domingo, 16 de agosto de 2015

[Literatura] Cuentos para la edad adulta. Hoy, "Funes el memorioso", de Jorge Luis Borges








Desde hace unos meses estoy trayendo hasta el blog algunos de los relatos cortos más famosos de la historia de la literatura universal. Obras de autores como Philip K. Dick, Franz Kafka, Herman Melville, Guy de Maupassant, Julio Cortázar, Alberto Moravia, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges, Edgar Allan Poe, Oscar Wilde, Lovecraft, Jack London, Anton Chejov, y otros... 

Hoy continúo la serie con "Funes el memorioso", de Jorge Luis Borges (1899-1986). Su autor, argentino, considerado como uno de los eruditos más reconocidos del siglo XX, fue también uno de los autores más destacados de la literatura del mismo. Publicó ensayos breves, cuentos y poemas. Su obra, fundamental en la literatura y el pensamiento universales, además de objeto de minuciosos análisis y múltiples interpretaciones, trasciende cualquier clasificación y excluye todo tipo de dogmatismo. Ontologías fantásticas, genealogías sincrónicas, gramáticas utópicas, geografías novelescas, múltiples historias universales, bestiarios lógicos, éticas narrativas, matemáticas imaginarias, dramas teológicos, invenciones geométricas y recuerdos inventados son parte del inmenso paisaje con el que las obras de Borges impresionaron tanto a los estudiosos como al lector casual. Y sobre todas las cosas, la filosofía, concebida como perplejidad, el pensamiento como conjetura, y la poesía, la forma suprema de la racionalidad. Siendo un literato puro pero, paradójicamente, preferido por los semióticos, matemáticos, filólogos, filósofos y mitólogos, Borges ofrece —a través de la perfección de su lenguaje, de sus conocimientos, del universalismo de sus ideas, de la originalidad de sus ficciones y de la belleza de su poesía— una obra que hace honor a la lengua española y la mente universal. Ciego desde los 55 años, su polémica personalidad y sus posturas políticas le impidieron ganar el Premio Nobel de Literatura al que fue candidato durante casi treinta años. 


Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt




Jorge Luis Borges





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viernes, 14 de agosto de 2015

[A vuelapluma] ¿Por qué me declaro socialdemócrata?




Viñeta de Forges



En la página de presentación del blog, a la derecha de sus pantallas, hay una barra vertical en la que tras una brevísima explicación sobre la foto que encabeza la portada del mismo, se hace una reseña, también breve sobre el autor en la que él mismo se reconoce como heredero del pensamiento de la Ilustración, monárquico y socialdemócrata, añadiendo a continuación que entiende la política como ejercicio virtuoso de la cosa pública, el federalismo como el marco idóneo en el que desenvolver el autogobierno de los pueblos y los Estados y la democracia como procedimiento y fin en sí misma. No creo necesario justificar esa declaración, pero si me gustaría explicar porque me declaro socialdemócrata en un momento, todo hay que reconocerlo, en que la socialdemocracia no levanta cabeza en el mundo, ni siquiera en este Occidente que la inventó.

Hace unos días, en la entrada titulada "¿Son incompatibles mayor libertad y mejor democracia?", recordaba una frase pronunciada por el que fuera secretario general del partido socialista y presidente del gobierno de España, Felipe González, en la que decía que él era socialista porque era demócrata, y demócrata a fuer de liberal. Algo que suscribo totalmente. 

Si uno pone la palabra "socialdemocracia" en el buscador de Google en español saldrán reflejados unos 623.000 enlaces. A falta de otra definición más académica, creo que podemos quedarnos con la que da la Wikipedia, que no es muy extensa. En ella podemos leer que la socialdemocracia es una ideología política cuyo objetivo es el establecimiento del socialismo democrático a través de métodos reformistas y gradualistas, que procura un Estado de bienestar universal dentro del marco de una economía capitalista, y que se diferencia de otras concepciones del socialismo por la manera que interpreta el significado e implicaciones de ese término, especialmente en materias políticas. 

Las palabras claves, a mi juicio, son reformismo, gradualismo y capitalismo. Muchos ismos son esos pensarán algunos, pero es que eso es así, y lo demás son utopías que no llevan a ningún lado por mucha voluntad que uno quiera ponerle. La otra clave del pensamiento socialdemócrata, que parece olvidada por la mayoría de sus dirigentes, es la prevalencia de la política sobre la economía. 

Me ha resultado enormemente curioso encontrar en el libro que estoy leyendo ahora mismo y que ya he citado en entradas recientes: "La sociedad abierta y sus enemigos" (Paidós, Barcelona, 2010), del sociólogo británico de origen austríaco Karl R. Popper (1902-1994), un párrafo esclarecedor al respecto (página 341), que dice así: "El poder político es fundamental y puede controlar al poder económico. Esto representa una inmensa ampliación del campo de las actividades políticas. Podemos preguntarnos qué deseamos lograr y como lograrlo; podemos, por ejemplo, desarrollar un programa político racional para la protección de los económicamente débiles; podemos sancionar leyes para restringir la explotación; podemos limitar la jornada de trabajo; y si bien todo esto no es despreciable, todavía podemos hacer mucho más. Mediante las leyes, podemos asegurar a los trabajadores (o mejor aun, a todos los ciudadanos) contra la incapacidad, la desocupación y la vejez. De esta manera, haremos imposibles aquellas formas de explotación basadas en la desvalida posición económica de un trabajador que debe aceptar cualquier cosa para no morirse de hambre. Y cuando podamos garantizar por ley un nivel de vida digno a todos aquellos que estén dispuestos a trabajar -y no hay ninguna razón para que esto no se logre- entonces la protección de la libertad del ciudadano contra el temor y la intimidación económicos será casi perfecta. Desde este punto de vista, el poder político constituye la llave de la protección económica. El poder político y su control lo es todo. No debemos permitir que el poder económico domine al político; y si es necesario, deberá combatírsele hasta ponerlo bajo el control del poder político".

Escrito en 1943, en plena II Guerra Mundial, y publicado por vez primera en 1945, "La sociedad abierta y sus enemigos" es, como dijera de ella el filósofo Bertrand Russell, "una obra de primerísima importancia que debe ser leída por su magistral crítica de los enemigos de la democracia, antiguos y modernos". Quizá convendría que la releyeran algunos dirigentes socialdemócratas europeos de hoy. Y que pusieran en práctica sus enseñanzas. Entre ellas, que la política nunca puede estar supeditada a los intereses económicos, de nadie, por poderosos que se crean.

Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt





Emblema de la socialdemocracia





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[Pensamiento] Religiones, iglesias y totalitarismos







Como mi padre, aunque no creo que la genética tenga nada que ver en esto, soy un ateo bonachón y escéptico, en nada beligerante con los creyentes siempre que estos respeten un pacto tácito de solo dos puntos: 1. Usted crea en lo que quiera pero déjeme a mí tranquilo con mis no-creencias; y 2. Usted crea en lo que quiera pero no pretenda imponerme ni a mí ni a nadie sus creencias.

Acabo de terminar de leer en estos días un interesante libro titulado "Ciencia y creencia. La promesa de la serpiente" (Turner, Madrid, 2015) escrito por el famoso divulgador científico y genetista británico Steve Jones (1944). Dice en la introducción del mismo (páginas 15-16 y 19): "Aunque las herramientas de la ciencia han demostrado ser poderosas, son muchas las personas que ponen en tela de juicio sus hallazgos apoyándose en sus creencias; en cambio, otros rechazan las afirmaciones basadas en la fe porque niegan la verdad o porque son imposibles de demostrar. Aun así, la actitud de los aproximadamente mil millones de agnósticos y ateos del planeta hacia las doctrinas de la mayoría creyente tienen mucho en común con las posturas de los devotos ante el testarudo universo de los hechos, pues cada parte contempla a la otra con una melzca de fascinación y repugnancia. La idea de que la simple convicción puede iluminar el mundo físico carece de interés para los biólogos, geólogos y demás científicos. Por su parte, muchos de los que se aferran al dogma tienen una actitud igual de negativa hacia la ciencia, pues rechazan lo que ven, y niegan que sirva para explicar completamente lo que les rodea. En consecuencia, muchos científicos sienten un interés furtivo por los asuntos de los fundamentalistas, mientras que los literalistas bíblicos a menudo se ven fascinados por la ciencia, aunque solo sea para denunciarla".

Tres páginas después sigue diciendo: "Por lo que atañe a lo sobrenatural, ni la ciencia ni este libro pueden decir nada. Suscribimos lo que, según se cuenta, les respondió el matemático Laplace a Napoleón cuando el emperador le preguntó por qué no había ninguna mención a la deidad en su volumen sobre mecánica celeste: "No necesito esa hipótesis". Apelar a un poder supremo no aportaba nada a su conocimiento. A pesar de ese valioso consejo, sigue diciendo, los cristianos a menudo intentan amoldar los últimos avances a sus creencias: desde el universo heliocéntrico a la teoría de la evolución, los nuevos descubrimientos se entretejen con la fe y se usan para reafirmar la propia religión (el big bang, por ejemplo, tuvo que ser desencadenado por Dios). Los argumentos teológicos de este tipo se basan en la idea de que la existencia de una causa final detrás del universo nunca pueden refutarse. A fin de cuentas, tal y como señaló Laplace, este tipo de misterios, imposibles de demostrar, solo interesan a quienes están decididos a creer en ellos".

Mucho más beligerante con la religión, y más concretamente con el cristianismo, se muestra el escritor y crítico literario español Rafael Narbona (1963) en un reciente artículo en su blog Viaje a Siracusa, titulado "¿Es el cristianismo una forma de totalitarismo?", que publicaba Revista de Libros en su último número. 

Dice en él Narbona que lo malo de ser un católico escéptico es que puedes llegar a pensar que la institucionalización del sentimiento religioso es una catástrofe para el espíritu. Ser católico se identifica hoy en día con una oposición numantina al preservativo, el matrimonio gay, el aborto y la eutanasia. No entiendo la condena moral de los métodos anticonceptivos, salvo que se atribuya a Dios un poder medieval, donde se incluye un derecho ilimitado sobre el cuerpo de los otros. Me parece grotesco reducir el cristianismo a unas posiciones tan primarias y esquemáticas. Sin embargo, no creo que esa actitud surja de una perspectiva estrictamente teológica, sino de consideraciones de naturaleza política. El control sobre el cuerpo es uno de los principios básicos del poder totalitario. El objetivo es cortar de raíz la libertad del individuo, regulando las distintas etapas de su desarrollo: concepción, nacimiento, identidad sexual, paternidad y óbito. La socialización de la sexualidad puede ser una forma de educar al instinto o una estrategia de dominación. 

El aborto, añade, plantea un espinoso dilema, pues la medicina, la biología y el derecho se enfrentan al problema de definir claramente qué es una persona o, más exactamente, cuándo puede hablarse de vida plenamente humana y no de simples células embrionarias. En las sociedades libres y democráticas se han fijado plazos para interrumpir un embarazo no deseado. Establecer analogías entre el aborto y las políticas genocidas constituye una insensatez y una grave ofensa a la verdad. No parece menos descabellado criminalizar la homosexualidad o clasificarla como una aberración. La homosexualidad es tan antigua como nuestra especie y expresa una parte de nuestra naturaleza. En cuanto a la eutanasia, el derecho a elegir una forma digna de morir, sin sufrimientos innecesarios, parece tan innegociable como la libertad de expresión. ¿Por qué la Iglesia católica se muestra tan inflexible en estas cuestiones? Su intransigencia parece inconsecuente con el mensaje evangélico, que destaca como valores esenciales el perdón, la reconciliación y la fraternidad. En el Evangelio de Juan, Jesús perdona a la adúltera, desviándose de la ley de Moisés, que ordenaba su lapidación. Su interés por la dimensión corporal del ser humano es pura biopolítica, pues expresa la voluntad de crear una sociedad que reduce al individuo a una deplorable minoría de edad. Los sacramentos (bautismo, penitencia, eucaristía, confirmación, orden sacerdotal, matrimonio y unción de enfermos) se despliegan como una gigantesca malla que contiene todos los aspectos de la vida humana. No son ritos que constituyan al hombre como persona, sino mecanismos que liquidan la autonomía de la sociedad civil.

El cristianismo, continúa, se convierte en totalitarismo cuando litiga contra las libertades y repudia derechos que se han incorporado al ordenamiento jurídico de los países más avanzados en materia de moral y costumbres, dice más adelante. De acuerdo con las palabras del teólogo Hans Küng, el Dios cristiano es «el buen Dios que se solidariza con los hombres, con sus necesidades y esperanzas. Que no pide, sino que da; que no humilla, sino que levanta; que no hiere, sino que cura. […] Dios quiere la vida, la alegría, la libertad, la paz, la salvación, la gran felicidad última del hombre, en cuanto individuo y en cuanto colectividad. […] El cristianismo es un humanismo realmente radical, capaz de integrar y asumir lo no verdadero, lo no bueno, lo no bello y lo no humano: no sólo todo lo positivo, sino también –y esto es lo que decide el valor de un humanismo– todo lo negativo, incluso el dolor, la culpa, la muerte, el absurdo».

Algunos han intentado conciliar marxismo y cristianismo, sigue diciendo, pero se trata de una combinación imposible. El marxismo no es un humanismo, pues su visión escatológica de la historia rebaja al individuo a una variable intrascendente. La utopía socialista no apunta hacia la libertad y la igualdad, sino hacia una dictadura totalitaria y burocrática con una política exterior expansiva, imperialista. Los carros blindados de la Unión Soviética paseándose por Praga reflejan la esencia del marxismo-leninismo, que no reconoce ningún derecho al enemigo de clase ni admite el pluralismo político. El humanismo revolucionario alumbró la deshumanización del hombre, con niveles de represión desconocidos desde el nazismo. El capitalismo sin rostro humano no ejerce la violencia institucional, pero no es menos deshumanizador, pues abandona a su suerte a los más débiles y vulnerables. 

Me parece una crítica del catolicismo bastante razonada y aceptable, pero echo de menos en ella un excurso más radical sobre los fundamentalismos de buena parte del cristianismo protestante, del judaísmo ortodoxo y no digamos del islamismo, al lado de los cuales el catolicismo casi parece un ágora de libertad.

Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt









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martes, 11 de agosto de 2015

[Literatura] Cuentos para la edad adulta. Hoy, "Exilio", de Edmond Hamilton







El cuento, como género literario, se define por ser una narración breve, oral o escrita, en la que se narra una historia de ficción con un reducido número de personajes, una intriga poco desarrollada y un clímax y desenlace final rápidos. Durante los próximo meses voy a traer hasta el blog algunos de los relatos cortos más famosos de la historia de la literatura universal. Obras de autores como Philip K. Dick, Franz Kafka, Herman Melville, Guy de Maupassant, Julio Cortázar, Alberto Moravia, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges, Edgar Allan Poe, Oscar Wilde, Lovecraft, Jack London, Anton Chejov, y otros... Espero que los disfruten.

Continúo hoy la serie con el cuento "Exilio", de Edmond Moore Hamilton (1904-1977), polifacético escritor estadounidense de ciencia ficción, que abarcó diferentes géneros literarios como el horror, el realismo y la fantasía. Hamilton fue uno de los primeros autores en ganar un premio de literatura fantástica, el año 1933, acreditándose con el premio Julio Verne por su historia "The Island of Unreason". La gran depresión influenció en gran medida en su carrera. Durante esos años las temáticas que trataba en sus escritos se fueron enfocando cada vez más a historias de detectives y asesinos, más cercanas a lo que luego sería llamado como la literatura negra. En el año de 1940, Hamilton fue uno de los principales precursores de "Capitan Future", uno de sus más recordados trabajos. Las historias de Hamilton se caracterizaron por presentar los grandes escenarios espaciales en medio de las aventuras de esos héroes surcando el espacio, descubriendo nuevos mundos cargados de misterio, horror y fantasía. Además de su gran carrera en el mundo literario, Hamilton también fue uno de los principales escritores de las historias de DC Comics durante más de 20 años. En el año de 1946, Hamilton comenzó a escribir varias de las aventuras de Superman y Batman. Una de las historias más memorables fue el cómic titulado “Superman Under the red sun”. Además de esto, fue uno de los precursores en las historias de la Liga de Super Heroes de D.C., siendo el primero de los escritores regulares de esta serie. Por otra parte, fue Hamilton quién ingresó varios de los conceptos que aún se ven hoy en el universo de cómics de D.C.

Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt




Edmond Hamilton




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lunes, 10 de agosto de 2015

[Humor & Digresión] De nuevo sobre el nacionalismo



Peridis (El País, 10/8/2015)


Morgan (Canarias7, 10/8/2015)



Montecruz (La Provincia, 10/8/2015)



Pienso que se equivocan el PSOE y su socio, el PSC, ofreciendo a CIU y sus socios proindependentistas de Cataluña una hipotética reforma constitucional que no están en condiciones de acordar sin el concurso y acuerdo de otras fuerzas políticas. Entre ellas, el PP. Y viceversa, por supuesto. Tiene toda la razón el dibujante Peridis en tomárselo a broma. Y es una lástima, porque lo que adelanta de su propuesta el PSOE parece bastante sensato y oportuno.

Mucho más interesante está el artículo del insigne profesor catalán Gabriel Tortellá, catedrático emérito de Historia de la economía en la Universidad de Alcalá de Henares, que en el diario El Mundo de hoy lunes se toma también con cierta dosis de humor lo que él denomina "una tradición catalana" que consiste en el que, de manera periódica, y aprovechando un momento de crisis en España, el líder de turno se líe la manta a la cabeza y proclame la independencia. Pintoresca costumbre, añade, que inauguró el canónigo Pau Claris, que en enero de 1641, ante la inminente caída de Barcelona en manos de las tropas del rey Felipe IV. Les aconsejo su detenida lectura porque resulta sumamente ilustrativa.

Dice el sociólogo Karl R. Popper en su clásico libro "La sociedad abierta y sus enemigos",  ya citado por mí con anterioridad, que el principio del Estado nacional, es decir, la exigencia política de que el territorio de cada Estado coincida con el territorio habitado por una nación no es, de ningún modo, tan evidente como parece resultarle a mucha gente en la actualidad. Aun en el caso de que todos supieran lo que quieren decir cuando hablan de nacionalidad, añade, no sería nada claro porque habría de aceptarse la nacionalidad como una categoría política fundamental, más importante, por ejemplo, que la religión, el nacimiento dentro de cierta región geográfica, la lealtad a una dinastía, o un credo político como la democracia (que constituye, podría decirse, el factor unificador de la políglota Suiza). Pero en tanto que la religión, el territorio o el credo político pueden determinarse con bastante claridad, continúa diciendo, nadie ha logrado explicar nunca lo que entiende por "nación" de tal modo que este concepto pueda constituir una base para la política práctica. [...] Ninguna de las teorías que sostienen que una nación se halla unida por un origen común o un idioma común o una historia común, es aceptable o aplicable en la práctica. El principio del Estado nacional no es solo inaplicable, dice, sino que nunca ha sido concebido con claridad. Es un mito, un sueño irracional, romático y utópico, un sueño de naturalismo y colectivismo tribal, concluye.

Las dos viñetas que reproduzco de la prensa de Las Palmas hacen referencia, supongo, a la pretensión de los dos grandes partidos nacionales, PP y PSOE, de buscar candidatos con tirón electoral ajenos a la propia estructura partidista, quizá por eso del refrán que dice, "cuando veas las barbas de tu vecino afeitar, pon las tuyas a remojar", por un lado, y por otro, esa frase tan aludida en política que dice que no hay peor enemigo que tus propios compañeros de partido, en este caso, de gobierno.

El tiempo, bien, gracias. Pasado por agua; y se agradece, pero el calor no baja... Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt





Viñeta publicada en la revista El Jueves, octubre 2012



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domingo, 9 de agosto de 2015

[Política] ¿Son incompatibles mayor libertad y mejor democracia?




La libertad guiando al pueblo (Eugène Delacroix, 1798-1863)



¿Son democracia y liberalismo términos políticamente compatibles? ¿Una mayor democracia implica pérdida de libertad o una mayor libertad individual una peor democracia? Creo recordar que fue el expresidente del gobierno Felipe González el que en un discurso electoral de su partido llegó a decir que él era socialista porque era demócrata, y demócrata a fuer de liberal... No todo el mundo parece estar de acuerdo con esa compatibilidad entre democracia y liberalismo, de la cual, la denominada "democracia liberal" imperante en Occidente, vendría a ser su paradigma.

Por ejemplo, no lo está el profesor norteamericano Fareed Zakaria, autor del libro "El futuro de la libertad. Las democracias iliberales en el mundo" (Santillana, Madrid, 2003), en el que defiende que un mayor grado de democracia no es garantía alguna, sino más bien todo lo contrario, de mayor libertad ciudadana. Tampoco lo es para el profesor británico Isaiah Barlin, uno de los más grandes pensadores políticos del siglo XX, autor a su vez de "Cuatro ensayos sobre la libertad" (Alianza, Madrid, 1988), donde dice que "hay que enfrentarse al hecho, intelectualmente incómodo, de que la democracia y el liberalismo no se llevan bien; que pueden chocar entre sí de una manera irreconciliable".

Por motivos opuestos a los citados, es decir, por defender una mayor democracia frente a la idea de libertad "negativa" consustancial al liberalismo político, tampoco parece estar de acuerdo con esa idea liberal de la democracia el politólogo norteamericano Robert A. Dahl, autor de "La democracia y sus críticos" (Paidós, Barcelona, 2002), uno de sus libros más famosos, en el que se muestra muy crítico con el funcionamiento de las democracias modernas.

Pero la reflexión sobre esta cuestión me vino propiciada hace un tiempo por la lectura de un magnífico artículo del economista y profesor de la Universidad de Barcelona, Félix Ovejero Lucas, titulado "Idiotas o ciudadanos", publicado en la Revista Claves de Razón Práctica.

Ovejero Lucas es profesor de Metodología de las Ciencias Sociales y fue uno de los más decididos impulsores de Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía, y su artículo es el texto de una conferencia impartida en los primeros "Encuentros de Canarias. Ciudadanía y Democracia en España y Latinoamérica", propiciados por la Fundación Mapfre-Guanarteme, de Las Palmas de Gran Canaria.

Para una parte importante del pensamiento conservador, dice el profesor Ovejero al inicio de su artículo, "la democracia puede prescindir de los ciudadanos. Incluso más: es mejor que prescinda. Llanamente, no serían de fiar". Y esto es así, continúa más adelante, porque "la democracia moderna está pensada para operar con ciudadanos ignorantes y egoístas, despreocupados por la cosa pública. Al modo del mercado, las reglas del juego asegurarían que, sin información y sin virtud, se alcancen los buenos resultados: la asignación de los recursos de un modo más o menos eficiente", concluyendo su introducción con la afirmación de que "el diseño institucional del mecanismo democrático y la propia naturaleza de la actividad política se combinan para hacer improbable el buen funcionamiento del mercado político. [.../...] La ignorancia y el desinterés serían su natural combustible", dice.

Sobre la ignorancia política generalizada en los ciudadanos, expone que un 30% de los norteamericanos no sabe quién gobierna en la Casa Blanca; la mitad ignora que cada Estado tiene dos senadores y las tres cuartas partes desconoce la duración de su mandato, Por su parte, añade sin sorna alguna, un 25% de los británicos cree que Winston Churchill, primer ministro durante la II Guerra Mundial, es un personaje de ficción, mientras que un 58% piensa que Sherlock Holmes existió.

Para Ovejero Lucas el diseño de las instituciones democráticas "no están pensadas para contar con los ciudadanos", y ello, en base a varias premisas de la tradición liberal conservadora: a) la democracia no funciona cuando hace lo que los electores quieren; b) los ciudadanos son ignorantes; c) los ciudadanos son insconscientes; d) los ciudadanos son egoístas; e) los ciudadanos son insensatos. El "problema de la falta de cultura cívica -dice. tiene que ver menos con los ciudadanos que con las reglas de juego en las que se manejan. [.../...] Lamentarse -añade-, porque los ciudadanos carecen de disposiciones cívicas en esas circunstancias no deja de ser un ejercicio retórico".

Personalmente pienso que el binomio democracia-libertad o libertad-democracia es indisociable. Que no es posible una democracia mejor sin una mayor libertad individual ni mayor libertad individual sin una mejor democracia, pero también que en la trilogía libertad, igualdad (que no otra cosa significa la democracia) y fraternidad, el primer lugar lo ocupa la libertad. Será por algo, digo yo...


Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt



Campaña de la libertad (Filadelfía, Pensilvania, EE.UU.)



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sábado, 8 de agosto de 2015

[Humor & Digresión] Arte y Política



Viñeta de Forges (El País, 8-8-2015)



Viñeta de Guillermo (El Mundo, 8-8-2015)




Viñeta de Montecruz (La Provincia, 8-8-2015)




Viñeta de Morgan (Canarias7, 8-8-2015)




Viñeta de Padylla (La Provincia, 8-8-2015)




Viñeta de Peridis (El País, 8-8-2015)



No creo que las viñetas de mis dibujantes favoritos que hoy traigo hasta el blog necesiten mayor explicación. Si acaso la de Padylla, en La Provincia, para los no-canarios... Verán, la susodicha, doña Cristina Tavío, es diputada por el PP (no podía ser por otro, claro) en el parlamento de Canarias, y vicepresidenta del mismo por méritos propios. Pues, la susodicha hace unos días se esmeró en Twitter elogiando la prodigiosa labor socio-económica que su partido está realizando en Canarias, España, la Unión Europea y el Mundo Mundial. Lo lógico es que la contestaran, y claro está, algunos lectores la contestaron... Les dejo una pequeñísima selección del cruce de tuits entre la susodicha y sus lectores. Padylla dio en el clavo, sin duda, al viñatear el asunto.

El otro asunto de esta breve digresión humorística de hoy tiene que ver también con Canarias. Con Canarias y con el CAAM, el Centro Atlántico de Arte Moderno, en Las Palmas de Gran Canaria, que fue en su momento un referente casi mundial del arte contemporáneo; hasta que los políticos entraron a saco en él. Si alguien creía que los nuevos "dueños" del cotarro en el Cabildo de Gran Canaria iban a cambiar de método en la gestión del museo, se han equivocado de medio a medio. La prensa local de hoy comenta la composición del nuevo Consejo de Administración del CAAM: todos sus miembros designados por los partidos políticos representados en el Cabildo. No por el Cabildo en pleno, de entre una lista de personalidades del arte y la cultura grancanaria, o de entre expertos en gestión museística; no, directamente por cada uno de los partidos presentes en el Cabildo en función de su cuota de representación electoral. Y no entro a valorar los méritos personales o profesionales que adorna a los designados porque los ignoro. En todo caso, lo deleznable es el método de designación, no las personas designadas. Lo más irritante del caso es ver como se enfadan los responsables políticos cuando se les dice que todo lo que tocan los partidos lo corrompen. Se lo ganan a pulso, día a día, pero como si no fuera con ellos. Les entra por una oreja y les sale por la otra...

Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt




Centro Atlántico de Arte Moderno (Las Palmas G.C.)



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viernes, 7 de agosto de 2015

[Literatura] Cuentos para la edad adulta. Hoy, "Esa mujer", de Rodolfo Walsh







El cuento, como género literario, se define por ser una narración breve, oral o escrita, en la que se narra una historia de ficción con un reducido número de personajes, una intriga poco desarrollada y un clímax y desenlace final rápidos. Durante los próximo meses voy a traer hasta el blog algunos de los relatos cortos más famosos de la historia de la literatura universal. Obras de autores como Philip K. Dick, Franz Kafka, Herman Melville, Guy de Maupassant, Julio Cortázar, Alberto Moravia, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges, Edgar Allan Poe, Oscar Wilde, Lovecraft, Jack London, Anton Chejov, y otros... Espero que los disfruten.

Continúo hoy la serie con el cuento "Esa mujer", de Rodolfo Jorge Walsh (1927-1977), periodista, escritor y traductor argentino especialmente reconocido por su lucha contra el terrorismo de Estado, y por ser un pionero en la escritura de novelas testimoniales como "Operación Masacre" y "¿Quién mató a Rosendo?", aunque también sobresalió como escritor de ficción. Fue asesinado durante la dictadura militar que gobernó la Argentina entre 1976 y 1983, integrando al día de hoy la lista de los desaparecidos. La personalidad de Walsh ha sido destacada en los ámbitos literarios como un caso paradigmático de la tensión entre el intelectual y la política, o entre el escritor y el compromiso revolucionario.


Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt





Rodolfo Walsh



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miércoles, 5 de agosto de 2015

[Historia] Historia de un desaparecido: el dibujante argentino "HGO"




"HGO" y su familia



¿Ustedes creen en las casualidades? Yo, no siempre; o más bien nunca. Pero como buen pagano clásico creo en la diosa Fortuna y acepto de buen talante las veleidades de la misma. Hace unos días reedité y actualicé en el blog una entrada que escribí en 2008 sobre las dictaduras militares que asolaron el cono sur americano en los años 70/80. Por esos mismos días de aquel año, insomne después de ver en directo por televisión la última gran prueba atlética de las Olimpiadas de Pekín, el maratón, abrí por internet la edición electrónica de El País Semanal de aquel domingo y me encontré un estremecedor reportaje que el escritor Manuel Rivas dedicaba a uno de los miles de desaparecidos por la dictadura militar argentina, el dibujante Hector Germán Oesterheld, más conocido por sus siglas de "HGO", asesinado por los militares junto con cuatro de sus hijas, titulada "El desaparecido HGO (una historia argentina)". No quise entonces prologar más la entrada, ni tampoco puse remisiones a notas o enlaces internet. Ni más fotos que la de "HGO" y su familia, y las de sus torturadores.  Me negué a ello por respeto a él, a su familia y a los miles de desaparecidos de todas las dictaduras del mundo. 

"HGO", dice Manuel Rivas, fue uno de los más extraordinarios creadores de aventuras del siglo XX. Cambió el perfil del héroe. "El Eternauta", su principal creación, una estremecedora ficción premonitoria, atravesó las fronteras políticas y de los géneros literarios y se erigió en un clásico para mayor número de lectores cada día, convirtiéndola en una obra homérica del cómic que interpelaba al género humano.

Héctor Germán Oesterheld ("HGO") hubiera cumplido ahora 96 años. Hijo de padre alemán judío y de madre vasco-española, nació en Buenos Aires el 23 de julio de 1919. No hay fecha para su muerte. En la historia dramática de la humanidad, tal vez el eufemismo más terrible es el de “desaparecido”. El dictador argentino Videla es autor del siguiente aforismo: “No están vivos ni muertos; están desaparecidos”. "HGO" es un desaparecido. El número 7.546 en la lista de la Comisión Nacional de Desaparecidos. Se sabe que en la Nochebuena de 1977, sus captores le dejaron cinco minutos de visión, sin capucha, que saludó uno por uno a sus compañeros de cautiverio y que cantó con un joven detenido-desaparecido la canción "Fiesta" de Joan Manuel Serrat. De forma premeditada, sus hijas también fueron hechas desaparecer, por este orden: Beatriz, de 19 años; Diana, de 23; Estela, de 24; y Marina, de 18. 

Malditos sean por siempre todos aquellos que deshonran los uniformes y las armas que la nación pone en sus manos volviéndolas contra su propio pueblo. Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt



La cúpula militar argentina en 1976




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martes, 4 de agosto de 2015

[Literatura] Cuentos para la edad adulta. Hoy, "Enoch Soames", de Max Beerbohm









El cuento, como género literario, se define por ser una narración breve, oral o escrita, en la que se narra una historia de ficción con un reducido número de personajes, una intriga poco desarrollada y un clímax y desenlace final rápidos. Durante los próximo meses voy a traer hasta el blog algunos de los relatos cortos más famosos de la historia de la literatura universal. Obras de autores como Philip K. Dick, Franz Kafka, Herman Melville, Guy de Maupassant, Julio Cortázar, Alberto Moravia, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges, Edgar Allan Poe, Oscar Wilde, Lovecraft, Jack London, Anton Chejov, y otros... Espero que los disfruten.

Continúo hoy la serie con "Enoch Soames", de Sir Henry Maximilian Beerbohm (1872-1956), escritor y caricaturista inglés que elaboró sofisticados dibujos y parodias que fueron únicas al plasmar con bondad cualquier actitud pedante, artificial o absurda de sus famosos y bien vestidos contemporáneos. Su primer obra literaria fue "The Works of Max Beerbohm" de 1896, mientras que su primera colección de caricaturas fue "Caricatures of Twenty-five Gentlemen" de 1896. Después escribió la fábula "The Happy Hypocrite" en 1897 (traducida en 2012 en español como "El farsante feliz" por la editorial Acantilado) y su única novela Zuleika Dobson en 1911. Su anecdotario "Seven Man0" de 1919, es considerado toda una obra maestra. En ese libro aparece "Enoch Soames", cuento alabado por Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, que lo tradujeron e incluyeron en su Antología de la Literatura Fantástica. El también escritor Thomas Wolfe, en una carta a unos amigos, escribió el 14 de mayo de 1930 sobre él: «Vive silencioso en Rapallo, uno de los lugares más bellos del mundo. Ve a poca gente, se queda sentado en la terraza y pinta un poco, lee un poco, pasea un poco y de vez en cuando escribe un poco. Es vago y se esfuerza en no hacer nada. A pesar de ello ha realizado hermosas cosas y además en gran cantidad». Difícil encontrar mejor elogio de un colega.

Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt




Max Beerbohm




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domingo, 2 de agosto de 2015

[Historia] ¡Nunca más!




El buque-escuela chileno "Esmeralda"



"Hoy me apodero de Rusia; ¿qué ropa me pongo?, preguntó la futura Catalina la Grande a su doncella horas antes de asestar el audaz golpe palaciego que le permitió acaparar todo el poder imperial. Seguro que el teniente coronel Antonio Tejero lo tuvo más claro a la hora de elegir su indumentaria para su propio golpe de 1981. En cualquier caso, es evidente que quien va a salvar una patria o adjudicarse un imperio no puede vestirse de cualquier forma. Son ocasiones históricas de gran trascendencia, cuya excepcionalidad exige una cierta prestancia formal. Sin embargo, este detalle fue groseramente ignorado por los oficiales y guardiamarinas del buque escuela Esmeralda de la Armada de Chile en otra ocasión histórica: el golpe pinochetista del 11 de septiembre de 1973. Su forma de salvar a la patria en aquella destacada ocasión consistió en enfundarse las ásperas prendas de faena y dedicarse a golpear, vejar y torturar desde aquel mismo día, a bordo del buque, atracado en el área militar del puerto de Valparaíso, a numerosos detenidos acusados de algún tipo de militancia favorable al Gobierno socialista que aquella misma mañana acababa de ser sangrientamente derrocado". Con esas palabras comenzaba un dramático artículo del investigador y consultor internacional del Instituto Ciencia y Sociedad, Prudencia García, publicado por el diario El País hace ahora siete años con el título de "No pasarán"

Un día antes, el mismo periódico había publicado otro artículo del también escritor chileno Ariel Dorfman, que llevaba el título de "Mi Paulina, mi país", que se iniciaba con estas otras: "Fue en la ciudad de Santiago de Chile y a fines de septiembre de 1973 que conocí a esa mujer. Llegó en su auto a una casa donde yo había estado escondido, uno de los muchos lugares donde me había refugiado después del golpe del 11 de septiembre en que los militares derrocaron al Gobierno democrático de Allende. Nunca me había cruzado con ella antes de esa ocasión y nunca supe su nombre. Sólo importaba que aquella señora era parte de una vasta y clandestina red de hombres y mujeres dedicados a salvar la vida de los adherentes del presidente muerto en La Moneda. Sólo importaba que ella había encontrado a alguien dispuesto a ofrecerme un asilo transitorio. Sólo importaba que los soldados de Pinochet nos matarían si llegaban a capturarnos. Mientras cruzábamos la ciudad infectada de piquetes y fusiles y miedo, sí, en la médula misma de mi perdurable aprehensión, alcancé a pensar en forma absolutamente insólita: oye, esto es como de película, esta escena es como para filmarla. No pude impedir esa idea absurda. Siempre fui un hijo del cine, acostumbrado, como todos los de mi generación, a filtrar cada experiencia por la pantalla celuloide de mi espíritu, tarareando una melodía para acompañar cada acto de la existencia cotidiana, aun en los momentos más íntimos, los momentos más alarmantes. Pero en este caso una voz interior más prudente agregó: sí, como para filmarla, claro que sí, siempre que sobrevivas para contarle al mundo lo que pasó".

Ambos textos recreaban los acontecimientos que sacudieron Chile va a hacer ahora cuarenta y dos años, el 11 de septiembre de 1973, con el golpe de Estado del general Augusto Pinochet y el derrocamiento y muerte violenta del presidente Salvador Allende. El de García se centraba en los episodios de represión que tuvieron como marco y escenario el buque escuela de la armada chilena, el tristemente famoso "Esmeralda". El artículo de Ariel Dorfman rescataba la figura de la mujer que le salvó la vida aquel 11 de septiembre de 1973, primero ocultándole de los soldados, y más tarde facilitándole la huida de Chile. Ariel Dorfman es también el autor de una obra teatral, "La muerte y la doncella", llevada al cine por Roman Polanski con ese mismo título en 1994. En ella se relata la historia de una mujer, casada con un miembro del gobierno chileno encargado de estudiar y revisar todos los casos de desapariciones, torturas y asesinatos llevados a cabo durante la dictadura militar, que una noche recibe en su casa la visita de un hombre, al que casualmente ha conocido e invitado su esposo, y que resulta ser su antiguo torturador durante la represión militar. Casualmente la tenía grabada desde hacía varios meses cuando leí los artículos de García y Dorfman. La vi aquella misma noche. 

Pueden leer ambos artículos en los enlaces de más arriba. Los reproduzco de nuevo en el blog por la proximidad con el aniversario de los acontecimientos que se relatan en ellos, y porque al revisar hoy la entrada he recordado dos hechos que me afectaron profundamente y que guardan relación con las dictaduras chilena y argentina de aquellos fatídicos años. El primero es solo un recuerdo visual de dos imágenes televisivas: una, la victoria electoral de Salvador Allende que cientos de jóvenes chilenos celebran en Santiago, la capital del país, bañándose en las fuentes de la ciudad el 4 de septiembre de 1971; la otra, esos mismos jóvenes con los brazos en alto, tras la nuca, custodiados por soldados uniformados dos años después de las imágenes anteriores. 

El segundo no tiene que ver con Chile, sino con la dictadura militar argentina que asoló el gran país sudamericano entre 1976 y 1983. Ya lo he contado anteriormente pero no me importa repetirme. No recuerdo el año con exactitud, puede que fuera el 85 o 86, en verano. Había ido a Madrid con un compañero de trabajo a una reunión de Comités de Empresa de la compañía para la que ambos trabajábamos. La reunión estaba programada para ese viernes por la tarde, y como habíamos llegado de Las Palmas la noche anterior, teníamos toda la mañana libre. Nos acercamos los dos a visitar el Palacio Real de Madrid a primera hora. Allí, entre el grupo de turistas del que nos tocó formar parte, había dos jóvenes argentinas que estaban de visita en Madrid con las que entablamos conversación. Eran hermanas. La mayor, azafata de las líneas aéreas argentinas; la más joven, estudiante de Derecho. Quedamos para recogerlas por la noche en su hotel, así que cuando terminó nuestra reunión de trabajo fuimos a buscarlas, estuvimos de tapas por el Madrid de los Austrias que tan bien conocía yo, y terminamos en una sala de fiestas de la Gran Vía. A la mañana siguiente, las recogimos de nuevo en su hotel y en un coche que habíamos alquilado para nosotros, fuimos los cuatro a visitar El Escorial, el Palacio de La Granja y Segovia, donde comimos, como no podía ser menos, en El Mesón de Cándido. De vuelta a Madrid esa noche, nos despedíamos de ellas y volábamos a Gran Canaria de madrugada. Nunca volvimos a saber de ellas. Creo que nos dimos nuestras direcciones respectivas, pero ni nosotros las escribimos a ellas, ni ellas a nosotros.

Se estarán preguntando que tiene que ver toda esta historia con las dictaduras militares del cono sur americano de esos años. Lo aclaro enseguida. La más joven de ambas hermanas, la estudiante de Derecho, había trabajado hasta unos meses antes como agente judicial auxiliar en un Juzgado de Buenos Aires. Todo iba a pedir de boca, nos contó. Estaba haciendo lo que le gustaba, y pensaba dedicarse a la judicatura una vez concluyera sus estudios y consiguiera plaza como juez. Esos eran sus planes hasta que, un día, tuvo que acompañar al titular del juzgado en el que trabajaba al levantamiento de una fosa común, producto de la represión militar, recién encontrada. Entre los cadáveres, lo primero que descubrieron fue el de una mujer con un bebé en sus brazos, que aún sujetaba los restos de su muñeca... Nos confesó entre lágrimas que no pudo soportarlo, y menos aun, la idea de tener que repetir la experiencia. Abandonó su trabajo en el juzgado y lo único que quería ahora era terminar sus estudios y dedicarse a la abogacía. Espero que lo consiguiera.

Por supuesto, sobre las fosas por descubrir 80 años después de la guerra civil española, no es necesario hablar. Para el gobierno del partido popular "ese" no es ni será nunca un asunto prioritario. Y la reconciliación definitiva entre españoles sigue esperando.

Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt



Parque de la Memoria, Buenos Aires



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