jueves, 5 de septiembre de 2024

Las viñetas de hoy jueves, 5 de septiembre de 2024

 

















miércoles, 4 de septiembre de 2024

De las entradas del blog de hoy miércoles, 4 de septiembre

 






Hola, buenos días a todos y feliz miércoles, 4 de septiembre de 2024. Qué lástima no haber sabido antes que en Núremberg hay una escuela, comenta en la primera de las entradas del blog de hoy el escritor Fernando Aramburu, donde enseñan a discutir de manera constructiva. En la segunda, un archivo del blog de abril de 2009, el autor mostraba su disgusto por las críticas de la escritora Almudena Grandes a la alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar, al aceptar un puesto en el Gobierno de Andalucía. La tercera reproduce hoy, en el poema de cada día, el titulado Ternura de tigre, del poeta Carlos Barral. Y la cuarta, como siempre, son las viñetas de humor de hoy. Espero que resulten de su interés. Y ahora, como decía Sócrates, nos vamos. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico; al menos inténtenlo. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos. HArendt





De la discusión educada

 






Qué lástima no haber sabido antes que en Núremberg hay una escuela (Streitschule Nürnberg) donde enseñan a discutir, comenta el escritor Fernando Aramburu [Cursos avanzados de discusión. El País, 03/09/2024]. Precisemos: a discutir de manera constructiva. Desde que milito en la soledad, el asunto me tira poco (ya ni siquiera polemizo con las paredes); pero confieso que hace unos años me habría complacido matricularme en los cursos de la susodicha escuela. Sea como fuere, me apresuro a darle publicidad en vista de cómo andan a la greña gentes políticas que dicen trabajar (sic) en la mejora de nuestras vidas. Uno viene instruido de casa gracias al ejemplo paterno, el de un hombre que conocía las ventajas de no estar atado al prurito de pronunciar la última palabra en cualquier debate. Sin personarme en Núremberg, he estado leyendo indicaciones y consejos de indudable utilidad que allí se ofrecen. Discutir con respeto, ya sea en el marco de las relaciones personales, ya delante de un semáforo o en la tribuna parlamentaria, es un arte que no todo el mundo domina. Lo habitual al desatarse la disputa es que el respirante de turno saque lo más feo de sí, se sulfure, ruja o dé rienda suelta, sacudido por huracanes internos, al insulto, la vejación o, en fin, a algún tipo de violencia que bien puede conducir por el atajo a la ruptura, si no a algo mucho peor. No menos letales para la convivencia (cito a John Gottman, psicólogo terapeuta) son el sarcasmo, la burla o el desdén. En cambio, un conflicto llevado con provecho para los implicados puede afianzar sus lazos emocionales. Debe prevalecer, eso sí, el juego limpio. A este respecto, la escuela de Núremberg sugiere que se adiestre a los menores en todo lo que de positivo pueden tener las discusiones. Yo soy partidario de discutir de vez en cuando con las personas que de verdad me importan, no para imponerles mi punto de vista ni para estropearles la tarde; aunque a veces apetece un poquillo. Me mueve el gusto que da después hacer las paces. Fernando Aramburu es escritor.










Sectarismos. [Archivo del blog. 27/04/2009]










La gente de izquierda es muy dada a los sectarismos, y contra más a la izquierda, más sectaria. Me aplico el cuento a mí mismo, y eso que yo me autoubico en una izquierda moderada, socialdemócrata, que ya no pretende transformar el mundo, y bastante tiene con que el mundo no acabe fagocitándola por entero. Por eso no me extraña el sectarismo maleducado y chillón de buena parte de la militancia de Izquierda Unida, pero sí me duele en cambio el sectarismo, educado, pero sectario, de mi admirada escritora Almudena Grandes  refiriéndose ("Siempre Rosa", El País, 27/04/09) a la marcha de la ex-alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar, al gobierno de Andalucía como independiente.
En el siglo XX, comienza diciendo Almudena Grandes, la palabra preferida por los políticos españoles para definir su propia tarea fue el verbo "servir", a veces a palo seco, como lo consumían los falangistas, y otras, siempre a la izquierda, combinado en expresiones como "estar al servicio de". Eran otros tiempos, en los que la política era el noble arte de conducir a los pueblos hacia su futuro, la ideología, otro nombre propio, y la lealtad, un compromiso íntimo, más poderoso que los carnés y las cuotas mensuales. El tiempo no ha restado importancia a la relación del verbo "servir" con la trayectoria de los políticos españoles, pero ha cambiado su manera de conjugarlo. Quienes antes la servían, ahora se sirven de ella. Hasta para hacerse trajes.
No hablo solamente de Rosa Aguilar. Muchos de sus ex correligionarios, que ahora se llevan las manos a la cabeza y se muerden la lengua para no pronunciar la palabra "traición", de tan siniestros ecos, han sido capaces de hundir la organización a la que pertenecían sólo por no tener que volver a fichar en una oficina de nueve a cinco. Consciente de que es muy improbable que la izquierda vuelva a ganar unas municipales en Córdoba, Rosa Aguilar ha buscado una salida personal distinta, en apariencia más brillante, pero también más deshonrosa, si llamamos a las cosas por su nombre. Porque es vergonzoso que un cargo público elegido en las listas de un partido abandone su responsabilidad en medio de una legislatura para integrarse en un gobierno de otro partido, contra el que votaron sus electores al votar por ella. O, mejor dicho, en otras épocas habría sido vergonzoso. Ahora, hasta habrá quien lo califique como sentido del Estado. Rosa Aguilar ha demostrado que es una mujer de su tiempo. No me ha sorprendido. Cada país, en cada momento, tiene los políticos que se merece. Últimamente, parece que en España se llaman Rosa.
A mí no me parece que cambiar de idea (política, social, religiosa, cultural, económica...) sea algo malo en sí ni motivo de vergüenza o escarnio. Ayer mismo, en el programa "Redes" de la Segunda Cadena de radio-televisión española, Eduardo Punset , un excelente divulgador científico, comentaba -sin referencia alguna a Rosa Aguilar- que si hasta la materia cambia de estado, como es posible que todavía haya quien se extrañe de que las personas cambien de idea... En esas estamos. Sean felices. Tamaragua, amigos. HArendt













El poema de cada día. Hoy, Ternura de tigre, de Carlos Barral

 








TERNURA DE TIGRE


La lengua sobre todo, afectuosa,

áspera y cortesana en el saludo.


Las zarpas de abrazar, con qué cuidado,

o de impetrar afecto, o daño, a quien lo doma.


La caricia con uñas, el pecho boca arriba

para mostrar el corazón cautivo.


La piel toda entregada, la voz ronca

retozando en su jaula de colmillos,

y los ojos enormes, de algas, sonriendo

a la muerte inmediata

a que fue sentenciado.



Carlos Barral (1928-1989)

Poeta español









De las viñetas de hoy miércoles, 4 de septiembre de 2024

 



















martes, 3 de septiembre de 2024

De las entradas del blog de hoy martes, 3 de septiembre de 2024

 




Hola, buenos días a todos y feliz martes, 3 de septiembre de 2024. Hay quien ha definido a nuestra sociedad actual como una sociedad del odio, comenta en la primera de las entradas del blog de hoy el filósofo Manuel Cruz, de tan extendido como se encuentra este sentimiento entre los individuos. En la segunda, un archivo del blog de octubre de 2016, el sociólogo Ignacio Urquizu, comentaba que el principal problema del Partido Socialista no es tanto ideológico como de conexión con sectores representativos de los valores de progreso. La tercera reproduce hoy en el poema de cada día el titulado La balada de los esqueletos, del poeta estadounidense Allan Ginsberg. La cuarta, como siempre, son las viñetas de humor de hoy. Espero que resulten de su interés. Y ahora, como decía Sócrates, nos vamos. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico; al menos inténtenlo. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos.








De la sociedad del odio

 





Hay quien ha definido a nuestra sociedad actual como una sociedad del odio, comenta en la primera de las entradas del blog de hoy el filósofo Manuel Cruz [Una sociedad de ingratos. El País, 01/09/2024] de tan extendido como se encuentra este sentimiento entre los individuos. La definición es en lo sustancial correcta, pero tal vez se refiera a la fase final de una evolución o deriva que pasa por momentos previos, asimismo dignos de atención si queremos entender adecuadamente el desenlace al que estamos asistiendo. Pues bien, si de eso se trata, tal vez uno de los momentos que más convenga resaltar sea el que bien pudiéramos denominar como el de la ingratitud generalizada.

Ejemplos ilustrativos de lo efectivamente generalizado de dicha actitud abundan por doquier. Así, hace tiempo que parece haberse instaurado por parte de muchas personas la tendencia a hacer, especialmente en el momento de la celebración de algún éxito, una especie de declaración de principios autobiográfica que se diría orientada a resaltar el valor de los propios méritos. Los términos de la declaración suelen ser prácticamente los mismos siempre: “Yo no le debo nada a nadie”. Tanto parece haberse generalizado la afirmación que ha llegado un momento en el que fácilmente la damos por buena, sin reparar en los supuestos —alguno de ellos completamente falaz— que contiene.

Y a pesar de que el “nadie” genérico de la declaración no señala a ningún “nadie” en particular, lo más frecuente es que aluda, de forma más o menos explícita, a aquellos a quienes una tercera persona podría considerar como los auténticos responsables de la fortuna que el declarante en cuestión reclama como resultado de unos méritos exclusivamente suyos, pero que desde fuera alguien podría pensar que no se hubiera podido producir sin el concurso o la ayuda de personas que, pongamos por caso, le proporcionaran los medios o le brindaran la oportunidad de hacer valer tales méritos. Con frecuencia —aunque no siempre ni de manera necesaria—, el vínculo entre ambos sectores se plantea en términos abiertamente generacionales. Cuando ello ocurre, el resultado es que son los miembros de las generaciones más jóvenes los que se niegan a aceptar la existencia de ningún tipo de deuda con los miembros de las generaciones precedentes.

Habría que decir, a modo de consideración previa, que la existencia de alguien que no le deba nada absolutamente a nadie es casi un imposible ontológico. La vida social y la consecuente interacción entre individuos y grupos implica, de manera poco menos que inevitable, tanto la realización como la recepción de comportamientos difícilmente reductibles al mero interés particular o, si se prefiere, que no quedan entendidos de manera adecuada si los analizamos en los exclusivos términos de cálculo coste-beneficio o similares (por más que siempre haya gentes que, con manifiesta impropiedad semántica, utilice expresiones del tipo “me debe un favor”, tan odiosas como autocontradictorias —el favor por definición se regala, sin esperar nada a cambio—).

En todo caso, lo que convierte en relevante y significativa esta resistencia a asumir la menor deuda es precisamente que se produce en muy diversos ámbitos. Sin ir más lejos, en el intelectual y, más en concreto, en el académico, donde la antigua afirmación “somos una generación sin maestros”, ha perdido la condición de lamento —o incluso de queja— que tenía en sus orígenes para convertirse en una presunta descripción no exenta de una cierta carga reivindicativa. Hasta el punto de que no es solo que se rechace el concepto de maestro en cuanto tal (y ya no digamos el de discípulo), sino que se pone en cuestión la naturaleza del propio vínculo que se establece en la transmisión del saber.

Sin duda, inciden sobre este resultado diversos factores, de naturaleza heterogénea. Parece claro, por ejemplo, que el cuestionamiento que viene sufriendo desde hace ya un tiempo la idea de autoridad explica buena parte de las reticencias comentadas. De la misma forma que tampoco hay que descartar que estas puedan obedecer a un reflejo defensivo por parte de quienes temen que, en la comparación con sus predecesores, quienes les han sucedido puedan resultar malparados. Pero ni la idea de autoridad es una idea de la que podamos prescindir sin graves consecuencias teóricas (de ininteligibilidad), ni reconocer, en especial en el ámbito de la actividad intelectual, cuánto hemos aprendido todos de quienes nos precedieron debería significar el más mínimo desdoro.

Acaso deberíamos buscar en otro lugar el factor causal que en mayor medida explica esta extendida tendencia a la ingratitud. En concreto, deberíamos buscarlo en la propia evolución que ha ido siguiendo nuestra sociedad en la dirección de una creciente y casi exasperada competitividad, sustentada a su vez en un feroz individualismo. En este contexto de una realidad regida por la lógica de la exclusiva persecución del propio interés, la gratitud no es ya que constituya una inútil anomalía: es que impugna dicha lógica de manera frontal, hasta el extremo de que, precisamente por ello, podríamos llegar a considerar que va a contrapelo del mundo. De nada se obtiene menos beneficio que de dar las gracias. Quizá sea por eso por lo que darlas nos hace mejores y nos ayuda a hacer mejores a aquellos con los que nos relacionamos. Manuel Cruz es catedrático de Filosofía.













La travesía del PSOE. [Archivo del blog. 03/10/2016]











Mis amigos, al menos aquellos que me conocen bien, se habrán extrañado de mi relativo silencio sobre el penoso espectáculo dado por los dirigentes del PSOE en su dramático Comité Federal del pasado domingo. Algo dije en las redes sociales, por ejemplo, que me negaba a condenar a ninguno de los dos grupos enfrentados porque consideraba a ambos igualmente culpables de la situación. A algunos eso les parecerá situarse au dessus de la mêlée para no comprometerme. Nada más lejos de la verdad porque como no soy ni militante ni afiliado al PSOE no tengo miedo alguno ni compromiso con nadie para decir lo que pienso, pero sí respeto profundo por aquellos que sí lo son y a quienes corresponde decidir el futuro de su partido. Les deseo valor y acierto, porque muchos españoles que confiamos y seguimos confiando en el proyecto socialdemócrata, ese que aúna libertad individual, igualdad política y solidaridad social y económica, y no en aventuras y quimeras populistas de izquierdas y de derechas, les necesitamos más que nunca.
En ese sentido, comparto la opinión que hoy expresa en El País el profesor de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid y diputado del PSOE por Teruel, Ignacio Urquizu, de que el principal problema del Partido Socialista no es tanto ideológico como de conexión con sectores representativos de los valores de progreso, conexión que entre las clases medias y medias-altas se sitúa ahora en tercera o cuarta posición. 
La calidad de cualquier democracia, señala Urquizu,  está muy relacionada con la calidad de su debate público. Ello exige que cuando se inicie una discusión, los argumentos que se pongan sobre la mesa sean rigurosos y certeros, y no un conjunto de lugares comunes, obviedades o consignas. El PSOE está inmerso en una discusión interna que, si no acertamos a resolver, puede dejarnos un largo tiempo en la oposición. Por ello, la salida del secretario general hace aún más urgente descifrar qué nos está pasando. La cuestión, dice, no es cómo solventamos nuestro trilema (Gobierno del PP, Gobierno alternativo y terceras elecciones). Este escenario, como el resto de fracturas por las que estamos pasando, es consecuencia de una dificultad mayor: los socialistas estamos encadenando sucesivas derrotas electorales.
Para muchos, añade más adelante, todo se reduce a una cuestión ideológica: “No somos suficientemente de izquierdas”. De ahí que se concentre nuestra energía en situar a Podemos como nuestro principal adversario y en justificar unos malos resultados con mantener la segunda posición y evitar el temido sorpasso. Siguiendo este hilo argumental, desbloquear la actual situación política se podría interpretar como una traición más a esos principios y valores. 
Aquellos que aceptan esta hipótesis, sigue diciendo, sitúan el origen de los problemas en la gestión de la crisis a partir de mayo de 2010. Pero esto es cuestionable. En primer lugar, eso significa obviar algunas realidades como que muchas de las medidas que se decidieron entonces eran el resultado de los desequilibrios que sufría la economía española durante la última década. De no haberse tomado, nuestro país estaría ahora en una situación peor.
En segundo lugar, añade, incluso medidas tan controvertidas como la reforma del artículo 135 de la Constitución contaban con más apoyo popular de lo que se dice. Los datos de Metroscopia de septiembre de 2011 muestran que un 62% de los españoles habría apoyado esta reforma constitucional en el caso de que se les hubiese consultado. Y si miramos por partidos, este porcentaje era del 60% para el electorado socialista. La crítica estaba en el procedimiento: el 61% consideraba que habría sido preferible celebrar un referéndum y solo el 32% justificó la urgencia para calmar a los mercados. En tercer lugar, es difícil que alguien que no se respeta a sí mismo y a su pasado sea respetado por los demás. En definitiva, aquellos años de gestión se han simplificado en exceso sin trazar un relato comprensible para el electorado de izquierdas.
Es cierto que en las grandes victorias electorales del Partido Socialista, señala, cuando superó los 10 millones de votos (1982, 2004 o 2008), el 50% de la extrema izquierda y como mínimo el 70% de la izquierda apoyaba al PSOE. Estos datos están muy alejados de las elecciones de 2015 y 2016. El 20 de diciembre, los apoyos socialistas en la extrema izquierda fueron del 18%, mientras que en la izquierda la intención directa de voto se situó por debajo del 40%. El 26 de junio, estos porcentajes fueron todavía inferiores y se situaron en el 14% y el 30% respectivamente.
Pero el principal problema del PSOE, dice, es algo más que ideológico. Es decir, reducir todo a una cuestión de izquierda y derecha es una simplificación excesiva de la realidad. Cuando se miran con detalle algunos datos más, se descubre una falta de conexión con las capas más avanzadas de la sociedad. Dicho de otra forma, la dificultad del PSOE va más allá de que no sea percibido como un partido progresista.
Si analizamos los apoyos electorales según el tamaño de nuestros municipios, añade, vemos que en las ciudades de más de 50.000 habitantes el Partido Socialista viene siendo, como mucho, la tercera fuerza política en las dos últimas elecciones generales. En urbes tan significativas como Madrid o Valencia, el PSOE se situó como la tercera fuerza. Por no hablar de lugares como Barcelona o Bilbao, donde caímos a la cuarta posición el 26-J. En las recientes elecciones vascas, en dos de las tres capitales de provincia el PSE ocupó la quinta posición. Las comunidades autónomas con mayor renta per cápita mostraron un cuadro parecido. En la Comunidad de Madrid, en el País Vasco y en Navarra, el PSOE fue la tercera fuerza política el 26-J. En Cataluña caímos a la cuarta posición.
Al mismo tiempo, continúa diciendo, cuando pasamos a mirar los datos de las encuestas del CIS, vemos que el Partido Socialista solo es capaz de ser una alternativa al PP entre los ciudadanos que tienen, como mucho, los primeros años de educación secundaria. En cambio, entre aquellos que declaran tener estudios superiores, el PSOE cae a la cuarta posición. Si analizamos los datos de todas las elecciones, nunca el Partido Socialista había tenido tan pocos apoyos entre la gente con estudios universitarios. Por clases sociales, el PSOE solo obtiene un amplio apoyo entre los obreros, mientras que en las clases medias y en las clases medias-altas se sitúa en tercera o cuarta posición. Esto no siempre ha sido así. En los años ochenta y en las dos victorias electorales de José Luis Rodríguez Zapatero, las clases medias depositaron su confianza de forma mayoritaria en el Partido Socialista.
Todos estos indicadores, dice más adelante, apuntan a que el PSOE ha perdido el apoyo de los sectores más avanzados de nuestra sociedad. Las grandes ciudades, las clases medias o las personas con estudios superiores suelen ser muy representativas de la modernidad. No es casual que Podemos haya tenido mayores niveles de confianza.
En definitiva, el principal problema del Partido Socialista no es tanto ideológico, sino de conexión con sectores de la sociedad que son muy representativos de los valores de progreso. Así, añade, el PSOE debe comenzar a pensar cómo vuelve a conectar con unos grupos sociales en los que sí fue un referente en el pasado. Pero para saber qué nos está pasando, no podemos precipitarnos. Esta reflexión, si queremos que sea certera y profunda, requiere más tiempo que el mes que la dirección saliente defendía.
Seguramente, concluye diciendo, deberemos abrirnos a nuevas ideas, ser valientes en los debates, quitarnos muchos prejuicios y ser conscientes de que los retos de la sociedad del futuro exigen medidas audaces. Así, combatir la desigualdad exige modernizar nuestro Estado de bienestar, o tener una economía más competitiva implicará una mayor racionalización de nuestro sistema productivo. Lo que cambia el mundo no son los golpes de efecto o los tuits, sino las ideas. En este aspecto, el Partido Socialista tiene una amplia tarea por delante. Solo así dejaremos de perder las elecciones ante el peor Gobierno de nuestra democracia. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt













El poema de cada día. Hoy, La balada de los esqueletos, de Allan Ginsberg (1926-1997)

 






LA BALADA DE LOS ESQUELETOS


Dijo el esqueleto Presidencial

No firmaré el proyecto

Dijo el esqueleto Vocero

Sí lo harás


Dijo el esqueleto Representativo

Objeción

Dijo el esqueleto Corte Suprema

¿Qué esperabas?


Dijo el esqueleto Militar

Comprad bombas estrellas

Dijo el esqueleto Clase Alta

Hambread a las mamis solteras


Dijo el esqueleto Yahoo

Parad el arte obsceno

Dijo el esqueleto Derecha

Olvidaos del Corazón


Dijo el esqueleto Gnóstico

La Forma Humana es divina

Dijo el esqueleto Mayoría Moral

No, no lo es, es mía.


Dijo el esqueleto Buda

La compasión es riqueza

Dijo el esqueleto Corporación

Es mala para la salud


Dijo el esqueleto Viejo Cristo

Preocuparos de los pobres

Dijo el esqueleto Hijo de Dios

el SIDA necesita cura


Dijo el esqueleto Homófobo

Chupad a los gays

Dijo el esqueleto Patrimonio Nacional

Los negros no tienen suerte


Dijo el esqueleto Macho

Mujeres a su lugar

Dijo el esqueleto Fundamentalista

Multiplicad la raza humana


Dijo el esqueleto Derecho a la Vida

El feto tiene un alma

Dijo el esqueleto Pro Elección

Pásalo por tu agujero


Dijo el esqueleto Reducción

Los robots cogieron mi empleo

Dijo el esqueleto Mano Dura

Gas lacrimógeno a la plebe


Dijo el esqueleto Gobernador

Suprimid la merienda escolar

Dijo el esqueleto Alcalde

Mascad el presupuesto


Dijo el esqueleto Neoconservador

¡Sin techo, fuera de la calle!

Dijo el esqueleto Libre Mercado

Usad los como carne


Dijo el esqueleto Grupo de Expertos

Liberad los mercados

Dijo el esqueleto Ahorro y Préstamo

Que pague el Estado


Dijo el esqueleto Chrysler

Pagad por ti y por mí

Dijo el esqueleto Fuerza Nuclear

y por mí por mí por mí


Dijo el esqueleto Ecológico

Mantened el cielo azul

Dijo el esqueleto Multinacional

¿Cuánto vales tú?


Dijo el esqueleto NAFTA

Enriqueceos, Libre Comercio,

Dijo el esqueleto Maquiladora

Deslomaos, salario bajo


Dijo el rico esqueleto GATT

Un mundo, alta tecno

Dijo el esqueleto Clase Baja

Que te den una buena


Dijo el esqueleto Banco Mundial

Cortad vuestros árboles

Dijo el esqueleto FMI

Comprad queso americano


Dijo el esqueleto Subdesarrollado

Enviadme arroz

Dijo el esqueleto Desarrollado

Vended vuestros huesos por un centavo


Dijo el esqueleto Ayatolá

Muere escritor muere

Dijo el esqueleto José Stalin

Eso no es mentira


Dijo el esqueleto Reino Medio

Nos tragamos el Tíbet

Dijo el esqueleto Dalai Lama

Cuidado con la indigestión


Dijo el esqueleto Coro Mundial

Es su destino

Dijo el esqueleto EE. UU.

Hay que salvar Kuwait


Dijo el esqueleto Petroquímico

Rugid bombas rugid

Dijo el esqueleto Psicodélico

Fumad un dinosaurio


Dijo el esqueleto de Nancy

Decid solamente No

Dijo el esqueleto Rasta

Chupa Nancy Chupa


Dijo el esqueleto Demagogo

No fuméis hierba

Dijo el esqueleto Alcohólico

Que se os pudra el hígado


Dijo el esqueleto Yonkie

¿Conseguiremos la dosis?

Dijo el esqueleto Big Brother

Cárcel a los sucios huevones


Dijo el esqueleto Espejo

¡Eh, buen mozo!

Dijo el esqueleto Silla Eléctrica

Eh, ¿qué se come hoy?


Dijo el esqueleto Entrevistas

Vete a la mierda en la cara

Dijo el esqueleto Valores de la Familia

Mi gas lacrimógeno valores familiares


Dijo el esqueleto NY Times

Eso no es apto para imprimirlo

Dijo el esqueleto CIA

¿Puedes repetirlo?


Dijo el esqueleto Transmisión en cadena

Creed mis mentiras

Dijo el esqueleto Publicidad

No os volváis sensatos


Dijo el esqueleto Medios

Creedme a mí

Dijo el esqueleto Teleadicto

¿Qué me preocupa?


Dijo el esqueleto TV

Comed bocados de sonidos

Dijo el esqueleto Noticiero

Es todo Buenas Noches


Allan Ginsberg (1926-1977)

Poeta estadounidense