sábado, 21 de diciembre de 2019

[ARCHIVO DEL BLOG] Votar en las europeas. (Publicada el 20 de mayo de 2009)






Mi desencanto con la política canaria y española no tiene paralelo en la dimensión continental. Europeísta convencido y confeso, creo que es el único ámbito en el que los ideales aún cuentan. Se me dirá que "ese" es un mundo muy lejano: el de los ideales y el de Europa. Es posible que para algunos si lo sea; sobre todo para aquellos que no ven ni se miran algo más allá del ombligo (propio). 

Como no tengo la menor vocación evangelizadora ni afán proselitista no voy a insistir mucho en ello. Allá cada cuál con su visión del mundo. Yo me quedo con el futuro. Y con la visión de Europa, mi casa común, la patria común de todos los europeos, desde el Atlántico a los Urales, que con acierto y premonición vislumbrara el genio del escritor francés Víctor Hugo mediado el siglo XIX. Le cité en el blog hace unos días, y aun a fuer de reiterativo, repito lo dicho por él sobre la Europa con la que soñaba: "Llegará un día que todas las naciones del continente, sin perder su idiosincracia o su gloriosa individualidad, se fundirán estrechamente en una unidad superior y constituirán la fraternidad europea. Llegará un día que no habrá otros campos de batalla que los mercados abriéndose a las ideas. Llegará un día en que las balas y las bombas serán sustituidas por los votos". Un sueño hecho ya realidad. Se me ocurren un buen número de razones, mucho más prosaicas, para ir a votar en las elecciones del 7 de junio, pero la verdad es que a mi me basta con la expuesta.

En El País de hoy miércoles el profesor de Derecho Administrativo de la Universidad Carlos III de Madrid, Antonio Estella, escribe un interesante artículo: "La reconciliación es el nudo del relato europeo", sobre el proceso de unificación europea, visto sobre todo desde el prisma de la reconciliación entre los eternos enemigos de siempre. Lo suscribo totalmente. Y es que en mi caso, el comienzo de ese proceso me afecta muy directamente en lo personal, pues fui concebido en el mismo día en que arrancaba: el 8 de mayo de 1945, el día en que finalizaba la II Guerra Mundial. HArendt





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