lunes, 24 de abril de 2023

De la clase media






Hola, buenas tardes de nuevo a todos y feliz lunes. Mi propuesta de lectura de prensa para hoy, de la politóloga Estefanía Molina, va de la clase media. Se la recomiendo encarecidamente y espero que junto con las viñetas que la acompañan, en palabras de Hannah Arendt, les ayude a pensar para comprender y a comprender para actuar. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos. harendt.blogspot.com







¿Quién abandona a la clase media?
ESTEFANÍA MOLINA
20 ABR 2023 - El País
harendt.blogspot.com

¿Quién abandona a la clase media? No hay sentimiento que atormente más en una democracia que la sensación de que la política es para otros y que a nosotros nadie nos atiende. La clase media estará precarizada, pero sigue poniendo gobiernos. Por eso, combatir la idea de abandono será una de las claves de este año electoral, desde Doñana hasta la ley de vivienda, con primera parada el 28-M.
Y es que el temor a ser ignorado por la política rinde cuenta del momento político actual. En una economía donde muchos ciudadanos llegan con apuros a final de mes, la sed de que “alguien haga algo”, de que los poderes públicos intervengan, cotiza al alza. Su punto álgido se produjo ante la excepcionalidad de la pandemia y redobló con la crisis de inflación abriendo el grifo del gasto ante las necesidades del contexto. Culmina ahora que el Gobierno ha abierto la mano para limitar precios de los alquileres, como símbolo de un Estado cada vez más presente.
Si bien, la sed intervencionista corre el riesgo de volverse una especie de nuevo “opio del pueblo” si acaba provocando efectos indeseados. La ley de vivienda necesitará tiempo para ser valorada —también en sus aspectos positivos—, aunque algunos expertos como J. García Montalvo han advertido del riesgo de que el control acabe expulsando oferta y subiendo los precios. La izquierda debería saber que la frustración puede volverse la emoción más cercana al abandono, si el compromiso de seguir construyendo más parque público no se mantiene firme en el tiempo.
Aunque ni el propio Partido Popular puede sustraerse ya de la ola expansiva que llama a implicarse en ciertos mercados. Nadie quiere aparecer como el culpable de abandonar a las familias a su suerte: hasta Alberto Núñez Feijóo propone avales públicos a los jóvenes compradores de viviendas. La ley estatal también supone un desafío a los barones del PP si, más allá de cuestionar la norma, tampoco dan salida a un problema transversal como alquilar un techo asequible.
El caso es que la noción de abandono es uno de los arietes más sutiles de la derecha liberal contra Pedro Sánchez. Es la estrategia de echar a pelear al penúltimo contra el último de la sociedad. Acusando a la izquierda de legislar para “ganar votos” entre las rentas humildes, Isabel Díaz Ayuso venía espoleando una sensación de agravio frente a esos trabajadores que no están al nivel del ingreso mínimo vital o el salario mínimo, pero siguen teniendo sueldos muy bajos.
Parte de esa crítica debe ser recogida por la izquierda. La percepción de estancamiento entre la clase media —que por grueso existe, aunque esté empobrecida— es una constante desde hace años, y de ello solo se sale apostando por la transformación económica y el crecimiento de la productividad. Se percibe una relación entre los bajos salarios y esa demanda creciente de un Estado cada vez más protector o asistencial.
Sin embargo, hay parte de falacia en la idea del liberal abandono. Los servicios públicos siguen siendo de facto la principal política que el Estado destina para aliviar los bolsillos ciudadanos. Desde la sanidad, pasando por el colegio o la universidad hasta transporte, un contribuyente común goza de esas prestaciones gracias a un Estado de bienestar que se nutre de impuestos. No es de extrañar que quienes menos creen en lo público obvien ese detalle de sus discursos.
Y quizás uno de los ejemplos más paradigmáticos del sentimiento de abandono irrumpe con la sequía. La política apoyada por el PP y Vox en Andalucía para ampliar terrenos de regadío busca presentarse ante los agricultores de Huelva como salvadores de su pesar económico. El hecho es que la Junta se ha lavado las manos al obviar que la autorización del acceso al agua depende del Gobierno: el malestar pasa de administración, con apariencia de culpa.
¿Quién abandona a la clase media? Las comunidades autónomas siguen siendo el principal eje de las políticas sociales en España, cubriendo desde la salud hasta la educación y ahora también con el reto de la vivienda. Los ciudadanos darán una primera opinión este 28-M en las urnas, en medio de un clima de recelo ante el crecimiento del coste de la vida. Pero a la larga, los problemas estructurales de nuestra economía volverán a llamar a la puerta. Peor que sentirse abandonado sería acabar desconectando de la esperanza en la política.



























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