Los jugadores de la Arandina condenados por violación. Foto Europa Press
«Somos unos pardillos a los que nos quieren joder la vida». Así se explicó uno de los tres jugadores de la Arandina después de conocer la durísima sentencia que los condena a 38 años de cárcel, -comenta el escritor Fernando Ónega en el A vuelapluma de hoy-, algo nunca visto en delitos de agresión sexual. Sería lícito preguntarse si esa vida ciertamente arruinada se la destrozó la Justicia o la destrozaron ellos mismos. Y hay división de criterios. Para la defensa de los condenados, no se demostró nada en el juicio, solo se contó con la versión de la víctima y a los jugadores se les aplica una pena como si hubieran matado a alguien. Y encima, la menor ofreció varias versiones, lo cual podría hacer sospechar de una denuncia falsa. Estaríamos, por tanto, ante una condena injusta. Sin embargo, para la acusación popular, la fiscalía y el sentenciador, la denuncia de la menor es creíble sin ningún tipo de dudas. Y, respecto a las versiones, son precisamente las que dan credibilidad a su denuncia. Es doctrina judicialmente aceptada que quien miente cuenta siempre los mismos detalles. Quien se equivoca, o no está seguro en referencias menores -sobre todo en su estado de intimidación-, está diciendo la verdad. Ya sabemos todos que antes y después de los pleitos los abogados acusan y defienden de acuerdo con el interés de la parte que representan. Lo importante es lo que aprecia el tribunal o el juez. Posición personal de este cronista: no existe delito sexual más repugnante que el cometido en grupo contra una mujer indefensa. Si, encima, esa mujer es una cría de 15 años de edad y los autores lo saben, estamos ante un agravante execrable. Que nadie espere de mí la menor tolerancia ni compasión. La expresión «que se pudran en la cárcel» será la que utilizaremos cuando el Tribunal Supremo confirme la sentencia de la Audiencia de Burgos. Y la confirmará, porque lo sentenciado ahora es la pura aplicación de la jurisprudencia del Alto Tribunal en el caso de La Manada de Pamplona. Alguien comparó esta condena con la de José Bretón, que fue condenado a 40 años de cárcel por asesinar y quemar a sus dos hijos. Mucha gente se pregunta si sale más barato matar que violar, pero es una comparación demagógica que no procede. Lo que se hizo en Burgos ha sido castigar tres delitos: una agresión sexual (14 años) y dos cooperaciones necesarias (12 años cada una). Podrá ser excesiva pena, no lo sé, pero es la doctrina del Supremo. Seguramente hubo también una enorme presión ambiental, como en todos los juicios por delitos sexuales, pero es inevitable. Lo único relevante es que la sentencia se ajusta a derecho. Y lo secundario, pero importante, que termina con esa perniciosa corriente de opinión que habla de justicia machista y sugiere impunidad.
¿Por qué los miembros de La Manada fueron condenados a 15 años y los exjugadores de la Arandina a 38? En el caso de los exfutbolistas, cada uno de los acusados está condenado como autor directo por los hechos realizados por él mismo y como cooperador necesario por los ejecutados por los demás15 años para cada uno de los miembros de La Manada, penas de entre 10 y 12 años de cárcel a cinco de los acusados de la violación en grupo sufrida por una menor en Manresa en el 2016 y 38 años de prisión para los tres exjugadores de la Arandina. ¿Por qué hay esta diferencia en las penas impuestas si todas son violaciones múltiples? Una de las grandes claves es que, en este caso, se considera que no hubo una violación, hubo tres. El tribunal atiende a los llamamientos del Supremo: también eres culpable de los delitos de tus compañeros porque eres «cooperador necesario» de su violación".
A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de los autores cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo.
La reproducción de artículos firmados en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt
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