lunes, 4 de agosto de 2025

DE LAS VENTANAS Y EL VERANO

 






La casa y la calle, lo privado y lo público, los ruidos y los silencios, encuentran en las ventanas buenas compañeras de viaje, escribe en El País [Las ventanas, 28/07/2025] el poeta Luis García Montero. Si utilizan las vacaciones de agosto para ser dueños de su tiempo, pueden dedicar algunos minutos a buscarse a sí mismos, comienza diciendo García Montero. No hace falta ponerse muy filosóficos, ni deconstruirse como si fuésemos víctimas de la posverdad. Basta con aprovechar una almohada, una butaca o un paseo al atardecer para cultivar ejercicios que reúnan nuestra imaginación con nuestra memoria. Propongo, por ejemplo, la tarea melancólica de elegir la ventana más importante de su vida. Se me ocurren las ventanas, y no para tirarnos de cabeza por ellas, aunque nos estén poniendo el mundo como para caer en la tentación de quitarnos de en medio, sino porque los espacios fronterizos son importantes a la hora de reconocernos en la complejidad del ser. La memoria y la imaginación, la casa y la calle, lo privado y lo público, los ruidos y los silencios, encuentran buenas compañeras de viaje en las ventanas.

Pienso en mí y propongo algunas posibilidades. Imagino la ventana del salón en casa de mis padres. Mezclaba el motor de mis sueños, la infancia de los Seat 600 y los grandes árboles de los jardines del río Genil. En mi barrio había entonces más árboles que coches. Imagino la ventana de una habitación en un hotel de Sitges por la que entró la luz del amanecer para dibujar un cuerpo definitivo y la verdad de lo que iba a ser mi vida. Imagino una de las ventanas de mi casa en Madrid, quizá la del despacho que da a la puerta de un colegio. Veo a los padres y las madres despedirse de sus hijos y escucho los gritos del patio, más juiciosos que los rebuznos de la pseudopolítica o el pseudoperiodismo. O quizá elijo la del comedor, una ventana por la que se cuela la noche para discutir con mis amigos. Imagino también una ventana que da a los pinares de la Bahía de Cádiz. Llegan los buenos rumores del mar, la paz de los relojes y el canto de los pájaros. Quien no tenga vacaciones en agosto, puede mirar por la ventana de su puesto de trabajo. Seguro que ve muchas cosas que merece la pena guardar en la memoria. Luis García Montero es poeta y director del Instituto Cervantes.


















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