miércoles, 2 de septiembre de 2015

[Humor & Poesía] Hoy, "A una dama", de Diego de Torres y Villarroel



Diego de Torres y Villarroel



Es muy posible que a algún purista la parezca una blasfemia lo que pretendo hacer durante unas semanas: unir en la misma entrada algunos de los más bellos sonetos de amor y a mis viñetistas cotidianos preferidos. Bien, pues lo siento por los puristas, pero un servidor piensa que hay pocas cosas en la vida más serias que el amor y el humor, así pues, ¿por qué no juntarlos?  Todo ello sin mayores pretensiones, aun reconociendo que meter en el mismo envoltorio un soneto de amor y unas viñetas humorísticas, por muy preñadas que estén de crítica social y realidad cotidiana, puede no resultar una fórmula afortunada. En cualquier caso, espero que sean de su agrado. 

El soneto es una composición poética compuesta por catorce versos de arte mayor, endecasílabos en su forma clásica, que se organizan en cuatro estrofas: dos cuartetos y dos tercetos. En el primer cuarteto suele presentarse el tema de la composición, tema que el segundo cuarteto amplifica. El primer terceto reflexiona sobre la idea central expresada en los cuartetos. El terceto final, el más emotivo, remata con una reflexión grave o con un sentimiento profundo desatado por los versos anteriores. De Sicilia, el soneto pasó a la Italia central, donde fue también cultivado por los poetas del "dolce stil nuovo" (siglo XIII). A través de la influencia de Petrarca, el soneto se extiende al resto de literaturas europeas.

Continúo hoy la serie de sonetos de amor con el titulado "A una dama", de Diego de Torres Villarroel (1694-1770). Escritor, poeta, dramaturgo, matemático, sacerdote y catedrático de universidad salmantino. Era hijo de un librero de Salamanca. Leyó mucho en la tienda de libros de su padre, pero sin orden ni programa alguno, aunque sentía particular afición por las matemáticas. Emprendió un programa de voraz lectura de libros de filosofía natural, magia y matemáticas, y para ganarse la vida montó un pingüe negocio editorial como escritor de almanaques y pronósticos anuales bajo el seudónimo de "El gran Piscator de Salamanca", género de periodismo popular del que fue uno de los fundadores y con el que se hizo famoso, ya que mucha gente recurría a él para saber del futuro. En 1723 marchó a Madrid. Estudia medicina y se gradúa en la ciudad de Ávila, donde ejerce de vicerrector de su Universidad. De vuelta en Salamanca obtiene la cátedra de Matemáticas. En 1750, tras 24 años de cátedra, pidió su jubilación antes del tiempo legal, lo que Fernando VI le concedió por real decreto. Realizó el Camino de Santiago, siempre acompañado de gente que le admiraba y conocía, ya que era muy famoso. A partir de 1751 su vida fue tranquila "viviendo con honra en el pueblo donde nací", según deja escrito en su autobiografía, y trabajando en Salamanca en el enriquecimiento de la biblioteca universitaria. Fue un hombre muy culto debido a su gran curiosidad, que junto con su fisonomía extraña y rara fasci Unaba a unos y repelía otros. Se situó entre la ciencia barroca y la ilustrada de los Novatores. Fue conocido por casi todo el país en su época y a pesar de ser un hombre relativamente callado cada vez que hablaba y opinaba provocaba el escándalo o la gracia de los demás. Se burló de todo lo que pudo siempre con aire desenfadado, provocando odios y envidias , lo que lo llevó a diferentes destierros. Escritor fecundo, su estilo conceptista se inspira en la obra de Francisco de Quevedo, pero al contrario del de este es vitalista y festivo.

Las viñetas de humor que reproduzco más abajo son hoy, todas ellas, del dibujante Peridis, que publica en el diario madrileño "El País". Normalmente están dedicadas a sacar punta irónica a la situación política española, con protagonistas fácilmente reconocibles por todos. Todas ellas se han publicado en estos últimos días. 

Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt 




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A UNA DAMA


Nace el sol derramando su hermosura,
pero pronto en el mar busca el reposo,
¡oh condición inestable de lo hermoso, 
que en el cielo también tan poco dura!

Llega el estío, y el cristal apura
del arroyo que corre presuroso;
mas, ¿qué mucho, si el tiempo, codicioso
de sí mismo tampoco se asegura?

Que hoy eres sol, cristal, ángel, aurora,
ni lo disputo, niego, ni lo extraño;
mas poco ha de durarte, bella Flora;

que el tiempo, con su curso y con su engaño,
ha de trocar la luz que hoy te adora
en sombras, en horror y en desengaño

Diego de Torres y Villarroel


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VIÑETAS DE PERIDIS

























Entrada núm. 2432
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)