miércoles, 24 de junio de 2020

[A VUELAPLUMA] Confrontaciones



Ensayos con humanos de una de las vacunas para la covid-19. Foto AP


"A medida que se acerque el momento de la vacuna contra el virus -afirma en el A vuelapluma de este miércoles [Cómo vender ciencia. El País, 17/6/20] el investigador Jorge Galindo-, las teorías de la conspiración ganarán espacio en las mentes, en los whatsapps y en discursos públicos. No sólo de cantantes, actores, y algún que otro rector, como hemos visto estos días. Las conspiraciones no son neutras, ni meros entretenimientos: en varios lugares ya han favorecido rebrotes de infecciones allí extintas. Imaginemos el preocupante alcance que pueden tener ante una nueva enfermedad combatida con la vacuna más apresurada de la historia, con los previsibles ajustes que conllevará un proceso tan acelerado.

El vértigo lleva a muchas voces a responder a la conspiración con una mezcla de burla, miedo y prohibicionismo. Pero ya deberíamos saber que la letra no entra con sangre ni con estigma. Al contrario: se corre el riesgo de fortalecer la posición victimista de la que parte la mayoría de conspiraciones. La posición contraria, un “toda opinión es respetable” revestido de condescendencia, no es mejor, porque nos deja sin herramientas dialécticas.

No: las conspiraciones deben ser confrontadas en el mercado de ideas. Los psicólogos Guido Corradi e Iria Reguera me explican que la investigación en su disciplina apunta a que las conspiraciones funcionan porque son cercanas y útiles para la audiencia: ofrecen respuestas comprensibles que reducen la incertidumbre, atendiendo a ciertos miedos e intereses. Así que, lo primero es empatía analítica: entender la naturaleza de dichas motivaciones. Lo segundo, igualmente importante, es convertir la alternativa científica en accesible sin dejar de ser detallada: cuando una persona entiende los mecanismos específicos que hay detrás de, por ejemplo, el funcionamiento de las vacunas, a su mente le resulta más difícil rechazar la explicación.

Ni así competirá la ciencia en pie de igualdad: los intereses o miedos pueden ser inaccesibles para la evidencia (los extremos ideológicos motivan conspiraciones). Además, la propia naturaleza del proceso científico, siempre cuestionándose a sí mismo, impide la producción de certezas inamovibles. Pero vale la pena exponer que es ahí donde radica su mayor utilidad: en la capacidad de mejorar sus propias herramientas. Idealmente la vacuna será, cuando llegue, una de ellas. Ni única ni infalible, pero sí mejor que las alternativas. Los discursos que la defiendan deberán estar a esa misma altura". 

A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de los autores cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo. 








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