domingo, 23 de agosto de 2015

[Humor & Poesía] "A Dafne ya los brazos le crecían", de Garcilaso de la Vega




Garcilaso de la Vega



Es muy posible que a algún purista la parezca una blasfemia lo que pretendo hacer durante unas semanas: unir en la misma entrada algunos de los más bellos sonetos de amor y a mis viñetistas cotidianos preferidos. Bien, pues lo siento por los puristas, pero un servidor piensa que hay pocas cosas en la vida más serias que el amor y la sonrisa, así pues, ¿por qué no juntarlas?

Continúo la serie con el soneto XIII: "A Dafne ya los brazos le crecían", de Garcilaso de la Vega (1498-1536). Poeta y militar español del Siglo de Oro. La poesía de Garcilaso está marcada por su estancia en Nápoles. Es allí donde descubre a los autores italianos. Después de ella abundará en rasgos de la lírica italiana, influido tanto por autores anteriores como Francesco Petrarca, como por autores contemporáneos como Jacopo Sannazaro, autor en 1504 de La Arcadia. Garcilaso hará suyo el mundo de la Arcadia, en el que sonidos, y colores invitan a la reflexión acompañando a los sentimientos. También influye a Garcilaso Ludovico Ariosto, de quien toma el tema de la locura de amor. Es en Italia donde Garcilaso fortalece su clasicismo, ya aprendido con los humanistas castellanos en la Corte, y redescubre a Virgilio y sus Bucólicas, a Ovidio y sus Metamorfosis y a Horacio y sus Odas, sin olvidar otros autores griegos que también estudia. Su lenguaje poético es claro y nítido, conforme a los ideales de su amigo Juan de Valdés: selección, precisión y naturalidad y palabra oral más que «escrita». Prefiere las palabras usuales y castizas a los cultismos extraños a la lengua, buscar el equilibrio clásico, la estilización del nobilitare renacentista de una lengua vulgar y la precisión ante todo. Su estilo cuida especialmente la musicalidad del verso mediante el uso de la aliteración y un ritmo en torno a los tres ejes principales del endecasílabo. Utiliza asiduamente el epíteto con la intención de crear un mundo idealizado donde los objetos resultan arquetípicos y estilizados al modo del platonismo. Por otra parte, es muy hábil en la descripción de lo fugitivo y huidizo; su poesía produce una vívida sensación de tiempo y se impregna de melancolía por el transcurso de la vida, lo que él llamó su «dolorido sentir». Murió en Niza a resultas de las heridas sufridas en el asalto a la fortaleza de Le Muy, en Fréjus (Francia).

Las viñetas que reproduzco a continuación son las habituales de Morgan, en Canarias7; Padylla y Montecruz, en La Provincia; Forges, Peridis y Ros, en El País; y Guillermo, en El Mundo. Todas del día de hoy. 

Espero que disfruten de unos y otras. Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt




SONETO XIII

A Dafne ya los brazos le crecían
y en luengos ramos vueltos se mostraban;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos que el oro escurecían;

de áspera corteza se cubrían
los tiernos miembros que aun bullendo estaban;
los blancos pies en tierra se hincaban
y en torcidas raíces se volvían.

Aquel que fue la causa de tal daño,
a fuerza de llorar, crecer hacía
este árbol que con lágrimas regaba,

¡Oh miserable estado, oh mal tamaño,
que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón por qué lloraba!

Garcilaso de la Vega




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Entrada núm. 2419
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

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