jueves, 28 de septiembre de 2017

[Un clásico de vez en cuando] Hoy, con "Heracles", de Eurípides





En la mitología griega, Melpómene (en griego Μελπομένη "La melodiosa") es una de las dos Musas del teatro. Inicialmente era la Musa del Canto, de la armonía musical, pero pasó a ser la Musa de la Tragedia como es actualmente reconocida. Melpómene era hija de Zeus y Mnemósine. Asociada a Dioniso, inspira la tragedia, se la representa ricamente vestida, grave el continente y severa la mirada, generalmente lleva en la mano una máscara trágica como su principal atributo, en otras ocasiones empuña un cetro o una corona de pámpanos, o bien un puñal ensangrentado. Va coronada con una diadema y está calzada de coturnos. También se la representa apoyada sobre una maza para indicar que la tragedia es un arte muy difícil que exige un genio privilegiado y una imaginación vigorosa. Un mito cuenta que Melpómene tenía todas las riquezas que podía tener una mujer, la belleza, el dinero, los hombres, solo que teniéndolo todo no podía ser feliz, es lo que lleva al verdadero drama de la vida, tener todo no es suficiente para ser feliz.

Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar a los clásicos, de manera especial a los griegos, y de traerlos a colación a menudo. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso de la Historia y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente.

Continúo la sección de Un clásico de vez en cuando trayendo hoy al blog la tragedia de Eurípides titulada Heracles. La pueden leer en el enlace inmediatamente anterior. 

Eurípides (480-406 a. C.) fue uno de los tres grandes poetas trágicos griegos de la antigüedad, junto con Esquilo y Sófocles. Odiaba la política y era amante del estudio, para lo que poseía su propia biblioteca privada, una de las más completas de toda Grecia. Fue amigo de Sócrates, el cual, según la tradición, sólo asistía al teatro cuando se representaban obras de Eurípides. En 408 a. C., decepcionado por los acontecimientos de su patria, implicada en la interminable Guerra del Peloponeso, se retiró a la corte de Arquelao I de Macedonia, en Pela, donde murió dos años después. Se cree que escribió 92 obras, conocidas por los títulos o por fragmentos, pero se conservan solo 19 de ellas (18 tragedias y el drama satírico El Cíclope). Su concepción trágica está muy alejada de la de Esquilo y Sófocles. Sus obras tratan de leyendas y eventos de la mitología de un tiempo lejano, muy anterior al siglo V a. C. de Atenas, pero aplicables al tiempo en que escribió, sobre todo a las crueldades de la guerra. 

La fecha de representación de esta obra  parece apuntar al año 414 a.C. La pieza pone en escena un episodio de la vida de Heracles, el del asesinato en un ataque de locura de los hijos que tuvo con Mégara, hija de Creonte, rey de Tebas. La acción se desarrolla a las puertas del palacio real tebano. 

Mientras Heracles está en los infiernos para traer de allí al can Cérbero, el eubeo Lico ha asesinado a Creonte, usurpado el poder y decidido a matar a toda la familia del héroe. En medio de los lamentos de los condenados hace su aparición Heracles, que se entera por Megara de la situación de su familia. Pero Heracles, de acuerdo con su padre putativo, Anfitrión, mata antes a Lico.

Cuando todo parece encauzado favorablemente, las diosas Iris y Locura, incitadas por Hera, infunden la locura de Heracles, que mata a Mégara y sus hijos. Cuando Heracles despierta de su encantamiento y comprende lo que ha sucedido, decide poner fin a su vida. Pero en ese momento aparece en escena su gran amigo Teseo, rey de Atenas, que no teme contaminarse con su contacto y le convence para que tenga el valor de seguir viviendo y marche con él a Atenas. Un Heracles abatido, pero resulto a vivir, abandona la escena... Espero que disfruten la obra.






Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



HArendt






Entrada núm. 3868
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)