sábado, 29 de julio de 2017

[Galdós en su salsa] Hoy, con "La Primera República"




Estatua de Galdós (Pablo Serrano, Las Palmas GC)


Si preguntan ustedes a cualquier canario sobre quien en es su paisano más universal no tengan duda alguna de cual será su respuesta: el escritor Benito Pérez Galdós. Para conmemorar su nacimiento, del que van a cumplirse 174 años, he ido subiendo al blog a lo largo de los últimos meses su copiosa obra narrativa, que comencé con el primero de sus Episodios Nacionales, colección de cuarenta y seis novelas históricas escritas entre 1872 y 1912 que tratan acontecimientos de la historia de España desde 1805 hasta 1880, aproximadamente. Sus argumentos insertan vivencias de personajes ficticios en los acontecimientos históricos de la España del XIX como, por ejemplo, la guerra de la Independencia Española, un periodo que Galdós, aún niño, conoció a través de las narraciones de su padre, que la vivió. 

Nacido en Las Palmas de Gran Canaria, en las islas Canarias, el 10 de mayo de 1843 y fallecido en Madrid el 4 de enero de 1920, Benito Pérez Galdós fue un novelista, dramaturgo, cronista y político español, uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo XIX y un narrador esencial en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de ser considerado por especialistas y estudiosos de su obra como el mayor novelista español después de Cervantes. Galdós transformó el panorama novelístico español de la época, apartándose de la corriente romántica en pos del realismo y aportando a la narrativa una gran expresividad y hondura psicológica. En palabras de Max Aub, Galdós, como Lope de Vega, asumió el espectáculo del pueblo llano y con su intuición serena, profunda y total de la realidad, se lo devolvió, como Cervantes, rehecho, artísticamente transformado. De ahí, añade, que desde Lope, ningún escritor fue tan popular ni ninguno tan universal, desde Cervantes. Fue desde 1897 académico de la Real Academia Española y llegó a estar propuesto al Premio Nobel de Literatura en 1912. 

La Primera República, publicada en 1911, es la cuarta novela de la serie final de los Episodios Nacionales de Galdós. La Primera República es el título de la cuarta novela de la Serie final de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós. Es una continuación del episodio anterior, Amadeo I, con los mismos protagonistas, Tito Liviano como narrador y Mariclío como personificación de Clío, la musa de la Historia. Tito consigue un puesto en el Ministerio de la Gobernación, y asiste como periodista a las sesiones de las Cortes. También sigue con sus aventuras galantes, enamorándose perdidamente de la bella Floriana, mujer misteriosa con la que hace un extraño viaje subterráneo, fantástico y cargado de simbolismo, entre onírico y numinoso, hasta Cartagena, en plena sublevación cantonal.

Construido a base de escenas, se aparta del modelo de los Episodios Nacionales, e incluso del género de la novela, sin una línea de acción definida. Se suceden las escenas, los retratos y las amargas reflexiones del narrador, que es el álter ego de Galdós. En efecto, Tito es republicano, pero ve con dolor los fallos de su amada república, sus contradicciones y sus excesos, que la llevarán al hundimiento y a la vuelta de la Restauración.

La acción transcurre íntegramente en el año 1873. Comienza con la partida de Amadeo a Lisboa y la proclamación de la Primera República Española. A los trece días de su constitución, estalla la primera crisis ministerial, que se prolongará a lo largo de toda su corta vida. Se suceden en la presidencia Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar. El ambiente político es de máxima confusión, con fraccionamiento de los partidos en grupúsculos que pugnan entre sí. Las facciones de republicanos federales, radicales, alfonsinos y carlistas se enfrentan en el Parlamento. A ello se suman insurrecciones armadas de carlistas y cantonalistas. Cuando comience el año 1874 el sueño republicano habrá terminado.



Alegoría de la Primera República (1873)



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



HArendt






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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)