El cuento, como género literario, se define por ser una narración breve, oral o escrita, en la que se narra una historia de ficción con un reducido número de personajes, una intriga poco desarrollada y un clímax y desenlace final rápidos. Durante los próximo meses voy a traer hasta el blog algunos de los relatos cortos más famosos de la historia de la literatura universal. Obras de autores como Philip K. Dick, Franz Kafka, Herman Melville, Guy de Maupassant, Julio Cortázar, Alberto Moravia, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges, Edgar Allan Poe, Oscar Wilde, Lovecraft, Jack London, Anton Chejov, y otros.
Continúo hoy la serie de Cuentos para la edad adulta con el titulado Los crímenes de la calle Morgue, del estadounidense Edgar Allan Poe (1809-1849), bre de 1849), escritor, poeta, crítico y periodista romántico, reconocido como maestro universal del relato corto, del cual fue uno de los primeros practicantes en su país. Fue renovador de la novela gótica y recordado especialmente por sus cuentos de terror. Considerado el inventor del relato detectivesco, contribuyó asimismo con varias obras al género emergente de la ciencia ficción. Fue también el primer escritor estadounidense de renombre que intentó hacer de la escritura su modus vivendi, lo que tuvo para él lamentables consecuencias.
Los crímenes de la calle Morgue es un cuento publicado en 1841 en la revista Graham's Magazine. La historia del mismo gira en torno al brutal asesinato de Madame L'Espanaye y su hija Mademoiselle Camilla, un crimen cometido en un piso de la parisina rue Morgue. En un principio, las investigaciones policiales fracasan y el macabro episodio se convierte en noticia sensacionalista. El panorama cambia totalmente cuando Monsieur C. Auguste Dupin, un detective aficionado, comienza a buscar indicios y a relacionar datos con el fin de develar este misterio que tiene a Adolphe Lebon encarcelado por haber sido el último individuo en ver a las víctimas con vida, al llegar a la conclusión de que el autor de los crímenes no puede ser, bajo ninguna circunstancia, un ser humano... Disfrútenlo.
Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt
1 comentario:
Muy interesante lectura...
Publicar un comentario