Decía Walt Whitman que la poesía es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz; Gabriel Celaya, que era un arma cargada de futuro; Harold Bloom, que si la poesía no podía sanar la violencia organizada de la sociedad, al menos podía realizar la tarea de sanar al yo; y George Steiner añadía que el canto y la música son simultáneamente, la más carnal y la más espiritual de las realidades porque aúnan alma y diafragma y pueden, desde sus primeras notas, sumir al oyente en la desolación o transportarlo hasta el éxtasis, ya que la voz que canta es capaz de destruir o de curar la psique con su cadencia. Por su parte, Johann Wolfgang von Goethe afirmaba que cada día un hombre debe oír un poco de música, leer una buena poesía, contemplar un cuadro hermoso y si es posible, decir algunas palabras sensatas, a fin de que los cuidados mundanos no puedan borrar el sentido de la belleza que Dios ha implantado en el alma humana.
Retomo, pues, con un formato diferente la serie de entradas dedicadas al tema de España en la poesía española contemporánea que tan buena acogida de los lectores tuvo hace ya unos años. Poemas de poetas contemporáneos españoles, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, que cantaron a su patria común, España, desde el corazón y la añoranza. Poemas a los que acompaño con algunas de las más bellas arias y duetos de la historia de la ópera y de los desnudos más hermosos de la pintura universal.
Retomo, pues, con un formato diferente la serie de entradas dedicadas al tema de España en la poesía española contemporánea que tan buena acogida de los lectores tuvo hace ya unos años. Poemas de poetas contemporáneos españoles, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, que cantaron a su patria común, España, desde el corazón y la añoranza. Poemas a los que acompaño con algunas de las más bellas arias y duetos de la historia de la ópera y de los desnudos más hermosos de la pintura universal.
Subo hoy al blog al poeta Miguel Hernández y su poema Madre España, al pintor Tiziano Vecelli y su cuadro Danae recibiendo la lluvia de oro, y al compositor Giacomo Puccini y su dueto O soave fanciulla, de la ópera La Boheme, que pueden ver desde este enlace o en el vídeo de más abajo, cantado por la soprano ruso-austriaca Anna Netrebko y el tenor mexicano Rolando Villazón.
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Miguel Hernández
Miguel Hernández (1910-1942) es considerado uno de los más grandes poetas de la "Generación del 27". Muerto en la prisión de Alicante, de tuberculosis. Lucho del lado lado de la República y lo pagó con su vida. Pero amó a España como pocos. Todos los españoles de bien lo reivindican como uno de los suyos. Les dejo con su poema:
MADRE ESPAÑA
por
Miguel Hernández
Abrazando a tu cuerpo como el tronco a su tierra,
con todas las raíces y todos los corajes,
¿quién me separará, me arrancará de ti,
madre?
Abrazado a tu vientre, ¿quién me lo quitará,
si su fondo titánico da principio a mi carne?
¡Abrazado a tu vientre, que es mi perpetua casa,
¡nadie!
Madre: abismo de siempre, tierra de siempre, entrañas
donde desembocando se unen todas las sangres:
donde todos los huesos caídos se levantan;
madre.
Decir madre es decir tierra que me ha parido;
es decir a los muertos: hermanos, levantarse;
es sentir en la boca y escuchar bajo el suelo
sangre.
La otra madre es un puente, nada más, de tus ríos.
Es otro pecho, es una burbuja de tus mares.
Tu eres la madre entera con todo tu infinito,
madre.
Tierra: tierra en la boca y en el alma y en todo.
Tierra que voy comiendo, que al fin ha de tragarme.
Con más fuerza que antes volverás a parirme,
madre.
Cuando sobre tu cuerpo sea una leve huella,
volverás a parirme con más fuerza que antes.
Cuando un hijo es un hijo, vive y muere gritando:
¡Madre!
Hermanos: defendamos su vientre acometido,
hacia donde los grajos crecen de todas partes,
pues, para que las malas alas vuelen, aun quedan
aires.
Echad a las orillas de vuestro corazón
el sentimiento en límites, los efectos parciales.
Son pequeñas historias al lado de ella, siempre
grande.
Una fotografía y un pedazo de tierra,
una carta y un monte son a veces iguales.
Hoy eres tú la hierba que crece sobre todo,
madre.
Familia de esta tierra que nos funde en la luz,
los más oscuros muertos pugnan por levantarse,
fundirse con nosotros y salvar la primera
madre.
España, piedra estoica que se abrió en dos pedazos
de dolor y de piedra profunda para darme:
no me separarán de tus altas entrañas,
madre.
Además de morir por tí, pido una cosa:
que la mujer y el hijo que tengo, cuando pasen,
vayan hasta el rincón que habite de tu vientre,
madre.
***Tierra: tierra en la boca y en el alma y en todo.
Tierra que voy comiendo, que al fin ha de tragarme.
Con más fuerza que antes volverás a parirme,
madre.
Cuando sobre tu cuerpo sea una leve huella,
volverás a parirme con más fuerza que antes.
Cuando un hijo es un hijo, vive y muere gritando:
¡Madre!
Hermanos: defendamos su vientre acometido,
hacia donde los grajos crecen de todas partes,
pues, para que las malas alas vuelen, aun quedan
aires.
Echad a las orillas de vuestro corazón
el sentimiento en límites, los efectos parciales.
Son pequeñas historias al lado de ella, siempre
grande.
Una fotografía y un pedazo de tierra,
una carta y un monte son a veces iguales.
Hoy eres tú la hierba que crece sobre todo,
madre.
Familia de esta tierra que nos funde en la luz,
los más oscuros muertos pugnan por levantarse,
fundirse con nosotros y salvar la primera
madre.
España, piedra estoica que se abrió en dos pedazos
de dolor y de piedra profunda para darme:
no me separarán de tus altas entrañas,
madre.
Además de morir por tí, pido una cosa:
que la mujer y el hijo que tengo, cuando pasen,
vayan hasta el rincón que habite de tu vientre,
madre.
Autorretrato de Tiziano
Tiziano Vecelli (¿1490-1576), fue un pintor italiano del Renacimiento, uno de los mayores exponentes de la Escuela veneciana. Reconocido por sus contemporáneos como «el sol entre las estrellas», en homenaje a la línea final del Paraíso de La Divina Comedia de Dante Alighieri, Tiziano es uno de los más versátiles pintores italianos, igualmente capacitado para ejecutar retratos, paisajes (dos de los temas que le lanzaron a la fama), escenas mitológicas o cuadros de temática religiosa.
Su cuadro Danae recibiendo la lluvia de oro, es un óleo sobre lienzo fechado hacia 1565, que se encuentra en el madrileño Museo del Prado, en el que se relata el mito de Dánae, hija de Acrisio y Eurídice, reyes de Argos. Decepcionado por carecer de herederos varones, Acrisio consultó un oráculo para saber si esto cambiaría. El oráculo le dijo que sería asesinado por el hijo de su hija. Para que ésta no tuviese hijos, Acrisio la encerró en una celda de bronce o en una cueva. Pero Zeus apareció cayendo como una lluvia dorada y la dejó embarazada. De esta unión nació Perseo. Les dejo con él.
Su cuadro Danae recibiendo la lluvia de oro, es un óleo sobre lienzo fechado hacia 1565, que se encuentra en el madrileño Museo del Prado, en el que se relata el mito de Dánae, hija de Acrisio y Eurídice, reyes de Argos. Decepcionado por carecer de herederos varones, Acrisio consultó un oráculo para saber si esto cambiaría. El oráculo le dijo que sería asesinado por el hijo de su hija. Para que ésta no tuviese hijos, Acrisio la encerró en una celda de bronce o en una cueva. Pero Zeus apareció cayendo como una lluvia dorada y la dejó embarazada. De esta unión nació Perseo. Les dejo con él.
Danae recibiendo la lluvia de oro
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Giacomo Puccini (1858-1924) fue un compositor italiano de ópera, considerado entre los más grandes, de fines del siglo XIX y principios del XX. Usó brillantemente las técnicas operísticas alemana e italiana. Algunas de sus melodías, como "O mio babbino caro" de Gianni Schicchi, "Che gelida manina" de La bohème y "Nessun dorma" de Turandot, forman parte hoy día de la cultura popular. Además de doce óperas, Puccini escribió otras obras notables, como una Misa solemne, un Himno a Roma, un capricho sinfónico, dos preludios sinfónicos y tres minués para cuarteto de cuerda.
La bohème, con música de Giacomo Puccini y libreto de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica, simplifica y auna diferentes episodios de la novela Escenas de la vida bohemia, de Henri Murger. Su estreno tuvo lugar en el Teatro Regio de Turín el 1 de febrero de 1896. Les dejo con ella y su dueto O soave fanciulla.