Dejar todo el papel de restaurar el Estado de Derecho en manos exclusivas de la Justicia es como pedir peras al olmo. O lo que es lo mismo, descargar las responsabilidades propias en las manos de otros a los que al mismo tiempo debilitamos todo lo posible (e imaginable) para que no puedan realizar su misión adecuadamente.
Esa es la cuestión, en esencia, que plantean en sendos artículos los profesores Miguel A. Aparicio, catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Barcelona: "El juego sucio que se esconde tras el telón de la crisis" (La Vanguardia, 7/4/2013) y José Ramón Montero y Mariano Torcal, catedráticos de Ciencia Política, respectivamente, en la Universidad Autónoma de Madrid y la Pompeu Fabra de Barcelona: "No es descontento, es la desafección" (El País, 14/6/2013).
Sean felices, por favor. Y como decía Sócrates, "Ιωμεν". Tamaragua, amigos. HArendt
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Congreso de los Diputados
¿Dónde están Sus Señorías?
Entrada núm. 1892
http:/harendt.blogspot.com
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"Tanto como saber, me agrada dudar" (Dante)
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"La historia del mundo no es un suelo en el que florezca la felicidad. Los tiempos felices son en ella páginas en blanco" (Hegel)
"Todas las penas pueden soportarse si las ponemos en una historia o contamos una historia sobre ellas" (Isak Dinesen)
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