirnos. Pero la alimentación, la contaminación, la cultura laboral, la educación escolar, también alteran la capacidad de concentrarse. Y de pensar.
Desde la política hasta las emociones más íntimas, desde un tuit hasta las medidas contra la sequía, todo parece responder a un impulso reactivo e irreflexivo al que no se le ha dado el tiempo suficiente. Por lo tanto, inmaduro. Cuando lees, el tiempo se expande. No es casualidad que el programa de Anna Guitart se llame ‘Tot el temps del món’. Porque leer te transporta a siglos de distancia. Y porque el tiempo de lectura es tiempo dedicado a uno mismo.
La semana que viene es Sant Jordi y se venderán muchos libros que no se leerán nunca. Algunos formarán parte de esas pilas pendientes para cuando los hijos ya sean mayores, o no haya tanto trabajo, ni tantas entregas, tanta fatiga. Para cuando el tiempo libre lo sea realmente. Pero, como cualquier otra libertad, esta también hay que conquistarla. No viene dada. Mucho menos si nos resignamos, y no nos permitimos priorizarla. Llucia Ramis es escritora.































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