viernes, 30 de mayo de 2025

DEL POEMA DE CADA DÍA. HOY, LA VELADA CAMPESTRE, DE EUGENIO PADORNO

 






LA VELEDA CAMPESTRE




Estaban las estrellas en su número exacto


Sobre el camino enjalbegado aprisa, y siempre ante los faros


del pequeño automóvil, con la lechada de la luz de la luna,


Entre árboles que semejan esos husos de azúcar que se


expenden en los recintos de verbenas y parques de


atracciones.


Atravesamos la noche hacia una gran hoya abierta entre el


cielo y el mar, y lo oscuro era de la sustancia que vencen


estas líneas.


A poco de llegar, conformamos el grupo que a ratos


conversaba y reía bajo un techo de listones y parras. ¿Ibamos


a saber que éramos ya el racimo del que pronto se


empezarían a detraer las uvas?…


Luego, paseé solo por el porche… Como si hubiera para mí


temerariamente imaginado una larga existencia,


Dejé que la mente siguiera, en el tiempo que ardía un


cigarrillo, y con nulo provecho, el motivo de un poema


posible: los lentos o rápidos, percutientes sonidos de la lluvia


en un plato de zinc,


La danza de los pies enguatados de una niebla muy baja que


fue a desvanecerse entre los límites de una cerca de espinos.


Pero ahora (cuando el sueño de vivir hasta hoy se ha


cumplido),


Sin el temor del expulsado, ando junto a la tapia que me


separa del viejo reino de la Belleza,


Atento a la melodía del silencio puro


Que enloquecería a las sirenas,


Y quiero que estas palabras permanezcan.




EUGENIO PADORNO (1942)

poeta canario



























DE LAS VIÑETAS DEL BLOG DE HOY VIERNES, 30 DE MAYO DE 2025

 




































jueves, 29 de mayo de 2025

DE LAS ENTRADAS DEL BLOG DE HOY JUEVES, 29 DE MAYO DE 2025

 





Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz jueves, 29 de mayo de 2025. Como Vox, parte del PP quiere convencernos de que tenemos que estar con Israel porque es el faro de Occidente en Oriente, el estandarte de nuestros valores ante la barbarie islámica, dice en la primera de las entradas del blog de hoy la escritora Ana Iris Simón. La segunda es un archivo del blog de diciembre de 2017 en el que el profesor Felipe Fernández Armesto hablaba de que el encanto de los cielos de Indiana consiste en sus cambios constantes, que invocan a la fragilidad de la vida. El poema del día, en la tercera, se titula Son tantas las formas del amor, está escrito por la poetisa ecuatoriana María Auxiliadora Balladares, y comienza con estos versos: Son tantas las formas del amor/Tendríamos que tomarlo en nuestras manos/Y entender cómo cambia/Y observar cómo/Ya en nuestras manos/Nos vuelve otros. Y la cuarta y última, como siempre, son las viñetas de humor, pero ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν" (toca marchar); volveremos a vernos mañana si las Euménides y la diosa Fortuna lo permiten. Sean  felices, por favor. Tamaragua, amigos míos. HArendt

















LA DERECHA ANTICRISTIANA ESPAÑOLA

 







Como Vox, parte del PP quiere convencernos de que tenemos que estar con Israel porque es el faro de Occidente en Oriente, el estandarte de nuestros valores ante la barbarie islámica, dice en El País [La derecha anticristiana, 24/05/2025] la escritora Ana Iris Simón. El sábado pasado fue otro día difícil para enorgullecerse de Europa, comienza diciendo Simón: Israel no solo compitió en Eurovisión, sino que su representante quedó en segundo lugar, aupada por un televoto que RTVE y otras cadenas han pedido auditar. Pero hubo un colectivo que debió sentir aún más vergüenza que el de los europeístas: el de los simpatizantes del PP. La líder espiritual del partido, Isabel Díaz Ayuso, predicaba en X que “ya nos gustaría ver a los del numerito de EurovisiónRTVE con Israel decir algo del terrorismo, o de la ejecución o de la encarcelación a homosexuales en países musulmanes”. Para Ayuso, una cartela animando al cumplimiento de la Carta Universal de Derechos Humanos y pidiendo paz en un territorio en el que en dos años se han asesinado 16.500 niños es un numerito. A ella lo que le duelen son los homosexuales encarcelados en países islámicos, como por ejemplo en Arabia Saudí, hasta donde viajó para fotografiarse pizpireta entre jeques en la final de la Supercopa. Una final en la que ambos equipos, el Madrid y el Atleti, estaban esponsorizados por la petromonarquía.

Ayuso, cuyo Gobierno se reunía esta misma semana con la Embajada israelí para estrechar acuerdos comerciales, no es más que la punta de lanza de esa derecha que defiende a Israel porque “es la única democracia de Oriente Medio”. Una democracia curiosa, con asentamientos ilegales, leyes duales en esos asentamientos según sea uno colono o palestino, en la que hay una discriminación estructural hacia los no judíos o la libertad de prensa se respeta de aquella manera, con Oficina de Censura Militar incluida.

Pero la derecha sionista ―es decir, la mayoría de la realmente existente― quiere hacernos creer que aquello es una arcadia. Que el conflicto empezó el 7 de octubre, lo que implica que olvidemos la fundación misma de Israel o, sin ir más lejos, que en 2023, antes de los atentados del 7 de octubre, 44 niños habían muerto a manos del ejército israelí en Cisjordania y Gaza, el menor de ellos de dos añitos. Según ellos, Israel tiene derecho a la legítima defensa, pero esos padres no. Una legítima defensa que pasaría por asesinar 40 menores al día o por matar de hambre a ancianos. Pero la derecha sionista no compra esos datos ―los de la ONU―, argumentando que estarían sobredimensionados por Hamás. El problema es que si no tenemos otros es porque Israel lleva dos años impidiendo que la prensa entre en Gaza y asesinando periodistas. Y al que critique todo esto le llamarán antisemita, para después pasar a negar el genocidio palestino empleando los argumentos exactos que usan los negacionistas del Holocausto. Como Vox, parte de los líderes del PP quieren convencernos de que tenemos que estar con Israel porque es el faro de Occidente en Oriente, el estandarte de nuestros valores ante la barbarie islámica. Pero los valores occidentales no se entienden sin Cristo, y pocos países actúan más en contra de su palabra que Israel. La derecha presuntamente católica procesiona detrás de nuestro Padre Jesús de la Salud o se rasga las vestiduras por la resignificación del Valle, pero en lo que atañe a Israel hace oídos sordos no solo al Evangelio, sino también a las palabras del Papa León XIV, al que quizá empiecen a llamar Ciudadano Prevost. No se puede servir a dos señores, a Dios y al dinero. Y Vox y algunos sectores del PP hace tiempo que escogieron bando: el de quienes matan a cristianos en Gaza o les restringen la entrada a Jerusalén para celebrar sus fiestas sagradas. Ana Iris Simón es escritora.




















[ARCHIVO DEL BLOG] LAS MISERIAS DE LA POLÍTICA. PUBLICADO EL 03/12/2017












Solía pensar que era por lo aburrido del paisaje -que aquí, en el Estado estadounidense de Indiana, es un campo deforestado, ondulante, cubierto de maíz en verano y de nieve en invierno-, que los letristas de canciones y autores de ficciones siempre se fijan en la supuesta belleza de sus cielos: los mosaicos de las nubes, el horizonte borrado por la llovizna, la claridad violeta de las noches de verano, el azul chillón del mediodía..., comenta en El Mundo el profesor Felipe Fernández Armesto, historiador y titular de la cátedra William P. Reynolds de Artes y Letras de la Universidad de Notre Dame (Indiana, EEUU).
Acabo de darme cuenta, comienza diciendo, de que el encanto de los cielos de Indiana consiste en sus cambios constantes, que invocan a la fragilidad de la vida. El otro día quedé fascinado por un cielo azul pálido, manchado por una luz rosa y oro, que se desvaneció para ceder paso a la noche, dejándome con una profunda tristeza por saber que nunca volvería a ver su esplendor. La política es parecida: aunque no goza de placer estético, sus muestras son fugaces y dejan lamentos y miserias. Casi no vale la pena hacerle caso. Como dijo A. J. Balfour, el filósofo que llegó a ser primer ministro británico hace un siglo más o menos, en la política "poco cuenta y no hay nada que cuente por mucho".
Me atrae la idea de que la política suele ser poco importante. En mi vocación de historiador espero a que las noticias maduren durante varios siglos antes de interesarme por ellas. En EEUU es fácil convencerse de que mientras hay que seguir la trayectoria de la economía, las decisiones judiciales y la situación internacional, la política interna no vale sino como entretenimiento. Lo que hacen el presidente y el Congreso es retórica y comedia.
El sistema es tan esclerótico que la política queda estancada en debate sin generar efectos reales. Es una arena ideal para un payaso como Donald Trump, pero un campo poco digno de la atención de gente seria. Los que le teníamos miedo cuando Trump ganó las elecciones, hemos dejado de hacer caso al presidente. Cuando sale el tema en una reunión o una cena o un paseo por el campus, decimos "no hablemos de él" y nos consolamos pensando que no influye. Hasta cierto punto, esta actitud de descuido y complacencia es comprensible. Casi todos los retos del Trump candidato se han disuelto bajo el Trump presidente. No vamos a construir un muro contra México, ni exigir que los mexicanos nos lo paguen. No vamos a echar del país a los hijos de inmigrantes. No vamos a abandonar los acuerdos internacionales, ni siquiera el notorio tratado nuclear con Irán. Ni se va a desmantelar el sistema, por ineficaz que sea en EEUU, de bienestar social. No habrá guerra con Corea del Norte. Seguiremos manteniendo relaciones comerciales con China. Los impuestos de los pobres no subirán, ni se bajarán mucho los de los ricos. No se acabará con la independencia de los jueces, ni con la libertad de la prensa. A los agentes de policía no se les permitirá actuar sin exigir responsabilidad ante los tribunales. El presidente sigue escribiendo tuits pero, debido a su falta de habilidad política y el desacuerdo paralítico en el Congreso, no prospera ninguna de sus temibles propuestas.
Gracias a la Constitución, el presidente tiene pocas perspectivas de cumplir sus deseos. Por eso, se limita a sus tuits acerbos y frustrados de mal humor y peor gusto. Un sistema perfectamente equilibrado, que no favorece a ninguno de los órganos de gobierno, acaba sin cumplir nada. Entre los famosos "chequeos y balanzas" que limitan el poder ejecutivo y garantizan el equilibrio entre el administrativo, legislativo y los tribunales no hay sino lo poco que queda en el campo exclusivo del presidente. Sus decretos se hunden ante la oposición de los jueces. Sus proyectos legislativos quedan encallados en el Congreso. En el Congreso es casi imposible reunir una mayoría a favor de ningún cambio radical. Cualquier intento contra los derechos humanos de los inmigrantes suscita la conciencia colectivamente liberal del cuerpo judicial.
Quedan dos posibles salidas para un presidente dispuesto a trastornar el país. Tiene, en primer lugar, el derecho de declarar la guerra. Es inquietante pensar que a una persona tan inestable como Trump se le permita algo tan horrible. Pero es casi seguro que nunca lo ejerza, en parte por su inclinación personal a abrazar conflictos retóricos sin entrar en enfrentamientos violentos. A fin de cuentas, Trump es un hombre de negocios a quien le gusta conseguir tratos y cuyo libro más conocido -un largo panegírico de sí mismo- se llama El arte de la transacción. El presidente también tiene poder para nombrar jueces de los tribunales de apelación, y sobre todo del Tribunal Supremo. Lógicamente sus nombramientos son y seguirán siendo de gente conservadora. Pero no existe ningún motivo para pensar que eso llevará a decisiones contrarias a las preciosas libertades del modelo de vida norteamericana. La jurisprudencia es fiable en este país: los jueces, al nivel de los tribunales de apelación, son incorruptos y respetan la ley sin someterla a juicios personales. El caso de Anne Barrett, colega mía de la universidad de Notre Dame, donde es catedrática de derecho, es pertinente: acaba de conseguir la aprobación del senado a su nombramiento a pesar de las sospechas divulgadas por algunos senadores laicistas que temen que una católica ortodoxa podría intentar manipular la Ley del Aborto. La profesora Barrett insiste que un juez no debe, ni puede permitir que sus opiniones personales, sean religiosas o seculares, influyan en sus decisiones judiciales. Es probable que tarde o temprano la Ley del Aborto en EEUU se reforme para introducir más restricciones, pero no será por actos aislados de los tribunales sino por el lento cambio de la opinión pública que, debido a la progresiva mejora de la viabilidad de los fetos inmaduros, se inclina cada vez más por la defensa de los no nacidos.
Cuesta pensar que Trump sufre la inmovilidad de su propia política. Es una persona de intelecto primitivo, pero de cierta sagacidad política. Apuesta por estrategias populistas, no por compromisos personales. Por consolidar su apoyo entre la clase obrera blanca -que responde positivamente al grito contra elites-, minorías y extranjeros desgraciados, sin interesarse por la falta de logros concretos. El presidente debe saber que los deseos que proclama suelen ser imposibles o desastrosos. Le conviene no poder implementarlos si puede echar la culpa a los diputados o jueces de impedirlos.
Así que todos acabamos contentos: el presidente por fastidiar a sus amigos y gratificar a sus constituyentes; los jueces y diputados por poder felicitarse el triunfo de no hacer nada; los votantes a bajo nivel económico por poder molestar a las elites sin sufrir las consecuencias de la política populista que han votado; y los intelectuales por asegurarnos de que podemos escapar por los huecos en la dentadura del Leviatán. Como toda, ese sentido de seguridad es peligroso -lo que se llama en inglés el "paraíso de tontos"-. La gran amenaza de Trump no consiste en sus posibles contribuciones a la política estadounidense, sino en los efectos funestos de su influencia cultural. El guardián de la polis puede ser plebeyo o un gentil hombre, burgués o realeza, varón o hembra, del color o la religión que sea, pero es preciso que se comporte como una persona bien educada, civil y honrada, con respeto y "cortesía para todos". Cada vez parece más difícil conseguir líderes de la categoría deseable. Entre los presidentes de EEUU desde Eisenhower, todos menos Jimmy Carter, que era una persona cabal que sabía mantener la dignidad del oficio tanto como la simpatía de su propio carácter, han sido decepcionantes por su conducta sexual, o su mendacidad, o su corrupción, o su crudeza, o su egoísmo o simplemente su estupidez o, en el caso de Ronald Reagan, el mal gusto de su mujer. Al lado del Trump, todos parecen virtuosos y civilizados. Con su twitter repugnante, lleno de palabrotas y comentarios asquerosos dirigidos a ancianos y viudas, héroes y desgraciados, potentes y marginados, víctimas y vencedores, ha logrado ensuciar el diálogo político en este país. Si triunfa alguna política suya, no cabe duda de que podremos recuperarnos. Pero el envilecimiento de la vida política es irremediable. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




















EL POEMA DE CADA DÍA. HOY, SON TANTAS LAS FORMAS DEL AMOR, DE MARÍA AUXILIADORA BALLADARES

 






SON TANTAS LAS FORMA DEL AMOR




Son tantas las formas del amor

Tendríamos que tomarlo en nuestras manos

Y entender cómo cambia

Y observar cómo

Ya en nuestras manos

Nos vuelve otros

Habría que mirar las madreselvas

Con mucho detenimiento para entender por qué florecen

Habría que mirar los dedos que dibujan chimeneas

Para entender por qué el humo sabe encaminarse hacia el cielo

Son tantas las formas del amor

Y solo a causa del amor nos quedamos en el mundo

Habría que pensar en los hijos por venir

Los que sabrán habitar nuestros cuerpos

Para ser los grandes amigos de los árboles, de los perros y los insectos

O pensar en el calor que reclaman los objetos

O en el abrazo que lame y se traga la tristeza que nos regala el alcohol

Hay tantas formas del amor

Solo en este espacio puedo contar 149 formas distintas

Estoy alegre porque mis amigos saben amarse

Y porque nos aman nuestros padres

Y porque nuestro amor no se gasta

Se desborda

Enloquece

Habría que imaginar el amor como un cuerpo

Para entender así por qué nos gusta tanto el amor

Habría que escribir el amor para borrarlo y reescribirlo

Y aprender a contar historias de amantes infinitos

De hermanas que nos salvan

De fugas, de polvos, de lirios

Habría que besarse y en el beso discurrir sobre la importancia del amor

Habría que recordar también que heredamos el amor

Para así amar intensamente

Y que no quepa, en el mundo, vacío


Que seamos todos

Amados y Amadas

La materia ardiente del sol




MARÍA AUXILIADORA BALLADARES (1980)

poetisa ecuatoriana