Es muy posible que a algún purista le parezca una blasfemia lo que pretendo hacer durante unas semanas: unir en la misma entrada algunos de los más bellos sonetos de amor y a mis viñetistas cotidianos preferidos. Bien, pues lo siento por los puristas, pero un servidor piensa que hay pocas cosas en la vida más serias que el amor y el humor, así pues, ¿por qué no juntarlos? Todo ello sin mayores pretensiones, aun reconociendo que meter en el mismo envoltorio un soneto de amor y unas viñetas humorísticas, por muy preñadas que estén de crítica social y realidad cotidiana, puede no resultar una fórmula afortunada. En cualquier caso, espero que sean de su agrado.
El soneto es una composición poética compuesta por catorce versos de arte mayor, endecasílabos en su forma clásica, que se organizan en cuatro estrofas: dos cuartetos y dos tercetos. En el primer cuarteto suele presentarse el tema de la composición, tema que el segundo cuarteto amplifica. El primer terceto reflexiona sobre la idea central expresada en los cuartetos. El terceto final, el más emotivo, remata con una reflexión grave o con un sentimiento profundo desatado por los versos anteriores. De Sicilia, el soneto pasó a la Italia central, donde fue también cultivado por los poetas del "dolce stil nuovo" (siglo XIII). A través de la influencia de Petrarca, el soneto se extiende al resto de literaturas europeas.
Continúo hoy la serie de sonetos de amor con el titulado Con planta incierta y paso peregrino, de Pedro de Espinosa (1578-1650), poeta y antólogo español del Barroco y uno de los miembros de la Escuela antequerano-granadina del Siglo de Oro. Estudió Cánones y Teología en Sevilla y fue uno de los concurrentes más asiduos de la famosa Academia poética granadina. Se relacionó con Juan de Arguijo, muy famoso no sólo por su poesía, sus calaveradas y su desordenada vida, sino porque a su alrededor se reunía una academia de intelectuales, entre ellos otro importante polo cultural de Sevilla, el pintor Francisco Pacheco. A mediados de 1603 se encuentra ya en Valladolid, donde está la Corte, y más tarde en Madrid, donde hizo amistad con poetas tan diferentes como Góngora y Quevedo y trató a otros como Lope de Vega, Tirso de Molina y Luis Vélez de Guevara, lo que facilitó luego su labor de antólogo. Desengañado del mundo, Espinosa se retiró a la ermita de la Magdalena, cerca de Antequera, cambiando su nombre por el de Pedro de Jesús y componiendo ya solamente versos religiosos, ordenándose sacerdote en Málaga. El conde de Niebla lo convenció de que pasase a su servicio y le hizo rector del Colegio de San Ildefonso de San Lúcar de Barrameda, donde permaneció treinta y cinco años. Asistió desconcertado a las intrigas del IX duque de Medina Sidonia para proclamarse rey de Andalucía, reprobándolo públicamente. Como poeta, pese a haber vivido en plena época barroca del Conceptismo y Culteranismo, fue muy poco influido por estas tendencias, y su estilo personal fue sencillo, claro, puro, dominando en especial una particular y rica sensibilidad descriptiva.
Las viñetas que acompañan la entrada son todas de hoy mismo y han sido publicadas en los diarios El País y El Mundo, de Madrid, y Canarias 7 y La Provincia, de Las Palmas de Gran Canaria.
Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt
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CON PLANTA INCIERTA Y PASO PEREGRINO
Con planta incierta y paso peregrino,
Lesbia, muerta la luz de tus centellas,
llegaste a la ciudad, de las querellas
sin dejar ni aun señal de tu camino.
Ya el día, primavera y sol divino,
de tus ojos, tu labio y trenzas bellas,
dieron al agua, al campo, a las estrellas,
luz clara, flores bellas, oro fino.
Ya de la edad tocaste tristemente
la meta, y pinta su victoria ingrata
con pálida color el tiempo airado.
Ya obscurece, da al viento, vuelve en plata,
de los ojos, del labio, de la frente,
el resplandor, las flores, el brocado.
Pedro de Espinosa
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VIÑETAS DE HOY
Entrada núm. 2569
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"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)