Decía Walt Whitman que la poesía es el instrumento por medio del cual la voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz; Gabriel Celaya, que era un arma cargada de futuro; Harold Bloom, que si la poesía no podía sanar la violencia organizada de la sociedad, al menos podía realizar la tarea de sanar al yo; y George Steiner añadía que el canto y la música son simultáneamente, la más carnal y la más espiritual de las realidades porque aúnan alma y diafragma y pueden, desde sus primeras notas, sumir al oyente en la desolación o transportarlo hasta el éxtasis, ya que la voz que canta es capaz de destruir o de curar la psique con su cadencia. Por su parte, Johann Wolfgang von Goethe afirmaba que cada día un hombre debe oír un poco de música, leer una buena poesía, contemplar un cuadro hermoso y si es posible, decir algunas palabras sensatas, a fin de que los cuidados mundanos no puedan borrar el sentido de la belleza que Dios ha implantado en el alma humana.
Retomo, pues, con un formato diferente la serie de entradas dedicadas al tema de España en la poesía española contemporánea que tan buena acogida de los lectores tuvo hace ya unos años. Poemas de poetas contemporáneos españoles, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, que cantaron a su patria común, España, desde el corazón y la añoranza. Poemas a los que acompaño con algunas de las más bellas arias y duetos de la historia de la ópera y de los desnudos más hermosos de la pintura universal.
Subo hoy al blog al poeta Gabriel Celaya y su poema Dime que sí, al pintor Sandro Botticelli y su cuadro Venus y Marte, y al compositor Giacomo Puccini y su dueto Mimi tu piú non torni, de la ópera La Boheme, que pueden ver desde este enlace o en el vídeo de más abajo, cantado por los tenores Luciano Pavarotti y Thomas Hampson.
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Gabriel Celaya (1911-1991), poeta español de la generación literaria de posguerra, fue uno de los más destacados representantes de la que se denominó poesía comprometida o poesía social. Entre los años 1927 y 1935 vivió en la Residencia de Estudiantes, donde conoció a Federico García Lorca, José Moreno Villa y a otros intelectuales que lo inclinaron por el campo de la literatura, llevándolo a dedicarse por entero a la poesía. Combatió durante la Guerra Civil Española en el bando republicano y estuvo preso en un campo de concentración en Palencia. En 1946 fundó en San Sebastián, con su esposa, Amparo Gastón, la colección de poesía Norte, que pretendía hacer de puente entre la poesía de la generación de 1927, la del exilio y la europea. En los años cincuenta se integra en la estética del compromiso junto a Eugenio de Nora y Blas de Otero, en la que defiende la idea de una poesía no elitista, al servicio de las mayorías, para transformar el mundo. En 1986 es galardonado con el Premio Nacional de las Letras Españolas. Les dejo con su poema
por
Gabriel Celaya
Con mi fe, mi esperanza y mi amor
a ti.
Con mi rabia y mi dolor,
a ti.
Porque me has hecho el que soy,
porque debe reinventarte y hacerte ser ahora, aqui,
España, a ti.
Hasta la flor,
hasta el grito de gloria y explosiva radiación,
te alzaré desde la tierra tenebrosa y trabajada,
corazón.
Hasta el color nunca visto, rojo al blanco de sol,
hasta el real esplendor,
como furor absoluto, dolor quizás, fulgor
que palpita en las alturas con razón o sin razón,
serás fiesta y evidencia, corazón.
Serás siempre, España, en alto, fuera y dentro de mí
como un combate sin fin.
Y serás lo necesario y a la vez la libertad
que invoco y evoco aquí,
remitiéndome en el acto de tu presencia aún sin forma
y ensoñándote feliz.
Cuando te duelo por dentro, te trabaja el porvenir.
No me niegues lo que espero. Quiero hacerte nueva en mí.
España, dime que sí.
a ti.
Con mi rabia y mi dolor,
a ti.
Porque me has hecho el que soy,
porque debe reinventarte y hacerte ser ahora, aqui,
España, a ti.
Hasta la flor,
hasta el grito de gloria y explosiva radiación,
te alzaré desde la tierra tenebrosa y trabajada,
corazón.
Hasta el color nunca visto, rojo al blanco de sol,
hasta el real esplendor,
como furor absoluto, dolor quizás, fulgor
que palpita en las alturas con razón o sin razón,
serás fiesta y evidencia, corazón.
Serás siempre, España, en alto, fuera y dentro de mí
como un combate sin fin.
Y serás lo necesario y a la vez la libertad
que invoco y evoco aquí,
remitiéndome en el acto de tu presencia aún sin forma
y ensoñándote feliz.
Cuando te duelo por dentro, te trabaja el porvenir.
No me niegues lo que espero. Quiero hacerte nueva en mí.
España, dime que sí.
Autorretrato de Sandro Botticelli
Sandro Botticelli (1445-1510), fue un pintor del Quattrocento italiano. La reputación del artista disminuyó notablemente en los siglos siguientes, pero fue recuperada a finales del siglo XIX; desde entonces, su obra se ha considerado exponente máximo de la gracia lineal de la pintura del primer Renacimiento.
Su cuadro Venus y Marte se conserva en la National Gallery de Londres. Está realizado al temple y óleo sobre tabla de álamo. Mide 69 cm de alto y 173 cm de ancho. Fue pintado en 1483. Dado que su tema es el amor, esta pintura fue posiblemente encargada con ocasión de una boda de la familia Vespucci, perteneciendo al género de los cassoni. Por su formato, es posible que la obra formara parte de un "espaldar" que adornaría el dormitorio de los novios. Este formato apaisado no es nada adecuado para una representación con tan pocas figuras. La pintura trata de la victoria amorosa. Una arboleda de mirtos, el árbol de Venus, forma el telón de fondo para los dos dioses que están tumbados, uno frente a otro, en un prado. Les dejo con él.
Giacomo Puccini
Giacomo Puccini (1858-1924) fue un compositor italiano de ópera, considerado entre los más grandes, de fines del siglo XIX y principios del XX. Usó brillantemente las técnicas operísticas alemana e italiana. Algunas de sus melodías, como "O mio babbino caro" de Gianni Schicchi, "Che gelida manina" de La bohème y "Nessun dorma" de Turandot, forman parte hoy día de la cultura popular. Además de doce óperas, Puccini escribió otras obras notables, como una Misa solemne, un Himno a Roma, un capricho sinfónico, dos preludios sinfónicos y tres minués para cuarteto de cuerda.
La bohème, con música de Giacomo Puccini y libreto de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica, simplifica y auna diferentes episodios de la novela Escenas de la vida bohemia, de Henri Murger. Su estreno tuvo lugar en el Teatro Regio de Turín el 1 de febrero de 1896. Les dejo con ella y su dueto Mimi tu piú non torni.
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