viernes, 14 de febrero de 2025

Del poema de cada día. Hoy, Los aparecidos, de Jaime Gil de Biedma

 






LOS APARECIDOS



Fue esta mañana misma,


en mitad de la calle.


 


Yo esperaba


con los demás, al borde de la señal de cruce,


y de pronto he sentido como un roce ligero,


como casi una súplica en la manga.


Luego,


mientras precipitadamente atravesaba,


la visión de unos ojos terribles, exhalados


yo no sé desde qué vacío doloroso.


Ocurre que esto sucede


demasiado a menudo.


Y sin embargo,


al menos en algunos de nosotros,


queda una estela de malestar furtivo,


un cierto sentimiento de culpabilidad.


Recuerdo


también, en una hermosa tarde


que regresaba a casa… Una mujer


se desplomó a mi lado replegándose


sobre sí misma, silenciosamente


y con una increíble lentitud —la tuve


por las axilas, un momento el rostro,


viejo, casi pegado al mío.


Luego, sin comprender aún,


incorporó unos ojos donde nada


se leía, sino la pura privación


que me daba las gracias.


Me volví


penosamente a verla calle abajo.


No sé cómo explicarlo, es


lo mismo que si todo,


lo mismo que si el mundo alrededor


estuviese parado


pero continuase en movimiento


cínicamente, como


si nada, como si nada fuese de verdad.


Cada aparición


que pasa, cada cuerpo en pena


no anuncia muerte, dice que la muerte estaba


ya entre nosotros sin saberlo.


 


Vienen


de allá, del otro lado del fondo sulfuroso,


de las sordas


minas del hambre y de la multitud.


Y ni siquiera saben quiénes son:


desenterrados vivos.



Jaime Gil de Biedma (1929-1990)

poeta español











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