miércoles, 6 de diciembre de 2017

[Píldoras literarias] Hoy, con "Oscurecimiento", de Antonio Di Benedetto





La noción de brevedad ronda siempre las consideraciones sobre la minificción de los minirrelatos. Aunque la brevedad no sea, ni con mucho, el único rasgo que es necesario observar en estas brillantes construcciones verbales, resulta lógico que para el lector común, e inclusive en cierta medida para el escritor, resalte de manera especial. 

Fue, en efecto, la primera característica que llamó la atención de lectores y críticos de esta forma literaria: la que primero produjo desconcierto y, a partir de allí, admiración. Ocurre, sin embargo, que tal noción es eminentemente subjetiva. Se puede considerar breve un relato de ocho o diez páginas, pero también lo será uno de un par de páginas, e igualmente, y con mayor razón, algún texto de extensión aún menor, que podremos describir en función de un determinado número máximo de líneas o de palabras, y no de páginas ni de párrafos. 

Pesan en este sentido la tradición de una literatura, y también la implícita comparación -casi instintiva, casi subconsciente- que formulamos con otros textos que conocemos, o bien con lo que se considera cuento o relato en nuestra propia literatura o en una distinta de ella. ¿Habremos de aceptar una categoría nueva, la del microrrelato brevísimo o hiperbreve, aunque el nombre resulte redundante? ¿O bien entenderemos que hay casos en que el escritor extrema alguna de las características que también tienen otros textos de este tipo, y ese hecho es percibido por el lector como un factor de diferenciación? 

Continúo hoy la serie de píldoras literarias con el relato titulado Oscurecimiento, del periodista y escritor argentino Antonio Di Benedetto (1922-1986).  Benedetto comenzó a estudiar Derecho pero luego se dedicó al periodismo, llegando a ser subdirector del diario Los Andes. Con los años se convirtió en un editor de noticias reconocido por su oposición a la censura. 

Comenzó a escribir en su adolescencia, inspirado por autores como Fiódor Dostoyevski y Luigi Pirandello y llegó a ocupar un lugar sobresaliente en la narrativa contemporánea argentina, por su estilo conciso y muy personal, por su inventiva, por su capacidad de crear personajes que sentimos latir y su deseo de remodelar el mundo poéticamente.

Durante la última dictadura cívico-militar fue perseguido, encarcelado y torturado. Excarcelado en septiembre de 1977, quedó anímicamente destrozado.

Les dejo con su relato. Fue publicado en la obra Cuentos del exilio (1983), tiene quince palabras y dice así:


OSCURECIMIENTO
por 
Antonio Di Benedetto

El suicida se cuelga del cuello 
con el cable telefónico. 
La ciudad queda a obscuras.





Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



HArendt






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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)