El blog de HArendt - Pensar para comprender, comprender para actuar - Primera etapa: 2006-2008 # Segunda etapa: 2008-2020 # Tercera etapa: 2022-2025
domingo, 15 de diciembre de 2024
sábado, 14 de diciembre de 2024
De las entradas del blog de hoy sábado, 14 de diciembre de 2024
De la copla de Feijóo
La semana política termina con intrigas de gran calado dentro y fuera de España, afirma en La Vanguardia [Ni contigo ni sin ti, la copla de Feijóo, 06/12/2024] el periodista Fernando Ónega. Afectan a multitud de países, a multitud de regímenes, a multitud de creencias, a la propia supervivencia de la democracia. Son, por tanto, momentos críticos para la humanidad en los que puede pasar todo, desde una catástrofe climática hasta que las guerras actuales lleven a una conflagración mundial, que sería de aniquilación; desde una nueva recesión económica hasta una revuelta ideológica que entierre las convicciones que sirvieron de base al Estado del bienestar, y desde un desmoronamiento de la Unión Europea por las crisis del eje franco-alemán a la ocupación del poder por los extremismos trumpistas que no dejan de subir en su visible conquista de poder y viven la euforia del triunfo de su líder norteamericano y la confusión derivada de la extraña alianza de Le Pen y las izquierdas francesas. Así está la superficie de la enmarañada realidad política.
Corrupciones al margen, la intriga netamente española tiene sus orígenes en el 2023, cuando ocurrieron tres acontecimientos trascendentes: el gran triunfo del Partido Popular en las elecciones autonómicas y locales, la rápida y astuta reacción de Pedro Sánchez de amortiguar los efectos de su derrota con el adelanto de las urnas generales, y la insuficiente victoria del PP el 23 de julio, probablemente debida a los desatinados pactos con Vox. Esos pactos le regalaron a la izquierda española la gran munición que no dejó de utilizar desde entonces en mítines, declaraciones, sesiones de control parlamentario y este último fin de semana en el 41.º Congreso del Partido Socialista. El recurso dialéctico de sumar derecha y extrema derecha como crítica en los discursos y como amenaza en las intenciones ha sido la gran aportación socialdemócrata, creo que la única, al debate político nacional.
Y hace solo dos días, la última noticia: Vox rechaza aprobar los presupuestos de seis comunidades gobernadas por el PP. “Las cuentas, en el aire por la amenaza de los de Abascal”, tituló este diario. ¿Cuál era el motivo de decisión tan radical? El mismo que ya había llevado a los consejeros autonómicos de Vox a abandonar los gobiernos en que estaban: la disposición del PP a negociar con los socialistas la ley de Extranjería y el tratamiento de los inmigrantes menores no acompañados, los famosos menas.
A efectos de ocupación del poder, no ocurre nada grave en el corto plazo: los presupuestos se pueden prorrogar, sufren los servicios públicos, pero no habrá caída de gobiernos. A efectos de futuro, sí hay consecuencias. La principal procede del momento en que esta crisis se produce: solo tres días después de que Pedro Sánchez anunciase la reconquista de los territorios perdidos en el 2023. Y la derecha, siempre tan desprendida, siempre tan generosa, le hace el inapreciable regalo de la inestabilidad de sus mandatos. Hace solo dos semanas, la mayoría progresista que sostiene a este gobierno daba un ejemplo de entendimiento, capacidad de renuncia y, por tanto, de solidez. Sánchez podía soñar con la aprobación de los presupuestos del Estado. Hoy, la renqueante mayoría conservadora se resquebraja y deja a los gobiernos autonómicos sin presupuestos. Pongan a enfriar el cava en la Moncloa y en Ferraz.
La pregunta de circunstancias es demasiado fácil, pero hay que hacerla: ¿qué estaría ocurriendo en España si el 23 de julio del 2023 la suma de diputados del Partido Popular y Vox hubiera dado la mayoría suficiente para gobernar? No es preciso que este cronista responda, porque todos ustedes tienen la respuesta: la presidencia del Gobierno de España estaría todos los días en el alero por las exigencias del socio fundamental; exigencias que Feijóo acaba de calificar como chantajes.
¡Ay, recordado Santiago Carrillo! Alberto Núñez Feijóo le podría cantar a Santiago Abascal la copla que tanto gustaba al líder comunista: “Ni contigo ni sin ti / tienen mis penas remedio. / Contigo porque me matas, / sin ti porque me muero”. Mata una alianza del Partido Popular y Vox, porque da miedo y es repudiada por la España centrista y moderada. Y se muere sin esa alianza, porque obliga a Feijóo a ganar por mayoría absoluta, si realmente quiere gobernar. A fecha de hoy, las encuestas que lo sitúan a las puertas de La Moncloa lo hacen desde la suma de los escaños de los dos partidos. Y eso convierte los sondeos de intención de voto en argumentos de rechazo: votar al PP será, como dice la propaganda de izquierda, votar extremismo. Ni contigo ni sin ti…
[ARCHIVO DEL BLOG] Sobre el cinismo. Publicado el 13/05/09
Del poema de cada día. Hoy, Cuando ella pasa, de Fernando Pessoa (1888-1935)
CUANDO ELLA PASA
Sentado junto a la ventana,
A través de los cristales, empañados por la nieve,
Veo su adorable imagen, la de ella, mientras
Pasa… pasa… pasa de largo…
Sobre mí, la aflicción ha arrojado su velo:-
Una criatura menos en este mundo
Y un ángel más en el cielo.
Sentado junto a la Ventana,
A través de los cristales, empañados por la nieve,
Pienso que Veo su imagen, la de ella,
Que no pasa ahora que no pasa de largo.
Fernando Pessoa (1888-1935)
poeta portugués
viernes, 13 de diciembre de 2024
De las entradas del blog de hoy viernes, 13 de diciembre de 2024
Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz viernes, 13 de diciembre de 2024. El Gobierno de Michel Barnier ha llegado a un punto final, dice en la primera de las entradas del blog de hoy el politólogo Sami Naïr: Es una derrota anunciada; atrapado entre dos fuerzas políticas contrapuestas este mandato en minoría tenía los días contados desde la disolución de la Asamblea Nacional en junio de 2024. En la segunda, un archivo del blog de junio de 2017, el escritor Gustavo Martín Garzo comentaba que éramos hijos de la naturaleza y que alejarnos de ella es una de las tragedias del hombre actual. La tercera es hoy un poema de H. D. Thoreau que comienza con estos versos: De buena gana tiraría los libros, leer no puedo,/se descarría entre las páginas el pensamiento,/busca la pradera, donde halla más rico alimento,/y no repara en puntería ni en denuedo. Y la cuarta, como siempre, son las viñetas de humor del día. Espero que todas ellas les resulten de interés. Y ahora, como decía Sócrates, nos vamos. Nos vemos de nuevo mañana si la diosa Fortuna lo permite. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Tamaragua, amigos míos. HArendt
Del atolladero francés
El Gobierno de Michel Barnier ha llegado a un punto final. Es una derrota anunciada, escribe en El Pais [El descalabro de Emmanuel Macron y Michel Barnier, 04/12/2024] el politólogo Sami Naïr. Atrapado entre dos fuerzas políticas contrapuestas —la coalición de la izquierda del Nuevo Frente Popular y la extrema derecha de Reagrupamiento Nacional—, este mandato en minoría tenía los días contados desde la disolución de la Asamblea Nacional en junio de 2024. Todos sabían que caería en cuanto el primer ministro osara sacar de la chistera el artículo 49.3 de la Constitución, que permitiría aprobar los presupuestos generales limitando la potestad legislativa del Parlamento. Así que el primer ministro Barnier quedó tocado y hundido tras una moción de censura: un contratiempo de esta envergadura no había ocurrido desde 1962. Es un sonoro revés. Y el descalabro de su líder, Emmanuel Macron, después de provocar la disolución de las Cortes, una decisión que lo convirtió, dada la árida polarización política del país, en el blanco de sus adversarios, enfrentados entre sí, pero de acuerdo entre ellos para derrotarle. Reincidió en el error de nombrar a un primer ministro en minoría que comulga con una política cada vez más escorada a la derecha y aún más confusa que la suya. La idea de un gobierno implícitamente codirigido por la derecha y la extrema derecha no ha funcionado. Así que Macron ha vuelto a la escena tras el eclipse de censura de Barnier.
Macron tiene tres opciones: no hacer nada y esperar hasta julio de 2025, fecha en la que podrá disolver de nuevo la Asamblea Nacional y buscar una nueva mayoría. Mientras tanto, Michel Barnier continuaría gestionando, con un gobierno técnico, los asuntos corrientes utilizando el presupuesto de 2024, pero con graves repercusiones para la economía del país. La segunda alternativa sería la de nombrar un nuevo primer ministro con un perfil más adecuado a los ojos de Marine Le Pen y su partido, como el actual ministro de Defensa, Sébastien Lecornu, o el presidente del partido centrista Modem, François Bayrou, y mantenerse con ese formato agónico hasta 2027, salvo nueva moción de censura. O, finalmente, mediante un gesto de honor y de responsabilidad, podría aceptar la cohabitación con la izquierda y sus aliados para que gobiernen en coalición, o bien dimitir y permitir al electorado sacar a Francia del atolladero en el que la ha metido.
Sin embargo, cualesquiera que sean las hipótesis que se barajen en este escenario, no pueden desviar la atención respecto de otras coordenadas que sirven para entender mejor el actual tablero político. Porque lo que está realmente en juego es algo más que una batalla ante unas posibles elecciones generales en junio de 2025. La actitud del Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen, que ha sometido a Michel Barnier al albur de sus caprichos, haciendo y deshaciendo, y secundando, después, una moción de censura contra él, no busca sino forzar la dimisión de Macron y convocar elecciones presidenciales anticipadas lo antes posible.
Son tres las razones que la mueven: el electorado de Le Pen quiere poner fin al régimen macroniano, que tacha de antinacional; ella misma se afirma como única candidata, idónea y preparada para vencer en los próximos comicios, y los sondeos no desmienten esta convicción. Por último, pero no menos importante, la justicia le está pisando los talones a Le Pen. Se enfrenta a una posible inhabilitación para el ejercicio del sufragio activo por estar involucrada en un caso de corrupción por parte de parlamentarios europeos vinculados a su partido. Las elecciones presidenciales son, pues, vitales para su supervivencia política. No ofrecerá a nadie el regalo de la pérdida de su inmunidad hasta 2027.
Desde el otro lado de la rivalidad, la urgencia de Jean-Luc Mélenchon por lograr la dimisión del presidente es igual de vehemente. Sabe que la relación de fuerzas en la izquierda está cambiando. La coalición anti-Francia Insumisa, que reúne a socialistas disidentes con los que François Hollande podría finalmente confluir para regresar a la carrera presidencial, la actitud ambigua de los Verdes, el acoso mediático que sufre el partido, entre otras razones por su apoyo a los palestinos, y, finalmente, la inexistencia de una alternativa real en la izquierda, empujan a Mélenchon a hacer todo lo posible para adelantar elecciones presidenciales. Está tan dispuesto como Marine Le Pen.
Mientras, la situación en Francia sigue deteriorándose, la deuda es colosal (supera el billón de euros), el clima social es un barril de pólvora, aumentan las reivindicaciones de agricultores, funcionarios, pensionistas y asalariados frente a una inflación que desciende solo en apariencia. Nadie puede garantizar que el edificio institucional y político resista la presión combinada de la extrema derecha, principal fuerza que aglutina por sí sola a 11 millones de votantes, y de un régimen político tan fallido como imprevisible. El fracaso de Emmanuel Macron es rotundo.