Hoy, 23 de abril se conmemora el 400 aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes y de William Shakespeare. Como bien decía el editorial de El País del pasado 30 de enero, las comparaciones son odiosas, pero a veces pueden servir para valorar cómo distintos países gestionan desafíos parecidos. Tanto Miguel de Cervantes como William Shakespeare parece que murieron ese mismo día del año 1616, y tanto uno como otro son los mayores referentes de la lengua española y de la inglesa, respectivamente.
A principios de año el primer ministro de Reino Unido, David Cameron, lanzaba al mundo un rotundo mensaje, que Shakespeare sigue vivo, y poco a poco se ha empezado a concretar la ofensiva internacional de propuestas con las que se pretende proyectar la obra del clásico en 141 países. En cuanto a Miguel de Cervantes, solo existe la vaga afirmación de que están en marcha 131 proyectos académicos, culturales, turísticos y educativos. No tiene sentido -sigue diciendo el editorial citado- medir la envergadura de los clásicos por la magnitud de los fastos que se programan para celebrar sus centenarios. Lo que importa es que sean leídos y representados y que su obra siga hablando en el presente. En ese sentido, El Quijote ha contado con prestigiosos valedores que lo llevan mimando desde que en 2005 se celebrara el cuarto centenario de la aparición de su primera parte. El año pasado, que recordaba el aniversario de la publicación de la segunda, hubo excelentes iniciativas que ayudaron a confirmar su grandeza. Pero fueron hechos puntuales, fruto muchas veces de la sociedad, a falta de un verdadero plan riguroso y bien articulado que cumpla con las expectativas que deben exigirse a cualquier Gobierno respecto al patrimonio cultural del que es responsable: convertirlo en pieza esencial de la educación de los menores, cuidarlo para que siga manteniéndose vivo y saber proyectarlo para sacar provecho de todo su potencial (también económico).
A principios de año el primer ministro de Reino Unido, David Cameron, lanzaba al mundo un rotundo mensaje, que Shakespeare sigue vivo, y poco a poco se ha empezado a concretar la ofensiva internacional de propuestas con las que se pretende proyectar la obra del clásico en 141 países. En cuanto a Miguel de Cervantes, solo existe la vaga afirmación de que están en marcha 131 proyectos académicos, culturales, turísticos y educativos. No tiene sentido -sigue diciendo el editorial citado- medir la envergadura de los clásicos por la magnitud de los fastos que se programan para celebrar sus centenarios. Lo que importa es que sean leídos y representados y que su obra siga hablando en el presente. En ese sentido, El Quijote ha contado con prestigiosos valedores que lo llevan mimando desde que en 2005 se celebrara el cuarto centenario de la aparición de su primera parte. El año pasado, que recordaba el aniversario de la publicación de la segunda, hubo excelentes iniciativas que ayudaron a confirmar su grandeza. Pero fueron hechos puntuales, fruto muchas veces de la sociedad, a falta de un verdadero plan riguroso y bien articulado que cumpla con las expectativas que deben exigirse a cualquier Gobierno respecto al patrimonio cultural del que es responsable: convertirlo en pieza esencial de la educación de los menores, cuidarlo para que siga manteniéndose vivo y saber proyectarlo para sacar provecho de todo su potencial (también económico).
De las tareas de la Comisión responsable del cuarto centenario de Cervantes poco se sabe. Y lo que se conoce hasta ahora no es como para tirar voladores (expresión del español de Canarias que no necesita traducción) y parece confirmar que no hay ningún plan claro.
El diario El País se vuelca hoy en un número especial de análisis, vídeos e infografías sobre Cervantes y Shakespeare que comparan sus vidas y aportan claves sobre sus obras. Se lo recomiendo encarecidamente.
"Don Quijote de La Mancha", de Honoré Daumier (1808-1879)
Hace tan solo unos días el director de la Real Academia Española, Darío Villanueva, publicaba en Revista de Libros un hermoso artículo titulado "La modernidad novelística del Quijote (1605-1615)", que pueden leer en el enlace anterior.
Escrito con motivo de la efeméride del 400 aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes, a la que este blog se ha sumado durante las últimas semanas subiendo hasta el mismo la totalidad de la obra de nuestro insigne compatriota, el Quijote -dice Darío Villanueva- es un libro regocijante, concebido como una cadena de episodios protagonizados por una pareja de personajes camineros, de imagen inconfundible, hablar sabroso y suerte desventurada. Humor melancólico el de Cervantes, pues casi todas las peripecias del hidalgo desmañado y de su bonachón escudero Sancho derivan en auténticos gags en los que la pareja protagonista resulta burlada, apedreada, manteada, apaleada, perseguida, y siempre ridiculizada. Y sin embargo, tanto uno –el gordo–, como el otro –el flaco–, acaban por fijarse en la memoria de los lectores como figuras nobles, profundamente humanas, llenas de sabiduría libresca y popular a la vez. Inolvidables.
Una obra determinada alcanza -sigue diciendo- la condición de clásica mediante un complejo proceso que no resulta fácil objetivar. Se trata, en definitiva, de la adhesión de los lectores a ella de forma constante, sin fronteras espaciales ni temporales. Para ser clásico hay que superar las barreras lingüísticas, culturales y temporales: seguir hablándoles de temas que les conciernen a hombres y mujeres nacidos en lejanos países varios siglos después de que el escritor escribiera su obra. Decía José Ortega y Gasset que todo gran poeta nos plagia, parece que está hablando de nosotros mismos en sus obras, y ello ocurre sin duda con el Quijote. Pero también tiene mucho que ver, en el reconocimiento de un clásico, la actitud hacia la obra así considerada por parte de los otros escritores, de los grandes académicos, de los más reconocidos eruditos, de los críticos en verdad influyente.
Casi termino ya. Y lo hago con una deliciosa entrevista de El País a tres galardonados en años anteriores con el Premio Cervantes días antes de que el rey Felipe VI entregue el de este año al escritor mexicano Fernando del Paso. Aunque parezca mentira, se dice en él, el Paraninfo de la Universidad de Alcalá es casi un siglo más antiguo que el Quijote. Una inscripción en la puerta recuerda escuetamente que en 1518 lo construyó el arquitecto Pedro Gumiel. Por esa puerta volvieron a entrar ayer Jorge Edwards, Rafael Sánchez Ferlosio y Antonio Gamoneda, que retornaban al lugar en el que recibieron el Premio Cervantes para hablar, cómo no, de Cervantes. Pueden leerla en el enlace anterior. Les aseguro que merece la pena.
Nacido en Alcalá de Henares el 29 de septiembre de 1547, Miguel de Cervantes Saavedra fue un soldado, novelista, poeta y dramaturgo español, conocido con el sobrenombre de "Príncipe de los Ingenios". Está considerado como la máxima figura de la literatura española y es universalmente conocido por haber escrito Don Quijote de la Mancha, que muchos críticos han descrito como la primera novela moderna y una de las mejores obras de la literatura universal, además de ser el libro más editado y traducido de la historia, solo superado por la Biblia.
Casi termino ya. Y lo hago con una deliciosa entrevista de El País a tres galardonados en años anteriores con el Premio Cervantes días antes de que el rey Felipe VI entregue el de este año al escritor mexicano Fernando del Paso. Aunque parezca mentira, se dice en él, el Paraninfo de la Universidad de Alcalá es casi un siglo más antiguo que el Quijote. Una inscripción en la puerta recuerda escuetamente que en 1518 lo construyó el arquitecto Pedro Gumiel. Por esa puerta volvieron a entrar ayer Jorge Edwards, Rafael Sánchez Ferlosio y Antonio Gamoneda, que retornaban al lugar en el que recibieron el Premio Cervantes para hablar, cómo no, de Cervantes. Pueden leerla en el enlace anterior. Les aseguro que merece la pena.
Sin más preámbulo inútil por mi parte, les dejo con la segunda parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha, en la edición de Florencio Sevilla Arroyo que puede leerse en la página electrónica de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, de la Universidad de Alicante, poniendo fin con ello a mi homenaje personal y emocionado a la celebración del 400 aniversario de la muerte de su autor. Disfruten de su lectura.
1 comentario:
Excelente análisis...
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