Me estoy tomando unos días de descanso en la publicación del blog. Tres años, día a día, se hacen pesados. No es que el esfuerzo requerido sea excesivo, pero percibo un evidente agotamiento de ideas por mi parte. Cuestión diferente es el hecho de que "no sean buenos tiempos para la lírica", como dijo alguien... Y como no tengo muy claro si merece la pena seguir, me he tomado un pequeño período de reflexión. ¿Cuánto tiempo? Pues la verdad es que no lo sé...
En el ínterin, he terminado de leer "Verdad controvertida. Memorias" (Trotta, Madrid, 2009), del teólogo suizo Hans Küng, que espero comentar más extensamente en breve, y comenzado a releer "Orwell: 1984. Reflexiones desde 1984" (Espasa-Calpe/UNED, Madrid, 1984), una obra colectiva co-editada por dos prestigiosos profesores de mi alma mater: Carlos García Gual y Ramón García Cotarelo, el mismo año en el que se cumplía la fecha que daba origen al título de la famosísima novela del británico George Orwell.
También me ha dado tiempo a realizar algunas excursiones interesantes, El 25 de julio, día de Santiago, con mi mujer, dos de sus hermanas y un cuñado, desde Las Palmas hasta Tunte, la pequeña y bella capital del municipio de San Bartolomé de Tirajana, en el que yo resido. Tunte se encuentra a unos veinticinco kilómetros de Maspalomas y 900 metros de altura sobre el nivel del mar, subiendo desde la costa hacia el interior de la isla por el barranco de Fataga, aunque nosotros lo hemos hecho desde Las Palmas por Agüimes, Temisas y Santa Lucía, unos 55 kilómetros. Dos días después, mi mujer y yo, circunvalamos de una tirada por tercera o cuarta vez, no estoy muy seguro pero en todo caso hace ya mucho tiempo, la isla de Gran Canaria. Son 180 kilómetros, más o menos la mitad de subidas, bajadas y curvas cerradas sobre los acantilados del suroeste de la isla. Salimos desde Las Palmas a las 9 de la mañana, y en dirección norte-sur, por la autovía GC-1, bajamos hasta el Puerto de Mogán, y desde allí, abandonamos la costa para adentrarnos, ya por carretera convencional, hasta La Aldea de San Nicolás, a 110 kilómetros de Las Palmas, en la costa oeste de Gran Canaria. La Aldea de San Nicolás es quizá la población más aislada, secularmente, de la isla. De la complejidad de llegar hasta ella puede dar idea el hecho de que los autobuses de servicio interurbano que la comunican con el resto de las poblaciones de la isla y con la capital, hacen su recorrido desde Las Palmas en dirección norte-sur-oeste (110 km.) en lugar de hacerlo por la ruta norte de la isla (Las Palmas-Gáldar-Agaete-La Aldea, de apenas 70 km.). Después de dar un paseo por su puerto y tomarnos un café, volvemos a Las Palmas por la costa norte, bordeando los famosos acantilados del Andén Verde, cortados a pico sobre el mar, a más de 500 metros de altura. A las dos de la tarde descansábamos del paseo en nuestra casa de Las Palmas.
En el ínterin, he terminado de leer "Verdad controvertida. Memorias" (Trotta, Madrid, 2009), del teólogo suizo Hans Küng, que espero comentar más extensamente en breve, y comenzado a releer "Orwell: 1984. Reflexiones desde 1984" (Espasa-Calpe/UNED, Madrid, 1984), una obra colectiva co-editada por dos prestigiosos profesores de mi alma mater: Carlos García Gual y Ramón García Cotarelo, el mismo año en el que se cumplía la fecha que daba origen al título de la famosísima novela del británico George Orwell.
También me ha dado tiempo a realizar algunas excursiones interesantes, El 25 de julio, día de Santiago, con mi mujer, dos de sus hermanas y un cuñado, desde Las Palmas hasta Tunte, la pequeña y bella capital del municipio de San Bartolomé de Tirajana, en el que yo resido. Tunte se encuentra a unos veinticinco kilómetros de Maspalomas y 900 metros de altura sobre el nivel del mar, subiendo desde la costa hacia el interior de la isla por el barranco de Fataga, aunque nosotros lo hemos hecho desde Las Palmas por Agüimes, Temisas y Santa Lucía, unos 55 kilómetros. Dos días después, mi mujer y yo, circunvalamos de una tirada por tercera o cuarta vez, no estoy muy seguro pero en todo caso hace ya mucho tiempo, la isla de Gran Canaria. Son 180 kilómetros, más o menos la mitad de subidas, bajadas y curvas cerradas sobre los acantilados del suroeste de la isla. Salimos desde Las Palmas a las 9 de la mañana, y en dirección norte-sur, por la autovía GC-1, bajamos hasta el Puerto de Mogán, y desde allí, abandonamos la costa para adentrarnos, ya por carretera convencional, hasta La Aldea de San Nicolás, a 110 kilómetros de Las Palmas, en la costa oeste de Gran Canaria. La Aldea de San Nicolás es quizá la población más aislada, secularmente, de la isla. De la complejidad de llegar hasta ella puede dar idea el hecho de que los autobuses de servicio interurbano que la comunican con el resto de las poblaciones de la isla y con la capital, hacen su recorrido desde Las Palmas en dirección norte-sur-oeste (110 km.) en lugar de hacerlo por la ruta norte de la isla (Las Palmas-Gáldar-Agaete-La Aldea, de apenas 70 km.). Después de dar un paseo por su puerto y tomarnos un café, volvemos a Las Palmas por la costa norte, bordeando los famosos acantilados del Andén Verde, cortados a pico sobre el mar, a más de 500 metros de altura. A las dos de la tarde descansábamos del paseo en nuestra casa de Las Palmas.
Y el pasado sábado, Día de la Asunción, (la fiesta "nacional" del independentismo nacionalista canario) la familia al completo (mi mujer, mis dos nietos, mis hijas, sus maridos y una cuñada) en dos coches, y saliendo de Las Palmas, subimos por Telde, Lomo Magullo, Cazadores y la Caldera de los Marteles hasta el Pico de las Nieves, en la cumbre central de Gran Canaria, la máxima altura de la isla con sus 1949 metros sobre el nivel del mar. La vista desde el mirador en que termina la carretera es espléndida: hacia el sur, se percibe con claridad el Faro de Maspalomas, a treinta kilómetros de distancia (¡mi casa!, como decía el alienígena de "ET" señalando con su huesudo dedo hacia las estrellas...), y hacia el oeste, la visión del Roque Nublo, y de la cumbre del Teide en la isla vecina de Tenerife, la mayor altura de España con sus 3716 metros sobre el nivel del mar, resulta sobrecogedora. Y es tan hermosa que la puse como foto de cabecera del blog desde el primer día y ahí sigue...
Desde allí, en pocos minutos, descendemos hacia la Caldera de Tejeda para desviándonos hacia el Roque Nublo, parar en Los Llanos de la Pez. Bajo los pinos, montamos nuestro campamento, izamos la bandera familiar (el león negro rampante sobre fondo amarillo) y pasamos el día subiendo por las laderas, jugando con los niños, paseando, y zampándonos la comida que hemos traído de casa preparada por mi hija Ruth y mi mujer, para volver hacia Las Palmas pasadas las seis de la tarde. Un hermoso día, sin duda. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt
Desde allí, en pocos minutos, descendemos hacia la Caldera de Tejeda para desviándonos hacia el Roque Nublo, parar en Los Llanos de la Pez. Bajo los pinos, montamos nuestro campamento, izamos la bandera familiar (el león negro rampante sobre fondo amarillo) y pasamos el día subiendo por las laderas, jugando con los niños, paseando, y zampándonos la comida que hemos traído de casa preparada por mi hija Ruth y mi mujer, para volver hacia Las Palmas pasadas las seis de la tarde. Un hermoso día, sin duda. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt
6 comentarios:
Faltó una foto de mis croquetas. Por cierto, qué bonita me quedó la del Roque con el Teide!!! Un día me llaman del National Geographic para hacer un reportaje y termino como en Los puentes de Madison jejeje
Descansa, pero no tardes...
Abrazos,
Diego
Querida Ruht: La foto y las croquetas te quedaron preciosas, pero el final de "Los puentes de Madison" resulta un tanto triste. Prefiero algo más alegre para ti...
Un beso muy grande, princesa.
Gracias, Diego. En ello andamos, pasito a pasito...
Un abrazo grande.
bueno vecino, mientras sólo sea temporal no nos preocuparemos mucho. a mí también me da un poco de pereza escribir últimamente, un poco por falta de inspiración y otro poco porque estoy de reparaciones domésticas (¡quién me mandaría a mí!)
la única vez que he dado la vuelta a la isla ha sido en avioneta, pero por carretera no he pasado de agaete por el norte ni de veneguera por el sur (demasiado vértigo), algún día...
por cierto, que yo también me leído el libro sobre 1984, y me impresionó muchísimo.
ah!!! y preciosas las fotos!!
Muchas gracias, querida vecina, por tus siempre amables palabras. Sobre la vuelta a la isla, si lo intentas alguna vez, hazlo siempre partiendo de casa hacia Mogán y La Aldea, y de allí a Agaete, Gáldar, Las Palmas y Sur. No a la inversa: Circular por los acantilados del Andén Verde, con el coche por el carril derecho, con el mar quinientos metros por debajo, resulta excesivo. El otro día vimos varios coches de alquiler con turistas parados vomitando, supongo que de los nervios. Quizá resulte excesivo el amedrentamiento, pero eso es lo que hay.
Un beso grande. Y que termines las obras pronto...
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