MANIFIESTO NÁUTICO DE CARGA
Al parecer lo peor ha quedado atrás.
Aun así, seguimos agazapados al despuntar el día,
titubeantes como un ánima sin cabeza en nuestra propia casa,
esperando recordar qué hacer,
qué se supone que debemos hacer.
Y ¿qué se supone exactamente que debemos hacer?
Dirigir una carta a este mundo del que soy hija.
Escribimos, pero las palabras se evaporan,
se diluyen como gotas de agua resbalando por el parabrisas.
El poeta juzga que todo lo vivido
se ha distorsionado en un sueño febril
cuya silueta va esbozando nuestra confusa mente.
Para ser consecuentes debemos rendir cuentas:
no con lo que se dijo, sino con lo que se quiso decir.
No con lo que hicimos, sino con lo que sentimos.
Lo que sabíamos aun sin ser nombrado.
Nuestro argumento será
nuestro testimonio.
Este libro es un mensaje en una botella.
Este libro es una carta.
Este libro no se rinde.
Es una alerta.
Es una estela.
Pues ¿qué es un manifiesto sino nuestra posición exacta?
¿Una cápsula capturada?
¿Un contenedor?
¿Una elocuente arca?
y el poeta, el custodio
de fantasmas y conquistas,
de demonios y sueños,
de tormentos y esperanzas.
He aquí la custodia
de esa luz atroz.
Amanda Gorman (1998)
poetisa estadounidense
No hay comentarios:
Publicar un comentario